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La eutanasia (página 3)




Enviado por John



Partes: 1, 2, 3

4.4 EXISTE EL DERECHO A MORIR

La eutanasia,
es el límite considerado de la vida de un paciente en
orden a prevenir posteriores sufrimientos. Es decir, se
entiende como acción u omisión que por su
naturaleza o
en la intención, causa la muerte,
con el fin de eliminar cualquier dolor.

Es bueno detenerse aquí; dado que el debate se
plantea muchas veces con una terminología que oculta el
verdadero carácter del acto. Así, conceptos
como "derecho a disponer de la propia vida", "derecho a una
muerte
digna", "morir con dignidad",
ocultan el intento de dignificar el suicidio y la
participación homicida con el suicida.

La naturaleza con que suele plantearse a la
opinión pública un tema tan complejo, lleva a
dudar del valor real
de las abundantes encuestas a
favor de la eutanasia que utilizan sus partidarios, y cuyo
objetivo es
crear la falsa imagen de una
"amplia demanda
social".

Analizaré a continuación los argumentos
utilizados para su legalización:

  • La primera es la razón de la libertad o
    autonomía: cada persona
    tendría derecho a controlar su cuerpo y su vida
    incluso su muerte.
  • La segunda, afirma que la vida del paciente puede
    carecer de valor según criterios objetivos:
    dolores insoportables, estado
    terminal, como irreversible, senilidad avanzada,
    situación de grave postración física o
    psíquica.

Aquí la elección del paciente puede
ser una confirmación del juicio objetivo, pero en el
caso de que no expresara su parecer el médico o los
familiares pueden interpretar en vez del paciente su supuesto
deseo de no permanecer vivo en tales condiciones.

Por tanto, lo que justifica aquí el homicidio
por piedad no es la voluntad autónoma del paciente,
sino el presunto amor
compasivo del médico. Los médicos nunca deben
provocar la muerte; la medicina
no está para eso, aunque alguna ley lo
permitiera o sea solicitado por el paciente, su familia o un
comité de cuidados hospitalitarios.

Una muerte digna encuentra respuesta, no en la
legalización de la eutanasia, sino en el desarrollo
y difusión de cuidados paliativos, tratando de
eliminar el sufrimiento y no al ser humano que sufre,
compartiendo sus temores e incertidumbres, en la actitud
solidaria de sus familias hasta sus últimos
momentos.

Nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser
humano inocente, sea feto o
embrión, niño o adulto, anciano, enfermo
incurable o agonizante. Nadie, además, puede pedir ese
gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a
su responsabilidad, ni puede consentirlo
explícitamente o implícitamente. Ninguna
autoridad
puede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Se trata
de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un
crimen contra la vida.

  1. ASPECTOS A FAVOR Y EN CONTRA DE LA
    EUTANASIA

4.4.1 ASPECTOS EN CONTRA DE LA
EUTANASIA.-

  • La vida como un derecho propio, al optar por la
    eutanasia, se esta entregando la libertad y al mismo
    tiempo
    acabando con ella.
  • Existe una dificultad de toma de posición
    en el caso de los enfermos mentales.
  • "Mientras hay vida hay esperanza" dice un
    refrán popular, sin embargo, hay que analizar y
    desentrañar aún más el verdadero
    significado de esta frase, alguien podría decir, y
    si al otro día se encuentra la cura contra
    ésta enfermedad.
  • Podrían aumentar el número de
    eliminaciones a débiles y personas subnormales,
    así mismo, aumentarían las presiones sobre el
    ejecutante (medico) del acto por parte de la
    familia.
  • Los mismos ejecutantes podrían ser tomados
    como crueles, lo que puede implicar en una sociedad
    como la nuestra, una pérdida de confianza en la
    persona tratante de mi enfermedad
  • Podrían aumentar el número de
    homicidios con máscara de eutanasia,
    con el sólo fin de cobrar jugosas
    herencias
  • Podría aplicarse la eutanasia sólo
    para surtir el jugoso negocio del tráfico de
    órganos, lo que muestra
    que podrían haber intereses económicos y
    políticos tras su aprobación.
  • Podrían disminuir los recursos
    destinados a la cura de una enfermedad, ya que
    podría salir más económico dejar morir
    a las personas y con ello se disminuye así mismo, el
    esfuerzo de investigación en la
    medicina.
  • Se puede perder la esperanza de vivir, si como
    viejos las personas son dejadas de lado, aisladas en
    asilos, como enfermos pueden ser eliminados
    simplemente.

4.4.2 ASPECTOS A FAVOR DE LA
EUTANASIA.-

  • Tengo un derecho a disponer de mi propia vida, y
    puedo exigir la autonomía como parte integral de la
    dignidad humana y expresión de
    ésta.
  • Una vida en determinadas condiciones es indigna,
    la imagen que proyecto
    ante los seres cercanos o aún en los otros, puede
    ser considerada como humillante e indigna.
  • Aceptar una forma de existencia en circunstancias
    limitadísimas, sacrificando, en cierta forma, a
    parientes y amigos, para no verlos sufrir.
  • Así como se tiene un derecho a vivir con
    dignidad, por qué no tener un derecho a morir
    dignamente.
  • No debe intentarse prolongar la vida cuando
    ésta no se pueda vivir, haciendo del paciente no un
    ser humano, sino un caso clínico interesante (como
    ocurre en los hospitales universitarios
    actualmente)
  • Podría institucionalizarse unos derechos no
    sólo del paciente terminal, sino de la familia en
    sí.

CAPÍTULO V: EUTANASIA Y EL SUICIDIO
ASISTIDO

  1. En el campo de la ética medica, se llama suicidio
    asistido cuando el medico ayuda a que el paciente se
    suicide con el fin de evitarse sufrimiento y
    dolor.

    Consecuencias negativas que la eutanasia y el
    suicidio asistido presenta por ejemplo: la inseguridad personal, el aumento de la violencia y el fraude.

    En algunos países existen grupos
    que enseñan al público como auto eliminarse
    en caso de necesidades, y publican folletos con tal fin.
    Cada día se presentan casos ante la justicia, de personas que por
    compasión han eliminado a un familiar, con el
    propósito de evitarles sufrimientos. Muy comentado
    fue el caso del esposo que, para evitarle dolor, dio
    muerte a su cónyuge quien sufría enfermedad
    de Alzheimer y osteoporosis severa.

    El suicidio es considerado desde la
    antigüedad como una auto liberación, ya que
    el individuo tomaría la
    decisión de manera libre y voluntaria, en las
    mismas circunstancias que podría justificarse la
    eutanasia, es decir, frente a una enfermedad
    incurable, cuyo sufrimiento resulta insoportable, y donde
    la persona conciente tiene pleno conocimiento de su padecer y su
    pronóstico.

    No cabe duda que el suicidio constituye uno de
    los grandes dilemas de la humanidad, tan antiguo como
    ésta, pero la intervención del
    médico en la consumación de este acto
    también es motivo de opiniones encontradas, pues,
    la competencia del médico como
    colaborador técnico (no necesariamente instigador
    como sustentan doctrinarios del derecho) excede los
    estudios y las competencias de cualquier facultad de
    medicina e incluso los códigos de ética profesional.

    El termino se refiere al suicidio en el que la
    muerte del sujeto, aunque ha sido ocasionada por el
    mismo, han intervenido otro u otros
    individuos.

    El primer derecho humano es el derecho a la vida
    de toda persona desde la concepción hasta su
    término de modo natural. Ninguna ideología, ni ningún
    sistema sanitario, pueden convertirse en
    los dueños de la vida de una persona y aplicarles
    la eutanasia activa, la eutanasia pasiva o el suicidio
    asistido.

    Las ideologías de la muerte asistida,
    están empecinadas en convencer a la sociedad
    española de que la vida de un enfermo terminal o
    psíquica y físicamente discapacitado, no
    vale para nada, no tiene ya ninguna utilidad ni sentido, ni futuro, ni
    calidad de
    vida; que es una carga para las familias, que es un
    gasto sanitario absurdo para la sociedad del bienestar, y
    sobre todo, que es inadmisible admitir, ver, palpar,
    compartir y constatar el sufrimiento.

    Las ideologías de la muerte, desprecian a
    las personas que en situación vital grave
    necesitan toda nuestra ayuda para que vivan o mueran con
    dignidad y no se les aplique una muerte provocada. Las
    ideologías de la muerte, son el reflejo de una
    sociedad deshumanizada y con miedo al dolor, al
    sufrimiento y que no sabe ya qué es el
    amor y la misericordia con los más
    débiles y necesitados.

    Es inadmisible que las ideologías de la
    muerte, proclamen el derecho a la muerte asistida, y se
    viole la ley que condena el suicidio asistido, y se
    desprecie a Dios, que es quien ha dado la vida y la
    dignidad a todo ser humano.

    5.1.1 Por su Finalidad

    Eutanasia eugenesia: por razones de
    higiene racial, libera a la sociedad de
    los enfermos que son una carga.

    Eutanasia piadosa: es la que practica con
    el fin de aliviar los dolores y sufrimientos a un
    enfermo.

    5.1.2 Por sus Medios

    Eutanasia activa: es aquella en que el
    agente de manera directa y positiva actúa sobre la
    persona provocándole la muerte. Es considerada por
    la ley como un homicidio culposo.

    Eutanasia pasiva: el agente deja de hacer
    algo que permite proseguir con la vida del paciente. Hay
    omisión al no iniciar o discontinuar una medida
    terapéutica que sostiene la vida.

    5.1.3 Por sus Intenciones

    Eutanasia directa: cuando en la
    intención del agente existe el deseo de provocar
    la muerte directamente del enfermo.

    Eutanasia indirecta: consiste en la
    muerte no querida en su intención que sobreviene a
    causa de los efectos secundarios del tratamiento curativo
    del dolor.

    5.1.4 Por su Voluntariedad

    Eutanasia voluntaria: es la que solicita
    el paciente de palabra o por escrito.

    Eutanasia involuntaria: es la que se
    aplica a los pacientes sin su consentimiento.

  2. El Suicidio Asistido
  3. LEGALIZACIÓN DE LA EUTANASIA Y EL
    SUICIDIO ASISTIDO

Aceptado el derecho a morir cuando a juicio del
propio interesado su vida es intolerable por el sufrimiento,
que la convierte en indigna, cabe plantear si puede hacer
valer ese derecho legalmente. Esto es, reclamar a la
sociedad, al Estado, que lo auxilien para poder
lograr su objetivo.

Esto significa en concreto,
la incorporación de la eutanasia y el suicidio
asistido a las prácticas médicas. El arte de curar
tendrá entonces que ser también el arte de
matar, o de ayudar a morir.

Como se ha expresado antes, la vida es un bien de la
persona que se integra en el círculo de su libertad.
Por lo tanto cada persona particular puede disponer
fácticamente sobre su propia muerte según su
conciencia. Esta disposición de
privarse de la propia vida, es un acto que la ley no
prohíbe –el suicidio no es castigado-. El hecho
de que el suicidio no sea perseguible penalmente no debe
interpretarse como reconocimiento de un derecho subjetivo a
la propia muerte.

El reconocimiento del derecho a la vida tiene un
contenido de protección positivo, de afirmación
que excluye necesariamente el contrario, es decir, el derecho
a la muerte. Si se reconociera el derecho subjetivo a la
muerte, todos, aún los profesionales de la salud, estarían
obligados a respetar la decisión de quienes deciden
concluir con su vida. Todos deberían entonces
abstenerse de evitar un suicidio.

De la misma manera que la autonomía del
paciente, en cuanto facultad de decidir acerca de
tratamientos y actuaciones médicas que afecten a su
propia vida, constituye un derecho de la persona
estrechamente vinculado con los derechos a la integridad
física y la vida, estos mismos derechos marcan los
límites de la autonomía del
paciente que nunca será absoluta, de modo que llegue a
incluir el derecho a prescindir de la propia vida.

El rechazo a un tratamiento es un derecho del
paciente y manifestación de su propia
autonomía, en tanto refleja sus ideas y códigos
morales. Este rechazo puede llevarlo a la muerte, si el
tratamiento es indispensable para mantenerlo con vida. La
vida así mantenida por el tratamiento, puede haberse
tornado incompatible con lo que el paciente entiende es la
dignidad humana. Así es que rechaza una
condición que no tiene otro tratamiento que el que la
perpetúa.

El rechazo de tratamiento se ha reconocido en el
ámbito legal de la Ley del Ejercicio de la Medicina
(17.132), que ordena a los profesionales médicos a
respetar la voluntad del paciente en cuanto a no internarse o
tratarse, salvo las excepciones que se mencionan. En el caso
de los Testigos de Jehová, la Justicia
reconoció el derecho de rechazar la transfusión
sanguínea (Caso Bahamóndez). Asimismo, se
reconoció el derecho de un paciente a rechazar la
amputación de una pierna para salvarle la vida (caso
Parodi), falleciendo como consecuencia su
decisión.

En el caso de rechazo de tratamiento hay una
colisión de derechos entre la autonomía del
paciente y el deber de intervenir para preservar el derecho a
la vida.

El reconocido derecho de un paciente competente a
rechazar un tratamiento, lleva a reflexionar sobre su
relación con el suicidio asistido y la
eutanasia.

El juez Davie Breck (caso Kevorkian), afirma que "si
una persona se puede negar a un tratamiento que le mantenga
con vida, entonces esta persona debiera tener derecho a
insistir en un tratamiento que le cause la muerte con tal que
el médico esté dispuesto a asistir y el
paciente esté lúcido y satisfaga criterios
racionales." Además, "la distinción entre
suicidio asistido y la retirada del apoyo vital es una
distinción sin merito."
Jurídicamente, el consentimiento del interesado
sería ineficaz, desde el momento en que la eutanasia
–como homicidio- y la ayuda al suicidio, son delitos de
orden público, perseguibles por la ley penal, y no
dejan de serlo por la aquiescencia de la víctima. Sin
embargo las leyes penales
pueden modificarse en el sentido de desincriminar
determinadas conductas como las que aquí
comentamos.

La pregunta que debe responderse aquí es
cuál debería ser la conducta
que corresponde a la Sociedad y al Estado cuando un ciudadano
le reclama que intervenga en la producción de su muerte.

En efecto, para poder concretarse el suicidio
asistido o la eutanasia se requiere de un tercero que lo
provea. Se trata de una colisión de derechos, del
sujeto a su propia autonomía personal, y el derecho de
la sociedad de examinar y acceder o no a la solicitud de
quien peticiona su muerte.
Se ha dicho que la decisión de morir pertenece al
ámbito de lo íntimo de cada persona humana. El
grado de libertad con que toma esa decisión, su
competencia, quedará como un misterio de su vida y de
su muerte. Pero desde el momento en que el Estado
es llamado a intervenir, entonces no puede meramente ser el
verdugo, el ejecutor de una decisión que puede ser
consecuencia de una decisión inválida, por
proceder de un sujeto incompetente al que se le reconoce el
derecho subjetivo de morir.

CAPÍTULO
VI: DERECHOS Y NECESIDADES DE LA PERSONA CON ENFERMEDAD
TERMINAL

6.1 DERECHOS DEL ENFERMO MORIBUNDO

Ciertamente. El derecho a una auténtica
muerte digna incluye:

  • El derecho a no sufrir
    inútilmente;
  • El derecho a que se respete la Libertad de su
    conciencia;
  • El derecho a conocer la verdad de su
    situación;
  • El derecho a decidir sobre sí mismo y sobre
    las intervenciones a que se le haya de someter;
  • El derecho a mantener un diálogo confiado con los
    médicos, familiares, amigos y sucesores en el
    trabajo;
  • El derecho a recibir asistencia
    espiritual.

El derecho a no sufrir inútilmente y el
derecho a decidir sobre sí mismo amparan y legitiman
la decisión de renunciar a los remedios excepcionales
en la fase terminal, siempre que tras ellos no se oculte una
voluntad suicida.

6.2 ¿CÓMO SUAVIZAR EL DOLOR DEL
ENFERMO TERMINAL?

Uno de los derechos del enfermo es el de no sufrir
un dolor físico innecesario durante el proceso de
su enfermedad. Pero la experiencia nos muestra que el
enfermo, especialmente el enfermo en fase terminal,
experimenta, además del dolor físico, un
sufrimiento psíquico o moral
intenso, provocado por la colisión entre la proximidad
de la muerte y la esperanza de seguir viviendo que aún
alienta en su interior. La obligación del
médico es suprimir la causa del dolor físico o,
al menos, aliviar sus efectos; pero el ser humano es una
unidad, y al médico y demás personal de
enfermería compete, junto a los
familiares, también la responsabilidad de dar consuelo
moral y psicológico al enfermo que sufre.

Frente al dolor físico, el profesional de la
sanidad ofrece la analgesia; frente a la angustia moral, ha
de ofrecer consuelo y esperanza. La deontología
médica impone, pues, los deberes positivos de aliviar
el sufrimiento físico y moral del moribundo, de
mantener en lo posible la calidad de la
vida que declina, de ser guardián del respeto a
la dignidad de todo ser humano.

6.3 NECESIDADES QUE PRESENTAN LAS PERSONAS
TERMINALES

Son necesidades físicas, psíquicas,
espirituales o religiosas, y sociales.

Las necesidades Físicas derivan de las graves
limitaciones corporales y, sobre todo, del dolor,
especialmente en las muertes por cáncer, donde
éste está presente en el 80 por ciento de los
enfermos
terminales. Con tratamientos adecuados se pueden llegar a
controlar un 95 por ciento de los dolores.

Las necesidades psíquicas son evidentes. El
paciente necesita sentirse seguro,
necesita confiar en el equipo de profesionales que le trata,
tener la seguridad
de una compañía que lo apoye y no lo abandone.
Necesita amar y ser amado, y tiene necesidad de ser
considerado, lo que afianza su autoestima.

Las necesidades espirituales son indudables. El
creyente necesita a Dios. Es una grave irresponsabilidad
civil y política que la atención religiosa de los pacientes no
esté claramente presente en todas las clínicas
e instituciones hospitalarias.

Las necesidades sociales del paciente terminal no
son menos importantes para dar sosiego al penoso trance. La
enfermedad terminal produce a quien la padece y a su familia
unos gastos y
no pocos desajustes familiares. Toda la atención de
los componentes de la unidad familiar se concentra
generalmente en el miembro enfermo y, si la supervivencia se
alarga, el desajuste puede ser duradero. El paciente lo ve y
también lo sufre.

CONCLUSIONES

  1. La Eutanasia es todo acto u omisión
    realizado por personal médico que ocasiona la muerte
    de un ser humano con el fin de evitarle sufrimientos
    insoportables o la prolongación artificial e inhumana
    de su vida.
  2. La vida humana no es para la Iglesia un
    valor absoluto al que todos los demás se deban
    someter; lo que es un valor absoluto para la Iglesia es la
    dignidad de la persona humana, que está hecha a imagen
    y semejanza de Dios. Por eso el arriesgar la propia vida por
    salvar a otros no sólo no son pecado, sino que pueden
    ser algo valioso e incluso moralmente
    obligatorio.
  3. La eutanasia es un problema político; porque
    uno de los deberes primordiales del Estado es el de respetar
    y hacer respetar los derechos fundamentales de la persona, el
    primero de los cuales es el derecho a la vida, y la eutanasia
    no es sino la destrucción de vidas humanas inocentes
    en determinadas condiciones.
  4. La Eutanasia comprende una clasificación por
    su finalidad, por sus medios,
    por su intención, por su voluntariedad y el llamado
    Suicidio Asistido; El termino se refiere al suicidio en el
    que la muerte del sujeto, aunque ha sido ocasionada por el
    mismo, han intervenido otro u otros individuos,
    aconsejándole la manera de llevarlo a cabo, poniendo
    los medios a su disposición y el modo de emplearlos,
    como por ejemplo alguna maquina que introduzca una sustancia
    venenosa en una vena canalizada y cuyo funcionamiento lo
    puede realizar el sujeto suicida.
  5. La eutanasia reconoce la necesidad de agotar todos
    los mecanismos antes de llegar al último recurso. Una
    vez superados todos los medios y la muerte cerebral es
    inevitable o está demostrado, y entonces por lo menos
    se debe permitir una muerte digna. La Eutanasia como
    último recurso, no debería ser negada y
    debería brindarnos la posibilidad de mantener la
    esencia de nuestra propia dignidad.
  6. Creo que la vida es nuestro bien mas preciado y que
    no tenemos derecho a decidir sobre ella, sino en instancias
    importantes, como lo es Dios. Teniendo en cuenta esto
    también se tendría que aceptar nuestro derecho
    de dar término a nuestra propia vida, cuando vivir y
    el no querer que se prolongue el sufrimiento sin posibilidad
    de que este termine.

RECOMENDACIONES

  1. Es preciso evitar dos extremos: la eutanasia, y el
    ensañamiento terapéutico que consiste en todo
    lo contrario, o sea en ciertas intervenciones médicas
    ya no adecuadas a la situación real del enfermo, por
    ser desproporcionadas a los resultados que se podrían
    esperar, o bien, por ser demasiado gravosas para él o
    su familia.
  2. Cuando la muerte es inevitable, se puede
    concientemente renunciar a tratamientos que tan sólo
    prolongarían ya no la vida, sino una dolorosa
    agonía; debe dejarse que la naturaleza siga su proceso
    natural, esto expresa la aceptación de la
    condición humana ante la muerte.
  3. Los católicos tenemos en los Sacramentos
    también el acompañamiento divino y los
    familiares deben procurar a tiempo la visita del sacerdote
    con el Sacramento de la unción de los enfermos, que
    por la acción del Espíritu Santo, proporciona al enfermo
    la Gracia Santificante, paz espiritual, fortaleza cristiana,
    gozo en el Señor, y si Dios quiere, algunas veces, la
    salud.
  4. No es prudente llamar al sacerdote hasta que el
    enfermo esté inconsciente "para que no se asuste",
    siendo una realidad que los Sacramentos ayudan enormemente en
    esos momentos tan difíciles. No es lícito
    privar al moribundo de la conciencia propia sin grave motivo,
    pues ante la muerte los hombres deben estar en condiciones de
    cumplir sus obligaciones morales y familiares y sobre
    todo, prepararse con plena conciencia, al encuentro
    definitivo con Dios.

BIBLIOGRAFÍA –
LINCOGRAFÍA

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  • http://www.aciprensa.com/eutanasia/index.html

ANEXOS

ENTREVISTA A UN
PADRE

¿Qué es para ud. la
Eutanasia?¿Cuál es su opinión personal
frente a ella?

-Es un acto mediante el cual se corta deliberadamente
la vida de una persona. Si me preguntas mi opinión
frente a ella, debo decirte que, claramente, que estoy en
desacuerdo por una razón muy clara también,
pienso que la vida nos ha sido dada, y que no está en la
voluntad del hombre
cometer actos que la limiten, como se dicen muchas cosas
alrededor de la eutanasia, entonces seria bueno que comentemos
sobre el tema.

¿Qué opina de la información brindada por diversos
medios de
comunicación en torno a la
eutanasia?

-Muy mala información, muy confusa, los medios
de comunicación normalmente se confunden al
moverse con gente que no es especialista. Confunden al
público, porque básicamente no hacen la
diferencia entre matar y dejar morir, diciéndolo de
manera resumida, la eutanasia siempre es querer matar. Sin
embargo no se habla de lo que significa dejar morir, los medios
piensan que cuando se deja de prolongar la vida de una persona
se esta provocando la eutanasia, y pues este acto no lo es.
Así, sucesivamente hay problemas alrededor del tema,
cuestión de valores,
etc.

Si una persona deja un documento que estipule su
deseo de morir ¿Cree que seria valido aplicar la
eutanasia?

  • Nunca, ni la ley ni lo que llevamos como moral
    permiten la eutanasia. La eutanasia es,
    filosóficamente, un acto positivo, es la
    comisión de un acto que se realiza para producir la
    muerte. Entonces, si se desea morir, el culpable es aquel
    que cumple dicho acto, lo señala la ley, es un
    asesinato.

Frente a la aparición de la eutanasia, y
la creciente aceptación de esta ¿Qué
opciones piensa tomar la iglesia?

-Mira, la Iglesia no es que adopte tomar unas medidas
distintas a las que a echo siempre, la Iglesia a defendido la
vida desde la concepción hasta la muerte, entonces de la
misma manera que yo, siguiendo las enseñanzas de la
iglesia, defiendo el derecho a la vida, también defiendo
el derecho que existe en las personas a la muerte, que no esta
ahora en las propias manos, sino el derecho a morir
dignamente.

¿Está de acuerdo la Iglesia con la
aplicación de la eutanasia? si la respuesta es
afirmativa,¿bajo que casos se
contempla?

– Me gusta que lo preguntes así porque en
realidad hay que hacer la afirmación clara, la iglesia
no esta a favor de la aplicación de la eutanasia,
entonces, bajo estrictamente ningún caso contempla como
aceptable la eutanasia.

¿Existen un documento que haya propalado
la Iglesia que los católicos deben adoptar sobre la
visión de aplicar o no la eutanasia? Si se dio el caso
¿En qué consiste?

– Se que debe haber documentos que
hacen referencia, pero no he manejado el tema suficientemente.
Hay una serie de documentos, como el magisterio ordinario de la
iglesia, de los papas, de diversas instancias de la iglesia,
pero no te los puedo citar.

¿Existe alguna pena o sanción que
la iglesia aplique aquellos que contribuyan o cometan
eutanasia?¿Cuál es esta?

– Mira, hay un mandamiento que habla de "no matar".
Aquella persona que mate, entonces esta pecando contra el
mandamiento directo.

Actualmente se a incrementado la
clonación en nuestro medio, donde se puede alargar
la vida por medios artificiales ¿Cuál es la
postura que la iglesia toma frente a esta innovación
tecnológica?

– La iglesia acepta todo lo que es avance de las
ciencias,
ese es un primero punto. Un segundo punto, en la enseñanza tradicional de la iglesia se
hace una diferencia entre los medios ordinarios y los medios
extraordinarios para conservar la vida de las personas;
entonces, la enseñanza de la iglesia habla de
cómo un cristiano esta obligado moralmente a aplicar los
medios que son ordinarios para mantener, conservar, defender la
vida de una persona, mas no tiene ninguna obligación de
aplicar los medios extraordinarios. Entonces, vamos a poner el
caso de que tengamos una persona que, para vivir, tiene que
tomar una pastilla, ese es un medio ordinario, estamos
obligados a poner esos medios , porque están al alcance.
Pero, si a mi me dicen digamos, que una persona muy intima,
para poder sanarse, tiene que ir a un hospital que queda en
Noruega, donde posiblemente le van a salvar la vida, dime,
¿Es ese acaso un medio ordinario? ¿Estoy
moralmente obligado a viajar hasta Noruega para salvar su
vida?, conseguir prestamos, vender bienes,
poner en peligro la vida de toda mi familia, etc. Bueno, eso ya
seria un medio extraordinario al que no estoy obligado.
Entonces, hay una gamma de posibilidades en ambas posturas.
Ahora, quiero decirte algo mas claro todavía. Yo he
tenido que vivir de cerca muchos casos ya, donde se debe de
decidir si se prolonga la vida de una persona que no tiene
respiración autónoma, no tiene un
encefalograma plano, y que no tiene esperanzas de que esa
persona se mejore, no tiene conciencia ni voluntad, y esta
obligado a tener esa vida indefinidamente, mi respuesta es no,
y estoy siguiendo la enseñanza de la iglesia y las
aplicaciones practicas que tiene la iglesia en el desarrollo de
la moral y
no estoy obligado a mantener una vida durante muchos
años. Imagínate que a todas las personas, en vez
de llevarlas al cementerio, las tengamos en estado de
hibernación, haber si dentro de doscientos o quinientos
años las pueden recuperar, llegamos a un punto que ya es
absurdo, y la injusticia de aquellos que defienden la
eutanasia, que dicen "una persona no puede sufrir". Aceptar la
eutanasia es ponernos al borde de decir: están enfermos,
hay que matarlos; están viejos, hay que matarlos; son
retrasados o discapacitados, hay que matarlos, y terminaremos
diciendo que si son feos, hay que matarlos, que si son de una
raza "inferior" hay que matarlos. Si no somos muy claros en la
defensa de los principios, terminaremos llegando a situaciones
absurdas, pero también tenemos que tener en cuenta las
decisiones, que deben de aceptarse, con la responsabilidad
propia de quien debe de tomarlas.

¿Cuál debe de ser la
posición de un católico frente a una enfermedad
terminal o a un impedimento físico?

– No hay que confundir ambos conceptos. Enfermedad
terminal es lo siguiente: cuando yo ví que mi madre
moría, solo debía permanecer paciente y aceptar
la muerte de mi madre, y no lo prolongue la vida unas horas, o
unos días, diciéndome "Bueno Enrique, puedes
hacer que viva unos meses más" y yo dije "¿Para
qué?" Dejemos que la naturaleza siga su proceso y que
termine su vida en paz. Ahora volvamos a lo del impedimento
físico, acaso si un niño nació con una
pierna ¿Hay que matarlo? O acaso, ¿Los niños
nacidos con deformaciones deben de matarse?, pues no. La
iglesia, vuelvo a repetir, debe optar por la defensa de la
vida, esto es un problema ético.

ENTREVISTA A UN
MÉDICO

En el colectivo médico se ha argumentado que
el papel del médico es curar, alargar la vida del
enfermo, y que por eso la eutanasia es completamente opuesta a
los objetivos de la medicina. ¿Cuál es su
opinión al respecto?

El médico se encuentra en una disyuntiva: por
un lado, el objetivo fundamental es tratar la enfermedad y
evitar la muerte. Pero otro de los objetivos del médico
es aliviar los sufrimientos del paciente. Cuando la
prolongación de la vida comporta una prolongación
del sufrimiento, te encuentras ante una controversia personal,
en la que te acometen toda una serie de dudas respecto a tu
conciencia personal, profesional y social, con todas las
atribuciones éticas, religiosas… Por eso creo que
hablar de eutanasia sin haber tratado pacientes
teóricamente tributarios de la petición de
eutanasia es muy difícil.

Entonces es difícil que haya una actitud
corporativista respecto al tema de la eutanasia.

Bajo mi punto de vista es difícil definirse a
favor o en contra de la eutanasia de una manera
genérica. Ahora mismo yo no sé si soy una persona
pro o contra eutanasia. Yo sé qué haría en
cada caso, y en determinados casos sé que tomaría
una actitud eutanásica. Además creo que en esto
hay una actitud muy hipócrita, porque oyes: "Yo no estoy
a favor de la eutanasia", pero en cualquier hospital se
está aplicando eutanasia cada día. Continuamente
hay un proceso de selección de pacientes, de terapias…
Sin embargo, también veo que hay que diferenciar entre
el enfermo terminal y el individuo que no está enfermo,
pero que no está de acuerdo con su situación y
quiere que tú le administres ese final de vida. Ambos
casos son muy diferentes y me imagino que el grueso de los
médicos plantearía respuestas muy diferentes en
una situación y en la otra.

Respecto a la disyuntiva entre la
prolongación de la vida y la del sufrimiento,
¿habría quizá que redefinir o replantearse
los objetivos de la medicina?

Uno de los puntos clave a reivindicar y a recordar en
el colectivo médico es el aspecto humanístico y
humano de la profesión. A veces lo que se busca en la
medicina son trofeos y récords y se olvida un poco la
realidad humana del paciente. Creo que son temas esenciales que
se deben reivindicar cada cierto tiempo. Es decir, a la hora de
tomar decisiones terapéuticas no pensar sólo en
la TAC (tomografía axial computerizada) o en la
resonancia magnética, sino en solucionarle el aspecto
humano al paciente, que es lo que realmente importa.

Cuando el alargamiento de la vida del paciente no
va acompañado de una buena calidad de vida, se habla de
ensañamiento terapéutico, pero los
médicos se quejan que desde la realidad del día a
día de un hospital es difícil tomar este tipo de
decisiones.

Es muy difícil decidir por que intervienen
factores de todo tipo. Por ejemplo, frente a un paciente con
una enfermedad incurable, el médico se plantea aplicar
una terapia determinada, porque intentarlo es una forma de
progreso médico. Pero este tratamiento quizá
deteriora el patrimonio
principal que tiene ese paciente, que son sus 3, 4 o 5 meses de
vida, con su familia, en unas condiciones aceptables de calidad
de vida. Entonces ¿hasta qué punto se le debe
tratar? Está claro que se debe preservar la calidad de
vida, pero también está claro que se tiene que ir
progresando en la utilización de terapias, porque, si
no, se va a estancar el progreso de lucha contra esa
enfermedad. Nuestra actitud es una actitud equilibrada en la
que, desde luego, intentamos preservar la calidad de vida. Por
otro lado, tenemos el aspecto legal del tema: dejar de tratar a
un enfermo puede traer unas connotaciones legales negativas.
Además, progresivamente estamos entrando en una dinámica de una cierta medicina
defensiva, en la que tienes que tener elementos que te
justifiquen delante de la justicia.

Entonces quizá sería de ayuda algo
parecido a unas guías de práctica clínica
consensuadas que marquen unos caminos
preestablecidos…

Sí, hay un énfasis importante para
intentar protocolizar la práctica médica. En
muchos hospitales se actúa frente al paciente siguiendo
unos patrones concretos. El objetivo de esto es intentar que la
calidad de asistencia al paciente sea lo mejor posible, y
también la medida ofrece esta otra vertiente de
cobertura legal. Sin duda, una de las características de
la medicina del siglo XXI va a ser la protocolización de
la medicina. No obstante, entre los médicos hay un dicho
que dice que la habilidad de un médico consiste en saber
distinguir cuándo seguir el protocolo y
cuándo es mejor obviarlo.

Parece que se está produciendo un cambio en la
relación médico/paciente. De un enfoque basado en
el principio de beneficencia se está pasando a reconocer
el derecho del paciente a decidir sobre sus propios
tratamientos. En este contexto el testamento vital se
apunta como instrumento facilitador para que se cumpla la
voluntad del paciente.

Estoy completamente de acuerdo en que se regulen
documentos como el testamento vital, con los que se
reafirma el principio de independencia, de autodecisión que tiene
por definición el ser humano, el ser libre. En
definitiva, parece lógico instrumentalizar este tipo de
decisiones en una sociedad que pretende preservar este
principio de libertad. Yo creo que éste es un tema de
regulación. El médico está en contacto con
el problema, lo ve, lo siente, y como persona implicada quiere
una reglamentación.

¿Qué características
debería tener el testamento vital para optimizar
su función?

En España hay una tradición similar al
testamento vital, y que nos puede servir como modelo, que
es la donación de órganos. En realidad es algo
muy parecido a un testamento vital: la gente expresa
previamente lo que quiere hacer en el caso de que llegue la
situación en que pueda ser donante. Nosotros nos
encontramos con estas situaciones muy a menudo y vemos que la
gente sabe lo que quiere en este aspecto. Además en
nuestra sociedad, en nuestra cultura, es
muy habitual que la gente piense qué quiere que se haga
cuando él muera (qué tipo de entierro, qué
hacer con los bienes materiales…), por lo que ya existe una
tradición en este aspecto.

¿Cuáles son los pacientes con los que
se ha tenido que enfrentar más a menudo con situaciones
de petición de eutanasia?

Probablemente el enfermo con dolor crónico
intratable: pacientes en los que las medidas de analgesia no
son suficientes. Determinados tratamientos comportan bastante
riesgo para
la vida del enfermo por esta razón, en situaciones
normales no se deben utilizar, pero en los pacientes con dolor
crónico creo que se puede asumir este riesgo extra,
teniendo en cuenta que el objetivo esencial es evitar que el
paciente sufra. Creo que no se plantea aquí darle la
inyección letal a un enfermo en un día
determinado a una hora determinada, sino utilizar diferentes
grados de tratamiento que, llegados a su punto máximo,
exigen asumir una mortalidad elevada. Hay una cierta
hipocresía dentro de la profesión de no querer
asumir esta situación como real.

Se ha dicho que con una cobertura total de la
medicina paliativa y una buena red de atención
psíquica, física y social no tendría
sentido hablar de eutanasia por que las demandas
prácticamente desaparecerían. Pero también
existe la posición de que ambas cosas no se excluyen
sino que son complementarias. ¿Cuál es su
opinión al respecto?

No se puede generalizar porque siempre habrá
casos excepcionales, por lo que probablemente hay una necesidad
de analizar caso por caso. Pero creo que en la mayoría
de las situaciones, que se corresponden con un enfermo terminal
que lo está pasando mal, si se aplica una medicina
paliativa en toda su extensión, la eutanasia no
debería plantearse, porque los cuidados paliativos
asumirían estos tratamientos más agresivos con la
vida del enfermo.

Se ha hablado mucho de la progresiva, quizás
excesiva medicalización de la vida y de la muerte, y se
ha argumentado que el médico no tiene porqué ser
un agente esencial en el proceso eutanásico.
¿Cuál cree usted que es el papel del
médico?

Creo que la vida y la muerte están en manos de
las ciencias médicas. Le guste o no le guste, y creo que
éste es un tema muy hipócrita, el médico
tiene que ver con la muerte, porque no se pueden separar el uno
de la otra. Como médico debes formarte para afrontar la
muerte de los demás de una forma científica,
reglada. Pienso que sería peligroso desmedicalizar este
tipo de actuaciones. Sería algo bastante aberrante que
ahora aparecieran unos profesionales de la
eutanasia.

ENCUESTA

1. – Jóvenes:

Por ejemplo el siguiente cuadro muestra cómo es
la opinión del público joven, ya que estos
oscilan entre los 17 y 25 años.

En ellos se puede apreciar una opinión
más flexible frente a la eutanasia, la mitad de los
entrevistados cree que es correcta la aplicación de esta
y esto se debe a muchos factores: uno de ellos es el tipo de
educación que han recibido, es más
abierta hacia el mundo actual, no está llena de
prejuicios ni tabúes como en siglos pasados.

En este cuadro, podemos observar la opinión de
los jóvenes con respecto a la eutanasia. El 50% de los
encuestados muestra su acuerdo frente al tema planteado. Sin
embargo, del otro 50%, treinta están en desacuerdo y un
veinticinco por ciento no opina.

En este cuadro podemos apreciar que los jóvenes
tienen una opinión muy dividida ya que un porcentaje
considerable no sabe qué opinión tener respecto a
la aplicación de la eutanasia mientras que otros creen
que su aplicación no se debería dar.

Al parecer esta confusión se da por que estos
no tienen los conceptos claros con respecto a este tema o
confunden como en que casos se deben dar. El cuadro muestra un
40% de desacuerdo frente a la aplicación de la eutanasia
en pacientes terminales. Mas aun, un 40% se inclina por no
opinar y un 20% muestra una posición
afirmativa.

En este cuadro podemos apreciar que a los
jóvenes no les importa mucho lo religioso frente a este
tema , sin embargo les importa como la gente aprecia lo que
ellos piensan.

Además, a ellos no les preocupa el aspecto
económico porque no son los que se responsabilizan de
los ingresos de la
familia ,por ende si un familiar estuviera enfermo a ellos les
afectaría mucho menos en el plano económico que a
los demás.

Mediante este cuadro, podemos observar los aspectos
que influyen en la opinión de los jóvenes con
respecto a la eutanasia. El 65% optó por el aspecto
moral, en un 15% influye el aspecto religioso, solo un 5 % se
inclinó por el aspecto económico. Igualmente, un
5 % opto por el aspecto legal y, finalmente, un 10 %
seleccionó "otros".

En este cuadro podemos apreciar que un porcentaje alto
de jóvenes está de acuerdo con la
legalización de la eutanasia. Asumimos que esta postura
se debe a que la mayoría de jóvenes, siempre
tiende a contradecir a las personas conservadoras, ya que ellos
no asumen estar bajo su "dominio".

Sobre la legalización de la eutanasia, los
jóvenes respondieron lo siguiente: el 40% de los
encuestados se muestran a favor, un 35% esta en desacuerdo y un
25 % no sabe/ no opina.

Este cuadro muestra cómo los jóvenes
no tienen una clara posición con respecto al tema
planteado. Al tratarse de otras personas, ellos están a
favor, sin embargo, cuando se trata de ellos mismos, dudan y
ponen en tela de juicio sus valores y su forma de
pensar.

En este cuadro se muestra la posición que
tomarían los jóvenes si se encontraran en una
situación en la que se recurriría a la eutanasia.
Un 35% se muestra a favor, mientras que un 25% se muestra en
contra. Sin embargo, la mayoría ( 40%) no sabe/ no
opina.

2. – Adultos:

En este cuadro podemos apreciar, que las personas que
fueron encuestadas (adultos entre los 30 y 45 años)
tienen una tendencia negativa frente a la aceptación de
la eutanasia; asumimos que la posición que tienen frente
a este tema no es por falta de conocimiento sino por que ellos
son personas que han sido creadas de diferente manera, con una
concepción sobre la vida y la muerte un tanto
retrógrada.

En este cuadro, podemos observar la opinión de
los adultos con respecto a la eutanasia. El 18% de los
encuestados muestra su acuerdo frente al tema planteado. Sin
embargo, un 73% está en desacuerdo y un 9% no opina.
Esto se debe a que los adultos tienen una mentalidad más
conservadora en comparación los
jóvenes.

Con respecto a las personas longevas (de 50
años a más) muestran una opinión
más marcada el 80% de ellas esta en desacuerdo con la
eutanasia y es por la forma que tienen de ver el mundo, pues
suponen que en su vejez nada
es mas importante que la muerte, ya que ellos ya vivieron todo
lo que tenían que vivir la muerte es un suceso
trascendental para ellos, además en ellos intervienen de
una manera muy fuerte conceptos como muerte y vida que se basan
de acuerdo a la religión y a
los valores
impuestos
por la sociedad.

El cuadro muestra un 9% de desacuerdo frente a la
aplicación de la eutanasia en pacientes terminales. Mas
aun, un 64% se inclina por no opinar y un 27% muestra una
posición afirmativa.

Aquí podemos apreciar que el aspecto religioso
prima en la opinión de los adultos , ya sea por la forma
en que fueron educados o cómo era abordado este tema en
la época en la que se desarrollaron.

A pesar de que estas personas viven en pleno siglo XXI
no podemos evitar apreciar que los avances
tecnológicos impidan la forma de ver el modo de
acuerdo con épocas pasadas.

Mediante este cuadro, podemos observar los aspectos
que influyen en la opinión de los adultos con respecto a
la eutanasia. El 25% optó por el aspecto moral, en un
35% influye el aspecto religioso, solo un 5 % se inclinó
por el aspecto económico. Igualmente, un 20 %
optó por el aspecto legal y, finalmente, un 15 %
selecciono "otros".

Sobre la legalización de la eutanasia, los
adultos respondieron lo siguiente: el 15% de los encuestados se
muestran a favor, un 60% esta en desacuerdo y un 25 % no sabe/
no opina. Esto se debe a varios factores, uno de ellos es
la
educación conservadora recibido por los encuestados
y el concepto de
vida que pueden tener.

Aquí podemos apreciar que loa adultos no
están de acuerdo con la aplicación

de la eutanasia en ellos mismos, esto puede deberse a
que temen más la muerte que el sufrimiento
terrenal.

En este cuadro se muestra la posición que
tomarían los adultos si se encontraran en una
situación en la que se recurriría a la eutanasia.
Un 10% se muestra a favor, mientras que un 65% se muestra en
contra. Sin embargo, el 25% de los encuestados no sabe/ no
opina.

3. – Ancianos:

En este cuadro podemos apreciar que los jóvenes
tienen una opinión muy dividida ya que un porcentaje
considerable no sabe qué opinión tener respecto a
la aplicación de la eutanasia mientras que otros creen
que su aplicación no se debería dar.

Al parecer esta confusión se da por que estos
no tienen los conceptos claros con respecto a este tema o
confunden como en que casos se deben dar.

El 15% de los encuestados muestra su acuerdo frente al
tema planteado. Sin embargo, un 80% está en desacuerdo y
un 5% no opina. Esto se debe a que los ancianos tienen al igual
que los adultos una mente y forma de actuar
conservadoras.

Cuando analizamos que opinión tienen los
adultos en torno a este tema podemos apreciar que un 64% de
estos prefiere no opinar sobre este tema, ya que al parecer van
a cambiar de opinión con el transcurso de los
años o no están completamente informados sobre
este tema.

El cuadro muestra un 15% de desacuerdo frente a la
aplicación de la eutanasia en pacientes terminales. Mas
aun, un 10% se inclina por no opinar y un 75% muestra una
posición afirmativa.

En este cuadro se puede apreciar que los ancianos
están influidos por la religión ya que la
época en la que se criaron esta doctrina se
difundía con mayor fuerza. En
las escuelas, se valían de los valores religiosos para
educar a los alumnos, por este motivo las personas de la
tercera edad toman una actitud mas intransigente frente a estos
temas.

Mediante este cuadro, podemos observar los aspectos
que influyen en la opinión de los ancianos con respecto
a la eutanasia.

El 25% optó por el aspecto moral, en un 50%
influye el aspecto religioso, nadie se inclinó por el
aspecto económico. Igualmente, un 5% optó por el
aspecto legal y, finalmente, un 20 % selecciono
"otros".

Aquí se muestra que la mayoría de los
ancianos tienen una predisposición a rechazar la
eutanasia como parte de su vida, ya que ellos se encuentran
proclives a la muerte y esperan que esta venga de forma natural
y no artificial.

Sobre la legalización de la eutanasia, los
ancianos respondieron lo siguiente: el 10% de los encuestados
se muestran a favor, un 75% esta en desacuerdo y un 15 % no
sabe/ no opina.

En este cuadro se muestra la posición que
tomarían los ancianos si se encontraran en una
situación en la que se recurriría a la
eutanasia.

Un 10% se muestra a favor, mientras que un 85% se
muestra en contra. Sin embargo, el 5% de los encuestados no
sabe/ no opina.

DEDICATORIA

A todas los personas que sufren, por la desgracia de
tener un ser querido en un estado deplorable, y a ellos mismos
quienes también sufren al verlos. Invitándolos de
este modo a reflexionar y a recapacitar con respecto a esta
precipitada decisión, porque los años de
sufrimiento realmente valen la pena si hay una eternidad
mejor.

AGRADECIMIENTO

A DIOS:

Por haber sido nuestro guía incansable desde el
principio hasta el término de esta monografía.

A NUESTROS PADRES:

Quienes tuvieron paciencia para brindarnos permiso
para las reuniones de trabajo y
la amabilidad de recibirnos en sus casas.

A NUESTRA PROFESORA:

Por ser quien nos orientó a
adentrarnos en este tema y por ser guía en cada uno
de los aspectos a través de este ciclo.

John

Partes: 1, 2, 3
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