Indice
1.
Introducción.
2. Superando
complejos.
3. Encendiendo luces / incendiando
oscuridades.
4. Cuestiones Candentes
I
5. Cuestiones Candentes
II
6. Cuestiones Candentes
III
7. Conclusión
1. Introducción.
¿Qué es la Enfermería? ¿Qué
debería ser la Licenciatura en Enfermería?
Llegar a una definición de la Enfermería en
España,
cuando se plantea todavía su constitución curricular, no es
fácil. Intentar hacerlo es desafiante.
No es una ciencia,
tampoco es un compendio de opiniones, de saberes, ni siquiera de
conocimientos disciplinares. La Enfermería no es una
actitud o un
rol a jugar en un determinado ámbito, no es el colgajo
vergonzante que cumple funciones
delegadas de otras profesiones. Nada de eso es, exclusivamente,
esta antigua profesión. Al menos nada de eso
debería admitir ser.
La Enfermería constituye un sistema que
implica lo anterior, pero que no obvia su necesaria referencia en
la práctica desde una óptica
determinada. Es decir, constituye un conjunto de conocimientos
epistémicos (con la validez de cualquier otra disciplina
universitaria) y una práctica dirigida desde una mirada
particular: Un saber que se hace, una actividad que se gesta
intelectivamente.
En este mundo nuestro en el que la Verdad se encuentra tan
devaluada. En un ámbito en el que la tolerancia,
vivida desde las categorías de la indiferencia, hace
complicado dar definiciones universales parece que nadie desea
lanzarse a dar una definición explícita de la
Enfermería. Se queda en la urdimbre de lo accesorio antes
que enmarañarse en la raíz cierta de la
Enfermería: Se habla del rol de Enfermería, de sus
funciones, de los modelos en los
que puede apoyarse; se internan los manuales en
concepciones subordinadas a modelos de Enfermería
específicos (según Peplau, Orlando, Levine, Rogers,
Johnson, Orem, King, Roy, etc…) Y quedamos en ello en una
tipología que adolece de un centro universal de qué
es la Enfermería.
Afortunadamente los objetivos de
este trabajo me obligan a dejar este asunto irresuelto, aunque se
pueden intuir algunas de mis conclusiones al respecto. La
razón es que vamos a situar a la profesión y esto
es ya abrirse a la posibilidad de una definición
explícita. Los veremos.
Al pie de este callejón (con salidas, siempre las
ahí aquende la muerte)
respirando los sinsabores de una consideración del
paciente como ser bio-psico-social se nos ofrece hoy la
posibilidad, por vez primera, de convertir la Enfermería
en una Licenciatura. Desgraciadamente, como veremos, nos dejan
ser licenciados, pero no licenciados en Enfermería. Es una
triste paradoja que encierra aquello de remendar un roto con un
descosido. Pues, ¿es la Enfermería una "ciencia de
la salud"?
¿es la enfermería una ciencia humana?
¿cuál ha de ser el trabajo del
enfermero? ¿Adónde dirige sus cuidados? ¿por
qué la Enfermería ha de entrar en consideraciones
filosóficas e incluso en la raigambre de la
diferenciación entra causa y motivación?
Estas y otras preguntas nos guiarán en nuestro desarrollo.
Resumamos lo dicho:
1)La Enfermería es, formalmente, un saber que se hace
práctica con una determinada óptica.
2)En cuanto a contenidos, su definición es, cuanto menos,
compleja de aprehender.
3)El tipo de saber que es y el tipo de saber que debería
constituir son las premisas ineludibles para constituir la
Licenciatura de Enfermería. No se trata de intentar
acceder A TODA COSTA a la licenciatura, sino de conseguir
desarrollar nuestra profesión para promover unos mejores
cuidados al paciente.
4)La estipulación del sitio de la Enfermería en
nuestra sociedad unido a
los vericuetos que exigen su ampliación de conocimientos
(es decir, la posibilidad de crear la Licenciatura) de be ser el
motor que nos
conduzca por las implicaturas de una Licenciatura en Ciencias de la
Salud como opuesta a lo que enfermería está
luchando en el ámbito administrativo y legal.
Cuando entré en primero en la Escuela
Universitaria de Enfermería una desazón calcinaba
desde el primer momento mi ánimo. Me dio la
impresión de que se establecía una especie de
complejo de inferioridad en la carrera con respecto a su hermano
mayor, el ilustre médico: Si ellos tenían cinco
horas de prácticas nosotros diez, si ellos diez nosotros
veinte, si ellos tenían sus estudios específicos a
nosotros nos machacaban el papel
independiente del paciente, el de dependencia quedaba orillado.
Lo relevante era ser Enfermero, desligado del médico, con
funciones PROPIAS. Las valoraciones de enfermería eran
prodigadas entre clase y clase, y por supuesto en medio de
ellas.
Enfermería había dejado de ser dependiente de los
médicos, ya no éramos auxiliares de lo
médicos sino profesionales sanitarios en igualdad de
condiciones con ellos. En algunas clases, y más en algunos
profesionales que conocí restalló, en alguna
ocasión, aquello de que el paciente no es del
médico, sino MÍO (la gravedad de la estupidez que
jalona todos los estratos de la vida). Sin duda alguna constituye
estas posturas un claro atisbo de un sentimiento de inferioridad
de algunas personas, no de la profesión ni de todos los
profesionales, de tener que vocear que la Enfermería ha
claudicado en su papel de "sierva" de la Medicina.
Aún recuerdo un funesto episodio en segundo…
dejémoslo, la Enfermería no debe ser tolerante con
la medianía de casos particulares.
El paciente no es de nadie: Nadie puede decirte que para hablar
con un ingresado TIENES que hablar antes con su enfermera y
obviar la opinión del médico. No, señora. Es
necesario hablar con los profesionales que estén a su
cuidado. Según el problema a tratar será más
conveniente dirigirse a uno u a otro profesional. Porque la
respuesta define SIEMPRE su contenido por la pregunta. No
entiende de cargos ni de complejos. Por eso, el paciente no es
una pertenencia, sino una persona.
Espero que estas situaciones terminen para siempre.
¿Cómo? Teniendo claras las funciones de la
Enfermería y su delimitación específica.
Creo que, a veces, todo esto no es sino fruto de una falta de
formación y análisis pausado de lo que se está
haciendo, o de A QUIÉN se le está ofreciendo un
servicio
público o privado.
La Medicina y la Enfermería comparten un mismo objeto
(sujeto, lo matizamos más tarde), sin embargo sus
ópticas son distintas.
Y ¿cuáles son éstas
perspectivas diferenciadas?
3. Encendiendo luces / incendiando
oscuridades.
La selección
epistemológica de la Enfermería y la Medicina.
Un apunte inicial.
La Enfermería, como ciencia, es la parte intelectiva que
vehicula la práctica de la profesión. Es una de las
dos cargas que contrapesa la balanza de nuestra labor.
La ciencia
enfermera depende del objeto que analiza así como de la
perspectiva desde la que analiza al objeto: Una manzana
será estudiada por un especialista en nutrición desde sus
cualidades nutritivas, por un metafísico desde la
consideración de su verdad de existencia, y por un artista
desde las posibilidades creativas que le sugieren. En los tres
casos el objeto es el mismo. ¿Qué cambia? La
óptica.
La ciencia enfermera, traza sus fronteras desde la forma
específica de ver a ese objeto. Desde ahí hace su
selección epistemológica. Fragua, así, el
lado de la teoría
en que se va a posicionar para conocer.
El
conocimiento humano, dice el profesor Queraltó Moreno,
es indefinido. No por ello es infinito. Esto provoca que cada
cual ha de estudiar la realidad, el objeto científico,
desde una perspectiva específica. Nadie puede llegar a un
conocimiento
absoluto sobre su objeto y es por ello que el conocimiento humano
se configura para que cada disciplina posea un acceso
específico al objeto. Esto configura la selección
epistemológica de cada ciencia particular. También
la Enfermería tiene la suya.
¿Y dónde lo hace?, ¿qué quiere
conocer la Enfermería? Al paciente, o mejor al ser humano
en tanto en cuanto persona que adolece de una enfermedad o es
proclive a padecerla.
Si comparamos lo anterior con la Medicina, podemos columbrar dos
visiones:
1)La reducción epistémica de la Medicina nos
conduce a un organismo humano que es un compendio
biológico en interacción con el medio. Esta
relación lo puede llevar a padecer una serie de enfermedades. EL
médico mediante una metodología diagnóstica define
qué es lo que no funciona bien y promueve una
curación (En general mediante química) del
desarreglo. El ser humano es entendido como pura biología a curar.
2)Para la enfermería el ser humano es una entidad que
comprende lo biológico, lo psicológico y lo social.
Como me enseñaron en la carrera es un ser
bio-psico-social. Esta sería la reducción de la
Enfermería. Por el momento…
Concluimos:
– Ninguna de las dos concepciones es completa, ninguna llega al
objeto por completo.
– Realmente no se busca llegar a este conocimiento total. Ambas
disciplinas cumplirán su papel si cumplen los fines
teóricos y pragmáticos que le son encomendados
desde sus propias perspectivas.
– La definición de los fines de las disciplinas no implica
jerarquización alguna. La mediocridad estará no en
la valoración de los objetivos, sino en el incumplimiento
de los fines perseguidos. Así, un enfermero que intentase
llevar a cabo una operación sería un mal enfermero,
aparte de probablemente un criminal. Igualmente un médico
que buscase realizar un plan de cuidados
de un paciente no estaría cumpliendo su misión y
sería objeto de apertura de expediente disciplinario.
El único problema que veo aquí es el reduccionismo
de la Enfermería en la consideración del paciente.
Quizá halla de criticarse lo mismo en Medicina, en
cualquier caso no soy médico y no me considero con
suficientes conocimientos para decir lo propio en aquesta
disciplina.
Veamos la razón de esta reflexión.
Persona Quejosa, Herida Dolorosa
Todo aquello que hable de ciencia en el mundo del conocimiento
nos remite inexorablemente a la necesidad de un objeto que la
respalde: El objeto científico. La ciencia tiene como
misión quedarse en su propia selección y
perspectiva epistemológica y, desde allí, definir
qué esta viendo. Como vimos la manzana no es la misma para
el artista, que para el especialista en nutrición o el
metafísico. Ni siquiera para nosotros que, probablemente,
la veamos como elemento que clama un "¡cómeme!"
hacia las tres de la tarde.
Ahora bien. La ciencia queda ahí. En la
consideración OBJETUAL de la manzana. Cuando se opera a un
paciente se le tapa totalmente para obviar su carácter
de personalidad.
No interesa que el paciente se queje (¡qué
desbarajuste en el quirófano si ocurriese esto!).
Simplemente es algo que ha de responder conforme a una serie de
parámetros fisiológicos, anatómicos,
bioquímicos, etc…
La estulticia asola a aquellos enfermeros que crean que su
misión es parecida a esta: hacer cuatro curas por la
mañana, entregar ocho medicamentos y revisar que los
auxiliares cubran las necesidades de lavado del paciente u
semejantes de su cuerpo. Esa fue la misión de los A.T.S.
Eran Auxiliares Técnicos Sanitarios. Es decir unos
técnicos y por lo tanto nadie debería criticarles
que no se "ocupen de sus pacientes". El A.T.S. no ha de ocuparse
del paciente sino de lo que le pasa al organismo del paciente.
Son una especie de extensión de las funciones del
médico. Ellos no tienen que asumir la búsqueda de
una selección epistemológica. Sólo ayudar
técnicamente al médico.
Ahora bien, cuando la Enfermería aparece como disciplina,
ha de recorrer el camino de sus compañeras. Antes de
buscar una licenciatura debe tener establecido el tipo de
licenciatura que gestará y el por qué de la misma.
Si una vez concedida la Licenciatura en Enfermería, una
Escuela Universitaria no se pone en funcionamiento con un
programa de
formación resulta extraño. Quizá se buscase
la Licenciatura, pero no la profundización y
ampliación de la misma enfermería. Es decir buscar
prestigio antes que conocimiento.
¿Por qué la Enfermería ha de hacerse
universitaria en 1977? Porque nos enfrentamos a un nuevo orden
global que requiere un cambio. El
paciente quiere que se le cuide a él y no a su enfermedad.
Esto requirió una nueva figura social que antes no
existía: la figura del Enfermero.En nuestros Hospitales y
Centros de Salud esto se hace patente ante el "¡ay!" de la
persona que estamos curando, o ante las lágrimas del
niñito que no quiere vacunarse, las manos que se aferran a
las sábanas en un aborto de una
joven adolescente o la violencia de
un padre que, lejos de preocuparse de que ha perdido un brazo en
un accidente, tiene grabado en su semblante la lobreguez de la
muerte del
hijo que le acompañaba. La realidad se impone, dicen.
Aquí no hay la menor duda.
Por eso la Enfermería no es meramente una ciencia pura.
Porque unirse a la ciencia enfermera es alejarnos del hombre como
sujeto y reducirlo a carne, a reacciones fisiológicas, a
química. Es estudiar al hombre como un OBJETO.
Solo bajo la consideración nueva de la ciencia es posible
llamar a la Enfermería ciencia. ¿Cuál es la
novedad?
En el pasado una ciencia se definió por su carácter
experimental y matematización de la realidad. Estos dos
carácteres son superados en la actualidad por la
objetividad y el rigor. Así es posible hacer una ciencia
del ser humano sin reducirlo a objeto. Nosotros para distinguir
los dos estadios de la ciencia, hablaremos de ciencia para
referirnos a la ciencia en el sentido clásico y de
disciplina para referirnos a la ciencia en el sentido más
actual.
La Enfermería no ha de litigar con nadie. Ha de ser seria
en su propio cometido. Ella misma ha de ser su propio
límite. Responder a aquello para lo que fue fabricada y
aportar su trabajo a un asunto que compete a todos los
profesionales enfermeros. Trabajas con personas de las que no ha
de sentirse diosa y dueña. Ha de asentarse en la
consideración subjetiva del paciente. Si falla en su
cometido, la curación no será factible, o al menos
trocará la evolución del paciente en un trayecto
amargo que postergará, socialmente, insatisfacción
y suspicacias en el sistema sanitario.
Desde aquí, entendemos que ese lamento enfermero de que
"los pacientes no se quejan delante del médico sino
que esperan a que salga para soltar imprecaciones de dolor frente
a los enfermeros" deberíamos entenderlo como que el
sistema está funcionado. La queja pertenece al campo de
trabajo del enfermero. El dolor sólo él es función
del médico. El enfermo sí comprende la
función de la enfermera: él es persona para
nosotros, para el médico es suficiente con quedar
manifiesta su parte biológica.
Permítanme ser gráfico con un ejemplo final.
Partamos de que el médico se enfrenta a un ORGANISMO con
una serie de REACCIONES y el enfermero a una PERSONA con una
serie de RESPUESTAS. Ahora piensen un instante: ¿Han visto
alguna vez a un filete de ternera quejarse cuando van a
pincharlo? Yo no. A lo sumo sangrará y entonces lo
pasaremos otra vez por la sartén para que no vuelva a
suceder. Esto es lo que hace el médico. Y es que no tiene
que hacer otra cosa.
Con todo esto ponemos de manifiesto la responsabilidad tan grande que posee el enfermero
en su forma de acometer su labor. Por eso sí que voceo que
esto es demasiado importante para que pueda responsabilizarse de
él a alguien que estudia tres añitos en una Escuela
Universitaria. Entender una garganta que gime no es tan
fácil, pregúnteselo a los psicólogos. Darle
una respuesta no es algo que se pueda aprender jamás en
guías o listas protocolizadas. Ir lo mejor pertrechados
que podamos cuando se plantee la situación es lo que
podemos hacer. Ofrecernos los medios
adecuados es lo que está obligada a hacer una
formación que se presume universitaria.
¿Adónde me dirijo? A las fauces del dragón.
A la Licenciatura, claro. Eso sí, Licenciatura en
Enfermería. A una Licenciatura que entienda lo que
significa el paciente como persona, como sujeto y no como
objeto.
La Licenciatura en Ciencias de la Salud es una regresión.
El diplomado de Enfermería está ya suficientemente
preparado con los conocimientos científicos
(objetualistas) que recibe en un primer ciclo. Lo que hace falta
es salir de ellos y usarlos PARA un sujeto. Porque ahí
sí que hay un elemento sobre el que hemos de trabajar. El
fin de la Médico-Quirúrgica no hunde su sentido en
sí mismo, sino en la recursividad de ponerse en
acción para un paciente QUE ES PERSONA. Y lo mismo
habrá de decirse de una fisiología, una anatomía, una
psicología
social, etc…
Licenciatura, por supuesto. Pero, Licenciatura en
Enfermería.
Mas allá del ser bio-psico-social
Haber superado la etapa biologicista en la Enfermería ha
sido todo un logro. Permanecer en una definición del ser
humano como ser bio-psico-social es quedar a medio camino. El ser
humano, desde la Enfermería es PERSONA. Y me temo que esto
es mucho más amplio que los tres adjetivos que, con
esfuerzo, hemos alcanzado.
Cuando hablamos de Persona nos referimos a un sustantivo, cuando
decimos ser bio-psico-social estamos sustantivizando tres
adjetivos. La diferencia es profunda créanme.
Sí, se van haciendo progresos. Cada vez se descubren
más dimensiones en el paciente, sin embargo lo primordial
es reconocer las definiciones como medio, no como fin absoluto.
No es bueno apostar por una consideración del paciente
como ser bio-psico-social como algo cerrado y definitivo. Es
más, hoy existe un aparataje suficiente para superar tal
consideración. Solo hace falta que se ponga en marcha.
La Enfermería hoy no es una profesión que ayuda a
ser independiente, no es algo que suple o que asiste y
actúa como agente de autonomía asistida. No, la
Enfermería hoy es la que gesta el HACER PERSONA a un
individuo en unas determinadas condiciones específicas (la
enfermedad o la susceptibilidad de padecerla). Como pueden intuir
esta definición incluye lo anterior pero le añade
un plus. ¿Es posible negar esto en el futuro? Mi cabeza
asiente. Lo admito, es posible ascender en la balaustrada que nos
haga ser hombres. No debería hablarse de proyecto nunca
sino de proyectualidad. Ahora bien, esto exige que el hoy se
afirme como un escalón hacia una cumbre en la que queda
reverberando el Sol con las
letras del mediodía de PERSONA o algo que la englobe y se
acerque más a lo que somos humanamente hablando.
Así, la Enfermería (hoy) es un SABER APLICADO
ubicado en las inmediaciones de una PERSONA enferma o susceptible
de estarlo. La psicología, la
sociología, la antropología y la filosofía
ayudarán a avanzar en nuestra gesta. Es más, en los
abriles de nuestra intención debe esbozarse siempre la
primavera de las humanidades. Acariciar las fragancias de los
despertares de este nuevo saber que recupera nuestra sociedad. En
resumidas cuentas, apelar a
un concepto mucho
más amplio que la reducción de lo que es una
ciencia y estigmatizando el reduccionismo que nos fustiga el ser
una Ciencia de la Salud.
Me parece absurdo infantilizar a la Enfermería con aquel
tipo de Licenciatura. Ahondar en el conocimiento biologicista,
que impone la necesaria referencia objetual y objetiva del
paciente, no es lo que necesitamos los enfermeros. No quiero
saber qué microorganismo es el que oportunístamente
se mete en la piel de mi
paciente, o cual es su mecanismo de acción. No, eso ya me
lo enseñaron en Microbiología. Lo que quiero es comprender
su mirada consternada y eso no es nada fácil.
De lo que estoy seguro de que la
mediación tecnologicista y cientificista no son la
solución para una mayor comprensión de mi
"objeto-subjetivo". Es solo seguir teniendo celos de los
atributos masculinos del hermano médico… y lo que es
más patético, seguir con oídos sordos al
dolor del paciente. Faltarnos a nosotros, a nuestro ser, a
nuestra ética, por
celos…
Elevarse a este ámbito de la mirada, del tú, es
algo que sigue estudiando el personalismo y les aseguro que
llegar a
conclusiones particulares no es fácil. Ahora bien, todo se
enmaraña más si nos regalan una carrera regada de
florilegios cientificistas.
La Enfermería es una carrera que se encarga de las
respuestas humanas, no de las respuestas del cuerpo humano.
Es la
carrera de la queja. Para entenderla lo mejor es preguntar al
paciente.
¿Saben qué? Yo no curo heridas, acompaño a
personas hacia su curación. Yo no doy pastillitas y
medicamentos, escucho a mis pacientes los valoro y actúo
en consecuencia. Yo no soy un "pone-inyecciones" sino alguien que
quiere dar respuesta a la angustia prequirúrgica que asola
a mi paciente. Las heridas no se quejan, solo sangran y supuran,
la persona es la que articula el llanto. Y esto último, de
verdad que sí, se los puedo jurar.
Entre CAUSA y MOTIVO
No podemos acabar aquí sin fundamentar todo lo dicho de
alguna forma. Sería muy fácil terminar con juicios
que no se detuviesen en un análisis de las razones que
subrepticiamente se deslizan por todo esto.
Miren ustedes, el ser humano, desde el mismo momento en que lo
podemos localizar en su humanidad es libre.
Esto quiere decir que inferir las RESPUESTAS a sus actos no es
objeto más que probabilísticamente de algunas
ciencias. Se puede SUPONER cómo va a reaccionar un
paciente. En todo caso jamás se SABE cómo va a
reaccionar un paciente. El umbral del dolor, las condiciones
sociológicas, psicológicas, relacionales e incluso
lo que se entienda en una época y cultura por
educación,
por queja y por dolor van a modificar las pautas de respuesta de
nuestro paciente.
La causa es la ya aducida al principio. El hombre
muestra un
rango de libertad que
no se da en los animales.
Éstos se mueves por estímulo-respuesta. Por eso en
ocasiones es más fácil educar a un perrito que a un
niño pequeño. Por esta razón es más
cómodo dedicarse a curar una herida que interesarse por
el estado
emocional de un paciente.
La sutileza que cimenta la libertad nos obliga a establecer una
diferencia entre causa y motivación. La causa de que una
herida no se cierre puede ser a que halla un rozamiento
inobservado con una sábana, la causa de que una enfermedad
no se cure puede estar en que los niveles de linfocitos en la
sangre
estén muy reducidos, etc… Las soluciones son
fáciles en general en este ámbito. La persona no
suele llorar porque halla una causa que se lo provoque sino
porque tiene MOTIVOS para hacerlos. Tratar los motivos no es tan
fácil.
El ámbito de la medicina se vincula más con las
causas. Por ejemplo, un paciente se presenta con un problema de
lagrimeo recurrente por una malformación congénita
debería ser derivado a un médico por que existe una
CAUSA que se lo provoca. Si descubrimos que llora porque se le ha
muerto su esposa e intentamos operarle los lacrimales (o lo que
es mucho más común darle un ansiolítico) es
como matar mosquitos a cañonazos. Resulta evidente que en
el segundo caso lo que el paciente tiene son MOTIVOS para llorar.
Y un motivo no desaparece con una intervención
quirúrgica o con una pastilla.
Esta diferencia nos puede llevar a errar a la hora de encarar un
problema si confundimos causa y motivación. No es que en
el ser humano no aparezcan causas de determinados efectos, sin
embargo las motivaciones pertenecen más al ámbito
que le interesa a la enfermería, el de la persona.
Por eso ha de poseer enfermería conocimientos de
Anatomía, Fisiología, Biología,
Microbiología. A veces porque habrá de
solventarlos, en otros momentos porque habrá de
diagnosticarlos y derivarlos y por último en última
instancia porque pueden estar interfiriendo en generar una
motivación.
Por tanto, la
motivación es la que se ubica en el final del interés
del enfermero. Ser conscientes de ello es un acto de agudeza
visual. Igual que no es mi bolígrafo el que escribe sino
que soy yo el que escribo a través del bolígrafo,
no es la causa la que hace que me queje, sino que soy yo el que
me quejo porque tengo MOTIVOS para hacerlo.
Finalizando en este punto resumamos las condiciones infinitas a
dónde llegamos:
- Estudiar al hombre en base a motivos en lugar de a
causas nos devuelve al mundo de la persona. Igualmente, nos
aleja del peligro de considerar exclusivamente la parte
biológica del hombre. - Esto supone una redefinición de la
Enfermería. Lejos de buscar diferenciarse o presentar
celos de la Medicina, se abre a su verdadero
objeto. - De este modo gana el paciente. Cubriendo por ello la
función social que le demanda hoy
la sociedad: S - Si la causa está dentro de un marco más
biologicista, la enfermería busca lo humano en su
paciente. Así, se reitera la necesidad de entenderse la
enfermería como una disciplina humana. - Queda fuera de discusión que Enfermería
busque, en fidelidad a sí misma, una licenciatura en
Ciencias de la Salud. Aceptarla es violentarse a sí
misma, sus objetivos y su ser más íntimo.
Asumirla es dejar desprotegido la queja del paciente, de la que
nadie debería de ocuparse. - Por lo tanto, proponer una Licenciatura en Ciencias
de la Salud para Enfermería es desoír al
paciente. Es desatender una sanidad abatida por la falta de un
profesional que venga a cumplir este hueco. - Proponer una Licenciatura en Ciencias de la Salud es
claudicar ante una ciencia que cada vez es más
tecno-ciencia. Es rendirse ante un mundo que objetiviza en
lugar de proyectarse a una sanidad que atienda más al
paciente como sujeto libre. - Creo que una Licenciatura en Ciencias de la Salud no
es una solución democrática que no nos debe dejar
indiferentes. El principio de la dominación es la
renuncia a escuchar la queja ajena como algo real. Y esto, me
parece que es demasiado grave para nuestro ser de
Enfermeros. - Por eso una Licenciatura sí. Pero sólo
si es Licenciatura en Enfermería.
Asaeteando la mediocridad
Decía una profesora de la Escuela que "su opción
personal no es
la mediocridad", sirvan este artículo para unirme a ella.
La mía tampoco, Concha.
Si Enfermería pide una mayor formación no ha de
confundir los términos. Yo no envidio los atributos
sexuales de nadie. Solo lo hace quien acepta ser licenciado sin
medir sus consecuencias. Aceptar la Licenciatura en Ciencias de
la Salud no supone sino equipararse académicamente y
lograr una estima social semejante con una titulación
médica.
Si Enfermería lucha por una ostentación antes que
detenerse en la necesidad de una formación enfocada a su
particular trato con el paciente me parece deplorable. Porque es
entonces cuando hemos perdido el rumbo. Cuando sucumbimos en un
piélago que nos devasta en la búsqueda de honores
en lugar de plantarnos en la consecución de nuestros
objetivos como enfermeros.
La Licenciatura debe ser un añadido que nos ayude en una
mayor formación en la línea ya sugerida. Debe ser
un recurso de mayoría de edad. No de emancipación
de la Medicina, sino salida de la casa de lo biológico
para reencontrarnos con el paciente en su realidad más
íntima. La mediocridad pasa por buscar honores antes que
la Verdad de nuestra profesión.
Yo soy enfermero y, discúlpenme, lo que hagan los
médicos me trae sin cuidado. Espero que lo hagan lo mejor
posible por el bien del paciente. Yo soy Enfermero y, no quiero
ser médico, menos un especialista en Ciencias de la Salud.
No me llenaría esa forma de ver la realidad, no la
elegiría hoy por lo menos.
Zapatero a tus zapatos, rezaba el aforismo. Pues eso: A enlustrar
los nuestros y no a remendar los de los otros. EL paciente
está al otro lado de la puerta y creo que se está
quejando…
"La opción fundamental de mi existencia no es la
mediocridad"
Concha García, Enfermera
Autor:
José Barrientos Rastrojo,
D.U.E.
En mi currículum es destacable lo siguiente:
Diplomatura en Enfermería en la EE.UU.CC.SS de Sevilla
1998-2001
Publicaciones en ECCUS, Cuadernos de la aldea, la revista el
bolígrafo,
Sitz im Leben,…
Comunicación que presentaré en Abril
en el Congreso de Filosofía "Pensar
el Tiempo, Tiempo
de Pensar".
Participaciones en el programa de televisión
"Las Mil y una Noches".