3- Somete sus hipótesis a verificación
para saber si son o no correctas. Por ejemplo, monta una escena
para hacer confesar al criminal. En caso de no tener éxito
vuelve a comenzar todo. Al ser correcta logra controlar al
criminal y hace cumplir la justicia.
De esta forma vemos como la figura del detective (una de
las más importante) se encuentra representando, en
realidad, al científico o investigador que pone a
funcionar su cerebro para
conocer y controlar la realidad.
Por reproducir el esquema de conocimiento
del positivismo,
el policial de enigma siempre termina con el triunfo de la
legalidad
burguesa, por lo que se ha dicho que este género es
tanquilizador y alienante. Tranquilizador, porque lo que ocurre,
por más terrible que sea, sirve para reestablecer el orden
social aceptado y para castigar o descubrir a los culpables. Este
efecto tranquilizador se da en tres momentos más o menos
definidos:
– En el primero de ellos, existe un perfecto orden en la
sociedad, la
felicidad de los personajes es completa.
– En el segundo momento, se produce el caos, es decir,
el crimen, que quiebra el
equilibrio
inicial.
– En un tercer momento se restituye ese orden a
través del detective que revela el misterio que tanto mal
ocasiona.
Pero, a la vez que tranquiliza, enajena la razón
ya que la priva de pensar otras formas de delito que el
sistema
capitalista oculta o no considera como tales. Así, por
ejemplo, para el orden burgués es un delito robar o atacar
en propiedad
privada, pero no lo es la desnutrición infantil, la falta de trabajo o la
explotación a la que muchos trabajadores se ven
sometidos.
Estructura del
relato policial de enigma y su relación con el
público lector
El relato policial posee, asegura el teórico
Tzvetan Todorov[3]dos historias.
La primera historia es la historia del
crimen que presenta el hecho criminal ya realizado, es decir, que
ha terminado antes de que comience la segunda. Se trata de la
historia "ausente" que sólo conocen la víctima y el
criminal. Constituye, así, el enigma inicial que da lugar
a la segunda historia, por lo tanto, su característica
más precisa es que no puede estar presente inmediatamente
en el libro, ya que
de estarlo, la segunda historia no existiría.
La segunda es la historia de la
investigación del hecho criminal. Se trata de la
historia "presente" que conocen el lector y el investigador. En
esta historia se explica cómo el investigador llega a
conocer lo que pasó y lo hace, como ya vimos, poniendo a
funcionar el pensamiento
lógico propio de los métodos
científicos: observar, sacar hipótesis, comprobarlas para poder
controlar al criminal.
Todorov afirma lo siguiente: "Se puede caracterizar
estas dos historia diciendo que la primera, la del crimen, cuenta
"lo que efectivamente pasó", mientras que la segunda, la
de la investigación, explica "cómo el
narrador ha tomado conocimientos de los hechos"". En
conclusión, termina Todorov, "en la novela de
enigma, hay dos historias, una de las cuales está ausente,
pero es real, y la otra está presente, pero es
insignificante" ya que su única función es
"desvelar " o "explicar" a la primera. Pero, ninguna es
más importante que la otra.
El efecto que produce en el lector la presencia de estas
dos historias es el de curiosidad, en efecto, el lector quiere
saber qué pasó y para hacerlo debe leer hasta la
última hoja del relato. De esta forma, el lector, junto
con el detective, se "mueve", dentro de la historia, desde el
enigma hasta la resolución del mismo, es decir, desde el
efecto (un cadáver, un robo, etc.) hasta la causa (el
culpable y aquello que lo impulsó a hacerlo, es decir, el
móvil).
El público lector consume el policial como un
juego de
raciocinio que lo ubica al mismo nivel que el detective ya que
ambos poseen las mismas posibilidades para resolver el enigma. El
lector pasa a ser otro investigador que intenta descubrir el
misterio antes que el detective.
El detective y el
criminal, las figuras más importantes del policial de
enigma
Tanto el uno como el otro poseen una misma
característica que le es propia: la capacidad de razonar.
Se trata de dos verdaderos intelectuales
que, sin embargo, utilizan esa capacidad con fines opuestos: el
criminal, para crear un crimen perfecto y que no lo descubran
como el autor del mismo; el detective, para encontrar al
culpable.
El criminal, en el relato policial, deja de ser un
bandido o malhechor que actúa con brutalidad y de forma
casi irracional. Ahora se trata de un delincuente de clase alta,
inteligente, sensible que comete su crimen teniendo en cuenta
todos los detalles para evitar ser descubierto. Transforma su
delito en una verdadera obra de arte tan potente
y (a primera vista) perfecta que, para ser descubierto, debe
aparecer en escena otro sujeto cuya capacidad intelectual sea
igual o superior, surge así, la figura del
detective.
El surgimiento de esta figura demuestra, también,
la desconfianza generalizada de los señores burgueses
respecto del cuerpo policial y su eficacia para
revelar esos macabros sucesos. Dicha desconfianza, junto con el
potente accionar del criminal, son los que permiten la
aparición del detective que, con su búsqueda
paralela, suplirá las deficiencias de los investigadores
oficiales.
Este detective es el que siempre encuentra al autor del
crimen y lo obliga a confesar, dejando en claro que no existe el
crimen perfecto. La posibilidad de encontrar al autor del crimen,
mediante los pasos científicos, demuestra como todo
aquello que es creado por la "razón" (por ejemplo un
crimen) es, a su vez, controlado por la "razón". Nada
escapa de su poderoso accionar, por lo tanto, el mensaje
implícito que transmiten estos relatos, es que no hay que
temer a los adelantos que el hombre
produzca con su racionalidad, puesto que siempre los va a poder
controlar. De esta manera, el relato policial de enigma se
presenta como el verdadero triunfo del racionalismo
dentro de la literatura.
Conclusiones
Para concluir con el relato de enigma podemos decir que
se trata de un producto
netamente racional, en donde todo está guiado por la
capacidad intelectual de dos sujetos. Por un lado, el criminal,
que crea con su inteligencia
la obra de arte, que se presenta ante la sociedad en forma
anónima y, por el otro lado, el detective, que descubre
las "fallas" de esa obra de arte, permitiéndole así
dar con su autor. Para encontrar esas "fallas" se vale del
esquema científico propio del positivismo. En su
búsqueda de la verdad, el detective no corre ningún
riesgo de tipo
físico, ya que solo se compromete psíquicamente
para encontrar al culpable.
Este relato policial constituye el más acabado
modelo del
positivismo porque surge de un producto racional, que genera un
enigma que quiebra el estado de
armonía inicial de la sociedad, pero ese enigma es
resuelto con el esquema científico del positivismo que
logra devolverle a la sociedad su armonía
perdida.
El policial negro
o duro
Dentro del interior del relato policial encontramos otro
tipo que fue creado en los Estados Unidos
por los años 20, y que se publica en Francia en la
"serie negra", de ahí su nombre. Para esa época el
clima social
es de crisis,
principalmente económica (ocurre el conocido "crack") lo
que genera corrupción a gran escala.
Además nos encontramos con la primera Guerra
Mundial, con el reparto imperialista del mundo y con la
revolución
comunista.
Los escritores quieren denunciar esa realidad y para
hacerlo los novelistas crean un nuevo subgénero: el
policial duro, en el que se deja de lado el enigma y se pone de
relieve la
relación entre el delito y la sociedad.
Para lograr lo primero (dejar de lado el enigma) el
relato negro, según explica Todorov, fusiona las dos
historia. Es decir, no hay una historia que adivinar, no hay un
misterio, en el sentido que tenía en el relato de enigma,
es por ello que se abandona el modelo científico del
positivismo que los detectives aplicaban para descubrir al
criminal.
Sin embargo, sigue habiendo misterio e
investigación pero lejos del puro juego intelectual, pues
de lo que aquí se trata es de descubrir y denunciar las
lacras sociales, las podredumbres, la raíz misma del
fenómeno social. El misterio tiene, por lo tanto, una
función secundaria y no central como en la novela de
enigma.
Aún así, el interés
del lector no disminuye pues se crea una nueva forma de
interés que no se daba en el otro relato, a esta forma de
interés Todorov la denomina suspenso: en ésta se va
de la causa (los gángsters que preparan sus golpes) a los
efectos (cadáver, crímenes, peleas) y el lector
queda intrigado por saber lo qué le va a pasar al
detective quien arriesga su vida y su salud en la
investigación, se compromete física y
psíquicamente con el caso.
El interés de tipo "suspenso" genera algunas
constantes en el relato negro: la violencia, el
crimen sórdido, la amoralidad de sus personajes, el
desborde de las pasiones, un lenguaje
propio de los bajos fondos sociales.
La relación entre el delito y la sociedad se
logra contando la historia de la forma más objetiva que se
pueda, es decir, como si estuviera sucediendo ante los ojos del
lector. En definitiva, interesa más lo que la gente hace
que lo que piensa.
La figura del detective cambia en el policial duro. Ya
no se trata del intelectual que saca deducciones de lo que
observa para llegar a la verdad, sino que a esa verdad muchas
veces la saca a fuerza de
golpes, mentiras, engaños. Lo que vale no es el
razonamiento, sino la experiencia.
Respecto de esta nueva novela, Juan Paredes dice: "su
violencia, su crueldad, como reflejo de la crueldad del sistema,
deja atrás a los clásicos del género. Ya no
hay ni buenos ni malos. Todos luchan por sobrevivir en la Jungla,
en la nueva y despiadada ciudad. Ahora todos tiene miedo de
todos."
Los mejores representantes de este subgénero son
Raymon Chandler (1888-1959) y Dashiel Hammett
(1894-1961).
El relato de
suspenso
Una última forma del relato policial que Todorov
analiza es el relato de suspenso. Surge de la unión de los
elementos más significativos de los otros dos relatos: el
de enigma y el duro. Se presenta como una especie de síntesis y
es la forma policial actual más cultivada.
Dice Todorov: "de la novela de enigma, la novela de
suspenso mantiene el misterio y las dos historia, la del pasado y
la del presente; pero rechaza reducir la segunda a un simple
descubrimiento de la verdad. Como en la novela negra, es la
segunda historia la que ocupa el lugar central. El lector
está interesado no solo por lo que ha sucedido antes sino
también por lo que va a suceder más adelante, se
interroga tanto sobre el porvenir como sobre el pasado.
Predominan, entonces, los dos tipos de interés, la
curiosidad (¿qué pasó?) y el suspenso
(¿qué va a ocurrir a los personajes?). El misterio
es un punto de partida, ya que el interés principal
procede de la historia de la investigación.
El investigador corre toda suerte de peligros para
develar el misterio pero el nivel de violencia es menor que en el
relato negro.
Por otro lado, puede o no haber denuncia
social.
Cuadro comparativo
Rasgos dominantes | Relato de enigma | Relato duro | ||
Trama | Hay dos historia: historia de la | Fusión de las dos historias. La | ||
Narrador | Primera persona | Primera persona PROTAGONISTA. | ||
Funciones de los personajes | Ayudante – oponente. | Policías buenos y malos. | ||
Figura del detective. | Intelectual, solitario, soltero, clase media alta, Criterio de verdad: razonamiento. | Experimentado, marginal, soltero, hombre Criterio de verdad: experiencia. | ||
Técnicas. | Inversiones temporales. Visiones parciales. | Suspenso. Prospección. Estilo convencional, | ||
Ámbitos. | Urbano, secundario, funciona como marco. El crimen | Urbano, actúa como eje. El detective visita La hostilidad acompaña al detective en su | ||
Intención de emisor. | Juego intelectual. El asesinato como una de las Genera tranquilidad en el burgués ya que la Crimen: enigma a resolver. | Intención de denuncia al sistema | ||
Efecto en el lector. | Curiosidad (del efecto a la causa). | Suspenso (de la causa al efecto). |
Bibliografía
A.A.V.V., La novela policial
española, Circuito E, Universidad de Granada,
1989.Marcela, Gropo, "Puertas de acceso", en
El relato policial inglés, Cántaro,
Buenos Aires, 2003.Liliana, Oberti, Géneros literarios.
Composición, estilo y contextos, Longseller,
Buenos Aires, 2002.Tzvetan, Todorov, "Tipología de la novela
policial", en Fausto, III: 4, Buenos Aires,
1974.
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