1. Rupturas y
legado institucional del imperio
español
3. La Junta
Grande
4.
El Primer Triunvirato
5. El Segundo
Triunvirato
6. La Asamblea del Año
XIII
7. El
congreso de
Tucumán
8.
Directorio de
Pueyrredón
9. La Caída de
Pueyrredón
10. La Constitución de
1819
1. Rupturas y legado
institucional del imperio español
La revolución
de mayo puso fin al orden colonial e inició una amarga
lucha por la independencia
y unificación. Aunque el Autogobierno fue instaurado en un
intento de ahondar y acelerar la prosperidad comercial, pero en
cambio
provocó una prolongada desorganización
económica, décadas de guerra civil y
una caída en la dictadura.
Los conductores de la revolución utilizaron, en
un principio, la misma institución virreinal y su estructura
política
para imponer su autoridad y el
orden inmediato. Así, la junta central de Buenos Aires
sustituyó al Virrey y hasta el nombre de Fernando VII fue
utilizado como elemento de unión y poder.
Los años inmediatos que le siguieron a la
revolución se caracterizaron por presenciar el nacimiento
de un torbellino de fuerzas políticas
rivales.
Los rasgos generales de esta época son los
siguientes: (1810-1820)
– la región consolidó gradualmente su
autogobierno y finalmente su emancipación de
jure.
– al precio de la
fragmentación territorial, el derrumbe de una autoridad
común efectiva y una profunda crisis
económica.
Las actitudes con
la que se tomó en cada región las noticias de la
revolución fueron diferentes: en zonas donde el prestigio
de la corona estaba desgastado, dicho acontecimiento fue recibido
con gratitud y tuvo un apoyo incondicional (Santa Fe, Corrientes,
la intendencia de Salta, etc.). En cambio la actitud fue
opuesta en regiones que estaban dominadas por personas leales a
los Borbones (Montevideo, Alto Perú, Asunción) a
las cuales la junta no ahorró esfuerzos para tratar de
subordinarlas.
El acto de ruptura del poder imperial, no
significó la suplantación inmediata del estado
colonial, por un estado nacional. Gradualmente, a medida que se
consiguieron concitar apoyos, fueron pasando de ser
levantamientos municipales a regionales y luego a
nacionales.
A los débiles aparatos estatales del periodo
independentista se le fueron superponiendo órganos
políticos (juntas, triunviratos, directorios) con los que
se intento sustituir el sistema de
dominación colonial y establecer un polo de poder
alrededor del cual constituir un ESTADO NACIONAL.
Estos intentos no siempre fueron exitosos, y en muchos
casos desembocaron en largos periodos de enfrentamientos
regionales y luchas entre fracciones políticas, en los que
la existencia del Estado Nacional se fundaba en el reconocimiento
externo de su soberanía política.
El fracaso se debió a la escasa integración territorial, derivada de la
precariedad de los mercados y
agravada por la interrupción de los vínculos con la
vieja metrópoli.
La efectiva posibilidad de una economía mas
integrada y compleja, sumada a la preservación de ciertas
instituciones
coloniales como instrumentos de control
político, suministraron el cemento que
amalgamarían a la sociedad
territorialmente asentada y al incipiente sistema de
dominación en un Estado Nacional en un ESTADO NACIONAL.
Esto explicaría por que, en casos como Argentina, la
precariedad de las economías regionales, la
extensión territorial, las dificultades de comunicación y transporte,
las prolongadas luchas civiles, etc, demoraron por muchos
años el momento en que tal amalgama se
produciría.
20 de mayo de 1810. Mediante una proclama, el 18 de mayo
de 1810, el virrey Cisneros confirmó los rumores acerca de
la caída en manos francesas de Sevilla y de la Junta
Central que en ella funcionaba. Cisneros pidió lealtad a
Fernando VII, pero ya era tarde: la agitación popular se
volvió cada vez más intensa. Desde hacia
días, los criollos venían discutiendo qué
hacer ante la situación planteada.
En la mañana del 20, luego de sucesivas
reuniones, se decidió pedir una autorización al
virrey para llamar a un Cabildo Abierto, fórmula
institucional para que se pronunciaran los vecinos de la
ciudad.
El virrey Cisneros y sus partidarios consiguieron
dilatar la cuestión. Sólo accedieron a convocar a
un Cabildo Abierto después de reunirse con los jefes de
las milicias. En esta consulta, representados por Saavedra, los
militares expusieron su posición: el virrey debía
admitir, pues su mandato había caducado tras la
caída de la Junta Central española. La suerte del
virrey estaba echada.
21 de mayo de 1810. Hombres armados ocuparon la Plaza de
la Victoria y exigieron a los gritos que se convocase a un
Cabildo Abierto y se destituyese al virrey Cisneros.
Tal fue el tumulto en la plaza que, alarmados, los
cabildantes se apresuraron a solicitarle al virrey que autorizase
la convocatoria a un Cabildo Abierto. Cisneros firmó la
convocatoria y llamó a Saavedra, comandante del Regimiento
de Patricios, para que tranquilice a los vecinos que estaban en
la plaza.
22 de mayo de 1810. En la mañana se abrió
el debate, cuya
finalidad era tomar una decisión acerca de la permanencia
o no de las autoridades españolas en el Río de La
Plata. La votación del 22 se prolongó hasta la
medianoche. Se resolvió que la asamblea continuaría
al día siguiente.
23 de mayo de 1810. A las diez de la mañana se
volvió a reunir el Cabildo ordinario. Pese a lo convenido,
anunció que el Cabildo Abierto no se reanudaría y
realizó el escrutinio de los votos de la jornada
anterior.
Los 155 votos que resultaron por la cesación del
virrey comprendían diversas posturas:
La fórmula propuesta por Saavedra –delegar
en el Cabildo el mando interino hasta que se formase una junta de
gobierno– se
impuso con 87 votos.
24 de mayo de 1810. En horas de la mañana,
sesionando a puertas cerradas, el Cabildo procedió a
constituir la Junta, conforme se desprendía de la
mayoría de los votos. En esas circunstancias, el
síndico Julián Leyva creyó satisfacer a
todos los bandos formando la siguiente Junta:
– Presidente: B. H. De Cisneros.
– Vocales: Cornelio Saavedra (militar), Juan N. De
Solá (eclesiástico), Juan José Castelli
(abogado), J. Santos de Incháurregui
(comerciante).
El Cabildo cumplía aparentemente con el resultado
del sufragio, pero imponía, de hecho, la posición
legalista. El mismo virrey cuya destitución había
sido votada por la mayoría, era el presidente de la Junta.
Pocos cabildantes advirtieron con claridad que se trataba de una
estratagema legal. En la Plaza de la victoria, en cambio, al
difundirse la noticia de la composición de la Junta, la
tensión creció. Esta situación
desencadenó la renuncia de Saavedra y Castelli.
25 de mayo de 1810. Durante la mañana, los
cabildantes reunidos estuvieron dispuestos a rechazar las
renuncias, aduciendo que la Junta no tenía facultades para
negarse a ejercer un poder que el pueblo le había
conferido. Los cabildantes confiaban en el apoyo de las fuerzas
militares para sostener esta posición.
De nuevo en la plaza, entraron en acción los
"chisperos". Apenas se enteraron del rechazo de las renuncias,
muchos de ellos penetraron en la sala capitular y allí,
como representantes de la gente que estaba en la plaza,
manifestaron el disgusto y la decepción
generalizados.
En una reunión, los jefes de las milicias,
anunciaron que volvían a retirar su apoyo al Cabildo.
Mientras, la gente reunida en la Plaza exigía saber
qué estaba ocurriendo. El Cabildo no tuvo otra alternativa
que pedirle la renuncia a Cisneros y la disolución de la
Junta que presidía. El bando patriota aprovechó
para plantear que sólo el pueblo debía asumir toda
la autoridad. Para ganar tiempo, los
regidores plantearon que una petición así
debía hacerse por escrito. El texto, que ya
había sido redactado durante la noche anterior, fue
presentado de inmediato. Así nació la Primera Junta
de Gobierno.
Fue la expresión del primer gobierno constituido
por criollos. El objetivo de
esta junta era convocar a los representantes de cada provincia
para considerar las actitudes a tomar ante la nueva
situación de la región. Fue la que provocó
la revolución. La junta esperaba lograr la alianza de las
regiones con la rebelión metropolitana.
Dentro de esta se producen peleas internas,
principalmente entre Moreno (sec.) y Saavedra (pte). El primero
quería lograr una independencia inmediata y la
proclamación de una república centralizada
políticamente en Buenos Aires. Saavedra por su parte,
apoyaba el "Autogobierno" bajo la "Máscara de Fernando", y
era defensor del gobierno compartido con las regiones. Saavedra
sale triunfador de este litigio y siguiendo con su línea
moderada, crea la Junta Grande, para incluir a representantes del
interior (2 diputados). Moreno renunció a su cargo y se
embarcó para realizar una misión
diplomática en Europa. El 4 de
marzo de 1811, murió en alta mar.
El reglamento del 25 de mayo de 1810 establecía
que las ciudades del Interior debían enviar diputados a
Buenos Aires para formar un Congreso. Dos días
después, una circular los invitaba a incorporarse a la
Junta, pero Moreno retrasó todo hasta diciembre cuando
renunció. Sin embargo, la victoria saavedrista fue muy
frágil: la oposición, reunida en la Sociedad
Patriótica y apoyada por el Cabildo, seguía activa
y ganó posiciones. Debido a diferentes campañas
militares fallidas el ex Virreinato del Río de La Plata
pierde el dominio sobre el
Alto Perú, Paraguay y
Montevideo.
4. El Primer
Triunvirato
Como consecuencia del fracaso de Saavedra, principalmente
militar, y a la "incomodidad" de la Junta, que no puede sesionar
con tantos integrantes que nunca logran un acuerdo, esta es
desplazada por un triunvirato, gobierno de tres personas (el
Primer Triunvirato) y acompañado por una Junta
Conservadora (en donde recaen el resto de los miembros de la
Junta Grande), totalmento opuesto a Artigas, que es quien
disuelve la Junta Grande y las provinciales. El trío
integrante del gobierno queda conformado por: Paso, Chiclana y
Sarratea. Con un estatuto provisional que creaba una asamblea
general de poderes ilimitados. Instado por Rivadavia, el
Triunvirato intento lograr el apoyo de Gran Bretaña, para
imponer una Monarquía Constitucional (idea sostenida con
anterioridad por Belgrano). Surge del interior un creciente
rechazo a la política del Triunvirato y un acercamiento a
Artigas.
En 1812, crece un movimiento
político bajo el lema: "Independencia, Constitución y Democracia",
la llamada Sociedad Patriótica, encabezada por San
Martín, que provocó la caída del
Triunvirato, exigiendo una lucha más vigorosa por la
emancipación y para atraerse a Artigas y al Interior, la
convocatoria del congreso propuesto.
Según el Estatuto Provisional, en octubre
debía realizarse la elección del sucesor de
Sarratea, cuyo mandato en el Triunvirato cesaba. El candidato
propiciado por la Logia era Bernardo Monteagudo, un adversario
acérrimo de Rivadavia. Monteagudo fue elegido y entonces
lo inhabilitaron por casos infundados. Antes esta maniobra, el
pueblo empezó a reclamar por un grupo
más "digno" de personas en el Triunvirato. El Cabildo
aceptó designar a un nuevo ejecutivo, o Segundo
Triunvirato, "ligado a la indispensable convocación a una
Asamblea General" – según consta en acta –
integrado por Juan José Paso, Antonio Álvarez Jonte
y Nicolás Rodríguez Peña (estos dos
últimos miembros de la Logia Lautaro). Para esto, el
primero había gobernado durante un año y quince
días.
La influencia de la Logia
Luego de la Revolución del 8 de Octubre de 1812,
el segundo Triunvirato era el mascarón de proa del
verdadero poder: el ejercido por la Logia Lautaro, que se
proponía radicalizar la política moderada seguida
por los gobiernos revolucionarios desde 1810. La convocatoria a
una Asamblea Constituyente, fechada el 24 de octubre, aclaraba
que los "vecinos libres y patriotas" debían elegir
diputados: cuatro por Buenos Aires, dos por cada capital de
intendencia y Tucumán, y uno por el resto de las ciudades.
La Logia echó mano a todos los recursos para
asegurarse que los electos fuesen afines a su política. A
comienzos de 1813, todo auguraba la
organización de un nuevo Estado
independiente.
El 31 de enero 1813, el congreso planeado se
reunió, cuidando de dar la representación debida al
interior, y con la intención de logarar una igualdad
social. Se modeló según la Asamblea Constituyente
Francesa de 1789 (libertad,
igualdad, fraternidad). Aunque la principal función es
redactar una constitución, se logran muchas resoluciones,
las más importantes fueron:
– Abolió los servicios de
los indios (mita, encomienda y yanaconazgo).
– Suprime el mayorazgo.
– Fueron anulados los títulos de nobleza y los
patrimonios terratenientes.
– Se abandonó la trata de esclavos y se
liberó a los hijos de esclavos nacidos después de
su instalación (libertad de vientres) y de todos los
esclavos que ingresaran en nuestro territorio. De la
última disposición quedarían
excluídos, posteriormente, los fugitivos de Brasil.
– Suprimió la inquisición y la tortura
judicial.
– Se declaró soberano e impuso el nombre de
"Provincias Unidas del Río de La Plata".
– Crea el Directorio Supremo (gobierno
unipersonal).
– Creación de la primera moneda
patria.
– Creación del escudo nacional
– Se declara canción nacional el
Himno.
– Se falló en el intento de dictar la
constitución, por la no aceptación de los
requerimientos de los diputados de Artigas, sin embargo, las
bases para una constitución quedan puestas.
– Tampoco se declara la independencia, pero ya se
está buscando el camino para identificarnos como una
nación.
Entonces, una de las decisiones de la Asamblea, es la
designación de una nueva forma de gobierno, el Directorio,
que irá acompañado y asesorado por un Consejo de
estado de nueve miembros. Finalmente en el cargo de Director
queda Antonio Gervasio de Posadas que asume el 31 de Enero de
1814 y debe enfrentar numerosos problemas
entre ellos la decisión de Artigas de acabar el sitio en
Montevideo, y más tarde, al designar a Rondeau de remplazo
en el Ejército del Norte, que las tropas se sublevasen.
Posadas, sintiéndose desautorizado, renunció, y la
Asamblea designó al mismo Alvear "Director de Estado".
Alvear no se mantuvo demasiado tiempo, y por problemas con
Artigas, el Cabildo pidió su renuncia y la
disolución de la Asamblea General. Entonces el Cabildo
designó como nuevo director a Rondeau, que estabaen Jujuy
al frente del Ejército y creó una Junta de Observación con el fin de convocar a las
provincias a un Congreso General. Esta Junta, integrada por cinco
miembros, redactó un Estatuto Provicional que autorizaba
al Director a convocar a todas las ciudades para elegir y enviar
diputados a un Congreso Constituyente que se reuniría en
Tucumán. Fue la única cláusula que fue
aceptada por casi todas las provincias, y posibilitó la
reunión que declararía nuestra
independencia.
Para remplazar interinamente a Rondeau mientras durara
su ausencia, fue designado el coronel Ignacio Alvarez Thomas,
quien asumió el 21 de abril. Su principal objetivo fue
mejorar las relaciones con Artigas, quien encabezaba una Liga
Federal integrada por la Banda Oriental, Santa Fe, Entre
Ríos, Corrientes y Córdoba. Pero no pudo cumplirlo.
En agosto envió al general Viamonte al frente de fuerzas
que ocuparan la ciudad de Snata Fe y nombraran un gobernador. En
marzo de 1816, tropas santafesinas al mando del comandante
Estanislao López, derrotaron nuevamente al ejército
porteño.
Tras otro fracaso enviando a Belgrano, el Cabildo y la
junta de observación aceptaron la renuncia del Director
interino y el 17 de abril designaron en su remplazo a Antonio
González Balcarce, quién sólo gobernó
hasta julio, cuando llegó Juan Martín de
Pueyrredón, elegido por el Congreso de Tucumán,
para hacerse cargo del Poder
Ejecutivo.
Buenos Aires designó a Juan José Paso,
Tomás Manuel de Anchorena, Fray Cayetano Rodríguez,
Pbro. Antonio Sáenz, José Darragueira,
Agustín Gascón y Pedro Medrano. Sus instrucciones
eran postular la adopción
de una Constitución que estableciera un poder Ejecutivo
unipersonal, sin aclarar si preferían el sistema
monárquico o republicano.
Para inaugurar el período de sesiones no se
esperó que estuvieran presentes todos los diputados,
Cuando se reunieron dos tercios, se fijó el 24 de marzo.
Ese día, los representantes se constituyeron y designaron
presidente del Congreeso al doctor Pedro Medrano, estableciendo
que el cargo se renovaría mensualmente, y como secretarios
a Paso y Serrano.
A raíz de la renuncia de Álvarez Thomas, y
su remplazo provisorio por Balcarce, dada la ausencia del titular
José Rondeau, el Congreso resolvió elegir nuevo
Director Supremo. La votación se realizó el 3 de
mayo Juan Martín de Pueyrredón fue electo (como ya
antes habíamos aclarado).
Durante los tres primeros meses, el Congreso
consideró su organización, la aprobación de los
diplomas de los diputados, la fórmula de juramento a su
soberanía, y la elaboración de un plan de
trabajo.
El temario presentado incluía 17 puntos. Los
principales eran: manifiesto explicativo de los fines del
Congreso, sus atribuciones y duración; discusión
sobre la declaración de la Independencia; pactos
interprovinciales previos a la Constitución;
determinación de la forma de gobierno y elaboración
de una Constitución. Los restantes se referían al
sistema
financiero, el funcionamiento de la Justicia, el
régimen militar, la educación, los
límites territoriales y el régimen agrario. La
influencia de San Martín y Belgrano para la
consideración del tercer punto del sumario fue
decisiva.
San Martín decía: "¿hasta
cuándo esperaremos para declarar nuestra Independencia? Es
ridículo acuñar moneda, tener pabellón y
escarapela nacional, y por último, hacer la guerra al
soberano de quien se dice dependemos y permanecer a pupilo de los
enemigos. ¿Qué más tenemos que
decirle?"
Belgrano, por su parte, quien acababa de regresar de
Europa, se trasladó a Tucumán a principios de
julio y el día 6 expuso ante el Congreso la
situación europea, después de la frustada
misión diplomática cumplida por
Rivadavia.
9 de julio de 1816. El día 8, los diputados
deliberaron en sesión privada sobre la Independencia, y
resolvieron proclamarla en la sesión siguiente. Reunidos
bajo la presidencia de Narciso Laprida con la
participación de numeroso público, el 9 de julio,
luego de una votación, se labró el acta suscrita
por los 29 congresales: "En la benemérita y muy digna
ciudad de San Miguel de Tucumán, a los nueve días
del mes de julio de 1816: Nos, los representantes de las
Provincias Unidas de Sud América, reunidos en congreso General,
invocando al Eterno que preside el Universo, en
nombre y por autoridad de los pueblos que representamos,
protestamos al Cielo, a las Naciones y a los hombres todos del
globo, la Justicia que regla nuestros votos.
"declaramos solemnemente a la faz de la Tierra que
es la voluntad unánime e indubitable de estas Provincia
romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes
de España,
recuperar los derechos de que fueron
despojados, e investirse del alto carácter de una
nación Libre e Independiente del rey Fernando VII, sus
sucesores y metrópoli, quedando en consecuencia, de hecho
y de derecho, con amplio y pleno poder para darse las formas que
exija la justicia e impere el cúmulo de las actuales
circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican,
declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio
al cumplimiento y sostén de esa voluntad, bajo el seguro y
garantía de nuestras vidas, haberes y fama".
El siguiente 19 de julio, y por iniciativa de Medrano se
agregó a la independencia "de Fernando VII, sus sucesores
y metrópoli", otra parte "y de toda otra dominación
extranjera", tanto en el Acta como en la fórmula de
juramento que se exigiría a los representantes,
funcionarios y tropas.
El origen de tal modificación fue el rumor de que
a espaldas del Congreso de estaba proyectando un protectorado de
Portugal.
Una vez jurada la Independencia, el Congreso pasó
a deliberar sobre el sistema de gobierno. Belgrano había
expuesto en la sesión del día 6, la
situación de Europa, donde existía un auge
monárquico y las casas reinantes pretendían imponer
a miembros de las familias reales en América. Por eso
pensaba que el establecimiento de una dinastía propia en
las Provincias Unidas de Sud América, podía
constituir una garantía de estabilidad ante las ambiciones
externas.
A fines de 1816, el Congreso remitió al Director
Supremo un Estatuto Provisional de Gobierno para que lo
promulgara. Pero Pueyrredón lo devolvió porque
estimaba que las atribuciones del Poder Ejecutivo eran limitadas
entendiendo que las fuerzas militares debían estar bajo el
mando del Directorio.
El Congreso se trasladó a Buenos Aires a
principios de 1817 para enfrentar juntamente con
pueyrredón la grave situación existente: los
portugueses habían invadido la banda Oriental; el
ejército del Virreynato del Perú seguía
amenazando las fronteras del Norte, defendidas por Güemes y
no pocas provincias reaccionaban vehementemente ante el proyecto
monárquico.
Al reiniciar las sesiones se decidió que: El
titular del Poder Ejecutivo sería designado por el
congreso, y los gobernadores serían elegidos por el
director Supremo entre candidatos propuestos por los cabildos.
Este último mecanismo confería al Reglamento una
orientación centralista que siguió provocando
conflictos con
las provincias. La tendencia sería acentuada en la
Constitución que sancionaría en 1819. El llamado
"Congreso de Tucumán" seguiría sesionando hasta
febrero de 1820.
Pueyrredón tuvo en general una fecunda gestión, más allá de los
problemas graves que se estaban dando en la Banda Oriental y
hacia el Norte. En el plano económico, fundó la
Caja Nacional de Fondos del Sud, que fue base del sistema
bancario argentino; adjudicó tierras a los pobladores para
extender las fronteras con los indios y fomentó la
producción agrícola y ganadera, la
exportación de granos y las industrias,
racionalizando la explotación de los saladeros.
Pueyrredón tuvo que enfrentar el pesado costo
económico de la guerra revolucionaria. No era un problema
nuevo, pero sí más acuciante: la contienda se
prolongaba y afectaba, cuando no destruía, los circuitos
comerciales y productivos. La guerra civil alentaba el saqueo
sistemático de la producción ganadera del Litoral.
A todo eso se agregó que la campaña de San
Martín a Chile impuso
un costo de una magnitud desconocida hasta ese momento. En 1817
pueyrredón ensayó varias medidas para obtener
ingresos
regulares, como la imposición de tasas aduaneras, pero, en
1819, el gobierno todavía seguía recurriendo a los
impopulares gravámenes extraordinarios.
Los principales ingresos públicos
provenían de los impuestos a la
importación, que, indirectamente, afectaba a los
consumidores. A cambio de los empréstitos solicitados a os
comerciantes, el Gobierno daba órdenes de pago a largo
plazo. Dichas órdenes sólo podían ser
descontadas al momento por los grandes comerciantes, en su
mayoría ingleses, que se convirtieron en fuertes
acreedores del Estado. En 1819, el aumento de la deuda
pública llevó al Gobierno a incrementar las
contribuciones forzosas en un 11%.
A comienzos de 1819, Carlos de Alvear, junto con
José Miguel Carrera y Manuel de Sarratea, planeó en
Río de janeiro la destitución de Pueyrredón.
Los caudillos López y Ramírez,
disconformes con la Constitución de 1819, entraron en la
conspiración. San Martín intentó apoyar a
Puyrredón y envió a un batallón de Cazadores
de los Andes al mando de Mariano Mendizábal, pero
éste se sumó a la revuelta. El 9 de junio de 1819,
Pueyrredón renunció a favor de José
Rondeau.
Ya en Buenos Aires, el Congreso aprobó la
Constitución del nuevo Estado, que fue jurada el 25 de
mayo de 1819. La carta
establecía un Ejecutivo unipersonal que, con pocos
recortes, podían ser transformado en una monarquía
constitucional, si las misiones diplomáticas que buscaban
un monarca en Europa tenían éxito. El Legislativo
estaba compuesto por dos cámaras: una de Representantes,
elegidos en forma proporcional a la población, y un Senado con representantes
de las corporaciones (los cabildos, la iglesia, el
Ejército o las universidades). El rechazo a su marcado
centralismo se
inició en el Litoral. Poco después de su jura, fue
cuando Pueyrredón se vio obligado a renunciar.
La Constitución de 1819 respondió al
esquema establecido por el pensador francés Montesquieu:
Ejecutivo, Legislativo, Judicial.
En cuanto a la representatividad, teníamos 1
diputados por cada 25.000 habitantes o fracción mayor de
17.000. Los diputados eran "de la nación" y no de las
provincias.
El Poder ejecutivo recaía en una sola persona, el
director. Éste podía ser reelecto una sola vez, si
contaba con el voto de las dos terceras partes de las
Cámaras.
La figura del Director Supremo, logró conservarse
hasta el año1820, cuando con la Batalla de Cepeda, se
inicia un período de autonomías provinciales
(Disolución del gobierno centralizado).
Categoría: Historia
Autor:
Gisele Jaquenod De Giusti