Monografias.com > Filosofía
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Epistemología – Teoría del conocimiento




Enviado por latiniando



    (del griego, episteme, 'conocimiento';
    logos, 'teoría')

    Rama de la filosofía que trata de los problemas
    filosóficos que rodean la teoría
    del conocimiento.
    La epistemología se ocupa de la
    definición del saber y de los conceptos relacionados, de
    las fuentes, los
    criterios, los tipos de conocimiento
    posible y el grado con el que cada uno resulta cierto; así
    como la relación exacta entre el que conoce y el objeto
    conocido.

    INTRODUCCIÓN.

    He aquí unos de los grandes temas de la
    filosofía de todos los tiempos :elucidar en que consiste
    el acto de conocer, cual es la escencia del conocimiento,
    cual es la relación cognoscitiva entre el hombre y
    las cosas que lo rodean. A pesar de que es una operación
    cotidiana no hay un acuerdo acerca de lo que sucede cuando
    conocemos algo. La definición más sencilla nos dice
    que conocer consiste en obtener una información acerca de un objeto. Conocer es
    conseguir un dato o una noticia sobre algo. El
    conocimiento es esa noticia o información acerca de ése
    objeto.

    La teoría
    del conocimiento es una doctrina filosófica. Para precisar
    su ubicación en el todo que es la filosofía, es
    necesario que antes aparezca una definición esencial de
    esta.

    Una definición esencial de la filosofía se
    podría obtener atendiendo el significado de la palabra. El
    termino filosofía deriva del griego y quiere decir
    amor a la
    sabiduría o , lo que es lo mismo, deseo de saber, de
    conocer. Inmediatamente se nota que no se puede de obtener de la
    filosofía una definición esencial, y, por lo tanto,
    obligatoriamente se debe de emplear otro método.

    Por ejemplo la definición de filosofía que
    presentan Platón y
    Aristóteles como ciencia pura,
    es respectivamente la búsqueda de la virtud o de la
    felicidad.

    Como dice Dilthey: ¨Lo primero que debemos intentar
    es descubrir un objetivo
    común contenido en todos aquellos sistemas a cuya
    vista se constituyen todos aquellos sistemas de la
    filosofía".

    Estos sistemas son los
    de Platón y
    Aristóteles, Descartes y
    Leibnitz, Kant y Hegel ya que en
    todos ellos hallaremos una inclinación en la
    universalidad, una orientación en la totalidad objetiva
    por ejemplo: el ser, la esencia, el
    conocimiento.

    En los principios de la
    edad moderna
    retomamos los caminos del concepto
    Aristotélico (tiene como centro una ciencia
    universal del ser). Los sistemas de
    Descartes,
    Spinoza y Leibnitz, presentan la misma orientación que
    caracteriza al Estagirita, ya que todos tienden al conocimiento
    del mundo objetivo.
    Kant por el
    contrario revive el estilo Platónico (procura elevar la
    vida, con todos sus conceptos a la conciencia
    filosófica).

    Es verdad que Kant en su
    primera manifestación surge como una teoría
    del conocimiento o como base crítica del estudio
    científico. Pero no se detiene en el ámbito
    teórico sino que avanza a formular la base crítica
    de todos los campos conocibles. Al lado de la Crítica
    de la razón pura
    , se encuentra la Crítica de
    la razón práctica,
    que aborda el tema de la
    valorización moral, y la
    Crítica del juicio, cuyo objetivo son
    las investigaciones
    críticas de los valores
    estéticos. Así pues, en Kant aparece la
    filosofía como una reflexión universal del pensamiento
    sobre sí mismo, como una reflexión del hombre
    estudioso sobre los valores de
    su conducta.

    La supresión de todos los principios
    materiales y
    objetivos, los
    cuales existen indudablemente en Kant, de manera
    que la filosofía asume un carácter puramente formal
    y metodológico. Ésta postura intelectual provoca
    una reacción que forja un nuevo movimiento en
    el pensamiento
    filosófico, el cual vuelve a inclinarse a lo material y
    objetivo,
    constituyendo una renovación del carácter
    aristotélico.

    Éste breve repaso de toda la evolución histórica del pensamiento
    filosófico, nos permite determinar otros dos elementos del
    concepto
    esencial de la filosofía. Al primero se conoce con la
    expresión "concepción del yo"; al segundo se le
    llama "concepción del universo". La
    filosofía es ambas cosas: una concepción del yo y
    una concepción del universo.

    En todo conocimiento podemos distinguir cuatro
    elementos:

    • El sujeto que conoce.
    • El objeto conocido.
    • La operación misma de conocer.
    • El resultado obtenido que es la información recabada acerca del
      objeto.

    Dicho de otra manera: el sujeto se pone en contacto con
    el objeto y obtiene una información acerca del mismo. Cuando existe
    congruencia o adecuación entre el objeto y la
    representación interna correspondiente, decimos que
    estamos en posesión de una verdad.

    PROBLEMAS FILOSÓFICOS GRIEGOS Y
    MEDIEVALES.

    En el siglo V a.C., los sofistas griegos cuestionaron la
    posibilidad de que hubiera un conocimiento fiable y objetivo. Por
    ello, uno de los principales sofistas, Gorgias, afirmó que nada puede
    existir en realidad, que si algo existe no se puede conocer, y
    que si su conocimiento fuera posible, no se podría
    comunicar. Otro sofista importante, Protágoras, mantuvo que ninguna
    opinión de una persona es
    más correcta que la de otra, porque cada individuo es el
    único juez de su propia experiencia. Platón, siguiendo a su ilustre
    maestro Sócrates, intentó contestar
    a los sofistas dando por sentado la existencia de un mundo de
    formas o ideas, invariables e invisibles, sobre las que es
    posible adquirir un conocimiento exacto y certero.
    Mantenía que las cosas que uno ve y palpa son copias
    imperfectas de las formas puras estudiadas en matemáticas y filosofía. Por
    consiguiente, sólo el razonamiento abstracto de esas
    disciplinas proporciona un conocimiento verdadero, mientras que
    la percepción facilita opiniones vagas e
    inconsistentes. Concluyó que la contemplación
    filosófica del mundo oculto de las ideas es el fin
    más elevado de la existencia humana.

    Aristóteles
    siguió a Platón al
    considerar el
    conocimiento abstracto superior a cualquier otro, pero
    discrepó de su juicio en cuanto al método
    apropiado para alcanzarlo. Aristóteles mantenía que casi todo
    el
    conocimiento se deriva de la experiencia. El
    conocimiento se adquiere ya sea por vía directa, con
    la abstracción de los rasgos que definen a una especie, o
    de forma indirecta, deduciendo nuevos datos de aquellos
    ya sabidos, de acuerdo con las reglas de la lógica. La observación cuidadosa y la adhesión
    estricta a las reglas de la lógica,
    que por primera vez fueron expuestas de forma sistemática
    por Aristóteles, ayudarían a superar las
    trampas teóricas que los sofistas habían expuesto.
    Las escuelas estoica y epicúrea coincidieron con Aristóteles en que el conocimiento nace de
    la percepción pero, al contrario que
    Aristóteles y Platón,
    mantenían que la filosofía había de ser
    considerada como una guía práctica para la vida y
    no como un fin en sí misma.

    Después de varios siglos de declive del interés
    por el conocimiento racional y científico, el
    filósofo escolástico (véase
    Escolasticismo)
    santo Tomás de Aquino y
    otros filósofos de la edad media
    ayudaron a devolver la confianza en la razón y la
    experiencia, combinando los métodos
    racionales y la fe en un sistema unificado
    de creencias. Tomás de Aquino coincidió con
    Aristóteles en considerar la percepción
    como el punto de partida y la lógica
    como el procedimiento
    intelectual para llegar a un conocimiento fiable de la naturaleza, pero
    estimó que la fe en la autoridad
    bíblica era la principal fuente de la creencia
    religiosa.

    LOS TRES NIVELES DEL CONOCIMIENTO.

    El ser humano puede captar un objeto en tres diferentes
    niveles, sensible, conceptual y holístico. El
    conocimiento sensible
    consiste en captar un objeto por medio
    de los sentidos; tal
    es el caso de las imágenes
    captadas por medio de la vista. Gracias a ella podemos almacenar
    en nuestra mente las imágenes
    de las cosas, con color, figura y
    dimensiones. Los ojos y los oídos son los principales
    sentidos utilizados por el ser humano. Los animales han
    desarrollado poderosamente el olfato y el tacto.

    En segundo lugar, tenemos el conocimiento
    conceptual
    , que consiste en representaciones invisibles,
    inmateriales, pero universales y esenciales. La principal
    diferencia entre el nivel sensible y el conceptual reside en la
    singularidad y universalidad que caracteriza, respectivamente, a
    estos dos tipos de conocimiento. El conocimiento sensible es
    singular y el conceptual universal. Por ejemplo, puedo ver y
    mantener la imagen de mi
    padre; esto es conocimiento sensible, singular. Pero
    además, puedo tener el concepto de
    padre, que abarca a todos los padres; es universal. El concepto de padre
    ya no tiene color o
    dimensiones; es abstracto. La imagen de padre
    es singular, y representa a una persona con
    dimensiones y figura concretas. En cambio el
    concepto de
    padre es universal (padre es el ser que da vida a otro ser). La
    imagen de
    padre sólo se aplica al que tengo en frente. En cambio, el
    concepto de padre se aplica a todos los padres. Por esto decimos
    que la imagen es
    singular y el concepto es universal.

    En tercer lugar tenemos el conocimiento
    holístico
    (también llamado intuitivo, con el
    riesgo de
    muchas confusiones, dado que la palabra intuición se ha
    utilizado hasta para hablar de premoniciones y corazonadas). En
    este nivel tampoco hay colores,
    dimensiones ni estructuras
    universales como es el caso del conocimiento conceptual. Intuir
    un objeto significa captarlo dentro de un amplio contexto, como
    elemento de una totalidad, sin estructuras ni
    límites definidos con claridad. La palabra
    holístico se refiere a esta totalidad percibida en el
    momento de la intuición (holos significa totalidad en
    griego). La principal diferencia entre el conocimiento
    holístico y conceptual reside en las estructuras.
    El primero carece de estructuras, o
    por lo menos, tiende a prescindir de ellas. El concepto, en
    cambio, es un
    conocimiento estructurado. Debido a esto, lo percibido a nivel
    intuitivo no se puede definir, (definir es delimitar), se capta
    como un elemento de una totalidad, se tiene una vivencia de una
    presencia, pero sin poder
    expresarla adecuadamente. Aquí está también
    la raíz de la dificultad para dar ejemplos concretos de
    este conocimiento. Intuir un valor, por
    ejemplo, es tener la vivencia o presencia de ese valor y
    apreciarlo como tal, pero con una escasa probabilidad de
    poder
    expresarla y comunicarla a los demás.

    Un ejemplo de conocimiento holístico o intuitivo
    es el caso de un descubrimiento en el terreno de la ciencia.
    Cuando un científico dislumbra una hipótesis explicativa de los
    fenómenos que estudia, podemos decir que ese momento tiene
    un conocimiento holístico, es decir, capta al objeto
    estudiado en un contexto amplio en donde se relaciona con otros
    objetos y se explica el fenómeno, sus relaciones, sus
    cambios y sus características. El trabajo
    posterior del científico, una vez que ha vislumbrado una
    hipótesis, consiste en traducir en
    términos estructurados ( conceptos) la visión que
    ha captado en el conocimiento holístico, gracias a un
    momento de inspiración.

    La captación de valores nos
    ofrece el mejor ejemplo de conocimiento holístico. Podemos
    ver a un ser humano enfrente de nosotros (esto es un conocimiento
    sensible o de primer nivel). Podemos captar el concepto de
    hombre y
    definirlo (esto es un conocimiento conceptual o de segundo
    nivel). Pero además, podemos vislumbrar el valor de este
    hombre en
    concreto
    dentro de su familia.
    Percibimos su valor y lo
    apreciamos. Esto es un conocimiento holístico o de tercer
    nivel.

    La experiencia estética nos proporciona otro
    ejemplo de conocimiento holístico. Percibir la belleza de
    una obra de arte significa
    captar ese objeto sin estructuras,
    sin conceptos, simplemente deteniéndose en la
    armonía, congruencias y afinidades con el propio sujeto.
    Debido a esto, la experiencia estética se puede denominar
    también conocimiento por connaturalidad.

    EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO.

    1.- Racionalismo.

    Se denomina racionalismo a
    la doctrina epistemológica que sostiene que la causa
    principal del conocimiento reside en el pensamiento,
    en la razón. Afirma que un conocimiento solo es realmente
    tal, cuando posee necesidad lógica
    y validez universal. El planteamiento mas antiguo del racionalismo
    aparece en Platón. El
    tiene la íntima convicción de que el conocimiento
    verdadero debe distinguirse por la posesión de las notas
    de la necesidad lógica
    y de la validez universal.

    2.- El empirismo.

    Frente a la tesis del
    racionalismo,
    el pensamiento,
    la razón, es el único principio del conocimiento,
    el empirismo (
    del griego Empereimía = experiencia ) opone la antitesis:
    la única causa del conocimiento humano es la experiencia.
    Según el empirismo, no
    existe un patrimonio a
    priori de la razón. La conciencia
    cognoscente no obtiene sus conceptos de la razón , sino
    exclusivamente de la experiencia. El espíritu humano, por
    naturaleza,
    está desprovisto de todo conocimiento.

    El racionalismo
    es guiado por la idea determinada, por el conocimiento ideal,
    mientras que el empirismo, se
    origina en los hechos concretos.

    Los racionalistas casi siempre surgen de la matemática; los defensores del empirismo,
    según lo prueba su historia, frecuentemente
    vienen de las ciencias
    naturales. Esto se entiende sin esfuerzo. La experiencia es
    el factor determinante en las ciencias
    naturales.

    En ellas, lo más importante es la
    comprobación exacta de los hechos por medio de una
    cuidadosa observación. El investigador depende
    totalmente de la experiencia. Suelen distinguirse dos clases de
    experiencia: una interna y otra externa. El fundamento de un
    conocimiento válido, no se encuentra en la experiencia,
    sino en el pensamiento.

    3.- Apriorismo.

    En la historia de la
    Filosofía existe también un segundo esfuerzo de
    intermediación entre el racionalismo y el empirismo: el
    apriorismo. El cual también considera que la razón
    y la experiencia son a causa del conocimiento. Pero se diferencia
    del intelectualismo porque establece una relación entre la
    razón y la experiencia, en una dirección diametralmente opuesta a la de
    éste. En la tendencia de apriorismo, se sostiene que
    nuestro conocimiento posee algunos elementos a priori que son
    independientes de la experiencia. Esta afirmación
    también pertenece al racionalismo. Si
    relacionáramos el intelectualismo y el apriorismo con los
    dos extremos contrarios entre los cuales pretenden mediar,
    inmediatamente descubriríamos que el intelectualismo tiene
    afinidad con el empirismo, mientras que el apriorismo, se acerca
    al racionalismo. El intelectualismo forma sus conceptos de la
    experiencia; el apriorismo rechaza tal conclusión y
    establece que el factor cognoscitivo procede de la razón y
    no de la experiencia.

    LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO.

    1.- El dogmatismo.

    Para el, resulta comprensible el que el sujeto, la
    conciencia
    cognoscente, aprehenda su objeto, esta actitud se
    fundamenta en una confianza total en la razón humana,
    confianza que aún no es debilitada por la duda.

    El dogmatismo supone absolutamente la posibilidad y
    realidad del contacto entre el sujeto y el objeto.

    Para Kant el dogmatismo es la actitud de
    quien estudia la metafísica sin haber determinado con
    anterioridad cuál es la capacidad de la razón
    humana para tal estudio.

    2.-El escepticismo.

    El dogmatismo frecuentemente se transforma en su
    opuesto, en el escepticismo. Mientras que el dogmatismo considera
    que la posibilidad de un contacto entre el sujeto y el objeto es
    comprensible en sí misma, el escepticismo niega tal
    posibilidad. El sujeto no puede aprehender al objeto, afirma el
    escepticismo. Por tanto, el conocimiento, considerado como la
    aprehensión real de un objeto, es imposible. Según
    esto, no podemos externar ningún juicio, y debemos
    abstenernos totalmente de juzgar.

    Mientras que el dogmatismo en cierta forma ignora al
    sujeto, el escepticismo desconoce al objeto.

    El escepticismo se puede hallar, principalmente, en la
    antigüedad. Su fundador fue Pirrón de Elis ( 360 a
    270 ) . El afirma que no puede lograrse un contacto entre el
    sujeto y el objeto. La conciencia y
    cognoscente esta imposibilitada para aprehender su
    objeto.

    3.- El subjetivismo y el
    relativismo.

    El escepticismo sostiene que no hay verdad alguna. El
    subjetivismo y el relativismo no son tan radicales. Con ellos se
    afirma que si existe una verdad; sin embargo, tal verdad tiene
    una validez limitada. El subjetivismo, como su nombre lo indica,
    limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga. El
    relativismo afirma que no existe alguna verdad, alguna verdad
    absolutamente universal.

    El subjetivismo y el relativismo son análogos, en
    su contenido, al escepticismo. En efecto, ambos niegan la verdad;
    no en forma directa como el escepticismo, pero sí en forma
    indirecta al dudar de su validez universal.

    4.- El pragmatismo.

    El escepticismo presenta una actitud
    esencialmente negativa. Formula la negación de la
    posibilidad del conocimiento. El escepticismo adquiere un cariz
    positivo en el pragmatismo
    moderno. El pragmatismo,
    al igual que el escepticismo, desecha el concepto de la verdad
    considerado como concordancia.

    El pragmatismo
    cambia el concepto de la verdad en cuanto que es originado por
    una peculiar concepción de lo que es el ser humano. Dentro
    de tal concepción el hombre no
    es primordialmente un ser especulativo y pensante, sino un ser
    práctico, un ser volitivo.

    5.- El criticismo.

    Existe una tercer postura que resolvería la
    antitesis en una síntesis. Esta postura intermedia entre
    el dogmatismo y el escepticismo recibe el nombre de criticismo.
    Al igual que el dogmatismo, el criticismo admite una confianza
    fundamental en la razón humana. El criticismo está
    convencido de que es posible el conocimiento de que existe la
    verdad. Pero mientras que tal confianza conduce al dogmatismo, a
    la aceptación candorosa, para decirlo en alguna forma, de
    todas las aseveraciones de la razón humana y al no fijar
    límites al poder del
    conocimiento humano, el criticismo pone, junto a la confianza
    general en el conocimiento humano, una desconfianza hacia cada
    conocimiento particular, acercándose al escepticismo por
    esto.

    El criticismo examina todas y cada una de las
    aseveraciones de la razón humana y nada acepta con
    indiferencia.

    RAZÓN CONTRA PERCEPCIÓN.

    Desde el siglo XVII hasta finales del siglo XIX la
    cuestión principal en epistemología contrastó la
    razón contra el sentido de percepción
    como medio para adquirir el conocimiento. Para los racionalistas,
    entre los más destacados el francés
    René Descartes, el
    holandés Baruch
    Spinoza y el alemán, Gottfried Wilhelm Leibniz, la principal
    fuente y prueba final del conocimiento era el razonamiento
    deductivo basado en principios
    evidentes o axiomas. Para los empiristas, empezando por
    los filósofos ingleses Francis Bacon y John Locke, la fuente principal y prueba
    última del conocimiento era la
    percepción.

    Bacon inauguró la nueva era de la ciencia
    moderna criticando la confianza medieval en la tradición y
    la autoridad y
    aportando nuevas normas para
    articular el método
    científico, entre las que se incluyen el primer grupo de
    reglas de lógica
    inductiva formuladas. Locke criticó la creencia
    racionalista de que los principios del
    conocimiento son evidentes por una vía intuitiva, y
    argumentó que todo conocimiento deriva de la experiencia,
    ya sea de la procedente del mundo externo, que imprime
    sensaciones en la mente, ya sea de la experiencia interna, cuando
    la mente refleja sus propias actividades. Afirmó que el
    conocimiento humano de los objetos físicos externos
    está siempre sujeto a los errores de los sentidos y
    concluyó que no se puede tener un conocimiento certero del
    mundo físico que resulte absoluto.

    El filósofo irlandés George Berkeley estaba de acuerdo con
    Locke en que el conocimiento se adquiere a través de las
    ideas, pero rechazó la creencia de Locke de que es posible
    distinguir entre ideas y objetos. El filósofo
    escocés David Hume
    siguió con la tradición empirista, pero no
    aceptó la conclusión de Berkeley de que el
    conocimiento consistía tan sólo en ideas.
    Dividió todo el conocimiento en dos clases: el
    conocimiento de la relación de las ideas —es decir,
    el conocimiento hallado en las matemáticas y la lógica, que es
    exacto y certero pero no aporta información sobre el mundo— y el
    conocimiento de la realidad —es decir, el que se deriva de
    la percepción. Hume afirmó que la mayor parte del
    conocimiento de la realidad descansa en la relación
    causa-efecto, y al no existir ninguna conexión
    lógica entre una causa dada y su efecto, no se puede
    esperar conocer ninguna realidad futura con certeza. Así,
    las leyes de la ciencia
    más certeras podrían no seguir siendo verdad: una
    conclusión que tuvo un impacto revolucionario en la
    filosofía.

    El filósofo alemán Immanuel Kant intentó resolver la
    crisis
    provocada por Locke y llevada a su punto más alto por las
    teorías
    de Hume; propuso una solución en la que combinaba
    elementos del racionalismo
    con algunas tesis
    procedentes del empirismo. Coincidió con los
    racionalistas en que se puede tener conocimiento exacto y
    certero, pero siguió a los empiristas en mantener que
    dicho conocimiento es más informativo sobre la estructura del
    pensamiento que sobre el mundo que se halla al margen del mismo.
    Distinguió tres tipos de conocimiento: analítico
    a priori,
    que es exacto y certero pero no informativo, porque
    sólo aclara lo que está contenido en las
    definiciones; sintético a posteriori, que transmite
    información sobre el mundo aprendido a partir de la
    experiencia, pero está sujeto a los errores de los sentidos, y
    sintético a priori, que se descubre por la
    intuición y es a la vez exacto y certero, ya que expresa
    las condiciones necesarias que la mente impone a todos los
    objetos de la experiencia. Las matemáticas y la filosofía, de
    acuerdo con Kant, aportan este último tipo de
    conocimiento. Desde los tiempos de Kant, una de las cuestiones
    sobre las que más se ha debatido en filosofía ha
    sido si existe o no el conocimiento sintético a
    priori.

    Durante el siglo XIX, el filósofo
    alemán George Wilhelm
    Friedrich Hegel retomó la afirmación
    racionalista de que el conocimiento certero de la realidad puede
    alcanzarse con carácter absoluto equiparando los procesos del
    pensamiento, de la naturaleza y de
    la historia.
    Hegel
    provocó un interés
    por la historia y el
    enfoque histórico del conocimiento que más tarde
    fue realzado por Herbert
    Spencer en Gran Bretaña y la escuela alemana
    del historicismo. Spencer y el filósofo
    francés Auguste Comte
    llamaron la atención sobre la importancia de
    la sociología
    como una rama del conocimiento y ambos aplicaron los
    principios del
    empirismo al estudio de la sociedad.

    La escuela
    estadounidense del pragmatismo, fundada por los filósofos Charles Sanders Peirce,
    William James y
    John Dewey a principios de
    este siglo, llevó el empirismo aún más lejos
    al mantener que el conocimiento es un instrumento de
    acción y que todas las creencias tenían que ser
    juzgadas por su utilidad como
    reglas para predecir las experiencias.

    POSICIÓN DE LOS AUTORES FRENTE AL
    CONCOCIMIENTO.

    Para algunos autores, el fundamento de la posibilidad
    del conocimiento es la realidad, bien la sensible (como han
    defendido los filósofos de orientación empirista),
    bien la inteligible (como aquellos racionalistas que han
    defendido el carácter realmente existente de las entidades
    conceptuales o nociones generales).

    El primer gran filósofo que abordó el
    estudio del conocimiento fué el francés René
    Descartes, en
    el siglo XVII. Descartes
    intentó descubrir un fundamento del conocimiento que fuera
    independiente de límites y supuestos. Para él,
    conocer es partir de una proposición evidente, que se
    apoya en una intuición primaria. Descartes
    formuló tal proposición en su célebre
    sentencia: "pienso, luego existo".

    Kant negó que la realidad pudiera ser explicada
    mediante los solos conceptos y se propuso conseguir el mismo
    objetivo, pero intentando determinar los límites y
    capacidades de la razón. Si bien existen, efectivamente,
    juicios sintéticos apriori, que son la condición
    necesaria de toda comprehensión de la naturaleza
    (trascendentales), el ámbito del conocimiento de limita,
    sin embargo en el pensamiento de Kant, al reino de la
    experiencia.

    Según el británico John Locke,
    representante moderado del empirismo, las impresiones de la
    sensibilidad sólo formaban la base primaria del
    conocimiento. El también británico David Hume y
    algunos autores neopositivistas posteriores consideraron, por el
    contrario, que las nociones de las ciencias
    formales no son empíricas ni conceptuales, sino formales
    y, por lo tanto, vacías de conocimiento.

    De acuerdo con determinadas formas de empirismo existen
    otras experiencias además de la sensible, como la
    experiencia histórica, la experiencia intelectual, etc. En
    estas posiciones, a algunos de cuyos precursores – los alemanes
    Friedrich Nietzsche y
    Wilhelm Dilthey- difícilmente se les puede considerar como
    empiristas, el término experiencia se entiende en un
    sentido más amplio. Los autores más representativos
    de estas posiciones son el alemán Martin Heidegger y el
    francés Jean- Paul- Sartre, que
    defendieron posturas existencialistas; los estadounidenses John
    Dewey y William James, de orientación pragmatista; y el
    español José Ortega y Gasset, que mantuvo la
    postura que él llamó raciovitalismo, en la que vida
    y razón constituían los dos polos de su
    concepción del mundo.

    EL CONOCIMIENTO
    CIENTÍFICO.

    Mientras que la epistemología ha sido entendida
    tradicionalmente como una teoría
    del conocimiento en general, en el siglo XX los filósofos se interesaron principalmente por
    construir una teoría del conocimiento
    científico, suponiendo que si se lograra disponer de
    teoría adecuadas que explicaran los mecanismos de un
    conocimiento de este tipo, podrían avanzar
    considerablemente por la misma vía en la solución
    de problemas
    gnoseológicos (doctrinas filosófica y religiosa que
    pretendía tener un conocimiento misterioso e instintivo de
    las cosas divinas) más generales.

    La elaboración de una epistemología de este tipo
    constituyó la tarea abordada especialmente por los autores
    del Círculo de Viena, que fueron el germen de todo
    movimiento del
    empirismo o positivismo
    lógico. Para éstos filósofos se trataba de
    conseguir un sistema unitario
    de saber y conocimiento, lo que requería la
    unificación del lenguaje y la
    metodología de las distintas ciencias. Este
    lenguaje
    debería ser insersubjetivo – lo que exigía la
    utilización de formalismos y de una semántica
    común- y universal, es decir, cualquier proposición
    debía poder
    traducirse a él.

    Lo único que puede hacerse es formular la
    hipótesis de la existencia de una realidad
    independiente de nuestra experiencia e indicar criterios para su
    contrastación en la medida en que una afirmación de
    existencia implica determinados enunciados perceptivos. No hay
    ninguna posibilidad de decisión respecto a una realidad o
    idealidad absolutas. Ello sería, en palabras de Carnap, un
    seudoproblema. Todas las formas epistemológicas de la
    tradición filosófica inspiradas en posiciones
    metafísicas – el idealismo y el
    realismo
    filosófico, el fenomelanismo, el solipsismo, etc.-
    caerían, así, fuera del ámbito del
    conocimiento empírico, ya que buscarían responder a
    una pregunta imposible.

    EPISTEMOLOGÍA EN EL SIGLO XX.

    A principios del siglo XX los problemas
    epistemológicos fueron discutidos a fondo y sutiles
    matices de diferencia empezaron a dividir a las distintas
    escuelas de pensamiento rivales. Se prestó especial
    atención a la relación entre el acto de percibir
    algo, el objeto percibido de una forma directa y la cosa que se
    puede decir que se conoce como resultado de la propia
    percepción. Los autores fenomenológicos afirmaron
    que los objetos de conocimiento son los mismos que los objetos
    percibidos. Los neorealistas sostuvieron que se tienen
    percepciones directas de los objetos físicos o partes de
    los objetos físicos en vez de los estados mentales
    personales de cada uno. Los realistas críticos adoptaron
    una posición intermedia, manteniendo que aunque se
    perciben sólo datos
    sensoriales, como los colores y los
    sonidos, éstos representan objetos físicos sobre
    los cuales aportan conocimiento.

    Un método
    para enfrentarse al problema de clarificar la relación
    entre el acto de conocer y el objeto conocido fue elaborado por
    el filósofo alemán Edmund Husserl. Perfiló un procedimiento
    elaborado, al que llamó fenomenología, por medio del cual
    se puede distinguir cómo son las cosas a partir de
    cómo uno piensa que son en realidad, alcanzando así
    una comprensión más precisa de las bases
    conceptuales del conocimiento.

    Durante el segundo cuarto del siglo XX surgieron dos
    escuelas de pensamiento, ambas deudoras del filósofo
    austriaco Ludwig
    Wittgenstein. Por una parte, la escuela del
    empirismo o positivismo
    lógico, tuvo su origen en Viena, Austria, pero
    pronto se extendió por todo el mundo. Los empiristas
    lógicos hicieron hincapié en que sólo hay
    una clase de conocimiento: el conocimiento
    científico; que cualquier conocimiento válido
    tiene que ser verificable en la experiencia; y, por lo tanto, que
    mucho de lo que había sido dado por bueno por la
    filosofía no era ni verdadero ni falso, sino carente de
    sentido. A la postre, siguiendo a Hume y a Kant, se tenía
    que establecer una clara distinción entre enunciados
    analíticos y sintéticos. El llamado criterio de
    verificabilidad del significado ha sufrido cambios como
    consecuencia de las discusiones entre los propios empiristas
    lógicos, así como entre sus críticos, pero
    no ha sido descartado.

    La última de estas recientes escuelas de
    pensamiento, englobadas en el campo del análisis lingüístico
    (véase Filosofía analítica) o en la
    filosofía del lenguaje
    corriente, parece romper con la epistemología tradicional. Los analistas
    lingüísticos se han propuesto estudiar el modo real
    en que se usan los términos epistemológicos claves
    —términos como conocimiento,
    percepción y probabilidad— y formular
    reglas definitivas para su uso con objeto de evitar confusiones
    verbales. El filósofo británico John Langshaw Austin afirmó, por
    ejemplo, que decir que un enunciado es verdadero no añade
    nada al enunciado excepto una promesa por parte del que habla o
    escrib e. Austin no considera la verdad como una cualidad o
    propiedad de
    los enunciados o elocuciones.

    CONCLUSIÓN.:

    Si la epistemología – el estudio del
    conocimiento- constituye, por su propia naturaleza, una
    de las partes esenciales de la filosofía, la creciente
    importancia en la ciencia y
    la consiguiente necesidad de dotarla de sólidos
    fundamentos teóricos ha acrecentado aún más
    el interés
    por la misma en el moderno pensamiento
    filosófico.

    BIBLIOGRAFÍA.:

    1. Enciclopedia Hispánica; 5: 402-404;
      1994-1995.
    2. Enciclopedia Microsoft
      Encarta `97.
    3. Gutiérrez Saenz, Raúl;
      Introducción a la filosofía; Editorial
      Esfinge.
    4. Hessen; Teoría del conocimiento;
      Editorial Esfinge.

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter