la voz de las cigarras
Vibradora cigarra: con tu lírico empeño los veranos cantabas en la azul lejanía, y al temblor de tus alas resonantes, fulgía todo el sol en mis ojos y en el valle risueño.
José Eustasio Rivera
Las cigarras o chicharras, como se conocen popularmente, son insectos que habitan en regiones tropicales. Su canto característico, agudo y estridente, es uno de los más potentes del reino animal, se escucha en los días soleados y, a decir de muchos campesinos, anuncia la llegada de la lluvia. Las cigarras tienen metamorfosis simple y cuando entran a la etapa adulta, su exudia (caparazón) queda adherida en los árboles. Otra característica peculiar es que en etapa larvaria habitan bajo …ver más…
Fedón. - ¿Y cuál es ese don que han recibido? Porque me parece que no he oído mencionarlo nunca.
Sócrates. - Pues en verdad que no es propio de un varón amigo de las musas, el no haber oído hablar de ello. Se cuenta que, en otros tiempos, las cigarras eran hombres de ésos que existieron antes de las Musas, pero que, al nacer éstas y aparecer el canto, algunos de ellos quedaron embelesados de gozo y se pusieron a cantar y se olvidaron de beber y de comer y murieron. De ellos se originó, después, la raza de las cigarras, que recibieron de las Musas ese don de no necesitar alimento alguno desde que nacen y, sin comer ni beber, no dejan de cantar hasta que mueren, y, después de esto, el de ir a las Musas a anunciarles quién de los de aquí abajo honra a cada una de ellas. En efecto, a Terpsícore le cuentan quién de ellos la honran en las danzas, y hacen así que los mire con más buenos ojos; a Érato le dicen quiénes la honran en el amor, y de semejante manera a todas las otras, según la especie de honor propio de cada una. Pero es a la mayor, Calíope, y a la que va detrás de ella, Urania, a quienes anuncian los que pasan la vida en la filosofía y honran su música. Precisamente éstas, por ser de entre las Musas las que tienen que ver con el cielo y con los discursos divinos y humanos, son también las que dejan oír la voz más bella. De mucho hay, pues, que hablar, en lugar