Obras
Nathaniel Hawthorne[2]
Un joven, cuyo oficio era el de vendedor ambulante de tabaco, viajaba de Morristown, donde había realizado amplias transacciones con el diácono de la colonia de los "tembladores", hacia la aldea de Parker's Falls, sobre el Salmon River. Tenía un lindo carromato, pintado de verde, que ostentaba una caja de cigarros reproducida sobre ambos paneles laterales, y la imagen de un jefe indio empuñando una pipa y un tallo dorado de tabaco estampado sobre la parte trasera. El muchacho conducía una vivaz yegüita; era un joven de excelente carácter, astuto para los negocios, pero no por ello menos querido por los yanquis, de quienes he oído decir que prefieren ser afeitados por una navaja muy …ver más…
Estaba un poco sorprendido por la rapidez con que había circulado la noticia. Kimballton se hallaba casi a sesenta millas de distancia, en línea recta. El asesinato había sido perpetrado a las ocho de la noche precedente, y sin embargo la novedad había llegado a oídos de Dominicus a las siete de la mañana cuando, muy probablemente, la propia familia del pobre señor Higginbotham acababa de descubrir el cadáver, colgado del peral de St. Michael. El caminante desconocido debía usar las botas de siete leguas para viajar a ese paso. "Dicen que las malas noticias corren de prisa —pensó Dominicus Pike—, pero esta le ha ganado al ferrocarril. Habría que contratar al fulano para que lleve por expreso el Mensaje del Presidente." La dificultad se podía solucionar dando por supuesto que el narrador había cometido un error de un día al mencionar la fecha del crimen; de modo que nuestro amigo no titubeó en repetir la historia en todas las tabernas y , almacenes que halló a lo largo de la ruta, vendiendo un paquete íntegro de tabaco español en hojas entre por lo menos veinte auditorios despavoridos. Descubrió que él era invariablemente el primer portador de la noticia, y lo fastidiaban tanto con preguntas que no pudo dejar de llenar los huecos hasta convertir su historia en una versión muy respetable del hecho. También halló una evidencia corroborativa. El señor Higginbotham era comerciante; y un ex empleado suyo, al que Dominicus