Los sueños (Gestalt)
Para Perls, en su terapia gestáltica, los
sueños representan experiencias emocionales
insuficientemente captadas y explicadas a nivel consciente,
experiencias que no son integradas en la totalidad del sujeto.
Estas experiencias, si permanecen desintegradas de la conciencia,
continuarán ejerciendo su función de
manera autónoma. Los terapeutas gestálticos
proponen una serie de ejercicios para trabajar los sueños,
destacando entre ellos la "focalización" (focusing) de las
experiencias sensoriales y emocionales que despiertan en el
propio cuerpo, y el diálogo
con las imágenes o
personajes de los sueños, de modo que se represente una
escena que permita expresar y construir la experiencia emocional,
sus mensajes ocultos y las alternativas que éstos
proponen.
Si para el psicoanálisis freudiano los sueños
son la vía regia del inconsciente, para la terapia
Gestalt, son la vía regia de la integración. Los sueños constituyen
un elemento importante en el trabajo
terapéutico, por cuanto en ellos se reflejan diversas
partes de la
personalidad del paciente, y se trata de que con ellos el
individuo
adquiera mayor conciencia de sus polaridades, las reconozca y
ponga en juego para
resolver sus conflictos
personales e integrarlas.
El sueño se concibe como un mensaje existencial
que eventualmente puede ser entendido, aunque no se busca
alcanzar tal comprensión pensando acerca del propio
sueño, al modo que propondría el psicoanalista. Se
trabaja como una experiencia más del sujeto, valorándose como si se estuviera realizando
en el momento presente. De hecho, el paciente es invitado a
narrar el contenido del sueño en tiempo
presente. Se trata de permitir que la experiencia hable por
sí misma, de "entrar" al sueño en lugar de
"traerlo a la mente", vivenciándolo en el
aquí y en el ahora terapéutico para ganar
conciencia de lo que transmite.
El terapeuta pide al paciente que se identifique
con todas las partes de su sueño, intente darse cuenta de
la paradoja que representa y la resuelva. Considera que todas las
partes diferentes del sueño son fragmentos de nuestra
personalidad.
Ya que nuestro objetivo es
hacer de cada uno de nosotros una persona entera,
unificada, sin conflictos; lo que debemos hacer es juntar todos
los fragmentos del sueño.
Perls, en su obra sobre "Sueños y existencia.
Terapia Gestáltica" propone un diálogo con el rol
del sueño, en el cual el sujeto se identifica con
él y desde el mismo habla al grupo: "Me
gustaría que cada uno representara el rol de su
sueño. Quiero que sean el sueño. Que inviertan el
rol, de modo que sean el sueño, y le hablen a todo el
grupo, como si fueran el sueño hablándole a ustedes
mismos."
Alucinaciones
Una alucinación consiste en la percepción
a través de cualquiera de los sentidos de
personas o cosas no presentes realmente en aquel momento. Implica
la atribución imaginaria de realidad actual de lo
percibido y puede referirse a estados internos del propio cuerpo
y del yo.
Pero no sólo la interpretación errónea de la
realidad es exclusiva de personas con algún tipo de
trastorno psicológico, sino que también es
más habitual de lo que podemos suponer en personas sin
ninguna enfermedad mental. Se trata simplemente de un error a la
hora de decidir la procedencia de los hechos.
Tipos de alucinaciones
Auditivas.- Percepción
falsa de sonidos, normalmente voces que comentan. Voces
originadas dentro o fuera de la cabeza. Son las más
frecuentes en los trastornos psiquiátricos.
Gustativas.- Alucinación
que implica la percepción de sabores (habitualmente
desagradables).
Olfativas.- Implica la
percepción de olores, por ejemplo de goma quemada o
pescado podrido.
Somáticas.-
Alucinación que implica la percepción de una
experiencia física localizada en
el cuerpo (algo así como una sensación de electricidad).
Táctiles.- Percepción de
ser tocado o de tener algo bajo la propia piel (animales,
demonios). Las alucinaciones táctiles más
frecuentes son sensaciones de descargas eléctricas y de
hormigueo (la sensación de que algo se mueve bajo la
piel).
Visuales.- Ver imágenes
estructuradas o imágenes informales.
El engaño de los
sentidos
En los fenómenos alucinatorios se produce tanto
un error al interpretar las características de lo que
percibimos como al atribuir la procedencia u origen de lo que se
percibe. Así, mientras que en las ilusiones lo que vemos u
oímos es real, pero interpretado erróneamente, en
las alucinaciones lo que vemos u oímos como algo externo a
nosotros mismos; simplemente, no existe.
Durante este espacio y tiempo donde el consciente es
rebasado por el inconsciente (no necesariamente hay que estar
dormidos), se suelen dar "alucinaciones", que el testigo cree que
son reales, sobre todo debido a que éste no se ha dado
cuenta del paso del consciente al inconsciente. Las alucinaciones
más corrientes son: Personas fallecidas o aún en
vida, figuras de Dioses o Demonios, seres vestidos de forma
parecida a monjes, animales demoníacos, sombras o
entidades que parecen transmitir algún mensaje y ser
inteligentes, personajes del comics, sillas danzantes, objetos
volantes circulares, visiones del futuro o el pasado o de otros
posibles mundos, humanoides de diferentes tipos, etc.
Cuando entramos accidentalmente o de forma buscada, en
lo que denominamos Estado alterado de conciencia, parece
ser que los límites
entre la realidad y lo físico no están tan claros,
siendo éste un espacio y un tiempo en donde las personas
dicen conectar con el mundo mitológico, astral,
inconsciente colectivo, etc., siendo éste también
quizás, donde al parecer están almacenadas nuestras
fobias, anhelos más profundos, creencias, etc.
Delirios
En general, una persona comprende lo que dice otra en
tanto y en cuanto los códigos sean comunes y la
temática sea semejante. Esto es entender al otro, se ha
producido la "comunicación". Cuando este proceso no es
?digerido?, no entendemos, la sensación de lo que
escuchamos ?rebota?, no encontramos códigos como para
compartir eso y lo rechazamos y decimos que es un pensamiento
absurdo, distinto. Está por fuera de lo que yo
habitualmente pienso y de lo que piensan mis
semejantes.
Por ejemplo:
"Como la tierra se
está recalentado hay que sacarla de su órbita
actual y llevarla a un lugar más frío; para ello se
le disparará con cometas o asteroides para cambiar su
órbita, con esto se le agregarían seis mil millones
de años de vida" (4). Al leer esto la primera
conclusión que sacamos es que es un disparate, sin
embargo, por ser dicho por ingenieros de la NASA (validados como
que saben sobre esto, es decir, están consensuados) le
otorgamos cierto crédito.
Pero cuando el terapeuta, u otra persona, es receptor de
este mensaje: "me habla Satanás"-dice- "lo que está
diciendo es un disparate" ¿Qué significa eso?, que
el otro no puede decodificar el mensaje que le está
enviando esta persona, entonces, o es algo que no entiende o es
un disparate. Si se queda con el concepto de
?disparate?, técnicamente, lo llama
?delirio?.
Si van siguiendo la ilación de pensamientos,
podrán darse cuenta que la calificación de
?delirio? es más una construcción del terapeuta o del otro
que del esquizofrénico.
Puestos del lado del esquizofrénico, lo que
está haciendo es utilizar su material cognitivo para
resolver una incógnita, y ha encontrado a través de
su juicio, ha llegado a la conclusión, de que "esto es la
voz de Satanás".
Desde el lugar del terapeuta, escuchar que una persona
le dice que le habla Satanás es un disparate, es algo que
está fuera de lo habitual, y ese disparate tiene el nombre
técnico de delirio. Así, el delirio es una
conformación técnica del terapeuta que elabora a
partir del discurso del
esquizofrénico. El esquizofrénico, puesto en una
isla, solitario, jamás delira ¿quién puede
constatar que él delira? Para ser tipificado como
delirante, se necesita el concurso del otro. El loco existe en
tanto y en cuanto existe el "cuerdo".
Lo que está haciendo el esquizofrénico es
lo que nosotros hacemos habitualmente cuando tenemos una
incógnita: cuando nos preguntamos qué es esto
(mesa) elaboramos una hipótesis, la hipótesis es
aceptada por todos (consensuada) porque todos conocen este
objeto: una mesa. El proceso mental que se realiza es el mismo
que realiza un esquizofrénico.
Si siguieron estos razonamientos se darán cuenta
que esto que llamamos, por ahora, delirio, no puede ser nunca
"una experiencia primaria" como postulan algunos. El delirio no
puede aparecer porque sí, sino que se debe dar todo el
proceso que describimos. Y así el delirio es un
epifenómeno del mismo, algo secundario, de menor
importancia.
Hay momentos en que el esquizofrénico puede
criticar acertadamente, por lo cual es como si volviera al surco
(de los pensamientos comunes) y se ubica en la misma
posición del terapeuta y de los otros. No todo el tiempo
delira. El esquizofrénico realiza hipótesis
normales, si la materia prima
es normal, formada.
Transferencia
Mecanismo de defensa inconsciente por el cual los
sentimientos y actitudes
originalmente asociados a figuras relevantes de la primera
infancia se
atribuyen a otras personas en las situaciones interpersonales
normales.
En psicoterapia,
se le llama así a los sentimientos de un paciente por el
analista, al que aquél atribuye o asigna cualidades,
actitudes y sentimientos de una o varias personas relevantes en
su desarrollo
emocional, generalmente figuras pertenecientes a la infancia. El
fenómeno se utiliza como vía para el
conocimiento de los problemas
emocionales del paciente y sus orígenes.
Distorsión paratáxica.- Mecanismo
de defensa en el que las relaciones
interpersonales actuales se perciben y juzgan según un
modo de referencia establecido por una experiencia
anterior.
Los
actos fallidos
Acto en el cual no se obtiene el resultado
explícitamente perseguido, sino que se encuentra
reemplazado por otro. Se habla de actos fallidos no para designar
el conjunto de los errores de la palabra, de la memoria y
de la acción,
sino aludiendo a aquellas conductas que el Individuo
habitualmente es capaz de realizar con éxito,
y cuyo fracaso tiende a atribuir a la falta de atención o al azar. Freud
demostró que los actos fallidos son, como los
síntomas, formaciones de compromiso entre la
intención consciente del sujeto y lo reprimido.
Freud enuncia que las condiciones necesarias para hablar
del olvido no accidental de un nombre son la tendencia a olvidar
ese nombre, la existencia de una represión relativamente
reciente y la posibilidad de establecer una asociación
exterior entre el nombre del que se trata y el objeto de la
represión, aunque aclara que hay que tener
prudencia.
Freud define a las operaciones
fallidas como actos anímicos serios y no simples
contingencias que tienen su sentido y surgen por la acción
encontrada de dos tendencias diversas, una perturbadora y una
perturbada. La perturbada, es siempre inequívoca, la
persona que comete la operación fallida la conoce y la
declara, mientras que la perturbadora (la intención
latente) desfigura a la perturbada.
Las intenciones que se manifiestan como perturbaciones
de otras pueden dividirse en tres grupos:
- La tendencia perturbadora es conocida por el sujeto
de la equivocación antes de la misma. - La persona que comete la equivocación reconoce
en la tendencia perturbadora una tendencia personal,
aunque ignora que la misma se hallaba ya en actividad antes de
la equivocación. - El sujeto protesta con energía contra la
interpretación que se le sugiere.
Del grado de incidencia que tenga la tendencia
perturbadora sobre la tendencia perturbada, hará
más o menos sencilla la interpretación.
Las distintas operaciones fallidas que Freud distingue
son:
Deslices verbales.- Pueden darse cuando se dice
exactamente lo contrario a lo que se quería decir, como
por ejemplo el Presidente de la Cámara de Diputados que
dijo: "Compruebo la presencia en el recinto de un número
suficiente de diputados, y por tanto declaro cerrada la
sesión", cuando la sesión estaba por iniciar, lo
cual hace sencillo interpretar que su intención era cerrar
la sesión.
Los deslices en la
lectura.- Se da generalmente el hecho de sustituir una
palabra con otra, que casi siempre son parecidas, que puede darse
debido a algún pensamiento que tenía anteriormente
a quien le ocurre esto, en donde algo que se desea sustituye
aquello que no interesa.
Los deslices auditivos.- Se dan cuando se oye
falsamente algo que se le dice, sin que exista para ello una
afección en la capacidad auditiva.
Los deslices en la escritura.- Se encuentra una
anticipación de palabras que también apunten a un
deseo de terminar la frase, aunque a diferencia de los del habla,
en una carta por
ejemplo, quien los comete rara vez se de cuenta, salvo que relea
lo que escribe.
El olvido de designios.- La tendencia
perturbadora es siempre una voluntad contraria, que puede
no siempre estar relacionada directamente con la otra persona en
cuestión. Por ejemplo, una persona que al recibir a su
huésped, le dice "¿Hoy viene usted? Había
olvidado por completo que lo invité para hoy". En este
caso el huésped podría sospechar que quien oficia
de anfitrión no tenía muchas ganas de recibirlo,
"por algo se habrá olvidado". Sin embargo esto no
significa necesariamente algo contra esa persona, sino que esta
puede evocar en el anfitrión el recuerdo de una
situación vivida en la que nada tiene que ver con
él en sí.
El olvido de nombres propios y de nombres
extranjeros, así como de palabras extranjeras en
general.- Opera el propósito de evitar el displacer
que provocaría el recuerdo de los mismos.
El olvido de impresiones y vivencias.- Opera como
un mecanismo de defensa, haciendo lagunas en la memoria
también de aquellas situaciones no placenteras de la vida.
Es cierto que no todas las situaciones desagradables de la vida
se olvidan, sino que muchas quedan grabadas a fuego, lo cual
derrumba este punto de análisis de Freud; él lo admite,
aunque replica diciendo que en el Psicoanálisis los
opuestos no se excluyen.
Para el caso de perder o extraviar algo.-
Generalmente ocurre cuando lo que se pierde proviene de alguien
que genera un recuerdo desagradable o si queremos sustituirlo por
algo mejor. También puede darse por auto-castigo, cuando
existe el propósito de ofrendar algo al destino para
defenderse contra otra pérdida temida
El trastrocar confundido las cosas.- Permite
cumplir deseos que no se pueden realizar. Por ejemplo, un
estudiante va un fin de semana a su ciudad natal y cuando llega
el domingo de noche que va a tomar el ultimo coche que vuelve a
la capital de su
país, se demora para llegar a la Terminal de o confunde
una calle, por lo que debe permanecer allí hasta el otro
día, que es lo que en realidad estaba deseando.
A su vez, las operaciones fallidas pueden ser
acumuladas, como el caso de quién tenía en
su escritorio una carta que demoraba en enviar y, cuando se
decidió a hacerlo, se olvido de poner la dirección del destinatario y le fue
devuelta. Cuando puso la dirección, se olvidó de
pegar la estampita; o combinadas, como por ejemplo si
alguien olvida acudir a una cita que tenía acordada en una
primera ocasión y luego llega en un horario equivocado a
la segunda.
Resistencia.
La resistencia es
una defensa "lógica"
de la identidad. El
gran daño
que encontramos en el núcleo de la neurosis es el
daño a uno mismo. La persona sana es dueña de su
propia existencia. Ningún proceso psicoterapéutico
puede darle a una persona lo que ésta no tiene; sí
puede ayudarla a descubrir lo que yace oculto en cuanto que
potencialidad en sí misma.
La aparición de una conducta
repetitiva en consecuencia implicaría que no ha habido un
cambio en la
estructura. El
lograr un "insight" racional a lo único que ayuda es al
reforzamiento de los mecanismos defensivos que le sirven al
individuo para autojustificarse. Para que exista cambio hay que
movilizar toda la estructura.
En general cuando hablamos de resistencia todos pensamos
en una fuerza que se
opone a nuestro deseo consciente de cambio, o sea, que se
visualiza a la misma como un obstáculo a vencer. Esto se
constituye en una falsa oposición entre una persona que
quiere cambiar y un obstáculo. Ambas están
dialécticamente interrelacionadas; la una refuerza a la
otra y esto se daría a través de la resistencia.
Sería como el principio de acción y reacción
trasladado de la Física Clásica a la Psicología.
La resistencia es así considerada como el
interjuego, la interrelación entre la fuerza para el
cambio y la fuerza igual y contraria para el no cambio (quiero
cambiar, pero no quiero cambiar). El tema no está en tomar
una parte sino en tomar ambas y hacer que surjan como
evidentes.
Cuando decimos y experimentamos un "no puedo", en verdad
lo que hay es un "no quiero" del cual no me hago responsable, que
no se me hace consciente. En el "no quiero" ya existe un
compromiso activo el que no necesariamente tiene que ser
consciente, es decir, que el hacer evidente el "no quiero" no
implica hacer consciente las causas por las cuales no quiero.
Esto busca integrar una parte de mi identidad con la cual yo me
encontraba previamente en conflicto y
que por ende estaba alienada de mi personalidad. Ello conduce a
que la persona se ponga en contacto con su núcleo
problemático, el cual será resuelto en el
transcurso del proceso terapéutico. Habría un
"porqué" que se encontraría implícito en el
proceso de experimentar el "no quiero".
Si bien las resistencias
son inconscientes, ello no significa que no nos pertenezcan. Y
todo ello puede hacer cambiar la experiencia de mi "no puedo" a
un "no quiero", lo que implica responsabilizarme de mis
proyecciones y ello significa re-identificarme con mis partes
negadas.
En el "no quiero" es donde se encuentra radicada la
energía vital. Es así que en la situación
psicoterapéutica buscamos brindar un soporte para esa
parte, para que la pueda experienciar. No puede haber cambio
alguno sin una experiencia, porque fue a raíz de una
experiencia que se produjo la alienación. Y la resistencia
son ambas fuerzas: el quiero y el no quiero. Cuando entro en
contacto con una polaridad hay una traslación de
energía hacia la otra polaridad. El no querer es una
actividad potente y el no poder es una
actividad impotente.
Canales de la resistencia y
personalidad
El sujeto que pierde contacto adopta cinco grandes
canales de interacción resistente, marcando un
estilo de
vida, según la fuerza que tenga en cada
personalidad.
El introyector.- Incorpora con demasiada
pasividad lo que el medio le acerca, no discrimina sus
necesidades y permite que sus preferencias las establezcan desde
afuera.
El proyector.- Le hace a los demás
lo que él acusa a los demás de hacerle a él,
o sea que culpa al ambiente de lo
que le pasa, sintiéndose impotente de efectuar cambios por
sí mismo.
El retroflexor.- Se hace a sí mismo
lo que le gustaría hacer a otros", abandona la posibilidad
de cambiar las cosas convirtiéndose en una persona
aislada. Intenta olvidarse de su ambiente.
El reflexor .- No presta
atención al ambiente, actuando a la buena de
Dios.
El concluyente.- No puede discriminar con
claridad qué es de él y qué son los
demás, hay una confusión continua entre el propio
self y el de los otros.
Resistencia
(psicoanálisis)
En el movimiento por
el cual el sujeto se confiesa aparece un fenómeno que es
la resistencia, y cuando este fenómeno es demasiado fuerte
aparece la transferencia.
Pero es característico que en ciertos casos, en
el momento en que el sujeto parece dispuesto a formular algo
más auténtico, se interrumpe y emite un enunciado
que podría ser esto: "¡súbitamente me doy
cuenta de su presencia!".
Por:
Los alumnos del sexto séptimo semestre de la
licenciatura en Psicología enana escuela local de
la ciudad de Chihuahua, Chihuahua, México:
Verónica Espino Aguirre
Humberto López González
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