Salario emocional
En una ciudad había una estatua de un príncipe feliz. Un día la estatua le contó llorando a una Golondrina que antes el vivía en el Palacio de la Despreocupación, en el que no se permite la entrada al dolor. Pero ahora podía ver toda la tristeza de su pueblo y quería que la golondrina entregara todas sus joyas que lo cubrían a los pobres.
La golondrina lo hizo y murió a sus pies.
El alcalde mandó tirar la estatua.
Tráeme las dos cosas más preciosas de la ciudad -dijo Dios a uno de sus ángeles, Y el ángel se llevó el corazón del príncipe y el pájaro muerto.
Has elegido bien -dijo Dios-. En mi jardín del Paraíso este pajarillo cantará eternamente,