Nietzsche y platón
Nietzsche.- Míralos. Con sus afanes de siempre. Viven como amodorrados. Platón.- Desde luego. N.- ¡Pocos tienen la triste necesidad que tú y yo, la de pensar! P.- ¿Necesidad, dices? ¿No será Libertad? N.- Más valdría vivir, y no pensar. P.- Y ¿qué es vivir sino pensar? ¡Nada! N.- Y todo. P.- ¿Les envidias? N.- No, ellos ni piensan ni viven. Tú, aunque no existes, por lo menos piensas, y yo… Tú y yo somos un principio y un final. A mí me hubiera …ver más…
Pero no sé si así te liberas hasta de ti mismo y te quedas en pura nada. N.- ¿Y qué? Mejor ser nada que creer ser algo. P.- ¿Has leído mi Parménides? N.- De joven. Te confieso que toda mi vida lo he evitado, diciéndome a mí mismo que sólo era un galimatías de una cabeza griega tan grande como la tuya. P.- Tú has dicho a veces que tu filosofía es la contraria a la del viejo Parménides. Él dijo que todo es Uno, eterno, inmóvil; tú, que todo es Múltiple, cambiante, pasajero… N.- Sí. He dicho que vivimos en una época protagórica: uno es la medida de todo. Tal vez tenías razón en que yo vine también antes de Sócrates… P.- ¡Así que eres un hijo de la burguesía ilustrada, un enfermo! N.- Esa broma es demasiado, ¿no crees? P.- Perdóname, es una ironía. Decía: Parménides y tú sois contrarios ¿no? Entonces ¿qué vamos a hacer con vosotros? ¿Prescindimos de uno de los dos, del Uno o del Otro?
N.- O de los dos. Pero si prescindís de mí, os quedáis sin enemigo, ¡y entonces sí que estaríais ya del todo secos y tiesos! P.- Tal vez. Y ¿qué pasa si prescindimos del viejo Parménides? Tú has escrito: si eliminamos el mundo verdadero, no nos quedamos con el aparente… N.- Exacto. P.- Y has dicho, quizás, más verdad de la que crees. Sin lo Uno, sin lo Inmóvil, todo tu pensamiento se queda en la sombra total. ¡Ya sí que podríamos dedicarnos sólo a lo que tú llamas "vivir"! Es más, no tendríamos