Dulce De Membrillo (Libro Completo)
La vida comienza con un acontecimiento deportivo: una carrera. Trescientos millones de espermatozoides se presentan en la pista de la vida. Durante diez horas luchan con todas sus fuerzas y se mueven y mueven para alcanzar la m eta: el óvulo. Solo uno, el mejor, penetra en interior del huevo y origina la vida.
¡Qué increíble! ¡ Es maravilloso!
Esto lo leí en un libro sorprendente que también está leyendo mi mama, Nunca me hubiese imaginado que para habitar este planeta había que ser un ganador.
Me siento feliz de estar vivo. Es un milagro, ¡un verdadero milagro! Si no hubiera leído, no lo creería. ¿ Lo sabrán mis compañeros?
¡Trescientos millones!
¡ Trescientos millones!
¡ Trescientos millones de …ver más…
O se queda uno sin sopa, o los pobres cocineros tendrán que empezar todo de nuevo.
Voy a tener mucho cuidado en no dejar por cualquier parte mis dibujos, porque si los toma mi hermanito o hermanita, me va a dejar LA GRANDE. Y ni pensar cuando tenga uno dos años y tome un lápiz de pasta y se ponga a rayar las paredes o mis cuadernos y mis libros de la escuela.
Tendré que ser superordinado, cuidadoso, y andar siempre a la defensiva. Más vale prevenir que curar.
¡Adiós, libertad!
Hoy en el colegio durante el recreo corto me palie con anibal.Creo que tuve la culpa, porque fui yo el que empezó todo.
Le carga que le digan lenteja y, en honor a la verdad, lo es. Tocaron el timbre, salieron todos disparados al patio…y ahí se quedo Aníbal tratando de terminar su trabajo. Le grite fuerte en la oreja:
_ ¡ lenteja!
Se puso rojo de rabia y me miro con unos ojos enormes que casi se le arrancaban de la cara, pero no dijo nada. En cuanto salió al patio partió derechito a buscarme.
Me saco la mugre.
Lo retaron, lo llevaron a la inspectora le pusieron una anotación negativa y mañana tiene que presentarse con su apoderado. Si no lo suspenderán de clases.
Ama, ni siquiera me dieron ganas de comer la colación, pero no fue por los puñetes que me dio el Aníbal, sino por…
…Después de todo yo tuve la culpa.
Sentía deseos de pedirle perdón, pero ya era demasiado tarde. ¡ y todo por no aguantar las ganas de gritarle lenteja!
Estuve a punto de tocar la puerta