El Misterio De La Agenda.
HÉLÉNE MONTARDRE
Copyright Estación Mandioca de ediciones s.a
Élodie, yaMathilde. A Elsa, y a Paulina, Erna, Carolina, Leí/, Fio, Clara, Constanza, y Lorenzo, Brunq... A todas aquellas y a todos aquellos que dejaron su huella en una agenda. •
Descubrimiento
T
odo empezó el jueves 24 de febrero. Bruchet había faltado y, como después teníamos clase de historia, no podíamos irnos del colegio. Algunos aprovecharon para terminar tareas pendientes en el aula. Yo no tenía muchas ganas. Dije que tenía que preparar una exposición oral para la clase de Geografía ya que, en ese caso,uno tiene derecho a ir a la biblioteca. Y funcionó. Bruchet es el profe de Matemática. Aquel día debía tener un problema grave, …ver más…
Había de todo y en todos los sentidos. Mensajes con tinta azul, roja, verde... corazones, flores, una guirnalda dibujada para rodear el conjunto, etiquetas que le habían agregado adornadas con mil motivos de colores... ¡Un auténtico revoltijo! "¡Esto tiene que ser de una chica!". Fue lo primero que me vino a la mente. Y lo segundo fue: "¿De quién será?". En ese instante escuché un ruido. ¡Venía alguien! Con un gesto rápido cerré la agenda y, sin saber demasiado por qué, en el mismo movimiento le apoyé mi carpeta encima. Creo que me daba vergüenza. No sabía qué me pasaba, pero no quería que me sorprendieran mirando las cosas de otro, Es verdad, habría podido hacer un chiste, decirle al que llegaba: "Mira, ¿te diste cuenta?, alguien se olvidó la agenda. ¿Quién será? ¿Qué crees? ¡Es gracioso, está tan llena que explota! Espera, quizás haya algo sobre tí aquí dentro...". Nos habríamos inclinado juntos sobre las páginas, nos habríamos divertido, la hora habría pasado a toda velocidad y no habría ocurrido nada...
2
En vez de eso, me pegué a la mesa para tapar lo que había encima y ver quién iba a entrar. Era una chica, una de cuarto a la que conocía de vista. Cuando se dio cuenta de quew la sala estaba ocupada, hizo una pausa. Seguramente ella también tenía ganas de estar sola. Yo dije, un poco tontamente: —Ya terminé... Atraje la agenda y la carpeta hacia mí, de manera que la agenda quedase pegada a mi cadera y bien disimulada atrás de mi carpeta. Ella