la mujer sentada.
A Xavier Lavalle
Autor. Sergio Magaña
Al oír el gran ruido del cielo nadie pensó que fuera el cielo lo que había estado tronando desde la madrugada, ni que por ser domingo los hombres en camisa se pusieran a fumar sobre los cuetes de vara, y los muchachos chicos a voltear campanas. Aquello venía sucediendo cada año, el diez de octubre a partir del nueve, cuando bajaba la gente de las ordeñas y algunos compraban papel de China para adornar sus casas. Al Santo le gustaban tantas cosas como el ruido de los cuetes, las solteras nuevas dentro de la iglesia, los gañanes afuera perfumados con agua florida y las mujeres embarazadas peinadas con vaselina durante tres días. Las fiestas al Santo duraban esos tres días …ver más…
Las puesteras se echaban el crío a la espalda, dejaban sus montoncitos de fruta en el suelo, las cambayas y cogían el rumbo con los demás hacia donde estaba sentada ella, atrás del cerro verde. Ninguno quiso detenerse, alentándose con jadeos y movimientos y pisando la tierra levantando el polvo. El cerro se llenó pronto de tanta gente como subía y los trapos de colores, los brazos, los sombreros anchos de los hombres; también unos perros, también los niños. Del caño al pie del cerro negreaban cabezas, en grupos y solas, porque en la plaza no quedó nadie si no era un ciego que todavía estuvo quemando pólvora.
Así fue que en la punta del cerro aparecieron pronto las cabezas y comenzaron a bajar por muchos lados. Nunca nadie había visto tanta gente en el pueblo, sin contar los animales y alguna abuela montada en burro. Bajaban en silencio, evitando las espinas de los guamúchiles, puesta la vista en el milpar de abajo, donde estaría Ana Juárez. Las respiraciones se oían bien, pero ninguna palabra; tampoco gritos o suspiros fuertes. Con los labios cerrados y los ojos bien abiertos movían sus pies bajando y bajando. Luego caminaron apretándose contra los sembrados hasta llegar al tramo de pasto rodeado de milpa que daba al camino. Quedaron allí serios, inmóviles. Entonces nada se oyó sino silencio.
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