Sr. Harris y el tren de noche Sr. Harris le gusta los trenes. Tenía miedo de los aviones, y no le gustaba autobuses. Pero los trenes - que eran grandes y ruidosos y emocionante. Cuando era un niño de diez años, le gustaba trenes. ahora él era un hombre de cincuenta años, y todavía le gusta los trenes.
Así que era un hombre feliz en la noche del 14 de
Septiembre. Estaba en el tren nocturno de Helsinki a
Oulu, en Finlandia, y él tenía diez horas delante de él.
"Tengo un libro y el periódico", pensó. 'Y hay un buen restaurante en el tren. Y luego tengo
'día de fiesta con mis amigos finlandeses en Oulu.' dos semanas
No había mucha gente en el tren, y nadie vino en el carro del señor Harris. Estaba feliz por eso. más
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"Dar a los diamantes de nuevo a mí! 'Elena lloró. ¿O estoy vamos a matar! "Su mano en el cuchillo era blanco.
Carl se rió y se rió. 'Lo que una hermana! , dijo.
¡Qué amable, dulce hermana! No, son mis diamantes ahora.
Ponga su cuchillo, hermanita. "
Pero el cuchillo en la mano blanca se movió rápidamente: arriba, a continuación, hacia abajo. Hubo un largo y terrible grito, y el cuerpo de Carl cayó lentamente en el asiento. El color del asiento comenzó a cambiará a rojo y el collar de diamantes cayó de Carl la mano contra el suelo.
El rostro de Elena era blanco. ¡Oh, no! '-susurró-. 'Carl!
Vuelve. . . volver! Yo no quiero matarte! "pero
Carl no contestó, y la sangre roja corrió lentamente sobre el suelo. Elena puso su cabeza entre las manos, y de nuevo en el carro había una larga y terrible grito.
La cara del señor Harris era blanco también. Abrió la boca, pero no podía hablar. Se puso de pie, y cuidadosamente se a la puerta. La joven estaba tranquilo ahora. Ella no lo hizo mover o mirar al señor Harris. En el pasillo, el Sr. Harris corrió. El guardia estaba en el truco del tren y el Sr. Harris llegó allí en medio minuto.
¡Rápido! Dijo el señor Harris. 'Ven pronto! Un accidente
. . . una mujer joven. . . ¡Dios mío! Su hermano es. . . está muerto! "
El guardia corrió con el Sr. Harris de nuevo al coche. Sr.
Harris abrió la puerta y entraron. No había cadáver de un hombre joven. Hubo ninguna mujer joven. . . sin sangre, sin