Orgullosamente puedo decir que, aunque el azar me llevó a ejercer la docencia, la nobleza de la profesión hace que, con el paso del tiempo, la ame incondicionalmente. He tenido la fortuna de trabajar con alumnos de bachillerato y duele ver que, a últimas fechas, la escuela ha sido rehén de alumnos o maestros, dependiendo de la demanda en turno. Situación cada vez más común en nuestro estado y en nuestro país. Por ello, me surge la idea de que la escuela tiene una naturaleza conflictiva y debemos aprender a trabajar en ella si queremos iniciar una verdadera transformación de pensamiento en nuestros alumnos y en nuestra sociedad. Motivarlos a discutir, a reflexionar, a negociar para ser libres. "Todas las instituciones (la escuela …ver más…

También surgen conflictos cuando no se tiene una figura de autoridad respetada. ¿Quién manda y quién toma las decisiones importantes (políticas, académicas, económicas)? ¿El director, el coordinador o supervisor de zona, el presidente de la sociedad de padres de familia, el presidente de la sociedad de alumnos, el presidetne del patronato, los sindicatos, las centralizadas y parcializadas autoridades educativas? Por supuesto, no puedo dejar de mencionar los conflictos surgidos por la insatisfacción laboral, bajos sueldos, ambiente tenso, chismes y comunicación deficiente. Hay diversos puntos de vista al respecto. Uno de los predominantes, es presentar al conflicto en forma negativa. Cualquier manifestación de desacuerdo o contestación divergente es tomada como indicador de desajustes, insatisfacciones personales, rebeldía, desadaptación. Estoy segura que todos, alguna vez, hemos sufrido las consecuencias de tratar de llevarle la contraria a un maestro, justificada o injustificadamente. Desde esta visión tradicional, la gestión de la escuela sólo será estable y facilitadora, cuando sea posible prever y minimizar los conflictos. Además, éste se produce por una mala planificación o por una falta de previsión. No hay nada que disguste más a un profesor que una corrección a su exposición o una pregunta en la que no había pensado y para la que (lo más triste) no tiene respuesta. El segundo punto de