Pensamiento cristiano
Aplica al hombre la teoría hylemórfica aristotélica, según la cual el hombre es un compuesto de materia (cuerpo) y forma (alma). Tal unión no es accidental, como en el agustinismo platónico, sino substancial. Sin embargo, en comunión con Platón y, sobre todo, con el pensamiento cristiano, el alma es incorruptible, inmortal y subsistente, no necesita del cuerpo para existir y ha sido creada directamente por Dios.
En el pensamiento cristiano, el hombre es el hijo de Dios, el hombre es el centro; es la segunda "persona" del Dios trinitario.
Una parte de cada hombre (la parte "buena", la parte "que ama al projimo") forma parte de un todo, que es Dios. Ojo: cada hombre no es Dios, sino una …ver más…
Las sustancias del mundo corpóreo están compuestas de materia y forma. En el hombre la "forma" es su alma y puede existir con independencia del cuerpo; en cambio, los seres sensitivos ―como los animales― o los puramente vegetativos ―como las plantas― tienen formas corruptibles y dependientes de la materia. Las formas de los seres inertes y las formas de los elementos primeros son las más imperfectas. En un grado inferior están las formas accidentales (que necesitan de las substancias para existir) y la absoluta potencialidad de la materia prima, que es pura capacidad de ser.
2. El hombre, imagen de Dios. El hombre se compone de cuerpo y alma espiritual; por el cuerpo se vincula con el mundo sensible y por el alma con el mundo espiritual. Es lo más perfecto en el orden sensible y lo menos perfecto en el orden de las sustancias intelectuales. La concepción del hombre tomista combina la óptica aristotélica y el pensamiento cristiano: a los vivientes les corresponde un conjunto de operaciones distintas de los no vivientes: nacer, nutrirse, crecer, reproducirse, moverse localmente y morir, y en los grados superiores sentir, pensar y querer. Santo Tomás define el alma como el principio de la vida y como la forma de un cuerpo físico que tiene vida en potencia. Es lo que distingue a los vivientes de los no vivientes. Hará mención también a las facultades o potencias activas del alma con los que realiza las operaciones vitales: