Nietzsche y La Voluntad De Poder.
NIETZSCHE Y LA VOLUNTAD DE PODER
1. Vida y obra.
La obra de Nietzsche es de una complejidad tan enorme, que no nos permite acercamos a ella sin producir en nosotros estados de ánimo y sentimientos contrapuestos, admiración y condena, fascinación y repulsa, entusiasmo e incredulidad. En realidad, no es un pensador que se pueda leer como a Kant o como a Hegel desde la fría luz de la razón. Su lectura implica y apasiona al que lo lee. Ahora bien, por encima de las valoraciones aleatorias que pudiera producir en sus lectores, todos podemos admirar sin ningún tipo de reservas la lucidez de sus análisis y la gran penetración de su mirada para comprender los problemas más …ver más…
Son las palabras de un hombre muy cercano a la muerte, si no a la muerte física, sí a la destrucción de la locura. Es un hombre enfermo que reconoce con ironía y con amargura su destino: “Mi suerte quiere que yo tenga que ser el primer hombre decente. que yo me sepa en contradicción a la mendacidad de milenios... Yo soy el primero que he descubierto la verdad, debido a que ha sido el primero en sentir, en oler, la mentira como mentira” (Ecce homo).
Los años de enfermedad y de sufrimiento no lo convierten en un hombre débil ni resentido sino que, por el contrario, crea un pensamiento ajeno a las pasiones de los hombres inferiores y al veneno del resentimiento. “El instinto de auto-restablecimiento me prohibió una filosofía de la pobreza y del desaliento” (Ecce homo). En definitiva, Nietzsche es un hombre profundamente rebelde y un crítico corrosivo, antiacadémico y antidogmático, aunque él mismo no pudiera librarse del dogma ni del insulto fácil, guiado como estaba por una pasión más fuerte que su propia voluntad. Es un intempestivo que se dedica a “filosofar a martillazos”, terriblemente destructivo y provocador. Su nombre se puede asociar a una gran crisis, a la crisis de Occidente, de todo lo que hasta entonces se había creído, pensado y santificado. Como él mismo decía, no era un hombre, era dinamita. “Yo soy, con mucho, el hombre más terrible que ha