Libro
Vendida al jeque
Miranda Lee
Cuando la modelo australiana Charmaine donó una cena con ella como premio de una subasta benéfica no sospechaba quién sería el ganador. El príncipe Alí de Dubar seguía siendo el tipo arrogante a quien había rechazado un año antes, pero ahora no le quedaba otra opción que cenar con él... después de todo había pagado cinco millones de dólares por tal privilegio. Pero las sorpresas no habían terminado. Charmaine se quedó de piedra cuando Alí le ofreció donar quinientos millones de dólares a la obra de caridad que ella eligiera si accedía a pasar una semana con él. Pero Alí no quería sólo su compañía, ¡también quería sus favores en la cama! El jeque la deseaba y no le importaba el …ver más…
Era especialmente popular entre los diseñadores de bañadores y lencería y había hecho una pequeña fortuna dejándose fotografiar en ropa interior. Desafortunadamente, uno de los efectos de aparecer con bikinis apenas visibles y lencería en las revistas era que algunos hombres daban por sentado que todo su cuerpo estaba en venta, no solo la imagen que proyectaba. Era asombrosa la cantidad de hombres que habían creído que iban a conseguirla como amante o incluso esposa. Charmaine encontraba aquello perversamente divertido, porque los hombres que la asediaban no sabían que ella era la última mujer que querrían tener en sus camas. El hombre que la observaba en aquellos momentos se sentiría muy decepcionado si ella aceptara cualquier opción en que estuviera pensando. De hecho, le estaba haciendo un favor rechazando sus insinuaciones. Con una sonrisa en los labios, ocupó el asiento que obviamente había reservado a su lado para ella, lo suficientemente cerca como para que pudiera oler su carísima colonia y ver sus ojos negros, enmarcados por las pestañas más largas que había visto en su vida en un hombre. El resto del palco estaba vacío. Ni siquiera se veía por allí al guardaespaldas de cara pétrea que había acompañado al príncipe toda la tarde. —Estaba anhelando su regreso —dijo el príncipe con la formalidad que sólo podía adquirirse en un colegio privado británico—. ¿Ha terminado por hoy con su trabajo? —Sí, gracias a Dios. No