Las invasiones barbaras y la disolucion del imperio romano
CINCUENTA SOMBRAS
DE GREY
Traducción de
Pilar de la Peña Minguell
y Helena Trías Bello
Para Niall,
el amo de mi universo
Agradecimientos
Quiero agradecer a las siguientes personas su ayuda y su apoyo:
A mi marido, Niall, gracias por aguantar mi obsesión, por ser un dios doméstico y por hacer la primera revisión del manuscrito.
A mi jefa, Lisa, gracias por soportarme durante el último año, o más, mientras yo me permitía esta locura.
A C.C.L., solo puedo darte las gracias.
A las originarias bunker babes: gracias por vuestra amistad y vuestro apoyo constante. A S.R., gracias por todos tus útiles consejos desde el principio y por ser el primero. A Sue Malone, gracias por ordenarme la vida.
A Amanda y a todos los de TWCS, …ver más…
Conducir el Mercedes es muy agradable. Piso con fuerza el acelerador, y los kilómetros pasan volando.
Me dirijo a la sede principal de la multinacional del señor Grey, un enorme edificio de veinte plantas, una fantasía arquitectónica, todo él de vidrio y acero, y con las palabras GREY HOUSE en un discreto tono metálico en las puertas acristaladas de la entrada. Son las dos menos cuarto cuando llego. Entro en el inmenso —y francamente intimidante— vestíbulo de vidrio, acero y piedra blanca, muy aliviada por no haber llegado tarde.
Desde el otro lado de un sólido mostrador de piedra me sonríe amablemente una chica rubia, atractiva y muy arreglada. Lleva la americana gris oscura y la falda blanca más elegantes que he visto jamás. Está impecable.
—Vengo a ver al señor Grey. Anastasia Steele, de parte de Katherine Kavanagh.
—Discúlpeme un momento, señorita Steel —me dice alzando las cejas.
Espero tímidamente frente a ella. Empiezo a pensar que debería haberme puesto
una americana de vestir de Kate en lugar de mi chaqueta azul marino. He hecho un esfuerzo y me he puesto la única falda que tengo, mis cómodas botas marrones hasta la rodilla y un jersey azul. Para mí ya es ir elegante. Me paso por detrás de la oreja un mechón de pelo que se me ha soltado de la coleta fingiendo no se ntirme intimidada. —Sí, tiene cita con la señorita Kavanagh. Firme aquí, por favor, señorita Steel. El último ascensor de la derecha,