La argumentación a través del espejo de las falacias
LUIS VEGA REÑÓN
Dpto. de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia.
UNED, Madrid. lvega@fsof.uned.es «Puesto que buscamos este saber…»
ARISTÓTELES, Metaphysica 982ª4.
0. Introducción.
Nuestro término falacia proviene etimológicamente del latino fallo, que presenta dos acepciones principales: 1/ engañar o inducir a error; 2/ fallar, incumplir, defraudar.
Siguiendo ambas líneas de significado, entenderé por falaz el discurso que pasa, o se quiere hacer pasar, por una buena argumentación –al menos por mejor de lo que es–, y en esa medida se presta o induce a error pues en realidad se trata de un seudo argumento o de una argumentación fallida o fraudulenta. El fraude no …ver más…
Los casos más relevantes de falacia son los que tienden al polo de los sofismas efectivos y con éxito, es decir las estrategias capciosas que consiguen confundir o engañar al receptor, sea un interlocutor, un jurado o un auditorio. El secreto de su importancia estriba no sólo en su
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La imputación de ‘falaz’ o de ‘falacia’ puede aplicarse a diversos actos o productos discursivos como proposiciones (e.g. “el tópico de que los españoles son ingobernables es una falacia”), preguntas (e.g. “la cuestión capciosa «¿Ha dejado usted de robar?» es una conocida falacia”) o argumentos (e.g. “no vale oponer a quien se declara en favor del suicidio un argumento falaz del tenor de «Si defiendes el suicidio, deberías tirarte ya por la ventana»”. Supondré que los términos ‘falaz’ o ‘falacia’ se aplican primordialmente a discursos que son o pretenden ser argumentos. Por derivación, cabe considerar falaces otras unidades discursivas (proposiciones, preguntas, etc.) en la medida en que forman parte sustancial de una argumentación o contribuyen a unos propósitos argumentativos.
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Vid. Vega Reñón (2008).
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interés crítico sino en lo que revelan tales casos acerca de la argumentación. En ellos la argumentación falaz se perpetra y desenvuelve en un marco no sólo discursivo sino interactivo –donde la complicidad del receptor resulta esencial para la suerte del argumento–, de modo que la dualidad de sofismas y