Importancia de las mátematicas en la informática
La Madre de Dios, en persona, le enseñó a Sto. Domingo a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe.
Domingo de Guzmán era un santo sacerdote español que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albigense. Esta enseña que existen dos dioses, uno del bien y otro del mal. El bueno creó todo lo espiritual. El malo, todo lo material. Como consecuencia, para los albigenses, todo lo material es malo. El cuerpo es material; por tanto, el cuerpo es malo. Jesús tuvo un cuerpo, por consiguiente, Jesús no es Dios.
También negaban los sacramentos y la verdad de que …ver más…
Si el Rosario se presenta bien, estoy seguro de que los jóvenes mismos serán capaces de sorprender una vez más a los adultos, haciendo propia esta oración y recitándola con el entusiasmo típico de su edad.
Juan Pablo II también nos dice: “Rezar con el Rosario por los hijos, y mejor aún, con los hijos, educándolos desde su tierna edad para este momento cotidiano de «intervalo de oración» de la familia, no es ciertamente la solución de todos los problemas, pero es una ayuda espiritual que no se debe minimizar.
En el santo rosario, la meditación o reflexión de los misterios, es el alma de esta oración. En efecto, el Rosario sin la meditación de los sagrados misterios de nuestra salvación sería como un cuerpo sin alma...”
Si sientes la conciencia cargada de pecados, toma el Rosario y medita una parte del mismo en honor de algunos misterios de la vida, pasión o gloria de Jesucristo. Y convéncete de que mientras meditas y honras estos misterios Él en el cielo mostrará al Padre sus llagas sacrosantas, intercederá por ti y te alcanzará la contrición y perdón de tus pecados.
El Señor dijo cierto día al Beato Alano: “¡si esos miserables pecadores rezaran frecuentemente mi Rosario, participarían de los misterios de mi pasión y yo, como abogado suyo, aplacaría la justicia divina!”
Nuestra vida es de guerra y tentación continúas (Ver Job 7,1). Tenemos que luchar no contra enemigos de carne y sangre, sino contra las mismas