Equipo Mayor y Menor de la Panadería
Porción de masa de harina y agua que, después de fermentada y cocida en horno, sirve de alimento al hombre, entendiéndose que es de trigo cuando no se expresa al grano de que se hace.
Equipo Mayor y Menor Para Panadería Mayor: Son todos aquellos utensilios que se necesitan para contener, transportar, guardar y procesar bajo algún procedimiento de cocción los diversos productos alimenticios que se convertirán en platillos del menú. Para su cocción:
-Horno (Horno modular eléctrico y horno de convección)
-Armario de Fermentación
-Cocedor de Crema
-Plancha para Crepas
-Fogones
-Freidora
Eléctrico/Mecánica
-Batidoras (Mezcladoras, amasadoras)
-Montadora de Nata
-Laminadoras de Masa
-Refinadora …ver más…
Se exigía que todas las panaderías enviaran su producción a la plaza pública. Los requisitos eran que tuviera el peso debido, se vendiera al precio fijado por el cabildo, además de estar bien cocido y seco para que no se descompusiera.
Durante la época colonial, en las panaderías se elaboraban panes de sal, como el francés, el birote, el español y los pambazos; y de dulce, hechos de hojaldre, como campechanas, condes y banderillas estilo francés, y de ellas salían los repartidores con el pan acomodado en un gran cesto que cargaban sobre la cabeza para ofrecerlo por las calles.
Tiempo después se iba diariamente a la panadería a comprar el pan y se pedía por su nombre. Los de sal eran el bolillo, el cañón, la telera, el pambazo; los azucarados, ojos de pancha, poblanas, chalupas y trenzados. Los de dulce eran las orejas, magdalenas, conchas, caracoles, huesos, calamares y tortugas.
En el mundo conventual novohispano, la panadería tuvo un papel destacado, ya que fue base de la alimentación diaria, símbolo de caridad y consuelo para los necesitados, y también formó parte del sustento de las congregaciones religiosas. En algunos conventos del siglo XVI se encontraron restos de hornos, ya que ahí cocinaban su propio pan para agasajos y fiestas de las comunidades religiosas. En el Convento de San Jerónimo, Sor Juana Inés de la Cruz (s. XVII), realizó una trascripción de 37 recetas del libro de cocina del claustro, de las que la