Ensayo: el corazón de las tinieblas
Capítulo I:
Un hidalgo de la Mancha, de clase noble baja, de unos 50 años de edad, de complexión recia pero seca, da en leer libros de caballerías hasta llegar a perder el juicio. Determina, enloquecido por las fantasías leídas en esos libros, hacerse caballero andante y, como tal, ir a buscar aventuras. Para ello, prepara sus armas (desfasadas armas), revisa su caballo y le pone nombre (Rocinante), se pone nombre a sí mismo, como caballero que va a ser, (don Quijote de la Mancha) y busca una dama a la que amar y servir (Dulcinea del Toboso).
Capítulo II:
Poniendo en efecto su pensamiento, una mañana de julio sale de su casa, como caballero andante, a deshacer agravios. Pero le asalta la preocupación de que no ha …ver más…
Además deciden clausurarle la habitación de los libros y convencerle de que ha sido obra de un encantador. Convencido de ello, pasa quince días sosegado y conversando con el cura y el barbero sobre la necesidad de los caballeros andantes, a la par que persuade a un labrador, vecino suyo (Sancho Panza), para que le sirva de escudero, prometiéndole que le hará gobernador de una ínsula, y hacen los preparativos de todo lo necesario (dineros, alforjas, camisas, etc.) conforme al consejo del ventero. Salen de noche para no ser vistos. Primera conversación entre escudero y amo.
Capítulo VIII:
En el camino descubren unos molinos de viento, que don Quijote cree que son gigantes. Decide acometerlos, sin que le sirva de mucho que Sancho le diga que son sólo molinos. Don Quijote embiste y sale mal parado, atribuyendo el cambio (de gigantes a molinos) a un encantador. Siguen camino, a Puerto Lápice, en busca de aventuras. Pasan la noche entre unos árboles: don Quijote piensa en su señora Dulcinea. Llegan a Puerto Lápice, y don Quijote confunde a dos frailes con dos encantadores que llevarían a una princesa cautiva (una dama vizcaína que viene más atrás en un coche). Acomete a los frailes, y después a un escudero de la dama, que no quiere que el caballero les haga ir al Toboso (para hablar con Dulcinea). El capítulo acaba con el combate en suspenso.
Capítulo IX:
Cervantes acude al recurso narrativo de que él es