Cuentos
Cuento de Rusia.
Autor Hugh Lupton
La voz de los sueños y otros cuentos prodigiosos.
Libros del Rincón
Escena del pueblo.
Narrador: Hoy les contaré la historia de un granjero que vivía a las afueras de un pueblo estaba casado con una mujer que era incapaz de guardar un secreto. ¿Verdad que ustedes si sabes guardar un secreto? Pues esta mujer de la que les voy a hablar no sabía. Pues si le contaban una cosa o un secreto al mediodía, todo el pueblo se enteraba antes del anochecer y en tres o cuatro días había llegado a oídos de la Reyna, ya que esta mujer iba y venía al mercado y vendía huevos de casa en casa. Y es que nada viaja tan rápido como los chismes. Veamos lo que le pasa a Juan en su milpa.
Juan: …ver más…
Esposa: ¡Mira Juan lo que hay ahí! (Señalando las truchas sobre la hierba) ¡Tenias razón! (con una gran sonrisa) ¡Hay truchas nadando en la hierba! ¡Y qué hermosas son! (Mete las truchas en el cesto y ve los bollos en las ramas de los arboles) ¡Oye Juan! ¡También hay bollos!
Juan: Si, ya te lo había dicho, durante toda la noche han llovido pasteles y bollo, si te hubieras levantado antes, habríamos encontrado más, pero alguien se nos ha adelantado y ya casi no quedan.
Narrador: Caminaron hacia el rio y Juan le dijo a su esposa:
Juan: Voy a recoger el sedal de mi caña a ver si he pescado algo.
Esposa: ¡Salchichas, hay salchichas en el rio! (muy sorprendida).
Juan: Siempre hay salchichas en el rio, pero no todo el mundo sabe pescarlas.
Narrador: Regresaron a su casa a disfrutar de un delicioso desayuno a base de truchas, bollos con pasas y gordas salchichas. Pero ¿ustedes creen que la esposa de Juan se había olvidado del oro? ¡Por supuesto que no! Puesto que antes de que anocheciera todo el pueblo sabía la historia del tesoro escondido, y una semana después el rumor llegó a la ciudad y a oídos de la Reyna. Y es que nada viaja tan rápido como los chismes. La avariciosa Reyna quiso quedarse con todo el oro. Y ordenó:
Escena del castillo.
Reyna: ¡Que vengan esos dos granjeros!
Narrador: Y los guardias se fueron en busca de esos dos.
Reyna: ¿Es verdad que has encontrado un cofre lleno de oro?
Juan: No, no es