El constructivismo es una explicación
científica acerca del conocimiento
que es citado frecuentemente como una novedad en los sistemas
educativos de México y
de algunas otras partes del mundo. Debido a que tal
categoría puede implicar a uno o varios teóricos,
en este documento aludimos al constructivismo que se
relaciona con las aportaciones de Jean Piaget,
de Liev Semiónovich Vygotski, de Jerome S. Bruner y de
David P. Ausubel, sin que
eso quiera decir que son los únicos teóricos que se
han referido a esa explicación. El discurso
acerca del constructivismo se ha constituido en una forma
mediante la cual se ha considerado que es posible superar los
problemas
educativos que no han sido resueltos con la aplicación de
las teorías del
aprendizaje, derivadas,
fundamentalmente, de la Psicología.
Actualmente hay quienes sostienen que la idea del
constructivismo no es nueva y que algunos aspectos de
él pueden encontrarse en las obras de Sócrates
(Coll, 1993, p. 48), Platón,
Aristóteles, San
Agustín, John Locke,
Vico, Kant (Bruner,
1986, p. 104), Pestalozzi, Hegel (Hegel, 1978;
Hyppolite, 1998, p. 541 y; Garaudy, 1966, p. 39) y Skinner
(Bruner, 1978, p. 41), entre otros (Rodrigo, 1997, p. 19), pero
puede decirse que los planteamientos más difundidos con
relación al constructivismo son los de quienes
toman como base las aportaciones de Piaget,
Vygotski, Bruner y Ausubel (Garza,
2000; Coll, 1993 y; Flórez, 1994, pp. 234-253.) De esta
manera, según Coll, es posible distinguir cuatro tipos de
constructivismo: el inspirado en la teoría
genética
de Piaget (Coll,
1981, p. 15; Ducret, 2001, p. 165; Lucio, 1994, p. 7 y;
García, 2000, p. 11.); el de las teorías
del aprendizaje
verbal significativo de los organizadores previos y de la
asimilación propuesto por Ausubel; el inspirado en la
psicología
cognitiva y el que se deriva de la teoría
sociocultural propuesta por Vygotski (Coll, 1997, p. 7 y;
Rodrigo, 1997, pp. 108 y 138.)
Piaget y Vygotski construyeron explicaciones del
conocimiento
y, a su vez, Ausubel construye una explicación del
aprendizaje,
pero ellos no se clasificaron como constructivistas, sino que
fueron César Coll y otros teóricos
contemporáneos quienes les han ubicado en esa
denominación, (Coll, 1997; p. 130; Bruner, 1984; p. 35;
Entwistle, 1988, p. 17 y; Porlán, 1997; p. 115), pero, en
el caso de Bruner que explica la instrucción, se clasifica
entre los constructivistas y dice: soy, desde hace tiempo,
constructivista, y así como creo que nosotros construimos
o constituimos el mundo, creo también que el self es una
construcción, un resultado de la
acción y la simbolización (Bruner, 1986, pp. 134 y
159.) Adicionalmente, a Bruner se le clasifica como
constructivista debido a que toma las aportaciones de Piaget y de
Ausubel para afirmar que el hombre
construye modelos de su
mundo y que esas construcciones no son vacías sino
significativas e integradas a un contexto que le permiten ir
más allá. Ese hombre capta
el mundo de un manera que le permite hacer predicciones acerca de
lo que vendrá a continuación: el hombre
puede hacer comparaciones en pocas milésimas, entre una
nueva experiencia y otra y luego las almacena para incorporarlas
después al resto del modelo
(Bruner, 1987, p. 18; Bruner, 1995, p. 45 y; Flórez, 1994,
p. 246.) Regresando a Coll, él dice que la epistemología de Piaget es constructivista
en dos sentidos: 1) la noción de asimilación
implica construcción ya que somos nosotros los que
le damos sentido a los objetos que se nos presentan y; 2) la
noción de acomodación también es
construcción ya que los nuevos esquemas que se forman en
el sujeto por las acciones que
él ejecuta no están dados por los esquemas
anteriores sino por la equilibración que se da entre los
esquemas anteriores y los nuevos esquemas en el mismo sujeto
(Coll, 1981, pp. 26-27.) Además de lo anterior, es posible
decir que Piaget ha sido clasificado como constructivista debido
a que afirma que el niño construye esquemas y que estos se
van haciendo más complejos a medida que el niño
interactúa con la realidad. Vygotski ha sido clasificado
como constructivista debido a que afirmó que el
niño pasa de las funciones
psíquicas inferiores a las superiores por medio de la
interacción del sujeto con la cultura, es
decir, en la interacción del niño con la realidad,
él construye su conocimiento acerca de la misma. Ausubel
es considerado como constructivista debido a que dice que el
niño construye conceptos. Según el mismo
Flórez a Ausubel se le clasifica como constructivista
porque éste se refiere a la recepción del
aprendizaje siempre y cuando sea significativo (Flórez,
1994, p. 247.)
Coll recomienda distinguir los constructivismos
existentes en el proceso
educativo y dice que es necesario establecer una
distinción entre el constructivismo, las teorías
constructivistas del desarrollo y
del aprendizaje y los planteamientos constructivistas en educación. De acuerdo
con esta distinción, conviene reservar el término
constructivismo para referirse a un determinado enfoque o
paradigma
explicativo del psiquismo humano que es compartido por distintas
teorías psicológicas, entre las que se encuentran
las teorías constructivistas del desarrollo y
del aprendizaje. El mismo Coll dice que los planteamientos
constructivistas en educación son, en su
inmensa mayoría, propuestas pedagógicas y
didácticas o explicaciones relativas a la educación escolar
que tienen su origen en una o varias de estas teorías del
desarrollo y del aprendizaje (Coll, 1997, p. 9.)
Para Coll, el problema de fondo es el consistente en
que, pese a la magnitud y relevancia educativa de las
aportaciones de las teorías constructivistas del
desarrollo y del aprendizaje, ninguna de ellas es capaz de
ofrecer, en su estado actual,
una explicación de conjunto de los procesos
escolares de enseñanza y aprendizaje suficientemente
articulada, precisa y con sólidos apoyos empíricos
(Coll, 1997, pp. 9-10.)
Tomando en cuenta las aportaciones de Piaget, Coll dice
que la idea básica del constructivismo es que el
acto de conocimiento consiste en una apropiación
progresiva del objeto por el sujeto, de tal manera que la
asimilación del primero a las estructuras
del segundo es indisociable de la acomodación de estas
últimas a las características propias del objeto; el
carácter constructivista del conocimiento
—sigue diciendo Coll— se refiere tanto al sujeto que
conoce como al objeto conocido: ambos aparecen como el resultado
de un proceso
permanente de construcción. El constructivismo que
subyace en la teoría genética
supone además la adopción
de una perspectiva relativista —el
conocimiento siempre es relativo a un momento dado del
proceso de construcción— e interaccionista
—el
conocimiento surge de la interacción continua entre el
sujeto y el objeto, o más exactamente de la
interacción entre los esquemas de asimilación y las
propiedades del objeto (Coll, 1983, p. 34.) En este caso, Coll
usa indistintamente las categorías de conocimiento,
apropiación, asimilación y
acomodación.
Coll considera que Piaget es uno de los fundadores de lo
que actualmente se conoce como constructivismo ya que
éste afirmó que, en realidad, el punto de partida
de todo conocimiento no hay que buscarlo en las sensaciones ni en
las percepciones sino en las acciones y el
gran servicio que
el análisis psicogenético puede prestar
a la epistemología de las ciencias
exactas es precisamente el de restablecer la continuidad entre
las operaciones
(lógico-matemáticas o físicas) y las
acciones, concebidas no bajo ese aspecto utilitario que han
exagerado el pragmatismo y
el bergsonismo, sino como el origen del propio acto de inteligencia
(Piaget, 1986, pp. 133-134 y; Sebastiá, p.
158.)
Para Coll, el constructivismo no es, en sentido
estricto, una teoría del desarrollo o del aprendizaje y
aclara que la finalidad de la concepción constructivista
es configurar un esquema de conjunto orientado a analizar,
explicar y comprender los procesos
escolares de enseñanza y aprendizaje (Rodrigo, 1997, p.
131; Coll, 1997; p. 47; Coll, 1993, p. 8 e; Hidalgo, 1993, p.
20.) Coll piensa así por su incapacidad para distinguir
los corpus teóricos de los constructos artístico,
empírico o mágico-religioso. Desde luego que el
constructivismo es una teoría, pero, para reparar
en ello, es necesario identificar cuáles son las
categorías y los conceptos que forman su entramado
categórico-conceptual.
Hidalgo Guzmán, seguidor de Coll, por su parte,
niega que el constructivismo sea una teoría y
afirma que esa explicación remite a una noción que
se ha utilizado en términos indicativos y prescriptivos
para fundamentar los distintos proyectos de
investigación que, en sentido estricto, han permitido
hacer relevante un conjunto de reflexiones y conjeturas sobre los
procesos de aprendizaje. Hidalgo Guzmán agrega que si bien
el constructivismo dista de presentar un estatuto
teórico o de fundar nuevos criterios de racionalidad, ha
generado nuevas actitudes
analíticas y ha sugerido caminos distintos para acceder a
la especificidad y a la complejidad de las experiencias de
aprendizaje. Según Hidalgo Guzmán, el
constructivismo se refiere a una concepción poco
definida, más bien abierta y laxa que ha provocado un uso
polisémico: se le menciona para distinguir una estrategia en el
campo de la investigación; aparece en disertaciones que
tratan sobre procesos cognoscitivos; abunda su uso como
metáfora para dar cuenta de las mediaciones que permiten
superar enfoques mecanicistas en los estudios sociológicos
y; forma parte de las teorías críticas que se
proponen recuperar el papel de los
sujetos y dar relevancia a su protagonismo (Hidalgo, 1993, pp. 18
y 26.)
Según Carretero, la idea central de toda la
teoría de Piaget es que el conocimiento no es copia de la
realidad, ni tampoco se encuentra totalmente determinado por las
restricciones impuestas por la mente del individuo; por el
contrario es producto de
una interacción entre estos dos elementos. Por tanto, el
sujeto construye su conocimiento a medida que interactúa
con la realidad. Esta construcción se realiza a
través de procesos, entre los cuales destacan la
asimilación y la acomodación. (Carretero, 1997, p.
44.) Por otro lado, coincido con Piaget cuando dice que el sujeto
es capaz de construir las propias matemáticas (Piaget, 1986, p. 148), pero
esa construcción no se ejecuta mediante el proceso que
él explicó y que consiste en la asimilación,
la acomodación y la adaptación de la información. La construcción de
conocimiento se realiza mediante otro procedimiento
más complejo basado en la apropiación del
conocimiento existente acerca de un objeto específico, en
la crítica del mismo y con la presencia de referentes no
solamente teóricos sino también con los de carácter
ateórico, presentes en el sujeto constructor de
conocimiento (Covarrubias, 1991, 1995a, 1995b, 1998,
1999.)
Para Carretero, el constructivismo se basa en la
idea de que el individuo —tanto en los aspectos cognitivos
y sociales del comportamiento
como en los afectivos— no es un simple producto del
ambiente ni el
resultado de sus disposiciones internas, sino una
construcción propia que se produce día a día
como resultado de la interacción entre esos factores
(Carretero, 1997, p. 24.)
Para el mismo Carretero y Margarita Limón, el
constructivismo es una posición en auge en la que
convergen distintas aportaciones como de la Piaget y la Vygotski,
entre otras, y que dicha convergencia se beneficia del mutuo
reconocimiento de los puntos en común aceptados por
distintos enfoques que se derivan de ellas, pero también
existen divergencias notables que se reflejan, por ejemplo, en la
discusión actual sobre la obra de Vygotski. Los mismos
teóricos aclaran que tres cuestiones que no han sido
suficientemente exploradas en la posición constructivista
son las siguientes: 1) una definición precisa de la
naturaleza del
conocimiento previo, así como una teoría coherente
y acabada del cambio
conceptual; 2) la especificación de las condiciones de
aplicación de la concepción constructivista a las
distintas materias escolares (por ejemplo, es obvio que no es lo
mismo aprender física que aprender
música,
¿pero tampoco lo es en cuanto a la metodología constructivista?) y 3) los
criterios de aplicación de los principios
constructivistas al ámbito escolar cotidiano; es decir, el
paso de unos principios
generales al diseño
del currículum y de la actividad en el aula (Rodrigo,
1997, p. 138.) Pero el mismo Carretero reduce su
concepción del constructivismo al afirmar que la
aplicación de la estrategia en la
enseñanza de la ciencia
consiste en que, antes de explicar un tema, sería preciso
conocer cuál es la representación o ideas
espontáneas que los alumnos tienen al respecto, a
través de cuestionarios, entrevistas y
el diálogo
entre ellos (Rodrigo, p. 138.)
Carretero y Limón aseguran que existen tres tipos
de constructivismos: 1) el filosófico o
epistemológico general (sic) que ha inspirado el trabajo
empírico de tipo psicológico y que, a su vez, se ha
visto refrendado por éste; 2) el que contiene las
conclusiones que se han derivado de la investigación psicológica evolutiva
o cognitiva sobre la adquisición de conocimiento y; 3) el
de las implicaciones de dichas investigaciones
para la actividad educativa y las investigaciones
sobre condiciones en las que se aprenden y se enseñan los
nuevos conocimientos. En este sentido, en el
constructivismo filosófico se hace referencia a
cómo el ser humano adquiere conocimiento (Rodrigo, 1997,
p. 139.) En este mismo sentido, para Flórez, en la
posición filosófica constructivista, el
conocimiento humano no se recibe pasivamente ni del mundo ni de
nadie, sino que es procesado y construido activamente por el
sujeto que conoce. A su vez, en el constructivismo
pedagógico se planea que el verdadero aprendizaje humano
es una construcción de cada alumno que logra modificar su
estructura
mental y alcanzar un mayor nivel de diversidad, de complejidad y
de integración (Flórez, 1994, p.
235.)
Para Carretero y Limón, el constructivismo
es un tema que está presente en gran parte de los modelos que
inspiran las actuales propuestas del sistema educativo
en España.
Esos mismos teóricos afirman que el constructivismo
surgió como una posición epistemológica
sobre el origen del conocimiento, con un claro distanciamiento
del racionalismo y
del empirismo y
dicen que la principal diferencia entre aquél y estos
radica en que en el constructivismo se considera que
nuestras teorías siempre pueden modificarse o cambiarse de
tal modo que somos capaces de construir una nueva teoría,
mejor que la anterior (Rodrigo, 1997, pp. 139-140.). Carretero y
Limón continúan diciendo que entre los
constructivismos identificados se puede contar el cognitivo, el
terapéutico, el educativo y el evolutivo. Esos mismos
teóricos aclaran que dentro de éstas dos
últimas orientaciones se encuentra el
constructivismo piagetiano, el socioeducativo y el
sociocultural (Rodrigo, 1997, p. 9) Según Arnay, el
constructivismo se ha introducido como marco conceptual
que guía los procesos de enseñanza y aprendizaje,
pero se han dejado las materias y sus contenidos casi intactos.
Nadie ha hecho pública la intención de que se
eliminen las materias tradicionales —esta vez agrupadas por
áreas en la educación
primaria—, tampoco se han hecho cambios sustanciales en los
contenidos disciplinarios seleccionados por la
administración educativa. Las esencias disciplinarias
se pierden en la noche de los tiempos y continúa
obedeciéndose a una visión escolástica del
conocimiento (Rodrigo, 1997, p. 46.)
Siguiendo con Arnay, él considera que uno de los
problemas para
la implantación del constructivismo en las aulas,
cuando menos en España, es
que los docentes tienen bastantes problemas para organizar y
mantener —mínimamente— lo que enseñan
para que, además y encima de todo eso tengan que pensar
—cualitativamente— en los alumnos y su aprendizaje.
(Rodrigo, 1997, p. 50.) Arnay no se da cuenta de que,
precisamente, una práctica educativa que tenga como base
la actividad organizada de los alumnos más que la
enseñanza y la exposición
de temas por parte de los profesores es lo que propiciaría
que ellos puedan trabajar de una manera diferente en las aulas y,
entonces, tendrían posibilidades de organizar sus
actividades. En la forma en que actualmente se trabaja en las
aulas, el profesor es quien realiza las actividades y los alumnos
se dedican, la mayoría de las veces, a oír,
observar, tomar nota, memorizar lo dicho por el profesor y, en el
mejor de los casos, el proceso educativo consiste en que el
alumno aplique lo dicho por el profesor.
Para Enwistle, en el constructivismo se hace
hincapié en las formas en que se construye la
comprensión organizando ideas previas a la luz de nuevas
informaciones. Desde luego que la noción de ideas previas
es la equivalente a la de los esquemas a los que se
refirió Piaget (Enwistle, 1988, p. 41.)
Para Martínez Rodríguez, el
constructivismo es una línea de acción
pedagógica reciente en educación que ha encontrado
un fuerte respaldo en los fundamentos teóricos y
metodológicos del enfoque sociocultural propuesto por
Vygotsky. En este enfoque el énfasis está en la
noción de apropiación y el carácter social,
activo y comunicativo de los sujetos implicados en la
construcción de conocimientos que ocurren al interior del
salón de clases. (Martínez, p. 34.) Novak, por su
parte, se refiere a un constructivismo humano que es
considerado como el esfuerzo por integrar la psicología
del aprendizaje humano y la epistemología de la producción de conocimiento (Porlán,
1997, p. 35.)
Para Yasuhiko Kato y Constance Kamii, el
constructivismo es una idea que puede dar lugar a una
reforma y a una reestructuración de la educación
japonesa en el siglo XXI. Ellos están convencidos de que
la teoría científica y revolucionaria de Piaget
terminará por aceptarse tal como la de Copérnico
fue aceptada universalmente tras 150 años de resistencia e
indiferencia (Kato, 2001, p. 234.)
Según Lino de Macedo, el constructivismo,
sobre todo en su versión piagetiana, se utiliza
constantemente para introducir reformas de la educación en
Brasil. Sin
embargo, el mismo Lino de Macedo se lamenta que, en la
práctica educativa brasileña, pueda verse cualquier
clase de distorsiones, olvidos y juegos
políticos a favor de otros intereses. En diciembre de
1996, como ya había ocurrido con otras reformas, se
aprobó la Ley de
Directrices y Bases de la Educación Nacional (LDB) que se
basa en el constructivismo o es coherente con él.
La LDB hace obligatorios los principios asumidos por Brasil en 1990 en
la Declaración del Derecho a la Educación para
Todos y prevé medidas para su aplicación. Como
consecuencia de la LDB, el Ministerio de Educación en la
escala federal y
las secretarías de educación, de ámbito
estatal o municipal, empezaron, a partir de 1997, a realizar una
serie de proyectos para
aplicar las medidas impuestas por esta Ley a favor de la
mejora de la calidad de la
educación en Brasil (Macedo, L. 2001, p. 240.)
Para Ricardo Lucio, en el constructivismo se
plantea que el papel del
maestro no es el de transmitir el conocimiento sino el de
propiciar los instrumentos para que el alumno lo construya a
partir de su saber previo (Lucio, 1994, p. 10) y afirma que el
punto de mayor interés
para la psicología
educativa es que, dentro del modelo
constructivista, el conocimiento no se adquiere simplemente, no
se recibe ni es una copia de la realidad, sino que es una
construcción del sujeto. (Lucio, 1994, pp. 30-33.) En
cambio,
según Sebastiá, el impacto del
constructivismo en el campo de la investigación y
en el diseño
curricular de la enseñanza de la ciencia ha
sido enorme. En diferentes contextos educativos se ha replanteado
la necesidad de revisar los programas y las
metodologías de la enseñanza a la luz de los
postulados del constructivismo. La repercusión de
ésta teoría pudiera ser comparada con la que hace
una veintena de años causó la Nueva Matemática. (Sebastiá, p.
159)
Cuando Cecilia Braslavsky se refiere al
constructivismo dice que está emparentado con las
teorías de la escuela nueva del
cambio del siglo pasado y que en él se investigan, por un
lado, los procesos de construcción del conocimiento
escolar, tanto el que se da de manera personal como el
que se efectúa en asociación de otros y con
intervenciones intencionales y, por el otro lado, se proponen
nuevas orientaciones para ese propósito(Braslavsky, 2001,
p. 137.)
En Europa, el
constructivismo se imparte en diversas instituciones.
Los directivos de la Universidad de
Salamanca dicen que ante el éxito
obtenido en el "I Curso Extraordinario sobre
Constructivismo y Psicoterapia" en el año 2000 y
debido al gran auge e importancia que están adquiriendo
las psicoterapias constructivistas, se decidió continuar
con esta línea formativa y en el año 2001, esa
Institución ofreció el segundo curso sobre
Constructivismo y Psicoterapia; (Universidad de
Salamanca); la Open University del Reino Unido, considerada como
una de las instituciones
más influyentes en el campo de la educación a
distancia, inició en 1997 un programa de
maestría en educación a
distancia que se distribuye de manera totalmente virtual a
todo el mundo a través de Internet. Este programa fue
diseñado bajo una perspectiva constructivista en el que
los estudiantes interactúan a través de actividades
de colaboración para construir conocimiento
(Núñez, 2003); La Universidad de
Burgos, ubicada en Valladolid, España, ofreció en
el año 2001 el segundo curso sobre "El constructivismo
en el aula de educación infantil y primaria". En la
difusión del curso se afirma que el enfoque
constructivista del aprendizaje escolar está tomando gran
auge en las aulas de la educación infantil y primaria y
que en el curso se trata de contribuir a una sólida base
teórica de los maestros para fundamentar su
actuación docente y un conocimiento práctico que
los anime a plasmarlo en el aula. Agregan que en el curso se
ofrecerán las últimas investigaciones sobre el
tema, junto con las experiencias de maestros que llevan varios
años trabajando desde esta perspectiva, con el objetivo de
acortar la distancia entre la teoría psicológica y
la práctica educativa (); también la Facultad Regional
Avellaneda, ubicada en Argentina,http://www.fra.utn.edu.ar/bienestar/capdocente.asp
ofreció en 1999 el primer seminario de
Constructivismo
(Universidad Tecnológica
Nacional.)
En Latinoamérica el constructivismo es
vigente. En este sentido, en el mes de marzo de 2003, la Facultad
Latinoamericana de Ciencias
Sociales-Sede de Argentina
(FLACSO) empezó a impartir la Maestría en
Psicología Cognitiva y Aprendizaje y la
Especialización en Constructivismo y Educación
(FLACSO.) En Rosario, Argentina, Mario Carretero, impartió
a través de la empresa
Network un curso sobre Constructivismo y Educación. En la
promoción de este curso se dice que la
orientación constructivista posee en la actualidad un gran
auge en numerosos países del mundo, tanto en lo que se
refiere a la investigación básica como a los
procesos de reforma educativa. Se enfatiza que el
constructivismo actual se caracteriza por insistir en la
importancia de las disciplinas y, por tanto, de las
didácticas especiales en el proceso de adquisición
de conocimiento en la escuela y se
concluye diciendo que en el curso se sigue una orientación
que permite integrar y relacionar las aportaciones de la
psicología genética, la orientación
vigotskiana y los avances de la psicología cognitiva
(Network.)
En México, la
Universidad Autónoma de Yucatán
diseñó su modelo educativo y académico con
base en los principios del constructivismo. Así, se
dice que en modelo se han adoptado muchos de los principios del
constructivismo ya que esa propuesta tiene su base en
teorías cognitivas del aprendizaje, enfocadas
principalmente a la resolución de problemas. En esta
perspectiva, el trabajo de
grupo
cooperativo, se antepone al logro individual de tono competitivo.
Se afirma que otra característica del proceso de
transformación de esa Universidad es que, a diferencia de
otras experiencias, el proceso educativo y académico
aspira a enmarcarse en una filosofía educativa
explícita, ligada a la adopción
de uno de los enfoques pedagógicos más avanzados en
cuanto a la teoría del aprendizaje: el modelo
constructivista, que ya está siendo adoptado en varios
países de América
Latina, como el camino para introducir una reforma
substancial de los sistemas
educativos, al centrarlos en la médula misma de los
procesos de aprendizaje (Universidad Autónoma de
Yucatán. Modelo educativo y académico, pp. 23 y
40.) Desde luego que quienes diseñaron el Modelo educativo
y académico de la Universidad de Yucatán no
especifican si se refieren a las aportaciones de Piaget, de
Vygotski, de Bruner y de Ausubel o de otros teóricos que
también puedan ser ubicados en el constructivismo,
pero desde luego que resalta el desconocimiento que tienen los
teóricos de esa Universidad al inclinarse por el
constructivismo y por el aprendizaje
para el trabajo académico en vez de promover la
apropiación de conocimiento.
En la ciudad de Oaxaca, en la descripción del servicio
educativo que ofrece el Colegio la Salle Oaxaca A. C., se dice
que la pedagogía constructivista es una forma de
educar con el objetivo de
enseñar al alumno a ser el principal factor de su propia
educación, a construir su propio aprendizaje. En la
educación tradicional —se sigue diciendo— los
adultos tendemos a resolver muchas situaciones que los educandos
deben resolver por sí mismos y les impedimos desarrollar
su creatividad.
Lo importante es apoyar al alumno para que por sí mismo
discierna cómo puede resolver su problema. El
constructivismo promueve una educación en la
independencia,
en el valerse por sí mismo, en la verdadera libertad
(Colegio La Salle Oaxaca.)
Por otra parte, en la promoción de las licenciaturas que imparte
el Instituto Tecnológico de la Región Mixe se
afirma que el modelo educativo que utilizan es semi-presencial y
que una de sus características es que permite al
estudiante convertirse en un ser activo debido a que construye su
propio conocimiento y, además, dirige y organiza dicho
proceso (Instituto Tecnológico de la Región Mixe,
2003.)
En el constructivismo que actualmente se difunde
se hace alusión a la Psicología
Evolutiva (Flavel, 1995) y a la Psicología
Genética y, en esta última se habla de la
construcción del conocimiento con el significado de
acumular experiencias no dentro del sujeto a manera de ladrillos,
como cuando queremos construir una casa sino que, en este
proceso, es necesaria una respuesta luego de haber adquirido
ciertos elementos del exterior. Este último proceso se
conoce como la actividad de las estructuras
(García, 1989, p. 39.)
Con el constructivismo sucede lo dice Gaete:
"Cuando hemos encontrado una semejanza entre varios objetos, que
a menudo se nos presentan, aplicamos el mismo nombre a todos
ellos, cualquiera que sean las diferencias que podamos observar
en los grados de su cantidad y cualidad, y cualesquiera otras
diferencias puedan aparecer después entre ellas." (Gaete,
1995, p. 19), pero el análisis de las obras de Jean Piaget,
de Liev Semiónovich Vygotski, de Jerome S. Bruner y de
David P. Ausubel y la identificación del entramado
categórico-conceptual de la mismas, nos permite afirmar
que el constructivismo que se desprende de esos
teóricos constituye, efectivamente, una teoría, es
decir, una explicación racional acerca de la forma en que
los seres humanos incrementan su nivel de conocimiento,
intervienen en el proceso de instrucción o aprenden
determinados saberes o aspectos de la realidad que les son
enseñados en las instituciones educativas, aclarando que
la mayoría de la ocasiones, los saberes son confundidos
con el conocimiento y, su vez, con el aprendizaje se
alude a la interiorización de información, a la posibilidad de repetirla
o aplicarla en los mismos términos en que fue expresada.
La explicación constructivista a la que nos hemos referido
está formada por discursos que
provienen de concepciones ontoepistemológicas y
teleológicas distintas(Ausubel, 1983; Bruner, 1972, 1978,
1984, 1986, 1987, 1995, 2000 y 2001; Piaget, 1969, 1973, 1978,
1981, 1986, 1991 y 1995; Vygotski, 1982a, 1982b, 1983 y 1984;
Wadsworth, 1999; Wertsch, 1988)
Lo que actualmente se conoce como constructivismo
tal vez debiera llamarse saberismo y en él pudiera
describirse la forma en que los sujetos aprenden los saberes que
los profesores les imponen, pero sin que se afirme que, en la
escuela primaria y secundaria, los niños
construyen conocimiento (SEP. 1993 y SEP 1994.)
Lo que se conoce como constructivismo puede
resultar importante para quienes están interesados en
procesos de la enseñanza y el aprendizaje, pero, para
quienes desean trabajar con base en procesos de
apropiación de conocimiento, sólo algunas de las
categorías propuestas por Piaget, Vygotski, Bruner y
Ausubel son vigentes. La explicación construida por
Covarrubias acerca de la forma en que los seres humanos se
apropian de lo real y de la manera en que se genera el
conocimiento nuevo es más potente que la de quienes han
sido clasificados como constructivistas. (Covarrubias, 1991,
1995a, 1995b, 1998, 1999.)
REFERENCIAS
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