Índice
1.
Introducción
2. La libertad: ¿qué
es?
3. La libertad y la
ética
4. La libertad y
persona
5. La libertad y
educación
6. La libertad y ley
7. Libertad positiva y
negativa
8. Conclusiones
9.
Bibliografía
¿Realmente existe la libertad? Sin duda, el
desentrañamiento de este tema ha sido motivo de
discusión entre filósofos de todos los tiempos, motivo por
el cual –aún no sabemos si libremente- decidimos
plasmar en estas líneas nuestro respectivo análisis, el cual, reconocemos, es
demasiado endeble comparándolo con los profundos estudios
de Sartre, de
Hegel, de
Kant, de Leibniz,
del Barón d’Holbach o de Hartmann, por mencionar
algunos.
No obstante ello, la complejidad de abordar este tema no
debe ser motivo de susto o declinación para quien desee
hacerlo, pues para cualquiera que lo intente resultará
provechoso tratar de sumergirse, aunque sea superficialmente, en
las profundidades del mismo. Seguros estamos
que al terminar de leer este trabajo se tendrá la
suficiente información como para poder formarse
una opinión propia al respecto, por lo menos.
Así, conocer si somos libres o no, o mejor dicho,
conocer si podemos ser libres o no, creo que es lo menos que como
individuos pensantes podemos hacer. Saber si lo que hemos
realizado desde que usamos la razón o lo que tenemos
planeado realizar como proyecto de vida,
fue o será producto del
ejercicio de nuestra libertad o tristemente resultado del
movimiento de
los hilos que Dios, el destino, la naturaleza o como
suela llamársele haga de nuestra vida marioneta. He
aquí la importancia de saber si existe la
libertad.
Para estudiar la libertad creímos necesario
establecer o delimitar los puntos sobre los que nos vamos a
enfocar. Es decir, en vista de las muchas concepciones,
enfocaremos nuestro estudio en los puntos más importantes
y resaltantes, no sin antes establecer una pequeña, pero
fructuosa comparación de ideas a modo de marco conceptual
para facilitar la comprensión del lector y nuestro
desarrollo del
tema. En este sentido, este trabajo monográfico,
estará segmentado en tres capítulos: en el primero
nos avocaremos a los conceptos tocando temas históricos y
religiosos; el segundo decidimos por unanimidad
concedérselo al campo de la ética y la
filosofía debido a la relevancia que estos conocimientos
aportan a su estudio y que nos servirá de guía para
la posterior racionalización de nuestras ideas a cerca de
lo que para nosotros representa el término libertad en su
sentido más amplio, y que estarán plasmados en el
tercer y último capítulo.
Lo invitamos a un paseo por el mundo de las ideas, el que
esperamos sea de su completo agrado.
Los autores.
Sobre la libertad se ha dicho y se seguirá
diciendo mucho. Se argumenta, por ejemplo, en algunas
concepciones, que siendo el hombre
libre no lo es del todo pues tiene toda actividad regulada
por pautas de conducta
que le dicen lo que debe y lo que no debe hacer. A estas se
suma la contradicción que sostiene que aún
teniendo la conducta regulada por normas existe
la disyuntiva de lo que el individuo decide o no decide
hacer, otorgándole otra acepción a la palabra
libertad, libre albedrío.Guillermo Cabanellas al respecto nos dice: se trata
de la "facultad humana de dirigir el pensamiento o la conducta según los
dictados de la propia razón y de la voluntad del
individuo, sin determinismo superior ni sujeción a
influencia del prójimo o del mundo exterior", a lo que
podemos agregar que, siendo así, el ser humano es
libre independientemente de la existencia de las normas que
rigen su conducta y de las sanciones que, como resultado de
la priorización optada, se deriven.Pero este hecho tiene un antecedente nacido de una
relación de dependencia, si nos remontamos a los
tiempos primeros de la existencia del hombre,
como nos dice Juan Monroy: –la única posibilidad
que tuvo el animal humano para subsistir dependió de
la formación de grupos
(clanes, tribus, gangs). Lo que explica un rasgo del hombre
tan antiguo como su existencia: su sociabilidad"–. Si a
esto le sumamos lo venido después, desde las viejas
Concepciones Estatales, Platónicas como
Aristotélicas, Rousseau y
su Social Contract, el nacimiento del Constitucionalismo,
Montesquieu y la Teoría de la Separación de
Poderes y el reconocimiento de los Derecho Fundamentales de
las Personas, concluiremos –inobjetablemente– que
la libertad forma parte de la evolución del hombre y que ha sido tema
de discusión y polémica durante toda nuestra
existencia y que además se denota una gran
dependencia, o necesidad, del hombre a vivir con otros en
sociedad para
facilitar la respuesta a sus necesidades. Siendo así y
dando cuenta que al fin el hombre es libre y que en medio de
tanta libertad depende de otros para poder aplacar su
necesidad de bienes que
le aseguren la subsistencia; la misma relación de
dependencia, ¿no constriñe la
libertad?A continuación enfocaremos el tema
según algunos autores.Volviendo a Guillermo Cabanellas define a la
libertad en una forma genérica como: "Facultad natural
que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no
obrar, por lo cual es responsable de sus actos", sin embargo
este mismo autor asigna, en el campo jurídico, la
siguiente sentencia: "Entendida la libertad como
autonomía individual, absoluta en el pensamiento, y
mayor o menor según las relaciones surgidas de la
convivencia social, ha movido a definiciones de juristas y
legisladores. Envuelta en la anonimia, pero aureolada por
notable perspicacia jurídica, los romanos
decían: "Libertas est potestas faciendi id quod Jure
licet" (La libertad es la facultad de hacer lo que el derecho
permite)".Justiniano transcribió en el Digesto el
concepto y
las palabras similares de Florentino: la libertad es la
facultad de hacer cada uno lo que le plazca, salvo
impedírselo la fuerza o
el derecho.Aún encadenada así en algo la
libertad, su valor es
tan grande que Gayo la consideraba como el mayor de los
bienes: "Libertas omnibus rebus favorabilior est" (La
libertad es la más preciada de las cosas). Y tan
elevado es su precio
que, ratificando a su colega Ulpiano, exclamaba: "Libertas
pecunia lui non potest" (la libertad no se puede pagar con
dinero).
Los piratas sarracenos, con los cristianos medioevales y los
guerrilleros morunos con los prisioneros de guerra del
siglo XX, demostrarían que aquel insigne jurista no
siempre estaba en lo cierto.Paulo, a su vez, expresaba: "Libertas ad tempus dari
non potest" (La libertad no se puede conceder temporalmente).
Por que esa amenaza de retornar a la esclavitud
amarga, como simple condena a la libertad, la transitoria
liberación. No obstante, en la realidad procesal y
como atenuación penitenciaria, se conoce esa libertad
revocable o en cuotas que representan instituciones como la libertad provisional de
los procesados y la libertad condicional de los condenados de
ejemplar comportamiento ulterior.Las Partidas, inspiradas en el Digesto,
caracterizaban la libertad cual "poderío que ha todo
hombre naturalmente de hacer lo que quisiese, sólo que
fuerza o derecho de ley o de
fuero se lo embargue".En Francia,
en la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano, la libertad se consagra como Derecho
Fundamental en el artículo 2° y se define en el
4° en estos términos: "La facultad de hacer todo
aquello que no perjudique a otro".Como conducta personal, la
libertad se entiende en el sentido más amplio y a la
vez ingenuo. En el Anarquismo Puro, como aquella potestad de
hacer lo que se quiere, imposible por carecer de omnipotencia
y por el respeto
que infunden los demás en su individualidad y en su
conjunto. Con sentido más moral, la
libertad se circunscribe a hacer cuanto no daña a
otro, con la imprecisión consiguiente al daño y
a la autoridad
para apreciarlo. En aspecto más jurídico, la
libertad consiste en el derecho de hacer cuanto las leyes
permiten y todo lo que no prohíben.Desaparecida la esclavitud, al menos en sus formas
más groseras, la libertad personal está
garantizada en el orden civil, y es irrenunciable e
inalienable. No sucedía así en el Derecho
Romano, donde dada la extensión de las facultades
individuales, el mayor de 20 años podía vender
su propia libertad y transformarse en esclavo,
condición digna del capaz de tal suicido
moral.El propio Escriche, partícipe del entusiasmo
que la libertad suscitaba en todos sus aspectos y más
en la España
del siglo XIX, luego de su calvario constitucional y de la
primera de las guerras
civiles ganada bajo su signo, declara que la libertad
–en su sentido natural y verdadero– es la
facultad que tiene el hombre de obrar o de no obrar en todo,
como crea convenirle. Por eso toda la ley le es contraria,
por que toda la ley le ataca y disminuye. Pero no llega a una
conclusión anarquista, como buen jurista.Por eso agrega que la ley que nos quita una parte de
nuestra libertad nos asegura la porción que nos queda,
confiriéndonos los derechos de seguridad
personal, de protección para el honor y de
prosperidad; de modo que el sacrificio que hacemos para
adquirir tan preciosos bienes es mucho más
pequeño que la adquisición. La libertad, pues,
de los ciudadanos, será mayor o menor según la
mayor o menor gravedad de los obstáculos que la ley
oponga a sus acciones o
actos; y tales pueden ser las leyes de un estado que
absorban casi enteramente la libertad de los individuos que
lo componen.La libertad, por la que se luchaba
empeñosamente en Europa en
el curso del siglo XIX, se ha convertido en el siglo XX en
divisa de carácter internacional. Con el lema de
la "Libertad de los Pueblos" hicieron los luego vencedores de
la Primera Guerra
Mundial; pero a ello siguió una ola de dictaduras
en Europa, como nunca se había conocido desde el
destruido Absolutismo Real. Por la aspiración de
la "Libertad del Iindividuo", oprimido en los sistemas
totalitarios, se anunció que se batallaría en
la Segunda contienda universal; y también los
triunfadores –a tanta distancia ya de su
victoria– tienen mucho que cumplir.El ansia de libertad, inextinguible en los
individuos y en los pueblos por larga que la opresión
se muestre e insaciable por mayor tolerancia
que se logre o consienta, se manifiesta en la vida de los
países coloniales como sentimiento de
emancipación e independencia.- Generalidades
Hay tantas respuestas de libertad como hombres en el
mundo. Para unos libertad significa la ausencia de ataduras
humanas; otros encuentran la libertad en la democracia; para muchos, la libertad es poder
decir y hacer lo que mejor les parece; para otros es no estar
esclavizado.Según el Diccionario Enciclopédico Ilustrado de
la Lengua
Española: "la libertad es la facultad que tiene el ser
humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo; es el estado
o condición del que no está prisionero o sujeto
a otro; es la falta de coacción y
subordinación; es la facultad que se disfruta en las
naciones bien gobernadas, de hacer y decir cuanto no se
oponga a las leyes ni a las buenas costumbres". En fin, de
libertad encontraremos infinidades de acepciones y conceptos;
pero para enfocarnos en los aspectos más
resaltantes de éste significado tendríamos que
penetrar en los puntos de vista histórico, religioso y
ético.Desde el punto de vista histórico, al igual
que toda especie viviente procede por evolución de toda una cadena de
especies sin que se produzcan nunca saltos espectaculares,
así también toda conducta
humana procede por evolución de toda una cadena
continua de conductas anteriores, sin saltos espectaculares
(y si los hay es preciso buscar los eslabones perdidos en vez
de diseñar modernas mitologías). De lo cual es
preciso inferir que lo que hoy denominamos
LIBERTAD procede por evolución de la
ESCLAVITUD, es decir que la realidad que hoy
llamamos libertad es una forma evolucionada de una realidad
antigua, ya extinguida, que denominamos
esclavitud.Para muchos libertad es el contrario de esclavitud
(y no a la inversa). De manera que si no hubiese existido la
esclavitud, ni siquiera se hubiera percibido ni definido la
libertad, de la misma manera que si no hubiese oscuridad,
nunca hubiéramos percibido y definido la luz, tan
esquiva por lo demás a ser definida.Esclava es la persona que
no es dueña de sí misma, sino que es propiedad
de otra persona, física o
jurídicamente. Por consiguiente, libre sería la
persona sobre la cual nadie ejerce derecho de dominio, es
decir de amo.Y la primera duda que nos asalta es si no existe la
barrera natural, el límite (finis) de la libertad:
¿qué es la esclavitud? ¿Cómo
podemos definir esa realidad? Al no tener límites se nos convierte en
indefinible, es decir en in-finita, con lo cual a cualquier
cosa se le llama libertad.Ahora bien, encontramos también que desde la
perspectiva religiosa, la libertad es simplemente la verdad
de Jesús. Para los religiosos, él es el
modelo y
el ejemplo de lo que realmente significa ser libre. Sobre
todo, Jesús estaba libre del pecado Su vida entera era
una expresión perfecta de la justicia
de Dios en todos los sentidos.
Este hecho es tan conocido que no es necesario entrar en
más detalles. También estaba libre de
Satanás y de los poderes de las tinieblas.
Podía decir de Satanás, "Nada tiene en
mí" (Juan 14:30). Estaba libre del temor. Podía
denunciar el pecado en los líderes religiosos. No
temía a las multitudes que le querían matar.
Podía fijar su rostro hacia Jerusalén e ir al
encuentro de su muerte.
Estaba libre de toda enfermedad. No hay testimonio escrito
que indique que su salud fuera menos que
perfecta en ningún momento. Estaba libre de la
tradición religiosa. No tenía ningún
respeto para nada por la religión que no procediera de Dios.
Estaba libre de todas estas cosas y muchas más. Pero
no sólo estaba libre de sino libre para. Estaba libre
para hacer la voluntad de su Padre en todo y todos los
días. Estaba libre para ser la perfecta
expresión de su padre celestial en todo lo que
decía y hacía. Estaba libre para dar su vida
por nosotros.La libertad que disfrutaba Jesús es la
libertad que ofrece a todos aquellos quienes creen en
él. En Romanos 8: 19-22 Pablo escribió: "Porque
el anhelo ardiente de la creación es el de aguardar la
manifestación de los hijos de Dios. Porque la
creación fue sujetada a vanidad, no por su propia
voluntad, sino por causa del que la sujetó en
esperanza; porque también la creación misma
será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de
los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación
gime a una, y a una está con dolores de parto
hasta ahora" ¿Cómo se ha de entrar en esta
libertad que predican las religiones
cristianas? Encontramos la respuesta en el versículo
que ya hemos citado "Si vosotros permaneciereis en mi
palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres". En la religión, la verdad que entra en los
corazones de todos los seres humanos, es la que traerá
la verdadera libertad a todos. No es la doctrina del hombre
que entra en nuestras mentes lo que nos hará libres;
si no la verdad que proviene de Dios."Dijo entonces Jesús a los judíos que
habían creído en él: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente
mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres" (Jn 8.31-32). De acuerdo con
las palabras del Maestro, la libertad del hombre se encuentra
en la verdad de su evangelio.La mentira es el antónimo de la verdad. A
través de los tiempos, la debilidad del hombre lo ha
llevado a mentir Los mentirosos tendrán su parte en el
lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte
segunda (Apoc. 21.8). La libertad es sinónimo de
verdad en toda su esencia. La verdad a medias, no libera al
hombre de sus pecados.Muchos se convierten en esclavos de los vicios. El
licor, el tabaco,
las
drogas, etc., una vez se posesionan del ser humano se le
hace muy difícil liberarse de ellos. En Romanos
7:15-25 el Apóstol Pablo, todo un apóstol,
confiesa lo difícil que se le hace vencer la carne. El
verso 19 dice: "Porque no hago el bien que quiero, sino el
mal que no quiero, eso hago, y si hago lo que no quiero, ya
no lo hago yo, sino el pecado que mora en mi." Lo que es
imposible para los hombres es posible para Cristo. "De
cierto, de cierto os digo que todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado" (Jn. 8.34). "Así que si el Hijo
os libertare seréis verdaderamente libres." (Jn.
8.36).La libertad es Cristo, porque el vino a romper las
cadenas con que nos tenía atados Satanás.
Cristo vino a dar la libertad a los presos que estaban
encadenados a sus delitos y
pecados. La libertad en Cristo no compara con ninguna otra
cosa a que pueda aspirar el ser humano. Todo lo que tenemos
que hacer es escuchar su voz, aceptar su invitación, y
obedecer su palabra. Conocer la verdad no es suficiente para
alcanzar la libertad. Sin la obediencia al Evangelio, nadie
tiene libertad completaEn conclusión la libertad necesita de la
verdad. La libertad requiere del entendimiento (facultad que
busca la verdad) y de la voluntad (facultad que busca el
bien). Usando ambas el hombre puede determinar dónde
está el bien verdadero y escogerlo. La libertad puede
aumentar en el sentido de adquirir mayor facilidad de conocer
y escoger el bien. Mejorará a base de realizar buenas
elecciones, pues se crea el hábito de optar por el
bien. La libertad disminuye con los pecados, pues los vicios
dificultan elegir bien. "El que peca es esclavo del pecado".
Por ejemplo, la persona que se deja vencer por la pereza cada
vez se vuelve más perezosa y le cuesta escoger bien en
asuntos que supongan esfuerzo. Los que ayudan a ser libres
son los que difunden la verdad –"la verdad os
hará libres"–, y ayudan a escoger el bien. Por
ejemplo, quien invita a un amigo a drogarse le dificulta la
libertad atándole a ese defecto; en cambio,
quien anima a trabajar, rezar o comportarse bien facilita el
buen ejercicio de la libertad.Quien hace el mal adquiere un vicio y si ejerce un
acto bueno adquiere una virtud. ¿Por qué?
Según los grandes socráticos, es imposible que
un hombre ejerza un acto libre sin que en su misma
índole de hombre adquiera una profunda
reconfiguración intrínseca. La vida humana
está entretejida de multitud de actos, pero no es
indiferente actuar bien o mal, porque cada acto tiene
consecuencias externas, pero también –y sobre
todo– consecuencias internas.Los vicios nos encadenan, las virtudes contribuyen a
hacernos más libres. La libertad es un valor que a
menudo está oscurecido. A veces se escucha
¡déjame hacer mi vida! Aquí está
la oportunidad para hacerlo. ¿Por qué? Primero,
porque en el paso al acto el ser humano no puede ser
sustituido. El hombre está en sus propias manos, dice
la Antropología Clásica; nadie
puede sustituir su iniciativa. Este hallazgo clásico
lleva a formular la libertad como Causa Sibi, ser causa en
orden a actos, ser causa para sí en orden a actos:
desarrollarse, actualizar sus facultades corre a cargo de
cada cual.Los actos virtuosos los ejercitamos desde la
libertad y sólo así podemos progresar en esa
libertad. Por eso, la gran tradición clásica
hasta Tomás de Aquino, sostiene que el invalorable don
de la libertad radica en controlar la propia conducta, es ser
Causa Sibi. La libertad ante todo es el autodominio. Es
dueño de sí el que tiene virtudes y no es
dueño de sí el que no las tiene porque tiene
vicios. Por eso, la alternativa ética es
ontológica, afecta al ser mismo del hombre: uno se
hace bueno o se hace malo. ¿Cómo se hace bueno
o se hace malo? A través de sus actos, por esto es por
lo que son importantes puesto que el origen de la moralidad
está en los actos y éstos se determinan por sus
objetos.Libertad no es hacer lo que nos da la gana
–eso es el libertinaje, corrupción de la
libertad– sino hacer lo que hay que hacer, es decir,
realizar las cosas según el querer de Dios no forzosa
o necesariamente sino libremente, porque nos da la gana de
hacerlo.La mayor libertad se da en el
donde la inteligencia y voluntad alcanzan su mayor
perfección, descubren con toda facilidad donde
está el bien verdadero y eligen siempre con
acierto. - Libertad en lo religioso, moral y ético
Libertad de Expresión es la libertad de
expresar pensamientos, ideas o creencias a través de
la palabra (escrita u oral), la expresión
artística, científica, etc. Por supuesto que
esta libertad tiene sus límites lógicos. Uno de
esos límites es el derecho al honor. Otro es el
respeto a los sentimientos religiosos de la persona. Por otro
lado, no habría que olvidar tampoco, que el Derecho a
la Libertad de
Expresión es también un derecho importante
en una sociedad democrática.Considerado lo anterior, surge ahora una
reflexión interesante: si el Derecho es capaz de
establecer unas pautas éticas tan elevadas cuando
regula la libertad de expresión y el derecho al honor,
¿debería ser inferior la norma para los que se
rigen además por principios
cristianos? Si se acepta que el espíritu de las
enseñanzas de Jesucristo es mucho más excelso
que las simples leyes humanas, ¿habría alguna
justificación para que alguien usara el "lenguaje
del odio" o la "vejación gratuita"? No parece que
debiera ser así, sobre todo si se tiene en cuenta el
espíritu de las admoniciones
apostólicas:Es triste reconocer que en mucho de lo que se
publica, incluido Internet,
aparecen expresiones no sólo de crítica o de
cuestionamiento de doctrinas religiosas, sino también
de "lenguaje del odio" o "vejación gratuita" cuando se
denuncia a los Testigos de Jehová o a otras
confesiones. Se olvida muy a menudo que la inmensa
mayoría de las personas que los componen son personas
de fe que desean hacer la voluntad de Dios y vivir vidas
pacíficas.Pero en otras ocasiones ocurre que son los mismos
dirigentes religiosos de algunas confesiones religiosas los
que inculcan en sus seguidores el desprecio a otros. Un
ejemplo ilustrativo es el de los Testigos de Jehová.
Sus dirigentes quizá podrían reflexionar en si
es ético, desde el punto de vista del espíritu
de las enseñanzas de Jesús, usar un "lenguaje
del odio" o de "vejación gratuita" para con los que ya
no están entre sus filas o a los que con todo
desprecio llaman una y otra vez en sus publicaciones
"apóstatas". Manipular incluso las Escrituras para
inculcar odio y decir lo que en realidad éstas no
dicen, puede verse en este ejemplo, según se
publicó en La Atalaya 1 de octubre de 1993: "Los
apóstatas están entre los que odian a
Jehová y se sublevan contra él. La
apostasía es, en realidad, una rebelión contra
Jehová."El tema es extremadamente sutil, pues el campo de la
religión puede ser muy sinuoso y se escapa muchas
veces al Derecho
Positivo. La falta de ética por parte de los que
permiten y enseñan esa política de "aborrecimiento"
sólo recuerda al mismísimo Espíritu de
la Inquisición que despreciaba absolutamente todos los
derechos y libertades de la persona humana.De modo que, ¿quién tiene derecho de
usar su libertad de expresión para "odiar", "vejar" o
"mancillar" a otros? Puede tratarse de los ataques
desmesurados o llenos de odio de personas particulares contra
alguna confesión religiosa, o al revés, que sea
una confesión religiosa la que a través de la
propaganda
de sus líderes mancille o veje el honor y buen nombre
de personas. Pero según lo considerado hasta ahora,
habría que llegar a la conclusión de que
ninguna ley, jurídica o moral, podría
justificar semejante conducta. Al fin y al cabo, ¿no
es Dios el Padre de todos y el verdadero Juez de toda
la tierra?
(Santiago 4:12)Sin de los derechos
humanos o la falsedad. Pero parece también
necesario tener en cuenta que, tanto desde la perspectiva del
Derecho como desde los altos valores
cristianos, no todos los modos tienen por qué ser
lícitos, sobre todo si lo que se desea como meta final
es rectificar las cosas para lo que es verdadero, educar en
la justicia o contribuir para la edificación de los
demás. - Libertad De Expresión
- ¿Existen clases de libertad?
De acuerdo a Ortega y Gaset, el hombre se encuentra
inmergido en el mundo y actúa en diferentes planos: en el
plano material o mundo de la naturaleza, y en el espiritual o
mundo de la cultura.
El mundo de la naturaleza es el mundo de la necesidad,
pues está regido por la ley de casualidad, mediante la
cual –de un modo ineluctable– a todo efecto
corresponde una causa. En cambio, el mundo de la cultura es el
mundo de la libertad, porque dicho mundo es creado por acciones
humanas que son realizadas por el hombre no casualmente, sino
obedeciendo aun principio teológico finalista. Una piedra
debe caer necesariamente, de acuerdo con las leyes de la
gravedad; un hombre puede o no realizar un acto, aceptando las
consecuencias de su acción u omisión.
Siendo así, la libertad tiene un concepto
amplísimo ya que puede referirse a las cosas del mundo de
la naturaleza o bien a la del mundo de la cultura. Según
Soler "si algún concepto hay cuyos atributos sean
infinitos, inagotables, ese concepto es el de
libertad".
La libertad absoluta no existe pues aún los
cuerpos en el espacio se hallan sometido a las leyes de la
gravedad universal de Newton o a las
del campo unificado de Einstein.
En el mundo de la cultura tampoco existe la libertad
absoluta, por cuanto ella debe detenerse ante la esfera de la
libertad de los otros hombres con quienes convivimos.
De allí que la libertad sea una entidad relativa
y podríamos conceptuarla como la no sujeción a
algo. Pero esta concepción, vaga y generalizada, debe
delimitarse; así decimos: libertad física, o sea no
sujeción a algo material; libertad biológica, o sea
vida independiente de otros organismos; libertad política,
o sea gobierno propio
que es independencia con respecto a lo externo y posibilidad de
elegir gobernantes o de ser elegido en lo interno; libertades
públicas; libertades civiles; libertades
económicas; etc.
En el mundo de la cultura, la libertad puede ser
individual o colectiva. La libertad colectiva consiste en la
independencia con respecto a otros Estados.
La libertad individual puede ser pública o
privada, o sea libertad política y libertad civil, dentro
de la vieja denominación de Aristóteles.
Así tendremos que una aproximación al
concepto de libertad nos la hace mostrar como un derecho, como un
derecho imprescindible e inalienable de la persona humana, insito
a ella y por ende perteneciente indisolublemente a su
naturaleza.
Esto nos conduce a la concepción de la libertad
como un derecho
natural, un derecho natural fundamental y
primordial.
De acuerdo a la Enciclopedia Jurídica Omeba,
tendremos que Libertad en el sentido de la Filosofía del
Espíritu, "es el estado existencial del hombre en el cual
éste es dueño de sus actos y puede autodeterminarse
conscientemente sin sujeción a ninguna fuerza o
coacción psicofísica interior o exterior.
Opónese así este concepto al de determinismo causal
que, en la medida en que implica forzosidad, es y constituye una
limitación a la posibilidad de obrar."
Lo que nos indica esta definición es que se debe
entender por acto libre aquel que se ejecuta con dominio y
propiedad en la decisión; esto es, con pleno conocimiento y
facultad para realizar otro distinto o, cuando menos, para
omitirlo.
La existencia de la libertad es un hecho de experiencia
inmediata y universal en la vida humana; un hecho que es, a la
vez, el de la coexistencia social del hombre. Y si la
coexistencia social implica la vigencia de uno o más
sistemas normativos, resulta que el hombre es libre en tanto
posee una inteligencia capaz de comprender el sentido normativo
de sus actos y una voluntad capaz de decidir la
realización e éstos.
La libertad humana opera así, tanto en la esfera
de la razón como en la de la voluntad. De ahí que
todo ejercicio de aquélla signifique una volición
no ciega ni absoluta ni instintiva, sino racional. Y de
ahí también que el grado de libertad interior
depende proporcionalmente del conocimiento del sentido de una
acción.
Sobre todo lo anteriormente dicho, podríamos
decir que la libertad es un derecho que otorga el Estado al
individuo y no es una norma jurídica sino que es el poder
del individuo de realizarse a sí mismo, de resistir a la
opresión del Estado y las Leyes, a la esclavitud de las
cosas, a fin de desarrollar su íntima personalidad y
erigirse en el creador de su propio destino.
Desde un punto de vista ético la libertad humana
se puede definir como la "autodeterminación
axiológica." Esto significa que una persona libre se
convierte, por ese mismo hecho, en el verdadero autor de su
conducta, pues él mismo la determina en función de
los valores
que previamente ha asimilado.
Cuando no se da la libertad –o se da en forma
disminuida– entonces el sujeto actúa impedido por
otros factores, circunstancias y personas, de modo que ya no
puede decirse que es el verdadero autor de su propia conducta. De
acuerdo con esto se dice que la condición previa de la
libertad en un individuo es la captación y
asimilación de los valores. En la medida en que un
individuo amplía su horizonte axiológico
podrá ampliar paralelamente el campo de su propia
libertad. Y en la medida en que una persona permanezca ciega a
ciertos valores, se puede decir que posee una limitación
en su libertad.
La libertad humana tiene que ir paralela con el sentido
axiológico y el sentido de responsabilidad, de no ser así se convierte
en libertinaje.
Uno de los aspectos más importantes en la vida de
una persona es su proceso de
liberación. La libertad puede aumentar o disminuir a lo
largo de la vida. Los primeros factores que limitan la libertad
del hombre son los condicionamientos, el Súper Yo, las
manipulaciones ajenas, las emociones
sofocantes y las ataduras de una filosofía
pesimista.
El tipo de libertad del que estamos hablando es la
libertad interior, ésta se rige por valores captados,
también es llamada libertad axiológica una vez que
se asimilan los valores. El hombre elige realizar algún
valor o rechazarlo. La Libertad no existe cuando una persona es
ciega para los valores. Actuar libremente significa inclinarse,
adoptar y realizar un valor, o rechazarlo. Cuando no existe uno o
varios valores en la mente del individuo, su conducta va a estar
orientada, no por valores, sino por instintos, reflejos,
condicionamientos, hábitos, inclinaciones surgidas del
inconsciente, presiones externas, etc. La percepción
de los valores es indispensable para que exista un acto libre.
Existen dos modos de percibir lo valores:
- En forma conceptual: Es la que se logra por medio de
explicaciones teóricas o descripciones más o
menos distantes del objeto valioso. - En forma intuitiva: Es la que se logra por medio de
una vivencia en la cual se capta, se aprecia y se adopta ese
valor como tal dentro del mundo personal del sujeto
cognoscente.
Para que la libertad axiológica se pueda dar debe
existir la posibilidad de un conocimiento holístico o
intuitivo de uno o varios valores. Sin este tipo de conocimiento,
muy diferente al conocimiento conceptual, no es posible que se
dé la libertad que nos lleva al valor moral. En otras
palabras: para elegir un valor primero hay que conocerlo y
apreciarlo en cuanto a tal.
Para un manejo sencillo de las clasificaciones de la
libertad, esta se ha divido en dos muy sencillas:
- Libertad–de: Significa libertad de
obstáculos, de vínculos o de restricciones, sean
estos de orden físico o de orden moral. - Libertad–para: Significa libertad para alcanzar
un objetivo o
para realizar un valor o para llegar a una meta, es de tipo
interna y reside en la voluntad.
La postura que niega la libertad humana es el
"determinismo", postura propuesta por Skinner que ha
cobrado auge. Este psicólogo conductista rechaza la
libertad en función de un fenómeno también
real: los condicionamientos en que vive inmersa la mayoría
de la gente.
La tesis central
del determinismo dice que el hombre ya está fijado o
"determinado" en cierta dirección por diferentes causas que
desconoce en el momento mismo y que, por tanto, su
decisión "libre" sólo sigue siendo de nombre. Los
principales expositores de esta corriente fueron: Leibniz,
Spinoza, Freud y Skinner,
cada uno con su tesis sobre el comportamiento del
hombre.
Julián Marías, citando a Leibniz, nos
dice, por ejemplo, cuando se refiere a la libertad: "Todas las
mónadas son espontáneas, por que nada externo puede
coaccionarlas ni obligarlas a nada; pero no basta esto para que
sean libres. La libertad supone, además de la
espontaneidad, la deliberación y la decisión. El
hombre es libre por que escoge entre lo posible después de
deliberar. Pero tenemos, como dificultad, la presencia divina;
Dios, desde un comienzo, ve el ser de las mónadas, y estas
encierran en sí todo lo que les ha de acontecer y han de
hacer. ¿Cómo es posible la libertad?"
Leibniz echa mano de algunas agudas distinciones de la
teología católica, especialmente del español
Molina, para interpretar la ciencia de
Dios. Dios tiene tres tipos de ciencia: 1.
Ciencia de Pura Intelección; 2. Ciencia de Visión,
3. Ciencia Media. Por la primera, Dios conoce todas las cosas
posibles; por la Ciencia de Visión conoce las cosas reales
o futuras; por la Ciencia Media Dios conoce los futuribles, es
decir, los futuros condicionados, las cosas que serán si
se pone una condición, pero sin que esta condición
esté puesta. Dios conoce lo que haría la voluntad
libre, sin que esté determinado que esto haya de ser
así, ni se trate, por tanto, de futuros, como Cristo sabe
que si en Tiro y Sidón se hubieran hecho milagros, las
gentes hubieran hecho penitencia. Las cosas contingentes no son
necesarias; su necesidad sólo viene dada a posteriori,
después de un decreto de la voluntad divina, posterior a
la ciencia de libre intelección y a la ciencia
media.
Dios crea a los hombres y los crea libres. Esto quiere
decir que se determina libremente a obrar, aunque han sido
determinados por Dios a existir. Dios quiere que los hombres sean
libres, y permite que puedan pecar, por que es mejor esa libertad
que la falta de ella. El pecado aparece, pues, como un mal
posible que condiciona un bien superior: a saber, la libertad
humana.
Existen otros tipos de Determinismo además de los
expuestos por los pensadores mencionados anteriormente;
éstos son el Determinismo Biológico y el
Sociológico que sostienen la existencia de otras fuerzas
rectoras de la conducta humana como pueden ser la programación genética y
la coerción social.
Sin embargo, frente al Determinismo Absoluto que es al
que hicimos referencia en los párrafos anteriores, se
levanta una postura contraria denominada Libertarismo.
¿En qué creen los libertarios? En pocas
palabras, creen que la libertad individual es el valor
fundamental que debe subyacer a todas las relaciones sociales,
intercambios económicos y al sistema
político.
Los libertarios esencialmente predican la libertad en
todos los campos, incluyendo el derecho a lo que uno quiera con
su propio cuerpo mientras esto no infrinja la propiedad e igual
libertad de otros. En este sentido, creen que la gente que quiere
tomar drogas, ver
pornografía, prostituirse o pagar por una
prostituta, o comprometerse en cualquier clase de actividad
sexual consensual, debería poder hacerlo sin ser
importunada por la ley y asediada por la policía.
Prescribe entonces, que ser libre significa elegir y actuar de la
forma que se quiera, es decir, poder comportarse de manera
distinta de cómo se ha hecho si así se hubiese
querido o elegido. Ello significa que se tiene una libertad de
decisión y de acción que escapa a toda
determinación causal.
Analicemos ahora la postura media, una posición
que deja al margen los extremos y que más allá de
postulados incompatibles entre libertad y causa, concilia a
ambas, es decir, se reconoce que la conducta del hombre se
encuentra determinada, pero que dicha determinación,
más que impedir la libertad, es la condición
necesaria para ella.
Esta última postura distingue entre Determinismo
Universal, el cual reconoce y acepta; y Determinismo Absoluto, el
cual objeta, dado que niega la libertad humana la cual presupone
la existencia de varias formas posibles de comportamiento y la
posibilidad de decidir libremente entre cualesquiera de
ellas.
La libertad humana no es absoluta. Existen varios
obstáculos que disminuyen y, a veces, nulifican la
libertad de la conducta humana. El Estudio de ellos proporciona
mayor claridad para la comprensión de los actos humanos en
la vida real. En la medida en que falta libertad, el acto humano
pierde su calidad de humano
y llega a convertirse en un simple acto del hombre. A pesar de
esto, la libertad puede conquistarse e incrementarse a partir del
nivel de desarrollo y madurez propio de cada uno. Afortunadamente
existen procedimientos
psicológicos que fomentan este gradual crecimiento de la
libertad personal.
- Factores Que Ayudan A La Busqueda De La
Libertad
La Ignorancia consiste en la ausencia de conocimientos,
es un obstáculo ya que para elegir algo es preciso
conocerlo. El mejor consejo para obtener la libertad es abrir
horizontes, ilustrar acerca de nuevas posibilidades. Muchos
fracasos en las carreras profesionales se deben a una
elección incorrecta de ella por ignorar otras
especialidades que estarían más de acorde con las
cualidades del sujeto.
El Miedo consiste en la perturbación emocional
producida por la amenaza de un peligro inminente y es un
obstáculo ya que en casos extremos (pavor), puede producir
una ofuscación completa de las facultades superiores y
todo lo que se ejecuta en esos momentos pierde el carácter
de acto humano pues el sujeto no puede responder de
ello.
La Cólera y Otras Pasiones son factores
importantes para encontrar la libertad. La cólera,
también llamada ira, enojo o coraje, al igual que otras
emociones y pasiones producen una fuerte limitación en
nuestra capacidad de elegir libremente. Las emociones como el
odio, la tristeza, la alegría, los celos, la envidia y el
enamoramiento son respuestas orgánicas (de
adecuación o de inadecuación, de aceptación
o de rechazo) por parte del sujeto cuando percibe un objeto
afín o discordante. La emoción llevada a los
extremos recibe el nombre de pasión.
La Violencia es
una fuerza externa, física o psíquica, ante la cual
es difícil o imposible resistirse. Ésta puede
debilitar la libertad del sujeto hasta el grado de suprimir toda
responsabilidad en lo que se refiere a la conducta realizada en
esos momentos.
Los Desajustes Psíquicos entre los cuales
sobresale la neurosis,
debilitan la libertad debido a que la persona se siente atada a
ciertos patrones de conducta, a mecanismos de defensa, a lo que
le dicta el auto concepto o el Súper Yo, a las emociones
exageradas, como la ansiedad y la angustia.
Es difícil aceptar la libertad pues tenemos
muchos y grandes condicionamientos, obstáculos,
impedimentos. Además, como la libertad no es objetivable,
no la podemos demostrar.
El hombre no sólo es sino que también se
hace; es fruto de sí mismo, de su libertad, de sus
opciones libres. Es hombre en búsqueda de verdad. Pero
además, jerarquiza y realiza los valores según su
proyecto personal de vida.
Es por ello que la sociedad y la comunidad deben
dar al niño que nace, las condiciones para que encuentre
lo necesario para realizarse como persona en vistas a una
integral realización.
Para la Antropología, el hombre además de
individuo es persona, es sujeto, es uno, es único. El
hombre se manifiesta, se revela como persona en su
relación con los otros. Es un Yo en relación con un
Tú. Existe en el mundo con los demás para
realizarse personal y comunitariamente.
Su perfeccionamiento como persona se realiza en
relación con el otro. El hombre es un ser responsable de
otro. Esto supone responder a la llamada del otro, de otra
persona que exige tu atención, respeto y poder vivir en
plenitud. Todo esto implica responsabilidad.
- La Libertad Y Sus Límites
Como es lógico, el reconocimiento de una libertad
ilimitada haría imposible la convivencia humana, por lo
que son necesarias e inevitables las restricciones a la libertad
individual. La libertad se define como el derecho de la persona a
actuar sin restricciones siempre que sus actos no interfieran con
los derechos equivalentes de otras personas.
La naturaleza y extensión de las restricciones a
la libertad, así como los medios para
procurarlas, han creado importantes problemas a
los filósofos y juristas de todos los tiempos. Casi todas
las soluciones han
pasado por el reconocimiento tradicional de la necesidad de que
exista un gobierno, en cuanto grupo de
personas investidas de autoridad para imponer las restricciones
que se consideren necesarias. Más reciente es la tendencia
que ha subrayado la conveniencia de definir legalmente la
naturaleza de las limitaciones y su extensión.
El anarquismo representa la excepción a todo
esto, al considerar que los gobiernos son perversos por su propia
naturaleza, y sostener que es preferible su sustitución
por una sociedad ideal donde cada individuo observe los
elementales principios éticos.
El equilibrio
perfecto entre el derecho del individuo a actuar sin
interferencias ajenas y la necesidad de la comunidad a restringir
la libertad ha sido buscado en todas las épocas, sin que
se haya logrado alcanzar una solución ideal al problema.
Las restricciones son en no pocas ocasiones opresivas. La
historia
demuestra que las sociedades han
conocido situaciones de anarquía junto a periodos de
despotismo en los que la libertad era algo inexistente o
reservado a grupos privilegiados.
Desde estas situaciones hasta su evolución hacia
los estados de libertad individual cristalizados en los gobiernos
democráticos, conocidos en algunos círculos como
‘la menos mala de las soluciones’ respecto a ese
deseo natural del hombre por ser libre
Es importante mencionar también a la educación. La
educación
es un factor también muy importante para conocer la
libertad. Y es que solo a través del aprendizaje
propio del individuo es como este llegara a su independencia
ideológica, económica; bajo ciertas circunstancias;
y podrá evitar a los "enemigos de la libertad", que no son
otra cosa que aquellos factores que no hacen posible la
libertad.
Una educación libre es aquella en la cual se
permite la libre expresión de ideas, aunque sean
incorrectas para el contexto sobre el que esta trabajando. En vez
de regañar se orienta a los educandos para que ellos
mismos decidan su libertad.
En el proceso de educar toman parte los profesores, los
alumnos, la familia, la
institución educativa, la sociedad, etc. Cada una de estas
esferas debe posibilitar un clima de respeto
y tolerancia, de autonomía e independencia para la
educación en libertad.
El educador debe tener respeto a su ideología, a su persona, a su
concepción política, a sus iniciativas y al
ejercicio profesional.
El educando debe cumplir dos condiciones: respeto al docente y
autonomía propia. Debe ser tolerante con las opiniones del
profesor, siempre que éste no quebrante conscientemente
los derechos del alumno.
La institución escolar debe estar libre de opresiones y
manipulaciones, tanto de la política educativa de la
nación,
como de presiones sociales, de intolerancia del equipo docente,
de intransigencias del alumnado o de los padres de familia.
La sociedad en la que está inserta la institución
escolar favorece o dificulta también la educación
en libertad, ya que no es lo mismo un centro educativo en
sociedades totalitarias que en sociedades democráticas. La
sociedad proyecta en la escuela su
cosmovisión y según sea más o menos
respetuosa con la dignidad de la persona humana, resultará
fácil o incómodo educar en libertad.
La educación es correcta, si es una
educación de la libertad de o de la libertad para. Con la
expresión "libertad de" se habla de la liberación
de prejuicios, estereotipos, esquemas mentales de los adultos,
que es preciso operar, como terapia, en la mente del educando y
del educador. Un docente no liberado es incapaz de educar en
libertad a sus alumnos. Sólo el profesor "libre de" puede
producir un tipo de educación semejante a la que él
ha recibido o se ha auto impuesto.
Al estar "libres de" el educando y el educador
están preparados para auto realizarse como libres para
juzgar a los demás entregarse sin prejuicios, dominar la
naturaleza, ejercer el mando y otras funciones
necesarias en la vida personal y social de los
individuos.
El compromiso del maestro es doble: asistir y ayudar al
alumno a que corra su riesgo y
arriesgarse él mismo ante sí y ante el alumno. Este
compromiso ha de ser liberador y no manipulador; el docente ha de
buscar la independencia de juicio y acción, porque cuanto
menos necesite el alumno su apoyo, a medida que progresa
cronológica y escolarmente, tanto mayor ha sido el
provecho obtenido en el proceso educativo.
- El Derecho De Ser Libre
Existe un marco legal donde se encuentra la libertad. Es
decir, la libertad esta encerrada dentro de la ley,
aparentemente. Esta marco comienza con la declaración
universal de los derechos humanos.
La ley toma a la libertad como un derecho que esta
otorga. . Lo correcto sería decir que la libertad permite
que existan los derechos de la ley. La libertad es una facultad
natural de la humanidad. Contamos con ella desde nuestro
nacimiento.
El problema es que debido a nuestra dependencia,
también natural, hacia nuestros padres nos es imposible
practicar esta facultad. Con el tiempo se nos
trata de enseñar lo que es libertad, cuando nosotros ya la
poseemos. Esta escrita en nuestro cuerpo. Es la educación
que se nos da; la que nos dice que es nuestra libertad o, mas
correctamente, como vivirla . Necesitamos entonces una
educación liberal para poder conocerla a fondo.
7. Libertad positiva y
negativa
Coaccionar a un hombre es privarle de la libertad:
libertad, ¿de qué? Casi todos los moralistas que ha
habido en la historia de la humanidad han enlazado la libertad.
Igual que la felicidad y la bondad, y que la naturaleza y la
realidad, el significado de este termino se prestan a tantas
posibilidades que parece que haya pocas interpretaciones que no
le convengan. No pretendo comentar la historia ni los
muchísimos sentidos que de esta palabra han sido
consignados por los historiadores de las ideas. Propongo examinar
nada mas que dos de los sentidos que tiene esta palabra, sentidos
que son, sin embargo, fundamentales, que tienen a sus espaldas
una gran parte de la historia de la humanidad, y me
atrevería a decir, que la van a tener todavía. El
primero de estos sentidos que tienen en política las
palabras freedom o liberty que empleare con el mismo significado-
y que siguiendo muchos precedentes, llamare su sentido negativo,
es el que esta implicado en la respuesta que contesta a la
pregunta de que cual es el ámbito en que al sujeto
–una persona o un grupo de personas- se le deja o se le
deja hacer o ser lo que es capaz de hacer o ser, sin que en ello
interfieran otras personas. El segundo sentido, que llamare
positivo, es el que esta implicado en la respuesta que contesta a
la pregunta de que que o quien es la causa de control o
interferencia que puede determinar que alguien haga o sea una
cosa u otra. Estas dos cuestiones son claramente diferentes,
incluso aunque las soluciones que son deán ellas puedan
mezclarse mutuamente.
- La Idea De Libertad Negativa
Normalmente se dice que soy libre en la medida en
que ningún hombre ni ningún grupo de hombres
interfieren en mi actividad. En este sentido, la libertad
política es simplemente el ámbito en el que un
hombre puede activar, sin ser obstáculo por otros. Yo
no soy libre en la medida en que otros me impiden hacer lo
que yo podría hacer si no me lo impidieran, y si a
consecuencia de lo que me hagan otros hombres, este
ámbito de mi actividad se contrae hasta un cierto
limite mínimo, puede decirse que estoy coaccionado a
quizás oprimido. Sin embargo él termino
coacción no se aplica a toda forma de incapacidad. Si
yo digo que no puedo saltar mas de diez metros o que no puedo
leer por que soy ciego, o que no puedo entender las paginas
más oscuras de Hegel, seria una excentricidad decir
que en estos sentidos estoy oprimido o coaccionado. La
coacción implica la intervención deliberada de
otros seres humanos dentro del ámbito en que
podría actuar si no intervinieran. Solo se carece de
libertad política si algunos seres humanos le impiden
a uno conseguir un fin. La mera incapacidad de conseguir un
fin no es falta de libertad política. Esto se ha hecho
ver por el uso de expresiones modernas, tales como libertad
económica y su compartida opresión
económica. Se dice, muy plausiblemente que si un
hombre es tan pobre que no puede permitirse algo respecto a
lo cual no hay ningún impedimento legal – una
barra de pan, un viaje alrededor del mundo, o recurrir a los
tribunales de la misma manera que la cojera mas impide correr
naturalmente no se diría que esta incapacidad es falta
de libertad y mucho menos falta de libertad política.
Solo porque creo que mi incapacidad de conseguir una
determinada cosa se debe al hecho de que otros seres humanos
han actuado de tal manera que a mí, a diferencia de lo
que pasa con otros, se me impide tener suficiente dinero para
poder pagarla, es por lo que me considero victima de
coacción u opresión. En otras palabras, este
uso de este termino depende de una especial teoría
social y económica acerca de las causas de mi pobreza o
debilidad. Si mi falta de medios materiales
se debe a mi falta de capacidad mental, o física,
diré que me han quitado la libertad (y no meramente
hablaré de pobreza) solo en el caso de que acepte esta
teoría. Si además creo que no me satisfacen mis
necesidades como consecuencia de determinadas situaciones que
yo considero injustas e ilegitimas, hablará de
opresión o represión eco Mónica.
Rousseau dijo: La naturaleza de las cosas no nos enoja, lo
que nos enoja es la mala voluntad. El criterio de
opresión es el papel que
yo creo que representan otros hombres en la
frustración de mis deseos, lo hagan directa o
indirectamente y con intención o sin intención
de hacerlo. Ser libre en este sentido quiere decir para
mí que de esta ausencia de interposición,
más amplia es mi libertad.Esto es lo que querían decir los
filósofos políticos ingleses clásicos
cuando usaban esta palabra5. No estaban de acuerdo sobre cual
podían o debía ser la extensión del
ámbito de esa libertad. Suponían que tal como
eran las cosas, no podían ser ilimitadas porque si lo
fuera, ello llevaría consigo una situación en
la que todos los hombres podrían interferirse
mutuamente de manera ilimitada, y una clase tal de libertad
natural conducirá al caos social en que las
mínimas necesidades de los hombres no estarían
satisfechas, o si no las libertades de los débiles
serian suprimidas por los fuertes. Como veían que los
fines y actividades de los hombres no se armonizan mutuamente
de manera automática, y como (cualesquiera que fuesen
sus doctrinas oficiales) valoraban mucho otros fines como la
justicia, la felicidad, la cultura, la seguridad o la
igualdad
en diferentes grados estaban dispuestos a reducir la libertad
en aras de otros valores y, por supuesto en aras de la
libertad misma. Pues sin esto era imposible crear el tipo de
asociación que ellos creían que era deseable
por consiguiente, estos pensadores presumían que el
ámbito de las acciones libres de los hombres debe ser
limitado por la ley. Mill, en Inglaterra
y Constant y Tocqueville en Francia, que debía existir
un cierto ámbito mínimo de libertad personal
que no podía ser violado bajo ningún concepto,
pues si tal ámbito se traspasaba, el individuo mismo
se encontraría en una situación demasiado
restringida incluso para ese mínimo desarrollo de sus
facultades naturales, que es lo único que hace posible
perseguir e inclusivo concebir los diversos fines que los
hombres consideran buenos, justos o sagrados. De aquí
se sigue que ha que trazar una frontera entre el
ámbito de la vida y el de la autoridad publica. Donde
haya que trazarla es una cuestión a discutir y, desde
luego a regatear. Los hombre dependen en gran medida los unos
de los otros, y ninguna actividad humana es tan completamente
privada, como para no obstaculizar nunca en ningún
sentido la vida de los demás. La libertad del pez
grande es la muerte del pez chico, la libertad de algunos
tiene que depender de las restricciones de otros. Y se sabe
que otros han añadido: La libertad de un profesor de
Oxford e suna cosa muy diferente de la libertad de un
campesino egipcio.Esta proporción cobra su fuerza en algo que
al mismo tiempo verdadero e importante, pero la frase misma
sigue siendo una engañifa política. Es verdad
que ofrecer derechos políticos y salvaguardias contra
la intervención del Estado a hombres que están
medio desnudos, mal alimentados, enfermos y que son
analfabetos, es reírse de su condición,
necesitan ayuda medica y educación antes de que puedan
entender que significa un aumento de su libertad o que puedan
hacer uso de ella. ¿Qué es la libertad para
aquellos que no puedan usarla? Sin las condiciones adecuadas
para el uso d e la libertad. ¿Cuál es el valor
de esta? Lo primero es lo primero. Como dijo un escritor
radical ruso del siglo XIX, hay situaciones en las que las
botas son superiores a las obras de Shakespeare,
la libertad individual no es la primera necesidad de todo el
mundo. Pues la libertad no es la mera ausencia de
frustración de cualquier clase, esto hincharía
la significación de esta palabra hasta querer decir
demasiado o querer decir muy poco. El campesino egipcio
necesita ropa y medicinas antes que libertad personal, pero
la mínima libertad que él necesita hoy y la
mayor cantidad de la misma que puede que necesite
mañana no es ninguna clase de libertad que le sea
peculiar a él, sino que es idéntica a la de los
profesores, artistas y millonarios.A mí me parece que lo que preocupa a la
conciencia
de los liberales occidentales no es que la libertad que
buscan los hombres sea diferente en función de las
condiciones sociales y económicas que estos tengan,
sino que la minoría que la tiene la haya conseguido
explotando a la gran mayoría que no la tiene, por lo
menos, despreocupándose de ella. Creen, con
razón que si la libertad individual es una ultimo fin
del ser humano, nadie puede privar a nadie de ella, y mucho
menos aun deben disfrutarla algunos a expensas de otros.
Igualdad de libertad, no tratar a los demás como yo no
quisiera que ellos me trataran a mí, resarcimiento de
mi deuda a los únicos que han hecho posible mi
libertad, mi prosperidad y mi cultura, justicia en su sentido
más simple y más universal; Estos son los
fundamentos de la moral
liberal. La libertad no es el único fin del hombre.
Igual que el critico ruso Belinsky, y yo puedo decir que si
otros han de estar privados de ella –si mis hermanos
han de seguir en la pobreza,
en la miseria y en la esclavitud-, entonces no la quiero para
mí, la rechazo con las dos manos, y prefiero
infinitamente compartir su destino, pero con una
confusión de términos no se gana nada. Yo estoy
dispuesto a sacrificar parte de mi libertad, o toada ella,
para evitar que brille la desigualdad o que se extienda la
miseria. Yo puedo hacer esto de buena gana y libremente pero
téngase en cuenta que al hacerlo es libertad lo que
estoy cediendo, en aras de la justicia, la igualdad o
el amor a
mis semejantes.Debo sentirme culpable, y con razón si en
determinadas circunstancias no estoy dispuesto a hacer este
sacrificio. Pero un sacrificio no es ningún aumento de
aquello que se sacrifica (es decir, la libertad), por, muy
grande que sea su necesidad moral o su compensación.
Cada cosa es lo que es: la libertad es libertad, y no
igualdad, honradez, justicia, cultura, felicidad humana, o
conciencia tranquila. Si mi libertad, la de mi clase o
nación, depende de la miseria de un gran numero de
otros seres humanos, el sistema que promueve esto es injusto
e inmoral. Pero si yo reduzco o pierdo mi libertad con el fin
de aminorar la vergüenza de tal desigualdad, y con ello
no aumento materialmente la libertad individual de otros, se
produce de manera absoluta una perdida de libertad. Puede ser
que esta se compense con que se gane justicia, felicidad o
paz, pero esa perdida queda y es una confusión de
valores decir, que aunque vaya por la borda mi libertad
económica. Sin embargo, sigue siendo verdad que a
veces hay que reducir la libertad de algunos para asegurar la
libertad de otros. ¿A base de qué
propósito debe hacerse esto? si la libertad es un
valor sagrado e intocable, no puede haber tal principio. Una
u otra de estas normas –o principios- conflictivas
entre si tienen que ceder, por lo menos en la practica, no en
normas o máximas universales. Sin embargo hay que
encontrar un compromiso practico.Los filósofos que tenían una idea
optimista de la naturaleza humana u que creían en la
posibilidad de armonizar los intereses humanos,
filósofos tales como Locke o Adam Smith
y, en algunos respectos, Mill, creían que la
armonía social y el progreso eran compatibles con la
reserva de una ámbito amplio de vida privada, al que
no había que permitir que lo violase ni el Estado ni
ninguna otra autoridad.- Hobbes y
los que comulgaban con él, especialmente los
pensadores conservadores y reaccionarios, defendían
que si había que evitar que los hombres se destruyesen
los unos a los otros e hicieran de la vida social una jungla
o una selva, había que instruir mayores salvaguardas
para mantenerlos en su sitio y, por tanto, deseaban aumentar
el ámbito del poder central y disminuir el del poder
del individuo. Pero ambos grupos estaban de acuerdo en que
una cierta parte de la vida humana debía quedar
independiente de la esfera del control social. Invadir este
vedado, por muy pequeño que fuese, seria despotismo.
Benjamín Constant, el más elocuente de todos
los defensores de la libertad y la intimidad, que no
había olvidado la dictadura
jacobina, declaraba que por lo menos la libertad de
religión, de opinión, de expresión, y de
propiedad debía estar garantizadas freneta cualquier
ataque arbitrario. Jefferson, Burke, Paine, y Mill
recopilaron diferentes catálogos de las libertades
individuales, pero el argumento que empleaban para tener a
raya a la autoridad era siempre sustancialmente el mismo.
Tenemos que preservar un ámbito mínimo de
libertad personal, si no hemos de degradar o negar nuestra
naturaleza .No podemos ser absolutamente libres y debemos ceder
algo de nuestra libertad para preservar el resto de ella.
Pero cederla toda es destruirnos a nosotros mismos.
¿Cuál debe ser pues ese mínimo? El que
un hombre no puede ceder sin ofender a la esencia de su
naturaleza humana. ¿Y cual es esta esencia?
¿Cuáles son las normas que ella implica? Esto
ha sido, y quizás será siempre, tema de
discusiones interminables. Pero sea cual sea el principio con
arreglo al cual haya que determinar la extensión de la
no interferencia en nuestra actividad, sea este el principio
de la ley natural o de los derechos naturales, el principio
de utilidad o
los pronunciamientos de un imperativo categórico, la
santidad del contrato
social, o cualquiera otro concepto con el que el hombre
ha intentado poner en claro y justificar sus convicciones,
libertad en este sentido significa estar libre de: que no
interfieran en mi actividad mas allá de un limite, que
es cambiante, pero siempre reconocida. La única
libertad que merece este nombre es la de realizar mi propio
bien a nuestra manera", dijo el que es el mas celebrado de
sus campeones.Y si esto es así, ¿puede justificarse
jamás la compulsión? Mill no tuvo ninguna duda
de que si se podía. Puesto que la justicia exige que
todos los individuos tengan derecho a un mínimo de
libertad, respecto a cada uno de ellos, a todos los
demás había que restringirla y si eran
necesario, por la fuerza privarles de ella. El efecto la
única función de la ley era prevenir estos
conflictos
y el Estado se reducía a ejercitar las funciones de un
sereno o de un guardia de trafico, como desdeñosamente
las describía Lasalle.Según Mill, ¿qué es lo que
hacia que fuese tan sagrada la protección de la
libertad individual?. En su famoso ensayo nos
dice que, a menos que se deje a los hombres vivir como
quieran, de manera que si vida sola concierna a ellos mismos,
la civilización no podrá avanzar la verdad no
podrá salir a la luz por faltar comunicación libre de ideas, y no abr
ninguna oportunidad para la espontaneidad la originalidad, el
genio, la energía mental y el valor moral. Todo lo que
es sustancioso muy diverso será aplastado por el peso
de la costumbre y de la constante tendencia que tienen los
hombres hacia la conformidad que solo da pábulo a
capacidades marchitas y a seres humanos limitados y
dogmáticos y restringidos y pervertidos. La
autoafirmación pagana tiene valor como la auto
negación cristiana.Todos los errores que probablemente puede cometer un
hombre contra los buenos consejos y advertencias están
sobrepasados, con mucho, por el mal que representa permitir a
otros que le reduzcan a lo que ellos creen que es lo
bueno".La defensa de -la libertad consiste en el fin
negativo de prevenir la interferencia de los demás.
Amenazar a un hombre con perseguirle, a menos que se someta a
una vida en la que él no elige sus fines, y cerrarle
todas las, puertas menos una -y no importa lo noble que sea
el futuro que ésta va a hacer posible, ni lo bueno que
sean los motivos que rigen a los que dirigen esto-, es pecar
contra la verdad de que 1 es un hombre y un ser que tiene una
vida que ha de vivir por su cuenta. Esta es la libertad tal
como ha sido concebida por los liberales del, mundo moderno,
desde la época de Erasmo (algunos dirían desde
la época de Occam) hasta la nuestra. Toda defensa de
las libertades civiles y de los derechos individuales, y toda
protesta contra la explotación y la
humillación, contra el abuso de la autoridad
pública, 'la hipnotización masiva de las
costumbres, o la propaganda organizada, surge de esta
concepción individualista del hombre, que es muy
discutida.Sobre esta posición pueden hacerse notar tres
hechos. En primer lugar, Mill confunde dos ideas distintas.
Una es que toda coacción, en tanto que frustra los
deseos humanos, es mala en cuanto tal, aunque puede que tenga
que ser aplicada para prevenir otros males mayores; mientras
que la no interferencia, que es lo opuesto a la
coacción, es buena en cuanto tal, aunque no, es lo
único que es bueno. Esta es la concepción
negativa de la libertad en su forma clásica. La otra
idea es que los hombres deben intentar descubrir la verdad y
desarrollar un cierto tipo de carácter que Mill
aprobaba -crítico, original, imaginativo,
independiente, no conformista hasta el extremo de la
excentricidad, etc.~, que la verdad puede encontrarse, y que
este carácter sólo puede desarrollarse en
condiciones de libertad.Estas dos ideas son ideas liberales, pero no son
idénticas, y la conexión que existe entre ellas
es, en el mejor de los casos, empírica. Nadie
defendería que la verdad, la libertad y la
expresión puedan florecer donde el dogma aplaste todo
pensamiento. Pero las pruebas
que proporcionara historia tienden a mostrar (como en efecto,
sostuvo James Stephen en el formidable ataque que hizo a Mill
en su libro
Libertad Igualdad, Fraternidad que la integridad), el
amor a la
verdad y el ardiente individualismo se desarrollan por lo
menos con la misma frecuencia en comunidades que están
regidas por una severa disciplina, como, por ejemplo, los calvinistas
puritanos de Escocia o de Nueva Inglaterra, o que
están bajo la disciplina militar, que en sociedades
que son más tolerantes o indiferentes; y si esto es
así, el argumento de Mill en favor de la libertad como
condición necesaria para el desarrollo del genio
humano cae por su base. Si sus dos metas resultasen ser
incompatibles, Mill se encontraría frente a un cruel
dilema, además de las otras dificultades originadas
nada por la inconsecuencia que guardan sus doctrinas con el
utilitarismo estricto, incluso en la propia versión
humanista que tiene de él.En segundo lugar, la doctrina de Mill es
relativamente moderna. Parece que en el mundo antiguo casi no
hay ninguna discusión sobre la libertad como ideal
político consciente (a diferencia del mundo actual en
que sí la hay). Ya había hecho notar Condorcet
que la idea de los derechos individuales estaba ausente de
las ideas jurídicas de los griegos y romanos, y esto
parece ser igualmente válido para los judíos,
los chinos y otras civilizaciones antiguas que han salido a
la luz desde entonces. La dominación de este ideal ha
sido más bien la excepción que la regla,
incluso en la reciente historia de Occidente. Ni tampoco la
libertad considerada en este sentido ha constituido con
frecuencia el gran grito de las manifestaciones de las
grandes masas de la humanidad. El deseo de que no se metan
con uno y le dejen en paz ha sido el distintivo de una
elevada civilización, tanto por parte de los
individuos como por parte de las comunidades. El sentido de
la intimidad misma, del ámbito de las relaciones
personales como algo sagrado por derecho propio, se deriva de
una concepción de la libertad que, por lodos sus
orígenes religiosos, en su estado desarrollado apenas
es más antigua que el
Renacimiento o la Reforma. Sin embargo, su decadencia
marcaría la muerte de una civilización y de
toda una concepción moral.La tercera característica de esta idea de libertad
tiene mayor importancia. Consiste en que la libertad,
considerada en este sentido, no es incompatible con ciertos
tipos de autocracia o, en todo caso, con que la gente no se
gobierne a sí misma. La libertad, tomada en este
sentido, se refiere al ámbito que haya de tener el
control y no a su origen. De la misma manera que una
democracia puede, de hecho, privar al ciudadano individual de
muchas libertades que pudiera tener en otro tipo de sociedad,
igualmente se puede concebir perfectamente que un
déspota liberal permita a sus súbditos una gran
medida de libertad personal. El déspota que deja a sus
súbditos un amplio margen de libertad puede ser
injusto, dar pábulo a las desigualdades, más
salvajes o interesarse muy poco por el orden, la virtud o
el
conocimiento; pero, supuesto que no disminuya la libertad
de dichos súbditos o que, por lo menos, la disminuya
menos que otros muchos regímenes, concuerda con la
idea de libertad que ha especificado Mill. La libertad,
considerada en este sentido, no tiene conexión, por lo
menos lógicamente, con la democracia o el
autogobierno.Este, en general, puede dar una mejor
garantía de la preservación de las libertades
civiles que la que dan otros regímenes, y como tal ha
sido defendido por los libertarlos. Pero no hay una necesaria
conexión entre la libertad individual y el gobierno
democrático. La respuesta a la pregunta de que
quién me gobierna es lógicamente diferente de
la pregunta de que en qué medida interviene en
mí el gobierno. En ¿Esta diferencia es en lo
que consiste en último termino el gran contraste que
hay entre los dos conceptos de libertad negativa y libertad
positiva. Pues el sentido positivo de la libertad sale a
relucir, no si intentamos responder a la pregunta de que
qué soy libre de hacer o de ser, sino si intentamos
responder a la de que por quién estoy gobernado o
quién tiene que decir lo que yo tengo y lo que no
tengo que ser o hacer. La conexión que hay entre la
democracia la libertad individual es mucho más
débil que lo que les parece a muchos defensores de
ambas. El deseo de ser gobernado por mí mismo o, en
todo caso, de participar en el proceso por el que ha de ser
controlada mi vida, puede ser un deseo tan profundo como el
deseo de un ámbito libre de acción y,
quizá históricamente, más antiguo. Pero
no es el deseo de la misma cosa. En efecto, es tan diferente
que ha llevado en último término al gran
conflicto
ideológico que domina nuestro mundo. Pues esta
concepción positiva de la libertad '-no el estar libre
de algo, sino el ser libre para algo, para llevar una
determinada forma prescrita de vida-, es la que los
defensores de la idea de libertad negativa consideran como
algo que no es mejor a veces que el disfraz engañoso
en pro de una brutal tiranía.- La Idea De Libertad Positiva
El sentido positivo de la palabra libertad se deriva del
deseo por parte del individuo de ser su propio dueño.
Quiero que mi vida y mis decisiones dependan de mí mismo,
y no de fuerzas exteriores, sean éstas del tipo que sean.
Quiero ser el instrumento de mí mismo y no de los actos de
voluntad de otros hombres. Quiero ser sujeto y no objeto, ser
movido por razones y por propósitos conscientes que son
míos, y no por causas que me afectan,'. por decirlo
así, desde fuera. Quiero ser alguien, no nadie; quiero
actuar, decidir, no que decidan por mí dirigirme a
mí mismo y no ser movido por la naturaleza exterior, o por
otros hombres como si fuera una cosa, un animal o un esclavo
incapaz de representar un papel humano; es decir, concebir fines
y medios propios y realizarlos. Esto es, por lo menos, parte de
lo que quiero decir cuando digo que soy racional y que ni¡
razón es lo que me distingue como ser humano del resto del
mundo. Sobre todo, quiero ser consciente de mí mismo como
ser activo que piensa y que quiere, que tiene responsabilidad por
sus, propias decisiones, que es capaz de explicarlas en
función de sus propias ideas y propósitos. Yo me
siento libre en la medida en que creo que esto es verdad y me
siento esclavizado, en la medida en que me hacen darme cuenta de
que no lo es.
La libertad que consiste en ser dueño de
sí mismo y la libertad que consiste en que otros hombres
no me impidan decidir como quiera, pueden parecer a primera vista
conceptos que lógicamente no distan mucho uno del otro y
que no son más que las formas negativa y positiva de decir
la misma cosa. Sin embargo, las ideas positiva y negativa de
libertad se desarrollaron históricamente en direcciones
divergentes, no siempre por pasos lógicamente aceptables,
hasta que al final entraron en conflicto directo la una con la
otra.
Una manera de aclarar esto es hacer referencia al
carácter de independencia que adquirió la
metáfora del ser dueño de uno mismo, que en sus
comienzos fue, quizá, inofensiva. Yo soy mi propio
dueño; no soy esclavo de ningún hombre; pero
¿no pudiera ser (como tienden a decir los
platónicos o los hegelianos) que fuese esclavo de la
Naturaleza, o de mis propias desenfrenadas pasiones? ¿No
son éstas especies del mismo género
esclavo,. unas políticas
o legales y otras morales o espirituales? ¿No han tenido
los hombres la experiencia de liberarse de la esclavitud del
espíritu o de la Naturaleza y no se dan cuenta en el
transcurso de esta liberación de un yo que les domina, por
una parte, y por otra, de algo de ellos que desaparece? Este yo
dominador se identifica entonces de diversas maneras con la
razón, con mi naturaleza superior, con el yo que calcula y
se dirige a lo que satisfará a largo plazo, con mi yo
verdadero, ideal o autónomo, o con mi yo mejor, que se
contrapone por tanto al impulso raciona a los deseos no
controlados, a mi naturaleza inferior, a la consecución de
los placeres inmediatos, a mi yo empírico o
heterónomo, arrastrado por todos los arrebatos de los
deseos y las pasiones que tiene que ser castigado
rígidamente si alguna vez surge en toda su Verdadera
naturaleza. Posteriormente estos dos pueden estar -representados
como separados por una distancia aún mayor: puede
concebirse al verdadero yo como algo que es más que el
individuo (tal como-se entiende este término normalmente),
como un todo social del que el individuo es un elemento o
aspecto: una tribu, una raza una iglesia, un
estado, o la gran sociedad de los vivos, de los muertos y de los
que todavía no han nacido. Esta entidad se identifica
entonces como el verdadero yo, que imponiendo su única
voluntad colectiva u orgánica A sus recalcitrantes
miembros, logra la suya propia y por tanto una libertad superior
para estos miembros. Frecuentemente se han señalado los
peligros que lleva consigo usar metáforas orgánicas
para justificar la coacción ejercida por algunos hombres
sobre otros con el fin de elevarlos a un nivel superior de
libertad. Pero lo que le da la plausibilidad que tiene a cable,
coaccionar a los hombres en nombre de algún fin (digamos
p.e. la justicia o la salud públicas) que ellos mismos
perseguirían, si fueran más cultos, pero que no
persiguen porque son ciegos, ignorantes o están
corrompidos. Esto facilita que yo conciba coaccionar a otros por
su propio bien, por su propio interés, y
no por el mío. Entonces pretendo que yo sé lo que
ellos verdaderamente necesitan mejor que lo saben ellos mismos.
Cuando más,, lo que esto lleva consigo es que ellos no se
me opondrían si fueran racionales, tan sabios como yo, y
comprendiesen sus propios intereses como yo los comprendo. Pero
puedo pretender aun mucho más que esto. Puedo decir que en
realidad tienden a lo que conscientemente se oponen en su estado
de ignorancia porque existe en ellos una entidad oculta -su
voluntad racional latente, o su fin verdadero-, que esta entidad,
aunque falsamente representada por lo que manifiestamente
sienten, hacen y dicen, es su verdadero yo, del que el pobre yo
empírico que está en el espacio y en el tiempo
puede que no sepa nada o que sepa muy poco, y que este
espíritu interior es el único yo que merece que se
tengan en cuenta sus deseos 11. En el momento en que adopto esta
manera de pensar, ya puedo ignorar los deseos reales de los
hombres y de las sociedades, intimidarlos, oprimirles y
torturarlos en nombre y en virtud de sus verdaderos los, con la
conciencia cierta de que cualquiera que sea el verdadero fin del
hombre (la felicidad, el ejercicio del deber, la
sabiduría, una sociedad justa, la autorrealización)
dicho fin tiene que identificarse con su libertad, la libre
decisión de su verdadero yo, aunque frecuentemente
esté oculto y desarticulado.
Esta paradoja se ha desenmascarado frecuentemente. Una
cosa es decir que yo sé lo que es bueno para X, mientras
que él mismo no lo sabe, e incluso ignorar sus deseos por
el bien mismo y por él bien de él, y otra cosa muy
diferente es decir que eo ipso lo ha. elegido, por supuesto no
concientemente, no como parece en la vida ordinaria, sino en su
papel de yo racional que puede que no conozca su yo
empírico, el verdadero yo, que discierne lo bueno y no
puede por menos de elegirlo una vez que se ha revelado. Esta
monstruosa personificación que consiste en equiparar lo
que X decidiría si fuese algo que no es, o por lo menos no
es aún, con lo que realmente quiere y decide, está
en el centro mismo de todas las teorías
políticas de la autorrealización. Una cosa es decir
que yo pueda ser coaccionado por mi propio bien, para ver el cual
yo estoy demasiado ciego; en algunas ocasiones puede que esto sea
para mi propio beneficio y desde luego, puede que aumente el
ámbito de mi libertad. Pero otra cosa es decir que, si es
mi bien, yo no soy coaccionado, porque lo he querido, lo sepa o
no lo sepa, y soy libre (o verdaderamente libre) incluso cuando
mi pobre cuerpo terrenal y mi pobre estúpida inteligencia
lo rechazan encarnizadamente y luchan con la máxima
desesperación contra aquellos que, por muy
benévolamente que sea, tratan de imponerlo.
Esta transformación mágica o juego de manos
(por el que con tanta razón, se rió William James
de los hegelianos) sin duda alguna puede también
perpetrarse tan fácilmente con el concepto negativo de
libertad en el que yo, que no debiera ser violentado ya no es el
individuo con sus deseos y necesidades reales tal como se
conciben, sino el verdadero hombre por dentro, identificado con
la persecución de algún fin ideal, no soñado
por su yo empírico. E igual que en el caso del yo
positivamente libre, esta entidad puede ser hinchada hasta
convertirla en alguna entidad superpersonal -un estado, una
clase, una nación o la marcha misma de la historia-,
considerada cómo sujeto de atributos más verdadero
que el yo empírico. Pero la concepción positiva de
la libertad como autodominio, con la sugerencia que lleva consigo
de un hombre dividido que lucha contra sí mismo, se ha
prestado de hecho en la historia, en la teoría y en
la práctica, a esta división de la
personalidad en dos: el que tiene el control dominante y
trascendente y el manojo empírico de deseos y pasiones que
han de ser castigados y reducidos. Este hecho histórico es
el que ha tenido influencia. Esto demuestra (si es que se
necesita demostración para una verdad tan evidente) que
las concepciones que se tengan de la libertad se derivan
directamente de las ideas que se tengan sobre lo que construye al
yo, a la persona al hombre y de libertad para que signifique todo
lo que quiera el manipulador. La historia reciente ha puesto muy
en claro que esta cuestión es meramente
académica.
Las consecuencias que lleva consigo distinguir dos yos
se harán incluso mas claras si se consideran las dos
formas mas importantes que históricamente ha tomado el
deseo de auto dirigirse – dirigirse por el verdadero yo de
uno mismo- la primera, de la segunda, la de la
autorrealización o total auto identificación con un
principio o ideal especifico con el fin de conseguir el propio
fin.
Por Miguel Tamanaja
Conocer si somos libres o no, o mejor dicho, conocer si
podemos ser libres o no, creo que es lo menos que como individuos
pensantes podemos hacer. Saber si lo que hemos realizado desde
que usamos la razón o lo que tenemos planeado realizar
como proyecto de vida, fue o será producto del ejercicio
de nuestra libertad o tristemente resultado del movimiento de los
hilos que Dios, el destino, la naturaleza o como suela
llamársele haga de nuestra vida – marioneta. He
aquí la importancia de saber si existe la
libertad.
Y precisamente, en la búsqueda de tal
conocimiento, uno se habrá de topar siempre con un
principio llamado "de causalidad", postulado que por siglos se
había aplicado a las ciencias
naturales y que en estos días se ha extendido al campo
de las ciencias
sociales para poner sobre relieve que la
actividad humana, ya sea su modo de pensar, de sentir, de actuar,
de organizarse política y socialmente, de comportarse
moralmente, de todo cuanto haga se halla sujeto a
causas.
Porque sinceramente sería muy fácil decir
que la libertad existe en cuanto que no sufrimos coacción
externa o interna de alguna clase y San se acabó. No. La
libertad es mucho más que eso. Hasta este punto lo
único cierto es que se vive en un mundo causalmente
determinado y la incógnita por descifrar es si la libertad
y su existencia es compatible o no con este infinito causalismo:
Si me gustara la medicina no
hubiera estudiado derecho, y si no hubiera estudiado derecho tal
vez me preocuparan más otros temas, y si me preocuparan
más otros temas quizá nunca hubiera elegido este
trabajo de investigación, etcétera,
etcétera. Por algo sigo creyendo que mi conducta si
está causalmente determinada en cierto grado.
Ojeando un poco las distintas corrientes
filosóficas, sobresalen tres posturas fundamentales que
tratan de esclarecer cómo en un mundo sujeto a relaciones
de causa – efecto, existe la libertad. Dichas posiciones
son las siguientes: un determinismo absoluto, un libertarismo
absoluto y por último, un determinismo compatible con
cierta libertad, con la cual estoy de acuerdo.
Luego de un estudio al tema buenamente recopilado por
mis compañeros, y quien suscribe, seguro estoy que
la libertad existe. Negar su existencia sería tanto como
afirmar que nuestra vida es el vivo retrato de una obra de
teatro en la cual
el guión y el desenlace ya están escritos. Esto no
es así.
Creo firmemente en la posibilidad de que el hombre y la
sociedad sean los arquitectos de su destino, al existir la
libertad de elegir concientemente entre el actuar en una o en
otra dirección. Sin dicha conciencia de los móviles
o causas que lo impulsan a comportarse de cierta forma, si
insinuaría que la conducta humana es inmediata e
irreflexiva. Esto tampoco es así.
Independientemente del grado de conciencia de los
motivos, fines o carácter que llevan al hombre a realizar
una acción, no puede existir libertad al margen del
causalismo.
Asimismo, el hecho de que la libertad implique cierta
autodeterminación del sujeto para decidirse por la forma
de comportamiento más adecuada elegida de entre varias,
tampoco significa que dicha autodeterminación se realice
al margen de una conexión causal.
En pocas palabras, el hombre es libre de decidir y de
actuar sin que su decisión y acción dejen de estar
causadas. Es imposible que nos sustraigamos al contexto
histórico – social imperante, generalmente se va a actuar
o decidir conforme a ciertas pautas, influencias o posibilidades
de acción que nos ofrece el entorno.
Después de todo sigo pensando que la libertad es
ilimitada, pero dentro de ciertos límites.
Por Spencer Zapata :
Bueno en conclusión, yo diría, que la libertad es
la capacidad exclusiva de todo hombre. ¿y porque? Porque
el hombre es el único con la capacidad de elegir haciendo
uso de su razón e inteligencia; esta razón e
inteligencia es lo que nos hace libres porque a través de
ella nosotros podemos elegir entre lo que se consideramos bueno o
dentro de lo que se consideramos malo, obviamente y
lógicamente lo hacemos en función a ciertos valores
que se han interiorizado, que se han asimilado previamente.
A mi parecer, la libertad si existe pues mi posición es
totalmente contraria a los deterministas que niegan la existencia
de la libertad.
Si bien es cierto muchas veces, y en eso coincido con
los deterministas, el hombre ignora las causas ocultas de su
propia conducta por consiguiente se cree que elegimos libremente
cuando no se tiene conciencia de las causas más profundas
de nuestra conducta. Pero no todas las conductas son
condicionadas o inclinaciones sugeridas por el inconsciente,
existen también conductas que está libres de todo
condicionamiento, por tanto, el hombre es libre cuando
actúa o elige en función a sus valores,
éticos y morales, y no en función a sus instintos,
condicionamientos, hábitos, reflejos, pasiones externas,
etc.
Libre no es quien hace lo que quiere si no quien hace lo
que debe hacer. Muchas veces la libertad suele ser confundida con
un " yo hago lo que quiero" pues esta es una confusión
entre el uso de la libertad y el libertinaje. No es libre quien
hace lo que quiere pues la auténtica libertad se
manifiesta en aquel que hace lo que debe hacer, haciendo uso de
valores
morales y éticos.
Por Janeth Rubio
Por Suray Cortina
No es difícil definir la libertad. Lo difícil es
entenderla. Entender que mi libertad no termina donde comienza la
de los demás, sino que todos tienen una libertad propia y
en conjunto tal vez. Y estas dos debe de funcionar en
armonía para existir. Si yo deseo hacer algo que
dañaría la libertad de alguien mas, debo evitar
hacerlo y buscar una alternativa a esa acción. O bien
negociar con ese individuo para no dañar su
libertad.
Es fácil definir la "no libertad", es decir
aquellas cosas que se hacen no por voluntad propia y que nos
desagradan. Pensemos entonces que para ser libre se tiene que
tener conciencia de uno mismo y voluntad para realizar las
acciones que queremos.
Existe algo denominado el libertinaje. Esto es el
"exceso de libertad". Eso no existe. El libertinaje mas
correctamente lo definiría como el usar de pretexto la
libertad para aprovecharse de uno mismo y los demás. Para
permitirse hacer lo que sea sin importar nada, ni uno mismo ni
los demás. Es el poner el placer personal sobre todo lo
demás omitiendo así ideas propias y ajenas. El
hombre necesita hacer una redefinición de sus valores
morales, principalmente de la libertad, para poder así
llegar al avance evolutivo como raza del que tanto presume. Es
deprimente y penosos el saber que hay países donde
aún existe la esclavitud, donde no se pueden expresar loas
personas sin sentir miedo, donde ni siquiera existe la
posibilidad de saber el significado de libertad. Señores,
damas, hablo de México, no
de un país africano o sudamericano. En nuestro país
se siguen vendiendo a las mujeres. Se siguen reprimiendo a
escritores y comunicadores en general. Hay censura donde ni
siquiera debería de existir. Aun hay gente que por no
saber leer y escribir no puede trabajar y tener una vida digna.
Ese es el mejor modo de coartar la libertad de alguien
Haciéndolo ignorante de lo que es la libertad. Es
importante que sepan que es la libertad, pero es imposible o
inútil decir que es a un nivel diferente del personal. Lo
anterior solo es una opinión y unas ideas propias bajo las
que yo me rijo. Solo el yo puede decir que es su libertad. Es
indispensable que busquemos dentro de nosotros mismos ser libres,
pues solo a través de esta búsqueda personal es
como llegaremos juntos al valor humano del que mas nos sentimos
orgullosos:
LA LIBERTAD.
Por Jonathan Cock
- Cabanellas, Guillermo (1996) Diccionario
Enciclopédico de Derecho Usual.24ª.Ed. Buenos Aires.
Editorial Heliasta. Vol V. - DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO ILUSTRADO DE LA
LENGUA ESPAÑOLA (1954) Barcelona. Editorial Ramón
Sopena, S.A. Tomo II. 2064 p. - Monroy Gálvez, Juan (1996) Introducción al Proceso Civil. Santa Fe
de Bogotá. Editorial Temis S.A. - Petit, Eugene (2001) Tratado Elemental De Derecho
Romano. 17ª. Ed. México. Editorial
Porrúa. - Giovanni Sartori (XXXX) Elementos de la Teoría
Política. - Bassadre Ayulo, Jorge (1996) Historia del
Derecho.2ª.Ed. Lima. Editorial San Marcos. Vol.
II. - DE WHITE , ELENA G (1988)Exaltad a
Jesús.1ª. Ed. Buenos Aires, 388 pp. - Papini,Giovanni (1993) Historia de Cristo. Buenos
Aires, Editorial "El Ombú"Esmeralda 494. 366
pp. - LA ATALAYA. Anunciando el reino de Jehová.
31pp - Julián Marías (1979) Historia de la
Filosofía. 31ª.Ed. Madrid. Revista de
Occidente, 237p.
Autor:
Zapata Salinas, Spencer
Edad 21
Fecha : lunes 17 de noviembre de 2003