El filósofo francés Jean-Francois
Lyotard(1924-2001), conocido como el Papa de la Postmodernidad, murió a los 73 años
a causa de una larga enfermedad, en París.
El científico, nacido en Versalles,
desarrolló una forma de pensamiento
basado en una nueva cultura libre
de elementos marxistas, freudianos y filosóficos, habiendo
pasado anteriormente por Dios y el marxismo.
Lyotard, que se desempeñaba como profesor
universitario, ganó fama internacional con "La condition
postmoderne" (La condición posmoderna), un estudio sobre
el postmodernismo en el que hace una crítica a la
filosofía ilustrada desde presupuestos
nietzscheanos. En ese estudio, Lyotard dio un carácter
filosófico al concepto
teórico, hasta entonces literario y arquitectónico,
e intentó brindar elementos para la comprensión del
cambio de
siglo.
Sus obras:
Discurso, figura (1971), Los dispositivos pulsionales
(1974) y de las obras El diferenciado (1983) y El entusiasmo
(1986) recibió en 1996 el galardón de la sociedad francesa
de escritores, la 'Societé des Gens de
Lettres'.
La ocasión para la entrega del premio fue la
publicación de su ampliamente admirada biografía de
André Malraux, titulada Signe Malraux.
Antes de ejercer como profesor invitado en Dinamarca,
Brasil,
Canadá, Italia y Alemania,
impartió clases en destacados lugares de la vida
estudiantil francesa.
Cabe destacar que Lyotard visitó nuestro
país en varias ocasiones en los últimos
años, invitado para dictar conferencias acerca de sus
ideas estéticas.
Abordamos el siguiente trabajo intentando descubrir la
posibilidad que nos ha brindado la obra en cuestión,
tratando de determinar o apenas intuir espacios que antes no
habíamos explorado.
Lyotard, es el filósofo contemporáneo que
se ha definido por la POSTMODERNIDAD y es dentro de la
filosofía no solamente la base teórica de la
postmodernidad sino uno de los representantes más
serios.
La condición postmoderna expresa un análisis de la realidad de la cultura
actual como expresión del análisis del progreso.
Nos dirá que el avance, el desarrollo
económico de las sociedades
postindustriales, hacen que en el ámbito de la cultura se
geste un nuevo paradigma
cultural, donde caen desde un punto de vista relativista, todas
las grandes concepciones o cosmovisiones por las cuales el hombre
occidental ha vivido.
Todas estas cosmovisiones, según Lyotard han
fracasado; y una de éstas a nivel cultural es el marxismo.
Además hace alusión a la escuela de
Frankfurt, que ha gestado una visión crítica de la
sociedad capitalista en su versión totalmente consumista y
placentera de la vida.
Considera que los metarrelatos, son narraciones que
están destinadas al fracaso, no hay verdad porque la misma
cultura ha evolucionado de tal manera que se centran con una
pluralidad de verdades y esto hace pensar que no hay una verdad
fuerte sino que solamente se tienen impresiones subjetivas acerca
de lo que es la verdad.
La verdad no está más en el centro de la
teoría
sino que la verdad aparece y se manifiesta en los
márgenes.
Lyotard, ha identificado la cultura contemporánea
como" chatarra Postmodernism "o" Postmodernism ecléctico
"debido a su buena voluntad de absorber una variedad de estilos
sin importar su procedencia o estado. El
renombre cada vez mayor del "campo" y del "kitsch" testimonia a
esta tendencia general. La explosión de la tecnología
de información, en cibercultura particular y realidad
virtual, ha aumentado un sentido de la diversificación
posible de la experiencia.
El objetivo del
trabajo de Lyotard en "La condición postmoderna" tiene por
objeto el saber (el
conocimiento) en las sociedades más desarrolladas. Y
tal condición designa las transformaciones culturales que
han afectado las reglas de juego de
la ciencia, la
literatura, las
artes con relación a la crisis de los
relatos; entendidos estos últimos como discursos
legitimadores de ciertas verdades parciales que han permitido un
alto grado de certidumbre.
Lyotard ha estructurado la obra en catorce
capítulos los cuales se esbozarán a
continuación.
3.1. El campo : El saber en las sociedades
informatizadas
Lyotard se plantea la siguiente hipótesis: el saber modifica su estatuto al
mismo tiempo que
cambian las sociedades y entran en lo que se conoce como la era
postindustrial y en las culturas en la edad llamada
postmoderna.
Este paso comenzó por lo menos desde fines de los
años cincuenta que para Europa
señala el fin de su reconstrucción, es más o
menos rápido según los países y en
éstos según los sectores de actividad.
El autor considera que "El saber científico es
una clase de discurso".
El saber científico en este tipo de sociedad
está validado por un discurso, está legitimado por
el lenguaje,
por los discursos construidos a su alrededor, por las
informaciones y los medios que
informan, por las teorías
de la
comunicación y la informática, etc. El saber está
afectado en sus dos funciones
principales: la investigación y la transmisión del
conocimiento.
Es razonable pensar que la multiplicación de las
máquinas de información afectó a la
circulación de los conocimientos como lo ha hecho el
desarrollo de
los medios de circulación del hombre primero
(transporte),
de sonido e
imágenes después (media)
El saber para Lyotard es producido para ser vendido y es
consumido para ser valorado en una nueva producción. Deja de ser en sí mismo
su propio fin y pierde su valor de uso;
además en las últimas décadas el saber se ha
convertido en la principal fuerza de
producción, lo que ya modificó la
composición de las poblaciones activas de los
países más desarrollados, y es lo que constituye el
principal embudo para los países en vías de
desarrollo.
Así se abre un nuevo campo para las estrategias
industriales y comerciales y para las estrategias militares y
políticas, además se corre el
riesgo de
plantear con una nueva intensidad el problema de las relaciones
entre las exigencias económicas y las exigencias
estatales.
Así como las naciones han peleado por
territorios, por materiales y
mano de obra, así se pelearán en el porvenir para
dominar las informaciones (los saberes), el
conocimiento.
El autor expresa que los flujos de conocimientos
estarían unos reservados a los "decididores", mientras que
los otros servirían para pagar la deuda perpetua de cada
uno con respecto al lazo social.
3.2. El problema: La
legitimación
La legitimación es el proceso por el
cual el legislador se encuentra autorizado a promulgar una
ley como
norma.
Un enunciado científico debe presentar un
conjunto de condiciones para ser aceptado como tal.
Aquí la legitimación es el proceso por el
cual un legislador que se ocupa del discurso científico
está autorizado a prescribir las condiciones convenidas
para que un enunciado forme parte de ese discurso y pueda ser
tenido en cuenta por la comunidad
científica.
EI planteamiento de la información de las
sociedades más desarrolladas permite sacar a plena
luz, ciertos
aspectos de la transformación del saber y sus efectos
sobre los poderes públicos y las instituciones
civiles, efectos que resultan poco perceptibles desde otras
perspectivas.
El saber científico no es todo el saber, siempre
ha estado en competencia, en
conflicto con
otro tipo de saber, que el autor llamará narrativo, y
además, interfiere con el problema esencial, que es el de
la legitimación.
Desde Platón, la
cuestión de la legitimación de las ciencias se
encuentra relacionada con la de la legitimación del
legislador.
Desde esta visión, el derecho a decidir lo que es
verdadero, no es independiente del derecho a decidir lo que es
justo.
Hay un lazo en común entre el tipo de lenguaje que
se llama ciencia y ese
otro que se llama ética y
política,
uno y otro proceden de Occidente.
Lyotard, constata que el saber científico
así planteado parecía subordinado más que
nunca a las potencias y que con las nuevas
tecnologías se expone a convertirse en uno de los
principales conflictos,
entonces, la cuestión de la doble legitimación no
se diluye sino que se plantea con mayor intensidad.
De esta manera se plantea que saber y poder son las
dos caras de una misma moneda.
¿Quién decide lo que es saber, y
quién sabe lo que conviene decidir? Esta cuestión
del saber en la era de la informática es asunto de
gobierno.
3.3. El método:
Los juegos del
lenguaje
Al analizar el problema de la legitimación, el
autor ha preferido un procedimiento:
poner el acento sobre los actos del habla y especialmente sobre
su aspecto pragmático.
Para facilitar la lectura del
texto,
Lyotard, realiza un resumen de lo que se entiende por
pragmática, y lo explica discriminando los enunciados
:
ENUNCIADO DENOTATIVO Þ DESCRIPTIVO
Sitúa al destinador (el que lo enuncia), al
destinatario (el que los recibe) y a su referente (aquello de lo
que el enunciado trata) de una manera
específica.
Por ejemplo: LA UNIVERSIDAD
ESTÁ ENFERMA
DESTINADOR: queda situado y expuesto en la
posición de sabiente.
DESTINATARIO: en posición de tener que dar o
negar su asentimiento.
REFERENTE: comprendido, como algo que exige ser
identificado y expresado.
ENUNCIADO PREFORMATIVO Þ ACTUACIÓN OPTIMA
Tiene la particularidad de que su efecto sobre el
referente coincide con su enunciación.
Por ejemplo: LA UNIVERSIDAD QUEDA ABIERTA.
DESTINADOR: Debe estar dotado de autoridad para
pronunciarlo.
DESTINATARIO: No es tema de discusión ni de
verificación, para este, que se encuentra inmediatamente
situado en el nuevo contexto así creado.
Este tipo de enunciados, al pronunciarlos obtiene un
efecto inmediato, tanto sobre el referente (universidad) como
sobre su destinatario(cuerpo de profesores).
ENUNCIADO PRESCRIPTIVO
Puede ser modulado en órdenes, mandamientos,
instrucciones, recomendaciones, peticiones, súplicas,
ruegos, etc.
Por ejemplo: HAY QUE PROPORCIONAR MEDIOS A LA
UNIVERSIDAD.
DESTINADOR: Está situado en posición de
autoridad, espera del destinatario la efectividad de lo
enunciado.
Desde otro punto de vista; Wittgenstein retoma el
estudio del lenguaje y centra su atención en algunos juegos del mismo. Esto
significa que cada uno de esos enunciados deben poder ser
determinados por reglas que especifiquen sus propiedades y el uso
que de ellas se pueda hacer.
Tres observaciones deben hacerse a propósito de
los juegos de lenguaje.
Primero, las reglas no tienen legitimación en
sí mismas, sino que se validan mediante el contrato entre
los jugadores (el emisor, el receptor). Segundo: sin reglas no
hay juego; si se modifican las reglas es otro juego el que se
inaugura. Tercero: todo enunciado debe ser considerado como una
jugada hecha en un juego mayor. Esta última observación admite que hablar es combatir y
que los actos del lenguaje se derivan de una agonística
(ciencia de los combates) general.
Esta idea de agonística no debe ocultar que el
lazo social esta hecho de jugadas de lenguaje.
3.4. La naturaleza del
lazo social: La alternativa moderna.
El asunto de la legitimación del saber
está en los relatos y en los metarrelatos, por eso
el trabajo de
Lyotard describe el método de estos relatos encontrando
las reglas narrativas del juego del lenguaje.
Si se trata el saber, en la sociedad
contemporánea, una cuestión es decidir la
representación metódica que se hace de ella. Y
ésta es explicada, en el texto, desde la alternativa
moderna y la perspectiva postmoderna.
La primera es una solución binaria: la
sociedad es un todo funcional a la que ilustra con el nombre
de Talcot Parsons y de su escuela; la sociedad está
dividida en dos, con la corriente marxista (todas las
escuelas que la componen, admiten el principio de la lucha de
clases, y de la dialéctica como dualidad que produce la
unidad social).
Este corte metodológico que determina dos grandes
modelos o
tipos de discursos sobre la sociedad proviene del siglo XIX. La
idea de que las sociedades forman un todo orgánico,
dominaba el espíritu de los fundadores de la escuela
francesa; el funcionalismo;
toma otra dirección cuando Parsons en los años
50 asimila la sociedad a un sistema auto
regulado.
Desde el pensamiento de Comte al de Luhman, que llegan a
una misma idea de lo social (más allá de los
cambios que esta ha sufrido): la sociedad es una totalidad unida,
una "unicidad".
…"Parsons, formula claramente " La condición
más decisiva para que un análisis dinámico
sea válido, es que cada problema se refiera continua y
sistemáticamente al estado del sistema considerado como un
todo (…). Un proceso o un conjunto de condiciones o bien
"contribuye" al mantenimiento
(o al desarrollo) del sistema, o bien es "disfuncional" en lo que
se refiere a la integridad y eficacia del
sistema. Esta idea es también la de los
tecnócratas".
De ahí que su credibilidad, se funda en contar
con los medios para hacerse realidad y de administrar sus
pruebas.
La teoría crítica se apoya en un dualismo
de principio y desconfía de síntesis y
reconciliaciones,
es un modelo
diferente de la sociedad, nace con las luchas que
acompañan al asedio de las sociedades civiles
tradicionales por el capitalismo.
El modelo crítico se ha mantenido y se ha
refinado de cara al proceso, en minorías como la Escuela
de Frankfurt o como el grupo
Socialisme ou Barbarie.
No se puede saber lo que es el saber, que problemas
encaran su desarrollo y su difusión, si no
se sabe nada de la sociedad donde aparece.
Saber algo de la sociedad, es en principio elegir la
manera de interrogar, que es también la manera de la que
ella puede proporcionar respuestas.
Esta elección o decisión parece
difícil entre homogeneidad o dualidad intrínsecas
de lo social, funcionalismo o criticismo del saber.
Lyotard distingue dos tipos de saber, uno positivista
que encuentra fácilmente su explicación en las
técnicas relativas a los hombres y a los
materiales y que se dispone a convertirse en una fuerza
productiva indispensable al sistema, otro crítico o
reflexivo o hermenéutico que al interrogarse directamente
o indirectamente sobre los valores o
los objetivos,
obstaculiza toda recuperación.
La alternativa parece clara homogeneidad o
dualidad.
3.5. La naturaleza del lazo social; La perspectiva
postmoderna.
La condición postmoderna asume al lazo social
como un vínculo múltiple de pliegues cada vez
más intrincados e incomprensibles: mudables. Y esta
característica del lazo social obstaculiza
la consolidación de los grandes relatos de la historia y de la ciencia, ya
que rompe en su comprensión con la dualidad.
Las funciones de regulación y de reproducción, se les quitan a los
administradores y serán confiadas a
autómatas.
La clase dirigente será cada vez más la de
los decididores. Deja de estar constituida por la clase
política tradicional, para pasar a ser una base formada
por jefes de empresas, altos
funcionarios, dirigentes de los grandes organismos profesionales,
sindicales, políticos, confesionales.
Los antiguos polos de atracción constituidos por
los Estados Naciones, los partidos, las profesiones, las
instituciones y las tradiciones históricas pierden su
atracción.
Los juegos del lenguaje son el mínimo de
relación exigido para que haya sociedad, el ser humano,
desde antes de su nacimiento, está situado con referencia
a la historia que cuenta su ambiente y con
respecto a la cual tendrá que posteriormente
conducirse.
En una sociedad donde el componente comunicacional se
hace cada día más evidente, como realidad y como
problema el aspecto lingüístico adquiere nueva
importancia,
En la teoría de la comunicación, se olvidarían dos
cosas: los mensajes estan dotados de formas y de efectos muy
diferentes, según sean, denotativos,
prescriptivos, valorativos, performativos, etc. Es
seguro que no
solo funcionan en tanto que comunican
información.
Lo que se precisa para comprender las relaciones
sociales, a cualquier escala que se las tome, no es
únicamente una teoría de la comunicación,
sino una teoría de los juegos, que incluya a la
agonística.
En el uso ordinario del discurso, los interlocutores
recurren a lo que sea, cambian de juego de un enunciado a otro.
Este no carece de reglas, pero sus reglas autorizan y alientan
una mayor flexibilidad en sus enunciados.
En las instituciones, una discusión requiere de
limitaciones, las cuales operan como filtros, sobre la autoridad
del discurso y privilegian determinadas clases de enunciados: hay
cosas que no se pueden decir.
De ahí que el predominio caracterice al discurso
de la institución, hay cosas que se pueden decir y maneras
de decirlas. A sí, los enunciados de mando de los
ejércitos, de oración de las iglesias, de
denotación de las escuelas, de narración en las
familias, de interrogaciones en las filosofías, de
performatividad en las empresas… La burocratización es
el límite extremo de esta tendencia.
Esta hipótesis acerca
de la institución parte de una visión cosista de lo
instituido. Actualmente el límite que la
institución pone al potencial del lenguaje en jugadas
nunca está establecido, ella misma es el resultado
provisional y el objeto de estrategias de lenguaje que tienen que
dar lugar dentro y fuera de la institución. Si ella logra
desplazar los límites de
la antigua institución podrán cambiar sus
enunciados.
El autor considera que es conveniente, abordar las
instituciones contemporáneas del saber, de esta
manera.
3.6. Pragmática del saber
narrativo.
La naturaleza del saber narrativo permite por
comparación distinguir ciertas características que
recubre el saber científico en la sociedad
contemporánea, y ayuda a comprender como se plantea y no
se plantea la cuestión de la legitimidad.
El saber general no se reduce a la ciencia, ni siquiera
al conocimiento.
La ciencia, sería un subconjunto de
conocimientos hecha de enunciados denotativos en los cuales
debería decidir si éstos pertenecen o no pertenecen
al lenguaje considerado como pertinente por los
expertos.
El conocimiento, sería el conjunto de
enunciados que describen objetos, con exclusión de todos
los demás enunciados susceptibles de ser verdaderos o
falsos.
El saber, no se comprende como un conjunto de
enunciados denotativos, se mezclan en él las ideas de
saber-hacer, saber-vivir, de saber-oír, etc.
El saber es lo que hace a cada uno capaz de emitir
buenos enunciados denotativos, prescriptivos, valorativos, etc,
permite buenas actuaciones con respecto a varios objetos del
discurso: conocer, decidir , valorar, transformar, etc. Uno de
sus rasgos principales coincide con una formación amplia
de las competencias.
Otra característica es la afinidad de un saber
con la costumbre. Y estos se conceptúan buenos porque son
conformes a los criterios pertinentes admitidos en el medio
constituido por los interlocutores del sabiente. Los cuales han
sido llamados por los primeros filósofos, opinión, a ese modo de
legitimación de enunciados. El consenso que permite
circunscribir tal saber del que no sabe es lo que constituye la
cultura de un pueblo.
Lo que el saber puede ser como formación y como
cultura lo autorizan descripciones etnológicas. Desde la
antropología y la literatura, en sociedades
en rápido desarrollo detectan en él su persistencia
al menos en ciertos sectores.
Se puede apreciar que sea cual sea, el argumento que se
proponga para dramatizar y comprender la separación entre
un estado consetudinario del saber y el que le es propio en la
edad de las ciencias, se armonizan en un hecho, la preeminencia
de la forma narrativa en la formulación del saber
tradicional.
Lyotard, expresa que el relato es la forma por
excelencia de ese saber, y esto en varios sentidos.
En primer lugar, los relatos populares cuentan los
éxitos o fracasos del héroe, los que dan su
legitimidad a instituciones de la sociedad o bien representan
modelos positivos o negativos de integración en las instituciones
establecidas. Esos relatos permiten, definir los criterios de
competencia que son los de la sociedad y por esos criterios
valorar las actuaciones que se realizan.
En segundo lugar, la forma narrativa, admite una
pluralidad de juegos del lenguaje encuentran sitio en el relato
enunciados: denotativos, deónticos, interrogativos,
valorativos, etc. ( Es un entretejido)
Una tercera propiedad, es
la relativa a la transmisión de esos relatos. Su
narración obedece muy a menudo a reglas que fijan la
pragmática.
La regla pragmática, es una propiedad que es
intrínseca a los relatos populares.
Los puestos narrativos (destinador, destinatario,
héroe) se distribuyen de modo que el derecho a ocupar uno,
el de destinador, se funda sobre el doble hecho de haber ocupado
el otro, el de destinatario, y el de haber sido, contado por un
relato.
El saber que transmite esas narraciones determina lo que
hay que decir para ser escuchado y lo que hay que escuchar para
poder hablar y lo que hay que jugar para poder ser el objeto de
un relato.
Los actos de habla que son pertinentes a ese saber los
lleva a cabo el locutor, el interpelado y el tercero del que se
ha hablado.
El saber que se desprende deja percibir con claridad una
triple competencia: saber-decir, saber-escuchar, saber-hacer,
donde se ponen en juego las relaciones de la comunidad consigo
misma y con su entorno. Los relatos transmiten las reglas
pragmáticas que constituye el lazo social.
El cuarto aspecto, de ese saber narrativo es su
incidencia sobre el tiempo. La forma narrativa obedece a un
ritmo, es la síntesis de un metro que hace latir el tiempo
en períodos regulares y de un acento que modifica la
longitud o la amplitud de algunos de ellos.
La forma de los refranes, proverbios, máximas que
son pequeños trozos de relatos posibles o las matrices de
antiguos relatos y que todavía continúan en
circulación en el aspecto social contemporáneo, se
reconocerá en su discurso la marca de esta
temporalización que alcanza a la regla de nuestro saber
para que este no se olvide.
El pueblo es quién los actualiza, no sólo
al contarlos, sino también al escucharlos y al
interpretarlos en sus instituciones.
Los relatos determinan, definen, lo que tiene derecho a
decirse y a hacerse en la cultura y como son también parte
de ésta, se encuentran por eso mismo
legitimados.
3.7. Pragmática del saber
científico.
El autor caracterizará la pragmática del
saber científico tal y como se desprende de la
concepción clásica del saber, distinguiendo en ella
el juego de la investigación y el de la enseñanza.
Lyotard, explica que en el juego de la
investigación, una proposición siendo verdadera o
falsa, se comporta como un grupo de tensiones, (que ejercen sobre
cada uno de los puestos pragmáticos) que ponen en juego
al: destinador, destinatario y referente. Esas tensiones son una
especie de prescripciones que regulan la aceptabilidad del
enunciado en tanto que "de ciencia".
El destinador supone que dice la
verdad.
El destinatario se supone que puede validar o
negar el enunciado, lo cual implica que es un destinador
potencial.
El referente, se supone "expresado" por el
enunciado conforme a lo que es.
El texto expresa, que la regla de adecuación
presenta un problema: lo que se dice es verdadero porque se
demuestra, pero ¿qué demuestra que la
demostración es verdadera?
La solución científica a esta dificultad
consiste en la observación de una doble regla. La primera
es dialéctica, es referente lo que puede ser materia a
probar. La segunda es metafísica: el mismo referente no puede
proporcionar una pluralidad de pruebas contradictorias o
inconsistentes; entonces se apoya en:"Dios", no
engaña.
Esta doble regla sustenta lo que la ciencia del siglo
XIX llama verificación y la del siglo xx
falsificación. Permite proporcionar al destinador y
destinatario, el horizonte del consenso. No todo consenso es
indicio de verdad; pero se supone que la verdad de un enunciado
no puede dejar de suscitar el consenso.
La investigación apela a la enseñanza, el
científico necesita un destinatario que pueda ser a su vez
un destinador.
No es sólo la verdad del enunciado es lo que
está en juego sino su propia competencia. La verdad del
enunciado y la competencia del que enuncia están sometidas
al asentimiento de la colectividad de iguales en
competencia.
Es preciso, formar iguales. La didáctica asegura esta reproducción.
Es diferente del juego dialéctico de la
investigación.
El destinatario, el estudiante, no sabe lo que sabe el
destinador, por esta razón tiene algo que aprender. Al
aprender puede convertirse en experto. Este es introducido
así en la dialéctica de los investigadores, en el
juego de la información del saber científico,
debido a hay enunciados que pueden ser transmitidos tal cual son
a título de verdades indiscutibles de la
enseñanza.
Si se compara esta pragmática con la del saber
narrativo se aprecian las siguientes propiedades:
1. El saber científico exige el aislamiento de un
juego del lenguaje, el denotativo; y la exclusión de los
demás el criterio de aceptabilidad es su valor de
verdad.
Se es "savant" si se puede pronunciar un enunciado
verdadero a propósito de un referente y científico
si se pueden pronunciar enunciados verificables.
2. Ese saber se encuentra así aislado de los
demás juegos de lenguaje cuya combinación forma el
lazo social.
No es un componente inmediato y compartido como lo es el
saber narrativo. Es un componente indirecto, por lo que se
convierte en una profesión y da lugar a instituciones. En
las sociedades modernas los juegos de lenguaje se reagrupan en
forma de instituciones animadas por profesionales.
La relación entre el saber y la sociedad se
exterioriza. Aparece un nuevo problema, el de la relación
de la institución científica con la
sociedad.
3. En la investigación, la
competencia requerida se refiere sólo al puesto del
enunciador. Éste no tiene competencia particular en cuanto
destinatario. Y tampoco tiene competencia como referente.
Aquí no ocurre como en la narrativa, que un saber ser, es
lo que el saber dice que es.
4. Un enunciado de ciencia, nunca está a salvo de
una «falsificación».siempre puede ser
desechado, y si está, en contradicción con un
enunciado anteriormente admitido, no podrá ser aceptado
corno válido más que si refuta el enunciado
precedente por medio de argumentos y pruebas.
5. El juego de la ciencia implica, una memoria y un
proyecto. El
destinador de un enunciado científico se supone que tiene
conocimiento de los enunciados precedentes a propósito de
su referente (bibliografía) y sólo propone un
enunciado sobre ese mismo tema si difiere de los enunciados
precedentes. Esta diacronía que supone la
memorización y la investigación del nuevo enunciado
designa en principio un proceso acumulativo, aunque la
relación de tiempo, sea variable.
Estas propiedades merecen que se las recuerde por dos
razones.
El paralelismo de saber científico y del saber
narrativo hace que se comprenda, que la existencia del primero ya
no tiene necesidad del segundo. Uno y otro están
constituidos por conjuntos de
enunciados; "jugadas" realizadas por jugadores en el marco de las
reglas generales; esas reglas son específicas a cada
saber, y las «jugadas» consideradas buenas en uno y
en otro no pueden ser del mismo tipo, salvo por
accidente.
No se puede considerar la existencia ni el valor de lo
narrativo a partir de lo científico, ni tampoco a la
inversa: los criterios no son los mismos en uno que en
otro.
Según Lyotard:
"Lamentarse, de la perdida del sentido en la
postmodernidad consiste en dolerse porque el saber ya no sea
principalmente narrativo. Se trata de una inconsecuencia. Hay
otra que no es menor, la de querer derivar o engendrar (por medio
de operadores tales como el desarrollo, etc) el saber
científico a partir del saber narrativo, como si este
contuviera a aquel en estado embrionario".
Las especies del lenguaje mantienen entre ellas
relaciones, y éstas están lejos de ser
armoniosas.
La otra razón que puede justificar el recuerdo
sumario de las propiedades del juego de lenguaje de la ciencia
afecta precisamente a su relación con el saber
narrativo.
El saber narrativo, no valora la cuestión de su
propia legitimación, se acredita a si mismo por la
pragmática de su transmisión sin recurrir a la
argumentación, y a la
administración de pruebas.
El científico se interroga sobre la validez de
los enunciados narrativos y constata que éstos nunca
están sometidos a la argumentación y a la prueba.
Los clasifica en otra mentalidad: salvaje, primitiva,
subdesarrollada, atrasada, alienada, formada por opiniones,
costumbres, autoridad, prejuicios, ignorancia, ideologías.
Los relatos son fábulas,
mitos,
leyendas,
etc.
Esta relación desigual es un efecto
específico de las reglas propias de cada juego. Se conocen
los síntomas. Constituyen toda la historia del imperialismo
cultural desde los comienzos de Occidente. Es importante
reconocer al garante, que se distingue de todos los demás:
está dominado por la exigencia de
legitimación.
3.8. La función
narrativa y la legitimación del saber
El problema de la legitimación ya no es
considerado un fallo del juego de lenguaje de la ciencia. Sino
que está legitimado en si mismo como problema, es decir,
como competencia heurística. Esta manera de tratarlo, es
reciente. Es de señalar que durante largo tiempo el saber
científico ha buscado otras soluciones que
no han podido evitar recurrir a procedimientos
que se refieren al saber narrativo.
Hay una relación del saber científico con
el saber popular, el científico necesita divulgar su
descubrimiento y lo relata en forma de epopeya en los medios de
comunicación. De esta forma satisface las reglas del
juego narrativo, ejerciendo presión
sobre los usuarios de los medios y sobre su fuero interno.
El Estado
puede gastar mucho para que la ciencia pueda presentarse como
epopeya: a través de ella, se hace creíble, crea el
asentimiento público.
No queda, excluido que el recurso a lo narrativo sea
inevitable; al menos cuando el juego del lenguaje de !a ciencia
busque la verdad de sus enunciados y no pueda legitimarla por sus
propios medios.
Desde sus comienzos, el nuevo juego del lenguaje plantea
el problema de su propia legitimidad.
Con Platón, el juego del dialogo, incluye
en sí mismo las dos funciones la de investigación y
la de enseñanza. Se retoman ciertas reglas: la
argumentación con el único fin del
consenso, la unicidad del referente como
garantía de ponerse de acuerdo, la paridad entre los
"compañeros", e incluso el reconocimiento indirecto de que
se trata de un juego, puesto que de él se encuentran
excluidos todos los que no aceptan las reglas, por debilidad o
torpeza.
En los libros VI y
VII de La República, la respuesta procede, de un relato
(la alegoría de la caverna) que cuenta por qué y
cómo los hombres quieren relatos .
Los Diálogos de Platón, como el esfuerzo
de legitimación proporciona las armas a la
narración, cada uno de ellos adquiere siempre la forma del
relato de una discusión científica. El hecho es que
el discurso platónico que inaugura la ciencia no es
científico, y eso aunque intente legitimarla.
EI saber científico no puede saber y hacer saber
lo que es el verdadero saber sin recurrir al relato, que para
él es el no-saber.
Aristóteles, ha sido quien ha aislado la descripción de las reglas a las que hay que
someter los enunciados que se declaran científicos (el
organon), de la búsqueda de su legitimidad en un discurso
sobre el Ser (la Metafísica). sugiere que el lenguaje
científico, está hecho de argumentaciones y
pruebas, es decir, de dialéctica.
Con la ciencia moderna aparecen dos nuevos componentes
en la problemática de la legitimación: para
responder a la pregunta: ¿cómo probar la prueba? o
¿quién decide las condiciones de lo verdadero?, se
abandona la búsqueda metafísica de una autoridad
trascendente.
Las reglas de juego de la ciencia son inmanentes a ese
juego y pueden ser que establecidas en el seno de
un debate
científico y para que dichas reglas sean buenas es
necesario el consenso de los expertos.
Esta disposición general de la modernidad a
definir las condiciones de un discurso se combina con el
restablecimiento de la dignidad de las culturas narrativas
(populares), en el Humanismo
renacentista, la filosofía idealista alemana, la escuela
histórica francesa.
La narración, deja de ser un desliz de la
legitimación. Este recurso explicito al relato en la
problemática del saber acompaña a la
emancipación de las burguesías con respecto a las
autoridades tradicionales.
El saber de los relatos retorna a Occidente para
solucionar la legitimación de las nuevas
autoridades.
Lyotard expresa:"Es natural que en una
problemática narrativa, esta cuestión espere la
respuesta de un héroe: ¿quién tiene derecho
a decidir por la sociedad? ¿cuál es el sujeto cuyas
prescripciones son normas para
aquellos a quienes obligan?
Este modo de interrogar la legitimidad
socio-política se combina con la nueva actitud
científica: el héroe es el pueblo, el signo de la
legitimidad su consenso, su modo de normativación la
deliberación. La idea de progreso resulta
indefectiblemente de esto: no representa más que el
movimiento por
el cualel saber se supone que se acumula, pero ese
movimiento se extiende al nuevo sujeto socio-político. El
Pueblo está, en debate consigo mismo acerca de lo que es
justo e injusto de la misma manera que la comunidad de ilustrados
sobre lo que es verdadero y falso; acumula las leyes civiles
como acumula las leyes científicas; perfecciona las reglas
de su consenso por disposiciones constitucionales cuando las
revisa a la luz de sus conocimientos produciendo nuevos "paradigmas"".
El modo de legitimación, que reintroduce el
relato como validez del saber, puede tomar así dos
direcciones, según represente al sujeto del relato como
cognitivo o como práctico: como un héroe del
conocimiento o como un héroe de la libertad. Y en
razón de esta alternativa, no sólo la
legitimación no tiene siempre el mismo sentido, sino que
el propio relato aparece como insuficiente para dar una
versión completa.
3.9. Los relatos de la legitimación del
saber
El autor examina dos versiones del relato de
legitimación, una más política, otra
más filosófica, ambas de gran importancia en la
historia moderna, en particular en la del saber y sus
instituciones.
La primera tiene por sujeto a la humanidad como
héroe de la libertad. Todos los pueblos tienen derecho a
la ciencia. El derecho a la ciencia debe ser
reconquistado.
Se comprende que este relato imponga una política
de la enseñanza primaria más que de la Universidad
y las Escuelas. El mismo razonamiento es válido para el
establecimiento de instituciones propiamente
científicas.
Con el otro relato de leqitlmaci6n, la
relación entre la ciencia, la nación
y el Estado da lugar a una elaboración diferente. Su
influencia será considerable en la
organización de la enseñanza superior en los
países jóvenes de los siglos XIX y XX.
La gran función que las universidades fue por lo
tanto "exponer el conjunto de conocimientos y hacer que aparezcan
los principios al
mismo tiempo que los fundamentos de todo saber", pues "no existe
capacidad científica creadora sin espíritu
especulativo". La especulación es el nombre que
aquí lleva el discurso sobre la legitimación del
saber científico.
Las Escuelas son funcionales; la universidad es
especulativa, es decir, filosófica. Esta filosofía
debe restituir la unidad de los conocimientos dispersos en
ciencias particulares, en los laboratorios y en las
enseñanzas pre-universitarias; sólo lo puede hacer
en un juego de lenguaje que los enlaza unos a otros como momentos
en el devenir del espíritu y, en una narración o
más bien en una metanarración racional. La organización universitaria ha servido de
modelo a la constitución o la reforma de la
enseñanza superior en los siglos xix y xx en muchos
países, empezando por los Estados Unidos.
Pero, esta filosofía, esta lejos de haber desaparecido.
especialmente en el medio universitario, propone una
representación particularmente viva de una solución
dada al problema de la legitimidad del saber.
No se justifica la investigación y la
difusión de conocimientos por un principio de uso. No se
piensa que la ciencia deba servir a los intereses del Estado y/o
de la sociedad civil.
Se desatiende el principio humanista según el cual la
humanidad se educa con dignidad y libertad por medio del
saber.
3.10. La deslegitimación
En la sociedad postindustrial y en la cultura
postmoderna la cuestión de la legitimación del
saber se plantea en otros términos.
"El gran relato ha perdido su credibilidad"
Se puede ver en esa decadencia de los relatos un auge de
las técnicas y la tecnología a partir
de la Segunda Guerra
Mundial que ha puesto el acento más en los medios que
en los fines, o bien , en el redespliegue del capitalismo liberal
que ha revalorizado el disfrute individual de bienes y
servicios.
Es preciso reparar en los gérmenes de la
deslegitimación y del nihilismo que eran inherentes a los
grandes relatos del siglo XIX, para comprender cómo la
ciencia contemporánea podía ser sensible a esos
impactos antes a que tuvieran lugar.
El dispositivo especulativo encubre una especie
de equivocación con respecto al saber. Muestra que el
discurso denotativo con respecto a un referente no sabe en
realidad lo que cree saber.
La ciencia positiva no es un saber y la
especulación se nutre de su supresión.
Una ciencia que no ha encontrado su legitimidad no es
una ciencia auténtica, desciende al rango de ideología o al de instrumento de poder, si
el discurso que debía legitimarla aparece en sí
mismo como un saber pre-científico al mismo título
que un vulgar relato.
La "crisis" del saber científico, cuyos signos se
multiplican desde fines del siglo XIX, no provienen de una
difusión accidental de las ciencias, sino que procede de
la erosión
interna del principio de legitimidad del saber.
Así desaparecen disciplinas, se producen
usurpaciones en las fronteras de las ciencias, las antiguas
facultades estallan en instituciones y fundaciones de todo tipo,
las universidades pierden su función de
legitimación especulativa y se limitan a transmitir
saberes considerados establecidos y aseguran a través de
la didáctica la reproducción de los profesores y no
la de los savants.
En cuanto al otro procedimiento de legitimación,
el dispositivo de la emancipación, su
característica es fundar la legitimidad de la ciencia, la
Verdad, sobre la autonomía de los interlocutores
comprometidos en la práctica ética, social y
política. Esta legitimación crea un problema entre
un enunciado denotativo con valor cognitivo y un enunciado
prescriptivo con valor práctico, la diferencia es de
conveniencia y de competencia.
En esta deslegitimación la ciencia juega su
propio juego, no puede legitimar a los demás juegos del
lenguaje. La prescripción se le escapa.
En esta difusión de los juegos del lenguaje, el
que parece disolverse es el propio sujeto social. El lazo social
es lingüístico, pero es un tejido indeterminado donde
se entrecruzan un número indefinido de juegos de lenguaje;
que obedecen a reglas diferentes.
Nuevos lenguajes vienen a añadirse a los
antiguos, de este estallido se puede sacar una impresión
pesimista: nadie habla todas las lenguas, carecen de metalenguaje
universal.
Los savants, se han convertido en científicos,
las tareas de investigación desmultiplicadas se convierten
en tareas divididas en parcelas que nadie domina y la
filosofía especulativa o humanista sólo anula las
funciones de legitimación.
La era postindustrial ha deslegitimado el gran relato
historicista o los parciales relatos legitimadores con el
sistemas
binario por método.
3.11.La investigación y su legitimación
por la performatividad.
El autor examinará la pragmática de la
investigación.
Ésta se encuentra afectada por dos importantes
modificaciones:
- El enriquecimiento de las argumentaciones
- La complicación de la administración de las
pruebas.
En lo que respecta al enriquecimiento de las
argumentaciones, Aristóteles, Descartes,
Stuart Mill, entre otros han intentado fijar reglas por medio de
las cuales un enunciado con valor denotativo puede conseguir la
adhesión del destinatario.
La investigación científica no tiene
demasiado en cuenta esos métodos.
Puede usar y usa lenguajes cuyas propiedades demostrativas
parecen desafíos a la razón de los
clásicos.
El uso de esos lenguajes, está sometido a una
condición pragmática, la de formular sus propias
reglas y pedir al destinatario que las acepte.
Al satisfacer esta condición, se define como un
conjunto de postulados en los que se basa una teoría
científica, la que comprende la definición de los
símbolos que serán empleados en el lenguaje
propuesto, la forma que deberán respetar las expresiones
de ese lenguaje, para poder ser aceptadas y las operaciones que
se permitirán con esas expresiones.
Pero ¿Cómo se sabe lo que debe contener
ese conjunto de postulados?
Debe existir un metalenguaje determinante si un lenguaje
satisface las condiciones formales de un conjunto de postulados,
ese metalenguaje es el de la lógica.
Lyotard expresa, que se impone una precisión :
Que se comience por fijar los postulados para obtener enunciados
que sean aceptables dentro de ella, o que el científico
comience por establecer hechos y por enunciarlos y que busque
esos postulados del lenguaje de los que se ha servido para
enunciarlos, no constituye una alternativa Lógica sino
Empírica.
Una cuestión más pertinente para la
legitimación es: ¿ Por medio de qué
criterios define el lógico las propiedades requeridas por
un postulado?
¿Existe un modelo de lengua
científica? ¿Ese modelo es único? ¿Es
verificable?
Las propiedades requeridas por la sintaxis son: La
consistencia, la complectud sintáctica, la decidibilidad,
y la independencia
de axiomas unos con respecto a otros.
Para el lógico, la metalengua utilizada para
describir un lenguaje artificial(axiomática) es la lengua
natural, o lengua cotidiana, esta lengua es universal; puesto que
todas las demás lenguas se dejan traducir a ella, pero no
es consistente con respecto a la negación: permite la
formación de paradojas.
A causa de esto la cuestión de la
legitimación se plantea de otro modo cuando se declara que
un enunciado denotativo es verdadero, se presume que el sistema
axiomático en el cual es decidible y demostrable ha sido
formulado, es conocido por los interlocutores y aceptado por
ellos como satisfactorio.
Pero otras ciencias pueden hacer observaciones
análogas:
Deben su estatuto a la existencia de un lenguaje cuyas
reglas de funcionamiento no pueden ser demostradas, sino que son
objeto de un consenso de los expertos. La exigencia es una
modalidad de la prescripción.
La argumentación exigible para un enunciado
científico , está subordinado a una "primera"
aceptación de las reglas que fijan los medios de la
argumentación.
Dos propiedades destacables de ese saber: La
flexibilidad de sus medios, la mutiplicidad de sus lenguajes, su
carácter de juego pragmático; la aceptabilidad de
las jugadas que se hacen, depende de un contrato establecido
entre los compañeros.
A esta nueva disposición corresponde un
desplazamiento de la idea de la razón. El principio de un
metalenguaje universal es reemplazado por el de la pluralidad de
sistemas formales y axiomáticos capaces de argumentar
enunciados denotativos, esos sistemas que están descritos
en un metalenguaje universal pero no consistente.
El otro aspecto de la investigación, el que
concierne a la administración de la prueba.
Presenta problemas en lo que se refiere a qué
debe probar la prueba. Se pueden publicar los medios de la
prueba, de modo que los científicos puedan asegurarse del
resultado repitiendo el proceso que ha llevado a él. Queda
que administrar una prueba es constatar un hecho.
¿Pero que es una constatación?
Como los sentidos
confunden, intervienen las técnicas y estas obedecen a un
principio. Son juegos en los que la pertinencia no es la
verdadera, ni la justa, ni la bella, sino la eficiente: una
jugada técnica es buena cuando funciona mejor y cuando
gasta menos que otra.
Los juegos del lenguaje científico se convierten
en juegos ricos, donde el más rico tiene oportunidades de
tener razón. Estableciéndose la ecuación
entre riqueza, eficiencia y
verdad.
Es aquí donde la ciencia se convierte en una
fuerza de producción, es más el deseo de
enriquecimiento que el de saber.
El Estado y/o la empresa
abandona el relato de legitimación idealista o humanista
para justificar el nuevo objetivo; en la dicusión de los
socios capitalistas de hoy en día, el único
objetivo creíble es el poder. No se compran savants,
técnicos y aparatos para saber la verdad, sino para
incrementar el poder.
Esta forma de legitimación de la ciencia por el
poder y el derecho por medio de su eficacia y su
autolegitimación, pasa por la producción, la
memorización, la accesibilidad y la operacionabilidad de
las informaciones.
La performatividad se beneficia con la complejidad de
los argumentos porque obliga a sofisticar los medios de prueba.
Los fondos de investigación por parte de los Estados, las
empresas y las sociedades mixtas obedecen a esta lógica
del incremento del poder.
Los sectores de la investigación que no pueden
defender su contribución, son destinados a la
decadencia.
"El criterio de la performatividad es invocado
explicitamente por los administradores para justificar la
negativa a habilitar centros de investigación".
Adquiere forma la legitimación por el poder. Este
no es solamente la buena performatividad, también es la
buena verificación y el buen veredicto. Legitima la
ciencia y el derecho por medio de su eficacia, y esta por
aquellos. Se autolegitima como parece hacerlo un sistema regulado
sobre la optimización de sus actuaciones.
La performatividad de un enunciado, sea este denotativo
o prescriptivo, se incrementa en proporción a las
informaciones de las que se dispone al respecto de su referente.
Así el incremento del poder, y su autolegitimación,
pasa ahora por la producción, la memorización, la
accesibilidad y la operacionabilidad de las
informaciones.
La relación de la ciencia y de la técnica
se invierte. La complejidad de argumentaciones parece entonces
interesante sobre todo porque obliga a sofisticar los
métodos de probar, y porque la performatividad se
beneficia de ello. La gestación de los fondos de
investigación por parte de los Estados, las empresas y las
sociedades mixtas obedece a esta lógica del incremento del
poder.
Los sectores de la investigación que no puede
defender su contribución aunque sea indirecta, a la
optimización de las actuaciones del sistema, son
abandonados por el flujo de los créditos y destinados a la decrepitud. El
criterio de performatividad es invocado explícitamente por
los administradores para justificar la negativa a habilitar
cualquier centro de investigaciones.
3.12.La enseñanza y su legitimación por
la performatividad.
En cuanto a la transmisión del saber, es decir la
enseñanza, considera el autor, adecuado describir la
manera en que el predominio del criterio de performatividad la
afecta.
La cuestión de la transmisión se subdivide
pragmáticamente en una serie de preguntas:
¿quién transmite? ¿qué? ¿a
quién? ¿con qué apoyo?
Una política universitaria está
constituida por un conjunto coherente de respuestas a esas
preguntas.
Cuando se adopta la teoría de
sistemas, se hace de la enseñanza superior un
sub-sistema del sistema social, y se aplica el mismo criterio de
performatividad a la solución de cada uno de esos
problemas.
Lo que se pretende obtener es la contribución
óptima de la enseñanza superior a la mejor
performatividad del sistema social.
La enseñanza deberá formar competencias de
dos tipos:
- Las destinadas a afrontar la competición
mundial. - Deberá continuar proporcionando al sistema
social las competencias correspondientes a sus propias
exigencias, que son el mantenimiento de su cohesión
interna.
En el contexto de la "deslegitimación", las
universidades y las instituciones de enseñanza superior
son solicitadas para que fuercen sus competencias y no sus
ideas.
La transmisión de los saberes ya no parece como
destinada a formar una elite para guiar a la nación en su
emancipación, sino que proporciona al sistema los
jugadores capaces de asegurar su papel en los
puestos pragmáticos de los que las instituciones tienen
necesidad.
El estudiante ya no es un joven salido de las "elite
liberales", sino que es un usuario que tiende a dividir las
funciones de la universidad en dos tipos de servicios:
Por la función de Profesionalización, la
enseñanza superior se dirige a jóvenes salidos de
las elites liberales a los que se les transmite la competencia
que la profesión considera necesaria.
Pero añaden destinatarios de los nuevos saberes
ligados a las nuevas técnicas y tecnologías
(jóvenes pero no activos).
Además de las dos categorías que se
reproducen, la profesión y la técnica, los
demás jóvenes de la universidad, no son
contabilizados en las estadísticas de empleo. Son
excedentes con respecto a las disciplinas que se encuentran
(letras y ciencias humanas).
Pertenecen en realidad, a la nueva categoría de
destinatarios de la transmisión del saber.
Con esta función profesionalista, la Universidad
comenzó a desempeñar un nuevo papel en el marco de
la mejora de las actuaciones del sistema: el del reciclaje o
la
educación permanente.
EI nuevo curso de la transmisión del saber es
conflictivo. Aunque lo que interesa al sistema, y a sus
"decididores", es alentar la promoción profesional, experimentar con los
discursos, las instituciones y los valores, las
que son acompañadas por desórdenes en el curriculum, el
control de
conocimientos y de la Pedagogía, de recaídas
sociopolíticas, aparece como poco operaciona1 y que no se
le da crédito, en nombre la seriedad del sistema.
Entonces la responsabilidad se confiará a las redes
extrauniversitarias.
El principio de performatividad, tiene por consecuencia
global la subordinación de las instituciones de
enseñanza superior a los poderes.
Desde el momento en que el saber no tiene un fin en si
mismo, como realización de una idea su transmisión
no es responsabilidad exclusiva de los ilustrados y de los
estudiantes.
"Entonces, ¿que es lo que se transmite en la
enseñanza superior? Tratándose de
profesionalización y desde un punto de vista
funcionalista, lo esencial de lo que se debe transmitir esta
constituido por un conjunto organizado de
conocimientos.
Ya no es indispensable que un profesor dicte una clase
magistral y las preguntas sean contestadas por un ayudante en
sesiones de trabajo.
Al ser los conocimientos traducibles a un lenguaje
informático, y al igual que la enseñanza
tradicional es asimilable a una memoria, la didáctica
podrá ser confiada a maquinas como a bancos de
datos de
terminales inteligentes puestos a disposición de los
estudiantes.
La pedagogía no se vería afectada, siempre
hay algo que enseñar a los estudiantes: no los contenidos,
sino el uso de terminales, es decir, de nuevos lenguajes y un
manejo del juego del lenguaje de la interrogación
¿Cómo formular la pregunta para
evitar errores?
La pregunta planteada por el estudiante profesionalista,
por el Estado o por la institución de enseñanza
superior, no será ¿ es eso verdad? Sino, ¿
para qué sirve?
En el contexto de la mercantilización esta
pregunta significa: ¿ se puede vender? Y en el contexto de
argumentación del poder será ¿es
eficaz?
Pareciera que la disposición de una competencia
preformativa, debería ser el resultado vendible y eficaz
por definición. Y dejaría de ser la competencia en
otros criterios, como verdadero / falso, justo e
injusto.
Desde este punto de vista , lo que se anuncia no es el
fin del saber, sino que los bancos de datos serán las
Enciclopedias, los cuales exceden la capacidad de cada
utilizador. Constituye la "Naturaleza" para el hombre
postmoderno.
La velocidad es
una de sus propiedades, donde está permitido representar
el mundo del saber postmoderno como regído por un juego de
información completa y en ese sentido los datos son, en
principio, accesibles a todos los expertos: no hay secretos
científicos.
Si la enseñanza debe asegurar la
reproducción de competencias y su progreso, entonces la
transmisión del saber no se limitará a las
informaciones, sino que implicará aprendizajes de los
procedimientos capaces de mejorar la capacidad de conectar campos
(interdisciplinaridad), lo que la organización tradicional
de los saberes trató de aislar, ya que la
usurpación por parte de una ciencia del campo de otra
sólo puede provocar confusiones en el sistema.
La idea de la interdisciplinaridad pertenece en
propiedad a la época de la deslegitimación y a su
empirismo.
La valoración del trabajo en equipo
pertenece a la imposición del criterio preformativo en el
saber(equipos interdisciplinarios).
"La deslegitimación y el dominio de la
performatividad son el toque de agonía de la era del
profesor, este no es más competente que las redes de
memoria para transmitir el saber establecido y no es más
competente que los equipos interdisciplinarios para imaginar
nuevas jugadas o nuevos juegos".
3.13 La ciencia postmoderna como investigación
de inestabilidades
La pragmática de la investigación
científica, trajo al primer plano la invención de
jugadas nuevas e incluso de nuevas reglas de juegos de lenguaje.
Al subrayar este aspecto del actual estado del saber
científico. Se podrá decir paradójicamente
que está a la búsqueda de vías de salida de
la crisis, siendo la crisis la del determinismo. El determinismo
es la hipótesis sobre la que reposa la legitimación
por medio de la performatividad: definiéndose ésta
por una relación input/output es preciso suponer que el
sistema en el cual se hace entrar el intput está en estado
estable: obedece a una "trayectoria, regular de la que se puede
establecer la función continua y derivable que permita
anticipar adecuadamente el output.
Tal es la "filosofía" positivista de la
eficiencia. Se trata, de mostrar con algunos elementos que la
pragmática del saber científico postmoderno tiene
en si misma. poca afinidad con la búsqueda de la
performatividad.
La expansión de la ciencia no se hace por medio
del positivismo de
la eficiencia. Es lo contrario: trabajar con la prueba es buscar
e "inventan" el contra-ejemplo, es decir. lo ininteligible;
trabajar con la argumentación, es buscar la
«paradoja» y legitimarla con nuevas reglas del juego
de razonamiento.
Lo que no puede plantearse es nuevamente la
cuestión de la legitimidad. Pues es la propia ciencia la
que se plantea esta cuestión y no la filosofía la
que se la plantea.
Lo que ya no tiene vigencia no es preguntarse lo que es
verdadero y lo que es falso, es representarse la ciencia como
positivista y condenada a este conocimiento sin legitimar, a este
semi-saber que le atribuían los idealistas alemanes. La
pregunta:¿De que sirve tu argumento, de que sirve tu
prueba forma de tal modo parte de la pragmática del saber
científico que asegura la
metamorfosis del destinatario del argumento y de la prueba en
cuestión, en destinador de un nuevo argumento y de una
nueva prueba y la renovación de los discursos y de las
generaciones científicas. La ciencia se desarrolla, y
nadie contesta que se desarrolla desarrollando esta pregunta. Y
la pregunta en sí misma, al desarrollarse, conduce a una
metapregunta o pregunta de la legitimación: ¿De que
sirve tu " de que sirve"?
El rasgo más llamativo del saber
científico postmoderno es la inmanencia en si misma, del
discurso a cerca de las reglas que le dan validez.
Lo que ha podido pasar a fines dcl siglo XIX, por
pérdida de legitimidad y caída en el pragmatismo
filosófico o en el positivismo lógico, no ha sido
más que un episodio del cual el saber surge por la
inclusión en el discurso científico del discurso
acerca de la validez de enunciados con valor de leyes. Esta
inclusión no es una operación sencilla, ya se ha
visto, da lugar a "paradojas" asumidas como eminentemente serias,
y a "limitaciones" del alcance del saber que, de hecho, son
modificaciones de su naturaleza.
Se admite que la naturaleza es un adversario
indiferente, pero no astuto, y se distingue a las ciencias de la
naturaleza de las ciencias del hombre basándose en esa
diferencia.
Eso significa en términos pragmáticos que
la naturaleza en el primer caso es el referente mudo, con
respecto al cual los científicos intercambian enunciados
denotativos mientras en el segundo caso, al ser el hombre el
referente, es también un "compañero" que, al
hablar, desarrolla una estrategia,
frente a la del estudioso: el azar al que este escapa es de un
comportamiento
o de estrategia, es decir, agonístico.
La ciencia posmoderna hace la teoría de su propia
evolución como discontinua,
catastrófica, no rectificable, paradójica. Cambia
el sentido de la palabra saber y sugiere un modelo de
legitimación que en absoluto es el de la mejor
actuación, sino el de la diferencia comprendida como
paralogía.
3.14. La legitimación por la
paralogía
EI recurso a los grandes relatos está excluido,
el «pequeño relato» se mantiene como la forma
por excelencia que toma la ciencia. El principio del consenso
como criterio de validación parece también
insuficiente, o bien es el acuerdo de los hombres obtenido por
medio del diálogo, o
bien es manipulado por el sistema como uno de sus componentes en
vistas a mantener y mejorar sus actuaciones.
El problema es saber si es posible una
legitimación por la paralogía (una jugada
pragmática de los saberes).
Desde el principio el autor ha subrayado la diferencia,
no solo formal, sino pragmática, que separa los diversos
juegos del lenguaje.
La pragmática científica se centra en los
enunciados denotativos, dando lugar a instituciones de
conocimientos. Pero su desarrollo postmoderno pone en primer
plano un hecho decisivo: la discusión de enunciados
denotativos exige reglas.
paso a la multiplicación de las verdades
parciales concretados en mínimos discursos validados solo
parcialmente y por un tiempo finito.
La actividad diferenciadora, o de imaginación, o
de paralogía en la pragmática científica
actual tiene por función hacer aparecer enunciados
metaprescriptivos (presupuestos) y exigir que los
compañeros acepten otros.
La única legitimación concebible a una
demanda tal,
dará nacimiento a nuevos enunciados.
La pragmática social no es simple como la de las
ciencias, está constituida por la superposición de
distintas formas de enunciados. El reconocimiento del
heteromorfismo de los juegos del lenguaje es un primer paso que
implica la renuncia al terror que supone e intenta llevar a cabo
a éstos al isomorfismo.
El segundo paso es el principio que supone que si hay
consenso acerca de las reglas que definen cada juego y las
jugadas que se hacen, deberá ser obtenido de los jugadores
efectivos.
Los enunciados, entonces, se orientan hacia una
multiplicidad de argumentaciones limitadas en el espacio y en el
tiempo.
Los juegos del lenguaje serán juegos de
información completa en el momento considerado, pero
también juegos parciales como para poder tomar posiciones
de equilibrios mínimas.
Así aparecen los grandes relatos o metarrelatos
narrativos o científicos, para dar paso a la
multiplicación de las verdades parciales concretados en
mínimos discursos validados sólo parcialmente y por
un tiempo finito.
La idea del fin de los grandes relatos sustentada
por el pensamiento postmoderno, también está
arraigada en el pluralismo de las de las sociedades
contemporáneas. Estas nuevas subculturas surgen por el
fracaso experimentado por las grandes palabras que movilizaron a
los hombres de la modernidad occidental en aras de la verdad, la
libertad, la justicia y la
racionalidad.
Estos nuevos sujetos históricos se originan, por
el desencanto ante conceptos tan firmes y convincentes para la
sociedad moderna: razón, historia, progreso y
emancipación. El hombre moderno y universal es sustituido
por la identidad de
pequeños grupos que poseen
una visión fragmentada de la realidad.
Lyotard, al hablar de la condición posmoderna,
quiere hacer notar que los sucesos históricos no se
desenvuelven de la misma manera de como lo hacían en la
modernidad. Es decir, que si hasta entonces las sociedades
modernas habían tenido sus relatos de legitimación
y éstos habían funcionado, el agotamiento de la
confianza en dichos relatos indicaba que había que
comenzar a preparar una legitimidad para la sociedad
futura.
Los metarrelatos "son aquellos que han marcado en la
modernidad: la emancipación progresiva de la razón
y de la libertad, la emancipación progresiva del trabajo,
el enriquecimiento de toda la humanidad a través del
progreso de la tecnociencia capitalista, e incluso, al cristianismo
como la posibilidad de la salvación de las
creaturas.
Actualmente los grandes relatos que legitimaban un
sentido de la historia, han perdido credibilidad.
Lyotard Jean Francois. La Condición Postmoderna.
Informe del
Saber. Trad. Mariano Antolín Rato. ED Catedra SA 1987.
Madrid.
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Enciclopedia Clarín. ED Enciclopedia
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LAS PARTICIPANTES DEL GRUPO DE TRABAJO SON:
NORA LUDUEÑA DE RUBINO Y LILIA SOUZA DE
PARIS.
ALUMNAS DEL QUINTO AÑO DE LA
LICENCIATURA.