las manchas de vinca
LAS MANCHAS
DE VINCA
ILUSTRACIONES DE
CARLOS ROJAS MAFFIOLET1
AVENTURAS
DE UN CABRITO
ILUSTRACIONES DE
ANDRÉS JULLIAN
EDITORIAL ANDRÉS BELLO
Barcelona • Buenos Aires • México DE •
Santiago de Chile
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Capítulo 1
LA SOMBRA FUGITIVA
Hacia el amanecer, Vinca la Chinita, despertó con la sensación de que le faltaba algo.
Desvelada, dejó el escondite de la flor en que había dormido y desdé la terraza de una hoja miró cómo despertaba el jardín y nacían las sombras junto con la luz.
Como un ancho dedo, los rayos del sol iban mostrando hierbas, troncos, ramas, piedras y
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caminos; y detrás de cada cosa nacía una sombra como si allí la noche tratara de esconderse.
A su lado pasó volando …ver más…
—Dónde se habrá ido la Sombra con mis pintas? —preguntó al aire.
Entonces una risa de seda resonó entre los árboles, una risa que se perdía en un tupido bosque. Con un suspiro alegre, Vinca voló en persecución de la risa, que movía las hojas del
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bosque, levantando una ventolera Todas las ramas iban agitándose de una en una y la risa llenó el bosque confundiendo a la Chinita
Empezó a girar, tratando de encontrar la pista de la Sombra, pero sólo consiguió marearse. Se sintió arrastrada como si estuvieran jugando con ella, hasta que de pronto la risa cesó y un gran silencio colgó de las ramas. Vinca, girando como un vilano rojo, cayó entre los musgos del suelo, donde lanzó un fuerte estornudo que le despejó la cabeza. Indignada, chilló:
—No seguirás riéndote de mí, Sombra!
¡Devuélveme mis manchas de una vez! ¡Sombra ladrona!
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Un par de patas verdes emergió del musgo junto a ella y luego unos ojos saltones la miraron con escándalo. —Vaya! ¡Qué insolente y mal educada eres! — gritó el aparecido. Y en sus ojos saltaron unas chispas que casi queman a Vinca.
Ella alcanzo abrir las alas para huir. pero el otro le advirtió:
—No, no te vayas. Has hecho una acusación grave y tienes que probarlo. Yo amo a la
Sombra, todos nosotros la queremos ¿Qué pruebas tienes de que te robo tus manchas?
—Bueno, ella me quitó una mientras yo dormía y después, la otra. Usted mismo puede ver,
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señor,