las cuatro rupturas del pecado
Al mirar el mundo en el que vivimos surge una inevitable pregunta: ¿De dónde procede tanto mal?
La respuesta es una sola: el pecado, esto es, la desobediencia y el rechazo con que la creatura humana desde su
libertad responde a Dios y a sus amorosos designios, es la fuente de toda ruptura.
La principal víctima del pecado es el hombre mismo que, llamado a vivir para el encuentro, se ve profundamente
frustrado no puede ser feliz, pues las rupturas causadas por el pecado se lo impiden.
Ruptura con Dios (Gen 3,8-10)
Esta es la principal ruptura y la fuente de las demás rupturas, ya que el pecado
tiene como primera consecuencia separarme de Dios mi Padre, tal como le sucedió
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En segundo lugar el pecado va creando en mí una tendencia al mal, a seguir
pecando cada vez más seguido hasta volverse una manía o una costumbre.
Además va creando en mi interior una DESARMONIA total creando luchas interiores muy fuertes entre lo que creo
y sé que está bien y entre lo que me place y me destruye, como lo expresa el mismo San Pablo: "No hago el bien
que quiero hacer, y sí hago el mal que no quiero hacer...Rm.7,19 y me voy volviendo de esta manera en una
persona vil, superflua y egoísta que ya no busca hacer cosas positivas e infeliz pues no se llega a sentir a gusto
El Pecado esclaviza y REBAJA al hombre de tal manera que ya no sabe qué está bien y qué está mal. Ha perdido la
capacidad de discernir y de juzgar objetivamente qué es lo correcto.
Ruptura con los demás (Gen 3,12; 4,1-10)
El pecado nos deshumaniza roba nuestra humanidad y nos rebaja a la categoría
de animales salvajes, que luchan solo por la supervivencia sin importarles sus
semejantes, de esta manera hace que el hombre sea "un lobo para el hombre".
El pecado también rompe el plan de Dios que nos llama a vivir como hermanos.
Esto nos muestra que si bien el pecado es un acto personal, también tenemos
una responsabilidad en los pecados cometidos por otros, cuando cooperamos en
ellos: participando directa y voluntariamente; ordenándolos, aconsejándolos,