el estilo epistolar de bolivar
Es una sinceración de guerra a muerte pues las crueldades de los españoles desde la conquista, un examen de las condiciones y recursos de los países combatientes por su libertad y del vaticinio del éxito de ellos, un excitativo a Europa a ayudarlos, un estudio de la constitución adoptable por esos países, y el de la acción posible de un individuo que efectuando la unión de aquéllos, lograrse el propósito independiente, y , por último, la prédica de esa unión como único medio de alcanzarlo. A esta extraordinaria epístola sólo le faltaba para resumir las condiciones literarias de Bolívar cierto humor: ya ingenio o agudeza, ya dejo irónico, ya alegría, ya enfado, ya tristeza. La Carta al Caballero de Jamaica por su materia y por su objetivo no podía diafanizar la sensibilidad bolivariana, tan rica y tan diáfana. Precisamente dos cartas de 1.817 próximas a las del “Caballero”, una a Briceño Méndez y otra a Martín Tovar y Ponte, transparentan ese humorismo. En la primera, Bolívar sonríe delicadamente de los temores de Briceño por los efectos de las divisiones de los patriotas, y afirmando de manera sugerente y pintoresca la confianza en su vigor –“Aquí no hay tiranos ni anarquía mientras yo respire con la espada en la mano”-, se la transmite al temeroso con esta frase semejante a una amable sonrisa fortalecedora: “Respire usted con libertad, hable usted con la misma, obre usted con firmeza y no tema usted lo que yo temo mi querido Briceño”. En la segunda se rie con