Resumen se humillados y ofendidos
Fedor Dostoievsky
Ikmeniev no le fue simpático a Nelly, cuando ésta le conoció. Más tarde advertí que el rostro de la chiquilla expresaba verdadero odio cuando se pronunciaba el nombre del anciano.
El mismo Ikmeniev planteó la cuestión sin rodeos. Acercóse a Nelly, que seguía con la cara escondida en la almohada, y cogiéndole una mano le dijo si deseaba ir a la casa de ellos, donde la tratarían como a una hija. - También yo tenía una hija, y la quise más que a mí mismo-afirmó-. Pero ya no está con nosotros, ha muerto. ¿Quieres ocupar su sitio, en mi casa... en mi corazón? – terminó diciendo el viejo Ikmeniev. - i No quiero ir a su casa! - contestó la niña, sin cambiar de postura. - Pero, hija mía, ¿por …ver más…
Con eso he abierto más sus heridas. Bueno, Vania, creo que ella y yo jamás nos entenderíamos.
Procuré hablar de otro asunto, pero él alzó una mano con profundo desaliento y declaró: - No trates de consolarme. Antes debes procurar que esa niña no huya de tu casa, que es lo que pretende.
Luego se marchó rápidamente, golpeando las losas de la acera con su bastón.
Ikmeniev ignoraba seguramente que en cierto modo era profético. No vaya describir el profundo estupor que sentí cuando al regresar a casa vi que Nelly había desaparecido.
- Salí de nuevo al rel1ano y miré por la escalera. La l1amé a veces y pregunté a los vecinos si la habían visto. Me parecía imposible que se hubiera marchado de nuevo. Por otra parte, me pregunté cómo pudo haberlo hecho. Como la casa sólo tenía un portal para salir, debió hacerla necesariamente pasando junto a Ikmeniev y yo, cuando estábamos hablando. Aunque quizá se escondió en la escalera, y aguardó a que yo subiera a mi piso para huir. Sea como fuere, la chiquilla no podía encontrarse muy lejos.
Presa de una gran angustia comencé a buscarla, pero dejé abierta la puerta del piso por si ella regresaba.
Primeramente fui a casa de Masloboiev, pero no los encontré, ya que habían salido. Les dejé una nota diciéndoles lo que pasaba y pidiéndoles que me avisaran si Nelly negaba a pasar por allí. También me presenté en casa del viejo médico, que se hallaba visitando a sus pacientes. La anciana criada me dijo que la