RESUMEN: EL TERROR DE SEXTO B (por capitulos)
Frida
De regreso al estudio. Otra vez, primer día de colegio. El profesor no preparó clase. Parece que el nuevo curso lo toma de sorpresa. Para salir del paso, ordena con una Voz aprendida de memoria:
—Saquen el cuaderno y escriban con esfero azul y buena letra, sobre las vacaciones. Mínimo una hoja por lado y lado, sin saltar renglón. Ojo con la ortografía y la puntuación. Tienen cuarenta y cinco minutos. ¿Hay preguntas?
Nadie tiene preguntas. Ni respuestas. Sólo una mano que no obedece órdenes porque viene de vacaciones. Y un cuaderno rayado de cien páginas, que hoy se estrena con el viejo tema de todos los años: "¿Qué hice en mis vacaciones?"
"En mis vacaciones conocí a una sueca. Se llama Frida …ver más…
No había profesor ni alumnos. Ni tablero, ni pupitres, ni armario, ni carteleras, ni techo, ni piso, ni paredes. Así como suena: no había clase. Detrás de la puerta, nada de nada. Cero absoluto, conjunto vacío. Todo un lunes por delante. ¡Todo un lunes, entero y nuevecito, y no había clase!
Un árbol terminantemente prohibido
En mi colegio hay muchas cosas terminantemente prohibidas. No se pueden traer radios ni zapatos de colores. Tampoco se pueden usar las medias por debajo de la rodilla ni la falda por encima de la medida. Está prohibido subirse a los árboles, hacer guerra de agua, dejar comida en el plato, pintar en el tablero, leer comics, reírse en clase, etcétera, etcétera.
Pero entre las mil trescientas prohibiciones del reglamento, hay una escrita con mayúsculas y subrayada: NO SE PUEDE TRAER NI COMER NI VENDER NI COMPRAR NI MASCAR CHICLE. Es el peor enemigo de los profesores, quién sabe por qué.
Por eso nos hemos inventado muchas formas de esconder los chicles... Pues resulta que detrás de la ventana de nuestro salón, en el huerto, había un escondite a prueba de lluvia y de profesores. Allá enterrábamos todos los cauchos de chicle del curso, hasta que un día apareció una matica misteriosa...
Mientras tanto el árbol seguía creciendo un metro diario sin ponerle atención a los comentarios, hasta que llegó a convertirse en el más grande de América. El colegio fue convirtiéndose poco a poco en la casa del árbol y el rector tuvo que