Leyendas de terror
Se cuenta que una vez un señor que pasada por el puente de San Juan de dios, escucho que lloraba desconsoladamente un bebe. Se acerco y a la luz de su lámpara de mano, vio a un pequeño tirado en el suelo, lo cargo entre sus brazos y se dijo entre sí: “que madre tan desnaturalizada, como se atrevió a dejar abandonada así a esta inocente creatura.
Mientras el hombre se hacia una y mil preguntas, fue mayúscula su sorpresa al observar que el bebe empezó a sonreírle, y fue cuando se percato que, no obstante ser tan pequeño este tenía ya completa su dentadura, diciéndole: “Mi niño estas muy pequeño para tener los dientes de un adulto”. Entonces el bebe le contesto: “sí señor, si tengo dientes y también tengo una cola, …ver más…
Es más algunas personas que estuvieron recluidas en el hospital aseguran haber visto, dentro de su delirio provocado por la fiebre de sus padecimientos, a la enfermera en cuestión, la cual les brindo sus atenciones y que no volvieron a verla jamás, no obstante, haber tratado de localizarla tiempo después de muerta continuo atendiendo a los enfermos, ayudándolos a bien morir. Uno se pregunta: ¿A dónde terminara la leyenda y empezara la realidad?
EL SEPULCRO VIVIENTE
Hace mucho, pero mucho tiempo, la sociedad orizabeña compartió el dolor con una familia que lamento la muerte de su pequeña hija, misma que era su alegría y el por qué de vivir de ellos.
Su nombre Ana María Dolores Segura y Couto, la cual por azares del destino murió quemada, aquel aciago día 6 de julio de 1908, cuando solo contaba con 2 años t tres meses de edad.
Era el amor que sus progenitores le profesaban que acordaron perpetuar su recuerdo, y para ello le mandaron a hacer un sepulcro, trayendo al mejor marmolista, al cual le comentaron esculpir la belleza de la niña tal cual había sido en vida, con las dimensiones de su cuerpo tenia al fallecer, pero sobre todo con su peculiar y bello rostro y su hermoso cabello, todo ello con el fin de que al visitarla ellos sentían que estaba viva aun. Sin embargo, sabedores de que no todos los días podrían visitarla, mandaron a ponerle un ángel guardián.