Antología: "leyendas de terror y urbanas"
A lo largo de los años, miles y miles de historias o mitos se han ido creando, siendo el origen de unas incierto. Estas, van pasando de persona en persona, hasta hacerse tan conocidas que se convierten en una leyenda. Es la respuesta al suceso extraordinario, respuesta que no siempre obedece a la razón, sino que se dirige a la fe y credulidad del hombre en un contexto determinado, ya que constantemente surgen ciertas preguntas sobre el origen de las cosas además de la extensa imaginación que algunas personas poseen, razón por la que algunas leyendas son muy famosas.
Su importancia puede ser que conforme el hombre se va desarrollando, la leyenda asume características distintas, no sólo en diversos tiempos, sino que también en …ver más…
No reparó en el instante en que se vio nuevamente solo. No había criatura alguna mordiéndole algún dedo. En apariencia, todo había sido una pesadilla vívida. No llegó a calmarse porque, al verse los pulgares, los halló enrojecidos y decididamente lastimados. El sueño había escapado. Se levantó, entró en el baño y se empapó el rostro de agua helada. Con temor volvió a verse los pulgares y constató que la evidencia de que algo había sucedido seguía ahí. Se untó una pomada en las heridas y las cubrió con curitas, descartó la idea de dormir y prefirió respirar aire fresco.
Fue a casa de Flor y trató de convencerla para ir al cine, pero ella no pretendía jugar a la cortejada, de modo que le pidió que la dejara descansar. Izazaga se refugió en una cantina; sentado a la barra y con una cerveza ante sí, se abstrajo. Volvió en sí cuando notó que las criaturas ennegrecidas y descarnadas, salidas al parecer de las entrañas de la barra, le mordían los pulgares. Izazaga lanzó un alarido que alertó a los parroquianos y al cantinero; éste, creyendo que el cliente se había pasado de copas, le pidió que se largara sin hacer escándalo. Izazaga no advirtió el momento en que las criaturas habían dejado de morderlo, pero sí se fijó en que los curitas estaban hechos trizas y que la piel de sus pulgares se había lacerado.
Volvía arrastrando los pies a su mísero departamento cuando tres tipos se le pusieron