La filosofía
La filosofía
La filosofía es un producto humano de cada filósofo y cada filósofo es un hombre de carne y hueso que se dirige a otros hombres de carne y hueso como él. Y haga lo que quiera, filosofa, no con la razón sólo, sino con la voluntad, con el sentimiento, con la carne y con los huesos, con el alma toda y con todo el cuerpo. Filosofa el hombre.
Miguel de Unamuno
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Un filósofo
Una de las razones de más peso para dedicarse al estudio de la filosofía es su capacidad para ocuparse de cuestiones fundamentales que afectan el sentido de la existencia. Todos nos planteamos alguna vez problemas filosóficos fundamentales. ¿Qué hacemos en este mundo? ¿Hay pruebas de la existencia de Dios? ¿Tiene alguna …ver más…
Esta, sin embargo, no debe confundirse con el temor ni con la desesperación, pues se la comprende, incluso, como una especie de serenidad por su carácter reflexivo y duradero.
Se ve con claridad que, pese a que la disposición puede cambiar tanto en el caso de las distintas filosofías como de sus períodos históricos, toda filosofía presupone un ánimo determinado que funda y orienta sus preguntas conductoras.
TODOS TENEMOS INQUIETUDES FILOSÓFICAS
Preguntémonos a modo de ejemplo algo que quizás ya nos hemos preguntado: ¿los animales piensan? Una respuesta inteligente es responder que sí. Tú y yo somos animales, y ambos, al menos eso creemos, pensamos. Pero es evidente que eso no es lo que estamos preguntando. Lo que nos inquieta es un misterio: parece un hecho que muchos animales no humanos se comunican entre sí y, cuando observamos un perro, nos da la sensación de que entiende. Parece como si los animales “pensaran”. Pero, ¿cómo saberlo?
Estas dudas nos conducen a otras que producen una especie de pasmo intelectual: ¿qué es pensar? ¿Qué es ser consciente? ¿Qué es ser persona? Tales preguntas resultan extrañas o, más bien, nos sentimos extraños ante ellas, ya que no nos las hacemos todos los días y producen desconcierto porque no sabemos cómo abordarlas.
En algún momento de nuestra vida todos experimentamos “inquietudes filosóficas”. Generalmente las pasamos por alto o les prestamos atención por algunos