La educación y la crisis de la modernidad
La reflexión acerca del diálogo y la palabra aparece en relación con diversos aspectos de este libro, como telón de fondo. Una y otra vez destaca el supuesto de una coimplicación de polos aparentemente contrarios, pues justamente eso es el ser humano. El tema de la contingencia es un motivo presente a lo largo de toda la obra. Se trata del problema del que se desprenden todos los problemas filosóficos, porque se trata de la radical puesta en cuestión del sentido del paso del ser humano por el mundo (p. 18). El origen de esta peculiar experiencia es muy complejo, pero se cristaliza en la crisis de la dimensión pública del ser humano. Las estructuras de acogida se han vuelto incapaces de abrir al ser humano a ámbitos de sentido que lo saquen del mutismo, la indiferencia y la violencia. Esto equivale al colapso de las tradiciones y la interrupción de la progresiva fraternización de las relaciones humanas (p. 37). Las transmisiones propias de la familia, la ciudad y la religión han dejado de concretar sus transmisiones como corrientes de vida, creatividad, responsabilidad y reconocimiento (p. 85). La crisis pedagógica ofrece la clave para comprender la crisis por la que atraviesa el mundo desde finales del siglo XX. Ésta es el resultado de la ruptura con la tradición, que ha conducido al ser humano a la incapacidad de vivir inserto en su propio presente (p. 44). La crisis global de la sociedad tiene como raíz la incapacidad de las instituciones