• La Virtud como disciplina del espíritu
La Virtud como disciplina del espíritu
Siempre la ley y el orden son necesarios donde viven muchos, pero la ley y el orden se observarán mejor, más que cuando haya libertad, cuando haya virtud. El espíritu, por consiguiente, hace dulce el sacrificio y llevadero el cumplimiento del deber y, por tanto, la disciplina. Y a su vez la disciplina humana, con el orden y la ley prudente, ayudan al espíritu.
Nadie alcanza el éxito de forma milagrosa en la vida.
Todo triunfador, tiene detrás una historia donde ha jugado un papel muy importante la disciplina.
En todos los órdenes de la vida, es necesario ser disciplinado, lo que implica organización, respeto por los órdenes establecidos, ajuste personal a las normas, modos y …ver más…
Las bellas artes: giran en torno a lo bello como valor positivo y feo como valor negativa. Cultural: Se refiere a producir o crear una religión para calificar a lo sagrado como valor positivo y lo profano, como valor negativo. Normas morales: Pautas que orientan y dan sentido al actuar del humano.(normas, leyes y costumbres) Coexiste un pueblo por primitivo que sea; se haya desarrollado en torno a estos cuatro ejes culturales. También se puede decir que la ética es una parte esencial de la filosofía. Filosofía, amor o aspiración a la sabiduría, que intenta dar una explicación fundamental de la realidad en la que vivimos. La ciencia y la filosofía nacieron y se desarrollaron juntas durante mucho tiempo hasta que progresivamente la ciencia ha ido abandonando la filosofía y se ha realizado aparte.
Conciencia de la moralidad humana
La capacidad del ser humano para comportarse moralmente, llevando a cabo actos elegidos de forma libre, reflexionados racionalmente, asumiendo la responsabilidad de sus consecuencias, etc. es gracias a que el ser humano posee lo que se conoce como conciencia moral, una capacidad exclusivamente humana que nos hace capaces de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, etc. Nuestra conciencia moral es capaz de juzgar nuestros propios actos, nos permite saber íntimamente, si actuamos bien o no, produciendo sentimientos de satisfacción o