Haciendas En La Epoca Del Porfiriato
Una vez que el agua miel se fermentaba se vertían en barriles de roble y odres (pieles curtidas de animales) para ser acarreadas por mulas y comercializarse en los mercados. El 60% de las tierras tenían hileras larguísimas de magueyes y 40% restante se dedicaban a la cosecha de maíz, alfalfa y otros granos para autoconsumo de habitantes de la hacienda. Para almacenar el grano tenían las trojes, que fueron graneros larguísimos con techos de madera y teja también. El caballerango y capataz de la hacienda vivian en las caballerizas de la hacienda y eras los únicos trabajadores que tenían derecho a vivir dentro. Los demás que eran peones quienes vivan en casas de adobe y en las afueras de la hacienda y debían contar con el permiso del señor para construir sus casas dentro de sus tierras. El segundo tipo de Hacienda fueron las henequéneras, construidas con piedra caliza que abunda en la península de Yucatán. La distribución de las habitaciones era muy parecida, pues seguían un patrón común. Al ser el henequén el producto principal de la hacienda, la mayor extensión de las tierras se dedicaba a estas plantaciones. Las habitaciones eran construidas de materiales más frescos como maderas preciosas y tenían pérgolas (patios exteriores, con vigas sin techo y cubiertos de flores) donde se refrescaban los dueños y