Equidad de género en la familia y autoestima
Estas envidias tuvieron su mayor fuerzacon el éxito obtenido por los jesuitas en su labor misional en China.
Los dominicos los acusaron de permitir herejías en el culto, a lo que se unieron los capuchinos y los franciscanos de la India. Los grandes pensadores y escritores regalistas de la época, también consideraban que los jesuitas eran un obstáculo para la realización de sus fines.
En 1766 en Madridy algunas otras ciudades españolas, se produjeron disturbios populares originadas por la carestía de productos de primera necesidad y por ciertas disposiciones dictadas por el Marqués de Esquilache, ministro del rey Carlos III, mismos que trajeron como consecuencia la caída del ministro. Pedro Rodríguez Campomanes nombrado procurador , llega a la conclusión de que la responsabilidad de los amotinamientos está en los jesuitas, quienes ; según el, intentan sojuzgar al trono.
Don Pedro Pablo Abarca de Bolea, Conde de Aranda, Presidente del Consejo de Castilla, llega a las siguientes conclusiones: Los jesuitas han monopolizado el cargo de confesores del rey, que en el pasado han defendido la legitimidad del regicidio, que habían tratado de constituir un estado teocrático en Paraguay, no sometido a la autoridad del rey, que tenían acumulada una gran riqueza, que se negaban a pagar el diezmo por sus tierras, que tenían varias imprentas que podrían haber sido utilizadas para la impresión de literaturasediciosa