El desarrollo de la afectividad es un elemento indispensable para la labor educativa en cualquier nivel de escolarización formal, no formal o informal
Las personas somos sujetos sociables y desde ese punto de vista y nuestro conocimiento, formamos lazos íntimos especiales con la familia, amigos, comunidad; es así que el proceso académico que patrocina un desarrollo integral del sujeto no puede quedar excluido de este vínculo, y es en las labores docentes donde estas alianzas se deben materializar. Es en los centros educativos donde todos los participantes están en la tarea de transformar este sitio en un espacio para la construcción de relaciones humanas; deben reconocer la afectividad como la fuerza anímica del ser humano, fundamental para el desarrollo individual, interpersonal y social. Dentro de las instituciones educativas se hace necesario reconocer e inculcar a los afectos como componentes esenciales del conocer, actuar y relacionarse; se trata entonces de determinar en el interior de los estudiantes las actitudes, antes de iniciar un estudio analítico o cognoscitivo. El impulso de afectividad se constituye como un punto de partida para saber orientar la práctica educativa no solo desde lo científico sino más bien desde la persona como un ser humano que siente y tiene alma; es de ahí que los maestros deben centrar sus conocimiento hacia la exploración subjetiva del estudiante y entender sus afectos; luego de esto planear la metodología y estrategias proyectadas a