El antiguo testamento
GÉNESIS
AUTOR: MOISÉS, DE ACUERDO CON LA TRADICIÓN
FECHA: ALREDEDOR DEL AÑO 1440 A.C.
TEMA: LOS COMIENZOS
PALABRAS CLAVE: CREAR,
PACTO,
GENEALOGÍA Autor
La tradición judía atribuye a Moisés la autoría del Génesis y de los cuatro libros que le siguen. Al conjunto de estos libros se le llama Pentateuco. Jesús dijo: «Si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él» (Jn 5.46). El propio Pentateuco presenta a Moisés como alguien que escribió extensamente (véanse Éx 17.14; 24.4; Dt 31.24). Los Hechos 7.22 nos dicen que «fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios».
En las notas que acompañan al texto observamos cierto número de palabras tomadas del egipcio que …ver más…
Sólo un Salvador puede ocuparse de manera efectiva de esta corrupción natural heredada.
Cristo revelado
El Cristo preexistente, el Verbo viviente, participó directamente en la creación. «Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho» (Jn 1.3). Génesis 3.15 anticipa el ministerio de Jesús al sugerir que la «simiente de la mujer», la cual herirá en la cabeza a la serpiente (Satanás), es Jesucristo, la «simiente» de Abraham mencionada por Pablo en Gálatas 3.16. Melquisedec es el misterioso rey y sacerdote del capítulo 14. Como Jesucristo es a la vez Rey y Sumo Sacerdote, la carta a los Hebreos los identifica correctamente (Heb 6.20).
La mayor revelación de Cristo en Génesis se halla en el establecimiento del pacto de Dios con Abraham en los capítulos 15 y 17. Dios hizo promesas gloriosas a Abraham, y Jesús representa sumáxima consumación, una verdad explicada detalladamente por Pablo en Gálatas. Mucho de la Biblia está edificado sobre el pacto ofrecido a Abraham y su florecimiento en Jesucristo.
La dramática historia que narra la disposición de Abraham de sacrificar a Isaac, obedeciendo el mandato de Dios, exhibe una sobrecogedora similaridad con el acontecimiento crucial del Nuevo Testamento. «Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas... y ofrécelo allí en holocausto» (22.2), nos recuerda la disposición de Dios de sacrificar a su hijo por los pecados del mundo.