Cuentos fabulas adivinanzas... etc.
1.- A mal tiempo, buena cara
2.- Por la boca muere el pez
3.- A palabras necias, oídos sordos
4.- Ojos que no ven, corazón que no siente
5.- Perro que ladra, no muerde
6.- A quien madruga, Dios lo ayuda
7.- A buen entendedor, pocas palabras
8.- Genio y figura hasta la sepultura
9.- Haz bien sin mirar a quien
10.- En boca cerrada no entran moscas
11.- No hay mal que por bien no venga
12.- A todo cerdo le llega su san Martin
13.- Árbol que nace torcido, jamás su rama endereza
14.- Ayuda mucho el que poco estorba
15.- Bien sabe el asno en que casa rebuzna
16.- Siempre hay un roto para un descocido
17.- Cuando el rio suena es porque agua lleva
18.- Del árbol caído todos hacen leña
19.- Dios aprieta pero no …ver más…
Plantado en mitad del jardin, superaba en altura a todos los demas arboles. Tan bellamente dispuestas estaban sus ramas, que parecia un gigantesco candelabro.
Si con lo hermoso que soy diera ademas fruto, se dijo, ningun arbol del mundo podria compararse conmigo.
Y decidio observar a los otros arboles y hacer lo mismo con ellos. Por fin, en lo alto de su erguida copa, apunto un bellisimo fruto.
Tendré que alimentarlo bien para que crezca mucho, se dijo.
Tanto y tanto creció aquel fruto, que se hizo demasiado grande. La copa del cedro, no pudiendo sostenerlo, se fue doblando; y cuando el fruto maduro, la copa, que era el orgullo y la gloria del arbol, empezo a tambalearse hasta que se troncho pesadamente.
¡A cuantos hombres, como el cedro, su demasiada ambicion les arruina! FIN
LA GATA ENCANTADA
Erase un principe muy admirado en su reino. Todas las jovenes casaderas deseaban tenerle por esposo. Pero el no se fijaba en ninguna y pasaba su tiempo jugando con Zapaquilda, una preciosa gatita, junto a las llamas del hogar. Un dia, dijo en voz alta:
Eres tan cariñosa y adorable que, si fueras mujer, me casaria contigo.
En el mismo instante aparecio en la estancia el Hada de los Imposibles, que dijo:
Principe tus deseos se han cumplido.
El joven, deslumbrado, descubrio junto a el a Zapaquilda, convertida en una bellisima muchacha.
Al día siguiente se celebraban las bodas y todos los nobles y pobres del reino que acudieron al banquete