Cuento Tatuaje Más Tareas
Cuando su prometido regresó del mar, se casaron. En su viaje a las islas orientales, el marido había aprendido con esmero el arte del tatuaje. La noche misma de la boda, y ante el asombro de su amada, puso en práctica sus habilidades: armado de agujas, tinta china y colorantes vegetales dibujó en el vientre de la mujer un hermoso, enigmático y afilado puñal.
La felicidad de la pareja fue intensa, y como ocurre en esos casos: breve. En el cuerpo del hombre revivió alguna extraña enfermedad contraída en las islas pantanosas del este. Y una tarde, frente al mar, con la mirada perdida en la línea vaga del horizonte, el marino emprendió el ansiado …ver más…
Decían –también- que los exquisitos diseños que imprimía sobre la piel humana gozaban de poderes sobrenaturales. Indelebles, imposibles de borrar, protegían de por vida a quien los ostentara en alguna parte de su anatomía capaz de ser expuesta a la vista general. Eso decían… El viejo Kai-Ming era un verdadero prodigio como tatuador, si. Con sus instrumentos como tatuador, sí. Con sus instrumentos punzantes lograba dibujos de indescriptible belleza plástica, a fuerza de frotar sus coloridos pigmentos sobre el croquis que –previamente- trazaba en la piel del interesado. Asombrosa –incluso- su técnica. Era totalmente indolora, a pesar de que el proceso del tatuaje era bastante prolongado y no existía otro modo de llevarlo a cabo si no aplicaba sus agujas. Ah… y era tal su cuidado que no se sabía de ningún cliente que hubiera padecido posteriores infecciones. Todo esto era cierto, sí; pero Kai-Ming nunca había dicho que fuera ex sacerdote… ni famoso en su tierra de origen… e ignoraba que la gente de la galería le estuviese haciendo propaganda, impulsada por un propósito económico dominante: así, era muy probable que el maestro decidiera