Capitulo 4 mundo de sofia
... nada puede surgir de la nada...
Cuando su madre volvió del trabajo aquella tarde, Sofía estaba sentada en el balancín del jardín, meditando sobre la posible relación entre el curso de filosofía y esa Hilde Møller Knag que no recibiría ninguna felicitación de su padre en el día de su cumpleaños. –¡Sofía! –la llamó su madre desde lejos–. ¡Ha llegado una carta para ti!
El corazón le dio un vuelco. Ella misma había recogido el correo, de modo que esa carta tenía que ser del filósofo. ¿Qué le podía decir a su madre?
Se levantó lentamente del balancín y se acercó a ella.
–No lleva sello. A lo mejor es una carta de amor.
Sofía cogió la carta.
–¿No la vas a abrir?
¿Que podía decir?
–¿Has visto …ver más…
Pues un solo filósofo no está obsesionado por todas las preguntas filosóficas.
Siempre digo «él», cuando hablo de los filósofos, y eso se debe a que la historia de la filosofía está marcada por los hombres, ya que a la mujer se la ha reprimido como ser pensante debido a su sexo. Es una pena porque, con ello, se ha perdido una serie de experiencias importantes. Hasta nuestro propio siglo, la mujer no ha entrado de lleno en la historia de la filosofía.
No te pondré deberes, al menos no complicados ejercicios de matemáticas. En este momento, la conjugación de los verbos ingleses está totalmente fuera del ámbito de mi interés. Pero de vez en cuando, te pondré un pequeño ejercicio de alumno.
Si aceptas estas condiciones, podemos ponernos en marcha.
Los filósofos de la naturaleza
A los primeros filósofos de Grecia se les suele llamar «filósofos de la naturaleza» porque, ante todo, se interesaban por la naturaleza y por sus procesos.
Ya nos hemos preguntado de dónde procedemos. Muchas personas hoy en día se imaginan más o menos que algo habrá surgido, en algún memento, de la nada. Esta idea no era tan corriente entre los griegos.
Por alguna razón daban por sentado que ese «algo» había existido siempre.
Vemos, pues, que la gran pregunta no era cómo todo pudo surgir de la nada. Los griegos se preguntaban, más bien, cómo era posible que el agua se convirtiera en peces