BOCADO DE VIENTO

La refrigeradora viajo cientos de kilómetros y viajaría cientos más. Seguiría los caminos de Romualda y de Petronio, que vivían en una aldea formada por una docena de ranchitos de palitos raquíticos susceptibles de pudrirse más rápidamente que los escasos billetes que allá circulaban.
A fuerza de machete lograron abrir un claro donde habían erigido sus simulacros de choza antes de morir de sed.
Se llamaba Aldea Nuevo Amanecer del Pueblo Guatemalteco, pero de tan largo sólo se le decía Nuevo Amanecer.
Los vecinos de otras aldeas tenían que pasar por Nuevo Amanecer, si venían del atajo que conducía al entronque polvoriento, donde transitaban mulas y que en tiempo de lluvias se transformaba en pantano pegajoso.
Fue …ver más…

Y lo hizo esperar media hora.
Por fin, el hombre gruño “sígame”, y lo llevó a la parte de atrás del edificio, donde Petronio la distinguió inmediatamente, ahí estaba su refrigeradora.
Tuvo que dejarle una mordida al empleado por “cuidarle la mercancía más de lo debido sin devolverla.”
Fue toda una travesía el regreso, incluso se quedo varado día y medio porque cuando la camioneta lo dejó, no llegaban las mulas que había arreglado para que estuvieran esperándolo.
Al fin llego el señor de las mulas, y cuando llegó a su aldea, los perros lo recibieron como celebridad, los niños lo rodearon, así entro el desfile como domingo de Pascua.
Ya antes de llegar a su casa, todo el pueblo se apelmazaba a su alrededor, los niños se peleaban por palpar el mágico aparato que les permitiría saborear refrescos fríos.
-Mañana comenzamos a vender.
La Tienda “Frescura Petenera” abrió sus puertas al público y la venta de refrescos fríos se convirtió en el centro social de Nuevo Amanecer y las aldeas adyacentes.
Pero claro, lo bueno no puede durar para siempre, y así fue en este caso.
Las cosas se empezaron a complicar cuando los muchachos aparecieron, los muchachos eran guerrilleros que vivían en la selva.
Los muchachos pagaban al contado todo lo que compraban, y pronto aparecieron por la Tienda Frescura Petenera, y ni modo de no venderles si pagaban tan bien, se sabían comportar y tenían familia honesta en los alrededores.
El problema era que el