MANIFIESTO A DAVID

“Hombres que habéis abusado de los derechos más sagrados del pueblo por un sórdido y mezquino interés! Con vosotros hablo, enemigos de la independencia y de la libertad. Si vuestros hechos, para procuraros una patria, pueden sufrir un paralelo con los de aquellos centroamericanos que perseguís o habéis expatriado, yo a su nombre os provoco a presentarlos. Ese mismo pueblo que habéis humillado, insultado, envilecido y traicionado tantas veces, que os hace hoy los árbitros de sus destinos y nos proscribe por vuestros consejos, ese pueblo será nuestro juez.

“Cuando vosotros disfrutabais de una patria, no podíamos nosotros pronunciar este dulce nombre. Recordadlo. Vosotros habéis gozado muchos años de los bienes de esa …ver más…

Por que este hombre luchador no tiene miedo a la verdad, el lucho para un ideal que Centro América fuera una sola patria pero como siempre estos paladines de la patria como lo era Morazán dan su vida por ideales para todo un pueblo y por estas causas de igual no hayo lugar con los tiranos, por ser un hombre con valores y ideales de todo un pueblo. No como los tiranos enemigos del pueblo que nunca van a velar por los intereses de ellos ¨DEL PUEBLO¨ estos lo que buscan es quitar todo lo poco que ellos con sudor y luchan a ganado.
Eso siempre a sido aunque se esconde tras de una mascara de bondad y dulzura, todo es una hipocresía por que siempre el que tiene, quiere mas aun desea lo poco o casi nada de lo que el pueblo o la clase mas baja tiene.

Les recuerda el pasado donde un tiempo la Republica de Centro América fue una sola ¨Encontrareis en la Republica de Centro América algunas señales de ella! No¨. Claro que no todo lo bueno, ellos los tiranos, los hombres del marqués de Aycinema y muchos traidores que solo les intereso su bien.

En el pueblo del pasado cuando Centro América era una sola patria, había una felicidad pero que hay ahora, muerte, tristeza, hambre. Los hombres valientes como francisco Morazán no están solos tenían a su lado todo un pueblo que no se iva a dejar de intimidar ni a la muerte le