- Niñez, muerte e información
- Clínica del duelo en los niños
- Duelos muy tempranos: posibles desequilibrios narcisísticos
- Encrucijada edípica: pasaje de la renegación a la negación
- Formas de la renegación
- Surgimiento del mecanismo de negación y caída de este mecanismo
Información del hecho; comparación de prácticas sociales y familiares y producción subjetiva.
Niñez,muerte e información.
Creo necesario para introducirme en esta problemática compleja sobre "El niño y la muerte" plantear algunas cuestiones que nos sirvan como ejes. Entre otras aquellas que den cuenta de cómo se fue significando la niñez y la muerte a través del tiempo.
Entiendo que la niñez se significa en cada época y en cada cultura en función de prácticas sociales y culturales. Estas le pueden dar al niño simplemente un lugar de hecho o de derecho y por ende institucionalizado.
En Grecia no existió la categoría de niñez aunque de hecho y como humano,se llevaron a cabo alrededor de los niños determinadas prácticas. Hecho este que se evidencia en las diversas propuestas pedagógicas presentadas por Platón.(Viguer Segui P.;Desfilis E: 1999)
En el Imperio Romano se adquirió una mayor conciencia sobre esta categoría estableciéndose una interesante relación entre el niño que crece y el surgimiento del sentimiento de pudor. Comenzó también a esbozarse la idea de que el ámbito del conocimiento sexual debía mantenerse apartado de los niños.
Pero la diferenciación adulto-niño apenas lograda se borró en la Edad Media. Una cultura de tipo oral en la que circulaba un fuerte desinterés por la enseñanza así como la presencia de adultos descriptos como pueriles y maltratadores ayudaron a tal indiscriminación. También se supone que la alta tasa de mortalidad infantil contribuyó a que el niño fuera poco investido y poco discriminado ( DeMause L:1982);Tuchman B:1978)
Posteriormente la creación de la imprenta en el siglo XV por J.Gutenberg creo una nueva definición del adulto y por ende de niño.Se entendió que adulto era quien "sabía leer". También se consideró que la categoría de adulto era la que detentaba el conocimiento y la experiencia de prácticas de las que debía mantenerse alejado al niño: como el sexo,la enfermedad,la muerte y el dinero. Así se fue dibujando la categoría de niñez como aquella categoría formada por individuos que debían "aprender a leer" y a los que se los debía alejar de determinadas prácticas..
La creación de la escuela como ámbito necesario para llevar a cabo la larga preparación exigida a los niños y la consolidación de la familia burguesa acentuaron durante la Epoca Moderna la diferenciación adulto-niño.(Aries P:1973)
En cambio en el mundo actual otras prácticas introducidas por la revolución tecnológica aportadas por la creación del telégrafo,la televisión y la computadora modificaron enormemente dicha relación.
A estos cambios debemos sumarle la consideración del niño como sujeto de derecho así como el franco predominio de una cultura mediática.Cultura que pone en contacto con todas aquellas realidades de las cuales se lo alejó durante siglos. Esto hace que el niño tienda a ser considerado casi como un adulto. La posibilidad de "ver todo" y más aun que posea la capacidad de "enseñar al adulto"acentúa un borramiento de distancia entre el adulto y el niño tal como señalaron Corea C y Lewkowicz I en 1999.
De todos modos las representaciones así instituídas por estas nuevas prácticas no son las únicas. Como se puede observar a través de distintos indicios –basta ver la variedad de juguetes que encontramos en las jugueterías y la variedad de juegos a los que juegan los niños—coexisten estas nuevas representaciones con representaciones propias de la Epoca Moderna.
Pasaré ahora a considerar ese otro punto clave de reflexión: como se significó en la historia la muerte y cómo se significa. Para los historiadores la muerte constituye una cuarta etapa despues de las tres en las que se clasifican las etapas de la vida. Y se significa teniendo en cuenta dos niveles diferentes de transformaciones: las transformaciones en lo real que se definen como carencias de funciones vitales y las transformaciones sociales. Estas últimas tienen que ver con prácticas de distinta naturaleza: religiosa; jurídica; política etc. Estas proveen de recursos para tejer la significación de la muerte.
Philippe Aries en sus "Ensayos sobre la muerte en Occidente" de 1975 señaló que con el correr del tiempo se cuenta cada vez con menos recursos para significar la muerte. Hay menos rituales y ceremonias con participación colectiva.
No es como en otros tiempos en que era la comunidad la que perdía un miembro y por eso la muerte de uno les concernía a todos: la casa se abría alrededor del moribundo primero y del muerto después "y todos participaban –grandes y niños—por familiaridad,solidaridad o curiosidad,como aún acurre en Africa y en países islámicos"(Aries,P: 1975) (Yo agregaría que aún ocurre en ciertos pueblos del interior de nuestro propio país y de otros países de Occidente.)
Desde cierta perspectiva esta ausencia de rituales nos deja, como señala ese autor,más solos y desamparados frente a la muerte.
Mirando las cosas desde otro ángulo esa insuficiencia de rituales impide ciertos encubrimientos que estos facilitaban o sea impide deslizar la cuestión subjetiva del duelo al cumplimiento de los mismos.
De todos modos un cuarto de siglo después de las tesis que presentó Aries, se puede coincidir con él en que cada vez más la muerte se desacralizó,perdió trascendencia.
El discurso religioso sostenedor importante de rituales y ceremonias fue sustituído por el discurso médico. Para éste la muerte es un hecho,un hecho más.
En el terreno pediátrico sólo algunos médicos como Carlos Gianantonio levantaron su voz alertando acerca de esta transformación de la muerte en un "hecho" en el ámbito médico y en un hecho "mera consecuencia desagradable de la compleja tecnología fríamente aplicada".(Gianatonio Carlos)
Pero a su vez en la actualidad el discurso mediático está sustituyendo al discurso médico. Para este último la muerte es un espectáculo,un accidente emparentado con el asesinato,con el hecho de matar. Algunos autores señalan la flagrante contradicción existente en la actualidad ya que a los mismos niños que no se los lleva a los funerales de familiares,sin embargo se los enfrenta masivamente con la muerte,con las mil muertes que presentan las imágenes de la televisión.(Thomas,L.V:1983). Otros en cambio consideran que los asesinatos televisados constituyen una nueva estrategia para escamotear el problema de la muerte.(Corea C:2000)
Aun sabiendo que el déficit para significar la muerte es estructural de todos modos nos podemos preguntar si las prácticas actuales son insuficientes o si son innecesarias o si los cambios registrados producen otros efectos de los que todavía no podemos dar cuenta.
Otro cambio fuerte producido en la cultura actual con respecto a la niñez y a la muerte entró del brazo de la informática. Y éste consiste en la insistencia con la que se indica desde distintos saberes la necesidad de informar al niño de la muerte acaecida a un familiar. Esta insistencia responde a varias motivaciones. Por una parte constituye un desmentido de la prohibición instaurada en un momento anterior la que exigía mantener al niño apartado de ese conocimiento.Pero por otro lado pienso que esta exigencia habla de una confusión instalada en el imaginario social. En este se confundió la información de una muerte,necesaria como acto social con la inscripción y el procesamiento de esa muerte.
Y el procesamiento de una muerte es una operación afectiva y de pensamiento que no tiene que ver solo con el estar informado.
Pienso que en las teorizaciones que hemos realizado dejamos de lado por considerarlo como obvio un elemento central consistente en que el niño "observa y compara" las prácticas familiares y sociales actuales con las anteriores. Y en ese espacio de diferencia se notifica de la muerte. Y esto significa que la ausencia,una de las modalidades de la separación da lugar a esa otra modalidad que Freud denominó "pérdida real". Recién a partir de esa inscripción se realiza el proceso personal de duelo como producción subjetiva.
Veremos posteriormente cómo se dan estos pasos
Clínica del duelo en los niños.
La clínica con adultos,adolescentes,púberes y niños permite palpar el trabajo psíquico extra que una muerte vivida en la primerísima infancia exige. Trabajo que implica en ocasiones remover disociaciones funcionales. Movilizar y elaborar fantasías de destino,fantasías de que todo podría haber sido muy diferente….en cuyos intersticios se infiltra la idea de haber perdido una suerte de paraíso. Revisar identificaciones patológicas,las que en determinadas situaciones dejaron su marca en cuestiones de género. Movilizar un sistema de causalidad excluyente que a veces refiere todo conflicto o sufrimiento a la pérdida sufrida. Comprender el origen de determinadas marcas en la formación del carácter que les hace sentir a algunas personas que son "especiales".Observar ciertos efectos en el sujeto como la exacerbación de la pulsión epistemofílica que empuja a un examen de realidad con el deseo,en parte ilusorio, de llenar un vacío de saber y de imagen o que produce efectos en el contexto familiar llevando a la constitución de un óbjeto único, sede de la creencia ilusoria de poder atenuar el sufrimiento causado por una determinada pérdida.
"Trabajos" todos estos que en determinadas ocasiones al no realizarse puede llevar a una transmisión de disociaciones en los descendientes tal como señalaron diversos autores,entre ellos Abraham N y Torok M en1976.
Trabajo de significación o resignificación que el adulto,adolescente o púber debe realizar.
Pero ¿qué les puede pasar a esos bebés o niños en el mismo momento de la pérdida? ¿Puede realizar un niño un trabajo de duelo?¿Cuáles son sus condiciones?¿Se debería modificar la pregunta y formularla –como señala Arfouilloux—de distinto modo? Es decir preguntándonos no como un niño elabora un duelo sino cómo es trabajado por la pérdida que le tocó vivir,es decir por la ausencia definitiva del objeto de amor? O pueden conservarse ambas denominaciones dependiendo esto del momento al que haya llegado la organización psíquica del niño? Si en los duelos más tardíos sigue vigente esa compleja relación entre muerte y deseo de muerte, los duelos más temprano ¿deberían ser entendidos como "duelos de amor" como los bautiza Claude Nachin?.
Estas preguntas me condujeron a coordinar un grupo de investigación sobre esta problemática con los Dres E.Casanova y las licenciadas A.Merea, S Morici y T.Popiloff. Con este grupo de trabajo revisamos bibliografía así como discutimos diferentes materiales clínicos.
La lectura enriquecedora de trabajos que se elaboraron sobre todo a partir de 1960 nos permitieron ver cuales fueron para sus autores los puntos de referencia en la obra freudiana. Si partieron de "Duelo y Melancolía"o de los escasos señalamientos que hace Freud específicamente sobre el duelo en los niños.
Sin entrar a considerar aquí todos los trabajos en detalle sin embargo pudimos observar que se abrían dos líneas muy diferentes. Un grupo de autores suponen que no están dadas las condiciones hasta la adolescencia para realizar el trabajo de duelo,trabajo que supone aceptar el dictamen del examen de realidad y separar uno a uno los lazos que unían con el objeto .Estos piensan que se requiere llegar a la adolescencia para realizar ese trabajo ya que ese momento estructural implica,si las cosas van bien, un proceso de desasimiento de las figuras parentales.
Otros autores en cambio sostienen que desde pequeño el niño puede elaborar duelos. Por supuesto que estas elaboraciones no implican desconocer ciertas especificidades en cuanto a momento de estructuración del psiquismo;mecanismos puestos en juegos; tipo de afectos circulantes etc.
Nuestra experiencia nos llevó a determinar que la pregunta acerca de a qué edad un niño puede elaborar un duelo debíamos modificarla por otra que tuviera en cuenta el momento de estructuración al que había llegado el psiquismo del niño en el momento de la pérdida.
Duelos muy tempranos:posibles desequilibrios narcisísticos.
Trataré de diferenciar lo que puede suceder en los duelos más tempranos y lo que suele suceder en los duelos más tardíos.
Entiendo que en los duelos más tempranos el adecuado posicionamiento de los adultos a cargo del niño puede actuar impidiendo que esa conmoción desmorone categorías ya adquiridas o altere su construcción. Me refiero a las categorías de cuerpo libidinal;espacio;posible-imposible;presencia-ausencia etc.
Este posicionamiento no tiene un carácter meramente abstracto sino que supone sostener ciertas manifestaciones de inquietud o desborde pulsional y emocional. Este se puede poner en evidencia en alteraciones pasajeras de conducta,por ejemplo en el incremento de demandas o en ciertos trastornos de sus funciones corporales(trastornos de alimentación;sueño o indisposiciones físicas transitorias).
Lo que se suele observar es que el duelo por el que transita el adulto,en sus diferentes variedades, puede inducir,exacerbar u obstruir –más aún en un niño que carece de capacidades simbólicas-determinados procesos.
Puede dificultar la libidinización del niño debido a la depresión de los que lo rodean y/o debido a la distancia que la enfermedad de su madre,su padre o su hermano produjo entre el bebé y sus familiares. Otras veces los mismos mecanismos maníacos puestos en acto por sus familiares y presentes en su hiperactividad o en la necesidad de ruido para tapar el silencio produce en el bebe desasosiego o una depresión larvada o lo empuja a la manía. Otras veces el adulto lo coloca en el lugar de víctima favoreciendo la construcción de tendencias masoquistas y/o la plasmación de beneficios secundarios. En otras situaciones se ubica al bebé en el lugar de un hermano muerto con anterioridad. O el muerto comienza a ser un rival invencible en la mente de su madre o su padre sintiendo el niño que no le deja ningún espacio para él. Esto origina demandas muy intensas o implanta las primeras semillas de conductas que en el futuro van a ser temerarias reclamando la mirada que siente que se le niega. En otras condiciones la sobreprotección impide el despliegue de impulsos hostiles o lo debilita llevándolo a sentir que no va a poder desarrollar conductas similares a las que despliegan otros niños.
Todas estas condiciones hacen que cada vez más en la práctica nos preocupemos por comprender el modo de elaboración del duelo de los adultos que rodean al niño. En otras palabras el modo de responder a esa pregunta que el adulto se hace :¿podré criarlo sólo?¿podré vivir con este dolor?
Si estas situaciones se van pudiendo contener tal vez el procesamiento de esa pérdida tan temprana va a poder ser significada o resignificada en un segundo momento.
Encrucijada Edipica:pasaje de la renegación a la negación.
Si el niño es atravezado por la "pérdida real" de un objeto de amor en el momento estructural que llamamos edípico o un tiempo después cuenta ya con mayores recursos para hacer frente a esa pérdida: Con la conquista del no como símbolo verbal y la posibilidad de su inclusión en ciertos mecanismos defensivos; con una tolerancia un poco mayor a la espera y al dolor.;con un reconocimiento más pleno de su alteridad y de su capacidad para otorgar sentidos;con el reforzamiento de ciertas categorías y la posibilidad de poner en funcionamiento otras nuevas. Me refiero a las de animado-inanimado; permitido-prohibido;lícito-interdicto (Cena M.T. y Pelento M.L.:1994)
También ciertas experiencias ya vividas como la pérdida del pecho y del contenido intestinal,le posibilita limitar el carácter irrepresentable de la muerte.
La capacidad de otorgar sentidos le permite recorrer aunque sea en forma rudimentaria esos distintos pasos por los que transita también el adulto en duelo. Pasos que implican la inculpación a algún tercero por la muerte ocurrida; o la inculpación al mismo muerto o a sí mismo por sus propios deseos homicidas. Las fantasías que el niño construye pueden superponerse a la teoría que el niño elabora acerca del fín de la vida. Fantasía que según S.de Mijolla pone en acto un crimen atribuyendo el fín de la vida a la destrucción de alguien por el placer mortífero de otro.
Formas de la renegación.
Señalé antes que todos estos recursos referidos a nuevos mecanismos de defensa,nuvas categorías y representaciones intervienen cuando el niño se enfrenta con una pérdida real.
En esas condiciones el niño puede transitar por una etapa en la que el mecanismo de renegación cobra prioridad.Renegación que puede expresar con juegos o con palabras.
Si bien Freud puntualizó que este mecanismo no produce en el niño los graves efectos que produce en el adulto,sin embargo pienso que es necesario diferenciar distintos matices.
Hay un uso de este mecanismo que denuncia que algo grave le sucede al niño.Un uso que se parece más al que Freud describió en "Los dos Principios del Suceder Psíquico"y en "La pérdida de realidad en la Neurosis y en la Psicosis". Se asemeja al mecanismo descripto en la Psicosis. Y si bien se apoya en el par reconocimiento-rechazo de una realidad particular:la de la muerte abarca de un modo virulento y persistente otras realidades. Recuerdo el caso de una nena de 4 años que sufrió una grave descompensación al morir su hermana de 8 años de una leucemia,enfermedad que se desató de un modo fulminante. Esa nena a la que llamaré Ema perdió logros importantes: dejó de hablar en forma comunicativa; permanecía aislada en el jardín de infantes al que acudía.Empezó a hacer juegos crípticos con su muñeca a la que no podía soltar. La llamaba como a su hermana;le acariciaba el lóbulo de la oreja como lo hacía con esta.De vez en cuando se la oye reir y hablar como si estuviera con su hermana. Los padres de Ema sólo consultaron en el momento en que comenzó a desconocer a su madre:la llamaba y cuando ésta acudía seguía reclamando por su mamá.Los padres de esta niña le habían dado informaciones contradictorias inyectando en ella confusiones y terrores difíciles de metabolizar. Su madre decía en presencia de Ema que tenía el recuerdo de su hijita tan vivo que era como si ésta no hubiera muerto.También le decía que su hermana estaba en un lugar muy lindo y que algún día se iban a poder reunir con ella. Su papá en desacuerdo con su esposa ,le decía que su hermana había muerto de una enfermedad "que a veces ataca a los chicos". Despues de decirle esto se arrepintió pero no por haberle inoculado terror a la niña sino porque "un padre no debe desautorizar a su esposa" entonces agregó que la escuche a su mamá porque ésta sabía más que él. El proceso de análisis de Ema permitió observar que la renegación cubría otros campos más alla de la muerte. También que la renegación de la presencia de su madre tenía por objetivo protegerla del fuerte sentimiento de enojo dirigido a ella al sentir que ya no tenía lugar en su mente.
Pero existe un matiz diferente en otros casos:la renegación se refiere exclusivamente a la muerte como señaló Freud en "Lo siniestro" al referirse al doble y en "Moises y el Monoteismo"Un niño de 7años al que llamaré Juan Hijo de padres desaparecidos durante mucho tiempo quizo jugar a la búsqueda del tesoro,asegurando que a él le sería muy fácil encontrar al objeto escondido.Este niño sabía que desde hacía tiempo sus abuelos buscaban infructuosamennte a sus padres.
En otra situación clínica una nena de 5 años mostró con palabras su necesidad de renegar el hecho de la muerte de un hermanito ocurrida al mes de nacer éste. En la primera entrevista desplegó todo su encanto para contarme cómo se divertía y jugaba con su hermanito. Este relato animado lo hizo casi sin mirarme pero espiándome de vez en cuando para ver como recibía sus palabras.Este mismo relato lo hacía en la escuela aterrando a sus compañeritas que tenían información acerca de la muerte del bebe. Si bien este análisis fue complicado de todos modos la renegación cayó rápidamente en cuanto se le señaló lo lindo que sería que su hermanito viviera para poder jugar con él.
Pero también encontré una tercera forma de renegación que a vees me costó diferenciarla de la negación. Un niño de 6 años que había perdido a su padre hacía un año,despues de terminar de dibujar un hombre con barba le dijo a su analista: "yo sé que estás pensando vos,que es mi papá porque te dije que tenía barba y pensas que me acordé de él. Pero yo lo hice así porque quería hacerlo así"
De todos modos en cada caso es importante ponderar adecuadamente cuando este mecanismo le permite al niño una moratoria benéfica,dándole tiempo para metabolizar ese hecho y cuando por su intensidad,persistencia y exclusividad se constituye en factor de patologia. También es importante tener en cuenta en qué medida este mecanismo está facilitado por los adultos que lo rodean al retacearle representaciones y palabras.°
Surgimiento del mecanismo de negación y caída de este mecanismo.
Observé que cuando la renegación cae se hace presente un período de rehusamiento :el niño evita hablar de lo ocurrido y prohibe a otros que le hablen.
Posteriormente surge la negación,lo que atestigua que la represión tomó su lugar. El "Ni te creas que yo me acuerdo" o "yo no quiero ir al country pero
°Agradezco al Dr Paulucci sus consideraciones sobre el mecanismo de renegación.
no porque allí me acuerde de mi papá". O "yo no la quería a mi hermana así
que a mi que me importa"o "soñé con un señor con barba pero no era mi papá"muestran que el mecanismo de negación está en marcha.
Negación que conduce,si el niño es ayudado en este proceso,a la aceptación del hecho. Aceptación que requiere que la prueba de realidad se haya constituído.
Como sabemos en el adulto es la prueba derealidad la que desata el proceso de duelo. Y la pueba de realidad para constituirse exige el cumplimiento de dos condiciones:en primer lugar la satisfacción de las necesidades del bebé y su libidinización y en segundo lugar la pérdida del objeto. Si el objeto está presente la prueba de realidad no es necesaria.(Hanus M. 1994)
Pero una vez constituída va a tener un trabajo extra en situaciones de duelo. Por eso cuando un adulto pierde un ser querido ,atestiguan esa muerte la percepción del cadáver,el certificado de defunción,los múltiples rituales utilizados así como un número importante de prácticas sociales.
Dijimos antes que por lo general a los niños se los suele apartar de ceremonias y rituales.Por eso queda en manos del adulto encargadode su crianza darle la información necesaria.
Tendríamos mucho para comentar acerca de las actitudes de los adultos,de sus silencios y de sus palabras:de "nuestros silencios y palabras". A veces se lo deja sólo al niño redoblando en él la impresión de una "desaparición inexplicable". Otras veces se lo atiborra con informaciones que constituyen modos de proyectar en el niño lo que los adultos no podemos contener.
Por supuesto es importante darle información al niño sobre el hecho ocurrido.Pero también es importante acompañar al niño en su enorme trabajo de observación y comparación. El niño mira y escucha y así lentamente compara las prácticas familiares y sociales que lo rodean en su presente con las prácticas familiares y sociales a las que estaba habituado. Antes no venía su abuela todos los días;antes su tío no lo llevaba a jugar al football;antes no iba al cementerio etc etc.Este trabajo comparativo de prácticas que el niño va realizando lentamente le permite transformar la ausencia del ser querido en pérdida.
De este modo información y comparación de prácticas devienen prueba y examen de realidad. Examen que desata en él fuertes emociones y preguntas. Pregunta ¿Porqué la abuela llora?;¿Porqué mamá ahora no quiere jugar? ¿Porqué tengo que pasarme toda la noche contando los puntitos que tiene mi cortina? Pienso que detrás de estas preguntas se deslizan otras que tienen que ver con su propia historia libidinal y con la historia de ese objeto que perdió pero también quiere saber qué lugar ocupa ese objeto y él mismo en las personas que constituyen su entorno actual. Y no es casual que ese doble movimiento de interrogación y de reapropiación de un lugar incluya frecuentemente el símbolo de la negación y demandas dirigidas al adulto.
Si el primero patentiza junto con los efectos de la represión la caída de la renegación,las demandas que simultáneamente hace el niño –con el pedido de amor y de sentido que conllevan—constituye la base para nuevos juicios de existencia. Revisando materiales llegamos con el grupo de investigación a la conclusión que esos interrogantes tanto en el curso de un análisis como fuera de él, constituyen un verdadero indicio: permiten entrever que la significación de esa muerte empieza a ser para el niño algo personal ligado a su proceso de historización. Recuerdo el caso de un niño que mientras dibujaba con enorme angustia preguntó: "Podría ser que viniera alguien muy malo y te dijera porqué en vez de morir tu papá no se murió tu mamá? Entender que él se sentía muy malo con su mamá cuando pensaba eso lo enojó mucho,tanto que prometió nunca más hacer una pregunta. Sin embargo el enojo duró poco ya que enseguida preguntó cómo nos dábamos cuenta si una persona estaba muerta y no dormida.
Varios niños en análisis mostraron el largo tiempo que necesitaron para hacer estas preguntas. Tiempo en el que ponían en acto renegaciones,tiempo de identificaciones con el objeto perdido;tiempo en el que alguien muy malo lo obligaba a contar toda la noche cierto dibujo de la cortina de su cuarto. Tiempo para palpar los bordes de lo posible y lo imposible;tiempo para que la alternancia de presencias y ausencias les permitiera—como señaló Winnicott—juntar y diferenciar ausencia,amnesia y muerte.
Ese tiempo activo en el que flota la verdad de un hecho que el analista no debe desconocer pero tampoco imponer, organiza condiciones que le permiten al niño sostener sus preguntas y transitar por ese camino en el que muerte y deseo de muerte se confunden.
Pienso que la diferenciación entre intención y hecho permite que disminuya la culpa y que aparezca el dolor aunque todavía necesite anclarlo en un objeto de su entorno. El llanto que hemos observado en algunos niños por la pérdida de un objeto y el fuerte sentimiento de que "nunca,nunca podrán tener otro igual"muestra el desplazamiento de la fuente del dolor.
La posterior reubicación del mismo ayuda al niño a que el olvido posterior no se convierta en imposibilidad de sentir,imaginar o pensar ,pero tambien a que la sombra del recuerdo no lo incline a ese dolor que produce el hecho de obstinarse en la historia que podría haber sido o lo lleve inexorablemente a tener que vivir la historia de otro.
Autor:
María Lucila Pelento
Enviado por:
Ing. Lic. Yunior Andrés Castillo S.
"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"?
Santiago de los Caballeros,
República Dominicana,
2015.
"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR SIEMPRE"?