Adolescencia ¿Crisis o
duelo?
Ensayo
"Es verdad que los demás tienen faltas y que
nosotros no somos ciegos, pero el pensamiento
de que nosotros también tenemos nuestras propias faltas,
nos ha de hacer caritativos".
Carlos Espinoza Marín.
Cuando nos damos a la tarea de pensar acerca de lo que
significa la adolescencia, se nos ocurren muchas preguntas,
la primera de ellas es ¿para quién debe
significar algo, para el adolescente o para el adulto?
¿para la familia,
el sistema
educativo, la sociedad?… Lo
que sucede es que todos estamos en el meollo del asunto, el
adolescente que siente, sufre y está expuesto a una
serie de situaciones que muchas veces no entiende, su cuerpo
que le "grita", su mente que en muchas ocasiones está
turbada porque no sabe cómo manejar lo que pasa en el
resto de su cuerpo, su familia
(especialmente los padres¡¡¡), que
según como hayan vivenciado su propia adolescencia, le entiende o está igual de
aterrada que ellos y no son el sostén que
deberían ser… lo que nos lleva a más preguntas
y la principal de ellas es la que da fundamento a este escrito
¿qué es la adolescencia, una crisis o un
duelo? y para responderla, si esto es posible¡¡;
creo que hay que recorrer lo que diversos autores nos
señalan y tomar una posición al
respecto.
Para Fernández (1998)ante la pregunta
"¿que es la adolescencia?" seis enfoques o formas de
abordaje, le dan posibles respuestas a una pregunta que parece
muy simple, pero que en realidad no lo es. El primer enfoque es
aquel que aborda la adolescencia como "transformación
pubertaria, donde ésta se define a partir de la
pubertad, en la cual se le da un énfasis a la
complejidad de transformaciones endocrinas y
morfológicas y a la variabilidad de su aparición
la que estaría determinada por factores
socioeconómicos e históricos[…] lo que la ha
ligado al campo de la biología y la
lógica médica" (p.32). Dicha
postura es la que vemos reflejada y desarrollada en las
escuelas ya que se da un énfasis en el desarrollo
del púber.
Otra posición de abordaje es la que ve a la
adolescencia "como fenómeno de edad, en el cual la
adolescencia es una edad del hombre. Se
incluyen diferencias en los intervalos de edad según
trate de hombres o mujeres, al cabo de los cuales se
pasará a la edad adulta, o bien a algún tiempo
intermedio: a la juventud
adulta, a ser un adulto joven (20-25 años), a la post
adolescencia[…] de ahí que desde esta óptica, se emiten las formulaciones
legales en las cuales se considerará… "adolescente a
toda persona mayor
de doce años y menor de dieciocho". (Código de la Niñez y la
Adolescencia, Costa Rica,
1998, p.1)"(p.32).
Luego encontramos "la adolescencia como experiencia de
desarrollo",
la cual es presentada como un lugar en ese tránsito del
hombre que
sería su desarrollo, el que está relacionado con
la efectuación de las que serían sus
potencialidades siguiendo una línea evolutiva; donde
"todo periodo de la vida tiende a ser caracterizado por un
grupo de
problemas
del desarrollo[…] y la adolescencia no sería la
excepción y habría un conjunto de "problemas
típicos, de "tareas", en las que se reconocería.
Estas tareas, en un mismo movimiento,
establecen los criterios bajo los cuales se podría
afirmar que la etapa ha sido "superada", "desplazada",
"incorporada". De manera que la realización de ajustes
satisfactorios a través de dichas tareas, se piensa como
condición para la continuación del futuro
desarrollo (físico, psicológico, emocional,
intelectual, moral,
social…)" (p.33.
Por otra parte, se presenta la adolescencia como
"camino a la adultez", donde se considera a la adolescencia,
como el periodo de transición entre la infancia y
la adultez. "Propuesta que se afirma en la posibilidad de
sostener al final de la línea un producto
logrado, culminación del desarrollo, superador de la
fractura subjetiva, uno que ya sabe cómo es la cosa y
que puede renegar de su recorrido, de sus "errores" previos"
(p.36). Posición que no comparto de ninguna manera, ya
que el "renegar de lo hecho", no solo no resuelve un conflicto,
mucho menos es "signo o evidencia" de adultez, aparte de que
considero que el ser humano al estar en constante cambio y
reflexión (si reflexiona¡¡) de su quehacer
(si hace algo¡¡)no es un sujeto estático,
que inicia una tarea y finaliza otra, sino que cada experiencia
le da enseñanzas nuevas que puede poner en
práctica y lo hace una mejor persona cada
día, lo que lo hace un ser inacabado.
Una interesante propuesta es la de abordar la
adolescencia como producción socio-histórica ya que
al parecer, "las sociedades
primitivas no poseían nuestra concepción de
adolescencia, sino que realizaban ritos de iniciación
que al ser "pasados" por los jóvenes, les
concedían de manera inmediata el estado de
madurez […] de manera que los primitivos no parecen conocer
"las tempestades y tensiones" que caracterizan "nuestra"
adolescencia. (Huerre, citado por Fernández, 1998:37).
Es interesante la propuesta porque si uno observa otras
culturas que no son occidentales, la vida de los
jóvenes, no está tan cargada de "demandas, de
observaciones, de esperas…", estoy de acuerdo con lo que
plantea Fernández, cuando afirma "que la adolescencia
sería un fenómeno propio de determinadas
formaciones sociales "avanzadas", concretamente de las sociedades
capitalistas urbanas y en último término, un
efecto de su modelo
económico de producción y de distribución del trabajo[…] por lo que
no es extraño que se afirme que de la adolescencia se
sustraerían, en mayor o menor medida, los llamados
"pueblos primitivos", así como ciertos sectores
sociales, tales como el campesinado o los grupos
marginales […] lo que nos lleva a cuestionarnos si la
adolescencia, ¿no será un asunto exclusivo del
mundo occidental?" (p.42). Ante tal interrogante, me animo a
afirmar que sí.
Un último abordaje es el que plantea la
adolescencia como condición bio-psico-social, en la cual
se reconoce que la adolescencia "se trataría de una
condición compleja, como un afán- al
conceptualizarla- por lograr una esperada integración que, unificando, permitiera
capturar "lo adolescente". De manera que una visión como
la propuesta, posibilitaría una "visión
más abarcadora de la problemática adolescente,
que para los que lo proponen, favorece el acercamiento a una
comprensión "en profundidad" (p.43). Tampoco estamos de
acuerdo con esta propuesta, porque no nos enfrentamos a UNA
adolescencia, sino a muchachas y muchachos que están
creciendo, con una serie de preguntas alrededor de su cuerpo,
con necesidades diversas que pasan no solo por lo
biológico o psicológico (cuerpo – mente), por lo
económico (gracias al modelo
económico capitalista y de consumo
masivo), sino por lo afectivo y emocional, inserto en una
cultura que
lo forma, lo deforma, lo marca, lo
construye y lo destruye (como lo queramos
ver¡¡).
Como es notable, las propuestas son diversas, algunas
parecieran que son muy cómodas para tomarlas y abordar
desde ahí, la famosa adolescencia, mientras que otras
simple y sencillamente se quedan cortas. Pero, regresando a la
pregunta de si la adolescencia es una crisis o un duelo, era
necesario ver un poco lo que se dice acerca del concepto mismo
de la adolescencia y se hace imperativo tomar una
posición para seguir adelante, primero, nuestra
posición será la de concebir al adolescente como
una persona que se encuentra en un periodo de cambios, a nivel
físico, emocional, afectivo, sexual, que requiere de
apoyos y recursos
psicológicos y sociales para alcanzar ciertas metas
tales como la elaboración de su identidad y
el planeamiento y
desarrollo de un proyecto de
vida satisfactorio.
No creo que la adolescencia sea ajena a las
transformaciones de la pubertad, por supuesto que se pasa por
ahí, pero no lo es todo, tampoco que esté
desvinculada de situaciones evolutivas o del surgimiento de
cierta sensatez o mal llamada madurez, o de una
significación social producto de
nuestro tiempo. Ni
tampoco que esté desligada de situaciones
críticas o dolorosas tales como las que señala
Fernández (1998): rebeldía, producción y
aferramiento a símbolos, el grupo de
iguales, entre otros (p.45). Ni de la "crisis de identidad",
creo que la adolescencia o el adolescente va más
allá, estoy de acuerdo que hay crisis, entendiendo tal
en sentido positivo, según el símbolo chino
citado por Slaikeu (1988) como peligro y oportunidad, para
quien la crisis viene a ser "el punto decisivo, sugiriendo que
el cambio puede
ser saludable o enfermizo, mejor o peor" (p.3) Lo que nos
indica que sí hay crisis en la adolescencia, no solo
para el joven, sino para todo el sistema en el
que se encuentra, principalmente para la familia y
para la sociedad. Esto
porque la adolescencia como señala Fernández, "en
tanto producción cultural, es una adolescencia que
interroga explícitamente la condición de ser
expresión de la cultura (en
ella y por ella) […]el cual escenifica el nacimiento del
hombre". Por lo que la adolescencia es un nacimiento
"diferente", en el que se definen para el hombre y
la mujer ya
No las condiciones de "su existencia", sino las condiciones de
su vida. De ahí que Fernández (1998) afirme:
"nosotros nacemos, por así decirlo, en dos fases: la una
para existir y la otra para vivir" (p.47). Y es en esa construcción, en ese nacer donde
encontramos a nuestros adolescentes, en crisis por que hay cambio, hay
o no oportunidades de una mejor vida para ellos y ellas, de una
mayor posibilidad de no repetir "el modelo" que sus padres le
presentan (en especial si es negativo).
Pero ¿dónde se manifesta el duelo? Para
tratar de responder o al menos pensar sobre la pregunta,
considero necesario ir al origen de la palabra, la cual
proviene del verbo adolecer, de donde se origina el participio
activo "adolescente". En palabras de Bercovich (1994)"el sujeto
que adolece" […]. Aunque no es posible descifrar como dice la
autora, "lo que allí hay de dolor", sabemos que hay un
renacer, hay un despertar sexual. El sujeto adolescente es
interpelado por un reordenamiento biológico, que lo
lleva a una "muerte
necesaria para nacer otra vez", muerte que
radica en el abandono, la renuncia al universo
infantil para entrar a un mundo – otro. El sujeto es llamado a
ocupar otro lugar y deberá efectuar el pasaje doloroso,
de duelo. Duelo por la dimensión de pérdida y de
renuncia. Para Bercovich, "el dolor del adolescente es el duelo
de crecer, que no es armonioso ya que crecer es romper, y
romper también es desgarrar (p. 130-135). Y para los
padres, también hay un duelo, ver a los hijos crecer,
aunque racionalmente sea bueno, positivo, importante, devela la
condición de la pareja (si existe), que se está
quedando sola, si no la hay, la madre o el padre, siente que
"sus hijos se le van". Bercovich (1994:133)considera que desde
la perspectiva familiar, el dejar de ser niño no es sin
consecuencias para los padres. La adolescencia implica, entre
otras cosas, la puesta en cuestión de las
identificaciones edípicas, justamente se tratará
de renovar estas identificaciones. Lo que abre una brecha
generacional, una grieta que separa de manera abismal al
adolescente de sus padres. La soledad del cuarto, la
complicidad de los amigos, los secretos y los nuevos amoríos operan una destitución de
los padres como referentes únicos. Los padres ya no son
lo que eran para el niño: centro y garantía del
universo. Las
figuras parentales son destituidas de su lugar y dicha
sustitución no es sin dolor para los padres, ya que
éstos se rehusan a abandonar el lugar del ideal. De
ahí que las rupturas y enfrentamiento en el seno
familiar correspondan a un doble proceso: por
un lado el adolescente necesita derribar el pedestal en el que
se hallan sus padres y por otro los padres se resisten a dicha
destitución y lo que es peor, la destitución
parental, aunque necesaria, deja al adolescente más solo
que antes.
Otro elemento digno de tomar en cuenta es que el
adolescente no solo cuestiona la ley en su casa,
sino que cuestiona la ley escolar, ya
que toda palabra, norma, regla o moral que
provenga del mundo de los adultos será motivo de
enfrentamiento. De ahí que el cambio de posición
del adolescente en relación a la ley no es sin
consecuencias en la exterioridad, no solo en la familia y en la
escuela,
también en el mundo, en la calle, en la cultura y en la
historia. Esto
porque el modo de cuestionar la ley es transgredirla. Por lo
tanto ¡claro que hay duelo!, lo más difícil
de aceptar es que este pasaje, aunque duela, es necesario,
aunque haya crisis o la produzca, es una crisis que
llevará al cambio, al crecimiento, a otra
cosa.
Es importante añadir que si bien es cierto los
adolescentes
y sus familias están en un proceso de
reorganización y de reestructuración de sus
funciones y
lugares, la escuela
(como institución)los está dejando solos y sin
respuestas, en el mejor de los casos, esto porque como
señala Bercovich (1994) "en casos peores responde con la
violencia de
la represión, de la inhibición, lo cual genera
más violencia y
torna insalvable la brecha que separa al educando del educante
[…] donde el adolescente es víctima de una
concepción pedagógica que por carecer de toda
ética
lo niega como sujeto"(p.134. Por esta razón considero
importante que nosotros como futuros profesionales que vamos a
trabajar con adolescentes, construyamos como anota Carballo
(2002)"ambientes de enseñanza y aprendizaje
[…] enfatizando la trascendencia del papel que
juega la inteligencia
emocional en el proceso[…] desarrollando en los
jóvenes las habilidades propias de la inteligencia
intrapersonal e interpersonal"; ya que estamos de acuerdo con
la autora en la afirmación de que "cuando la persona se
conoce a sí misma, aprende a autocontrolarse, disfruta
de lo que hace y se coloca en el lugar de los otros sin dejar
de ser ella o él mismo, establece relaciones de
convivencia que le permiten mantener su autonomía y su
autoestima y
equilibra, con mayor propiedad,
trabajo y amor"(p.42).
Por lo tanto, aunque se diga que una golondrina no
hace verano, el que trabajemos por nuestros (as) muchachos
(as), sabiendo que están sufriendo,
reconociéndolos como personas, como seres importantes y
dándoles un lugar; su pasaje hacia la adultez o hacia
donde vayan, no va a ser tan malo y podremos sentir la
satisfacción de que hicimos algo y no fuimos otro u otra
más del montón alienados y alienando a nuestro
futuro, nuestros muchachos.
BIBLIOGRAFÍA
Bercovich, S. (1994) El sujeto de la adolescencia.
En Inscribir el Psicoanálisis. Año 1 Nº2
Junio – diciembre.
Carballo, S. (2002). Educación de la expresión de la
sexualidad.
En revista
Educación. Número 26, volumen 1.
Universidad
de Costa
Rica.
Fernández, M. (1998) La adolescencia como
problema. En Tesis: La
adolescencia en tanto encuentro con la muerte. Universidad
de Costa Rica.
Ley 7739: Código de la Niñez y la
adolescencia. Defensoría de los Habitantes. Aprobado
por la Asamblea Legislativa de la república de Costa
Rica el 3 de dic. de 1997.
Slaikeu, K. (1988) Intervención en crisis.
Manual para
práctica e investigación. Editorial El manual Moderno
S.A. México. D.F.
Lilliana Marín Badilla