secuencia actividades la hija del molinero
LECTURA MEDIADA: ESPACIOS DE INTERCAMBIO
Cada niño con su ejemplar
La hija del molinero
Jacob y Wilhelm Grimm
Ilustrador: Diego Moscato
Colección Bicentenario
Destinatarios: 2do. año.
Situaciones de lectura y comentario
El docente, para introducir a los chicos en el mundo de ficción creado por la autora antes de comenzar a leer, aporta datos contextuales que otorgan sentido a la lectura y favorecen la anticipación. Comparte con sus alumnos los datos sobre los autores que figuran al final del libro, conversa sobre el título del cuento y lee la breve reseña que se dispone en contratapa.
Tras esta lectura podrá conversar con los niños sobre la particular forma en que estos autores …ver más…
Analizar la estrategia utilizada por la joven, ahora reina, para averiguar el nombre del hombrecillo. Reflexionar sobre el motivo por el cual, ya sabiendo el verdadero nombre del sujeto, propone otras opciones:
“Podéis imaginar la alegría de la reina al oír el nombre del duende. Al tercer día, cuando éste se presentó ante ella, le preguntó:
—Muy bien, majestad, ¿cómo me llamo?
—¿Os llamáis Conrado? –dijo con tono de satisfacción la reina.
—No –respondió el duende.
—¿Y Enrique? –se burló su majestad.
—¡No!
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*Equipo de Lengua (2007-2008): María Elena Cuter (coord.), Cinthia Kuperman, Diana Grunfeld, Laura
Bongiovanni, Claudia Petrone, Jimena Dib.
Proyecto Escuelas del Bicentenario
Intercambio entre lectores: “La hija del Molinero” (2do. año)
Versión hasta 2008 –sujeta a revisión*
Caracterizar al rey.
Volver al texto para reflexionar sobre el siguiente fragmento:
“—Esa sí es una valiosa habilidad –le dijo el rey–. Un arte que yo aprecio.
Si tu hija es tan lista como dices, tráela a palacio mañana mismo. Quiero comprobar si lo que dices es cierto.”
Reflexionar sobre si efectivamente el rey deseaba corroborar la especial habilidad de la muchacha o tenía otras intenciones. Analizar cómo las intencionalidades del rey se van explicitando a lo largo del relato: la amenaza de muerte a la muchacha si no lograba convertir la paja en oro, su creciente avaricia. “Al