guion de la comedia de las equivocaciones
ACTO PRIMERO
ESCENA PRIMERA
SALA EN EL PALACIO DEL DUQUE EL DUQUE DE EFESO, EGEON, un ALCAIDE, oficiales y otras gentes del séquito del duque.
EGEÓN.-Continuad, Solino; procurad mi pérdida, y con la sentencia de muerte, terminad mis desgracias y mí vida,
DUQUE.-Mercader de Siracusa, cesa de defender tu causa; yo no soy bastante parcial para infringir nuestras leyes.-La enemistad y la discordia, recientemente exci¬tadas por el ultraje bárbaro que vuestro duque ha hecho á estos mercaderes, honrados compatriotas nuestros, quie¬nes, por falta de oro para rescatar sus vidas, han sellado con su sangre sus rigurosos decretos, excluyen toda pie¬dad de nuestra amenazante actitud; pues desde las quere¬llas …ver más…
Hecho esto, mi esposa y yo con las miradas fijas en aquellos en quienes estaban fijos nuestros corazones, nos atamos a cada uno de los extremos del palo; y flotando en seguida a voluntad de las olas, fuimos llevados por ellas hacia Corinto, a lo que nosotros habíamos pensado. Al fin, el sol, mostrán¬dose a la tierra, disipó los vapores que habían causado nuestros males; bajo la influencia benéfica de su luz de¬seada, los mares se calmaron gradualmente, y descubri¬mos en lontananza dos barcos que navegaban sobre nos¬otros; de Corinto el más lejano, y el otro de Epídoro. Pero antes de que nos hubiesen alcanzado. ¡Oh! no me obliguéis a decir más; conjeturad lo que aconteció por lo que acabáis de oír.
DUQUE.-Prosigue. anciano: no interrumpas tu re¬lato; podemos al menos compadecerte si no podemos per¬donarte.
ÆGEÓN.-.¡Oh! ¡Sí los dioses nos hubiesen compa¬decido, no les llamaría ahora con tanta justicia desapia¬dados hacia nosotros! Antes que los dos barcos hubiesen avanzado a diez leguas de nosotros, dimos contra una grande roca; e impulsado con violencia sobre este esco¬llo, nuestro mástil de socorro fue roto por el medio; de tal modo que, en esta nuestra injusta separación, la for¬tuna nos dejó a los dos de qué recocijarnos y de qué afligirnos. La mitad que llevaba a la infeliz y que pare¬cía cargada de